El turno de los vuelos de la muerte de Campo de Mayo

La metodología de exterminio de personas que consistía en arrojarlas al río desde aviones, para mucha gente ocurrió solo en la ESMA, pero también fue sistemática en Campo de Mayo. Este primer juicio intentará probarlo. La mayoría de los testigos serán colimbas de aquellos años. Uno de los abogados defensores fue condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad, fallo revertido por Casación que ahora espera resolución en la Corte. Otro defensor viene de mostrar una imagen que decía “Dios juzgará a nuestros enemigos, nosotros arreglamos la cita”.

Foto: Campo de Mayo en una imagen aérea.

Redacción: Paulo Giacobbe. Edición: Fernando Tebele.

El Tribunal Oral Federal en lo Criminal N°2 de San Martín inició por videoconferencia, que se pudo seguir en directo por YouTube , el juicio por los vuelos de la muerte en el área del Ejército, ocurridos en Campo de Mayo. Se acusa apenas a cinco militares: Santiago Riveros, ex jefe de Institutos Militares; Eduardo José María Lance, Luis del Valle Arce, Delsis Ángel Malacalza y Horacio Alberto Conditi, todos subordinados de Riveros. Otro de los acusados, Alberto Luis Devoto, quien en democracia fuera funcionario y asesor del fallecido gobernador cordobés José Manuel de la Sota, fue apartado del juicio por incapacidad. El testimonio de 400 conscriptos que cumplieron el Servicio Militar Obligatorio en la guarnición de Campo de Mayo, fue vital para conocer más detalles sobre la existencia de los vuelos de la muerte o vuelos fantasma.

Las víctimas de este juicio son Rosa Eugenia Novillo Corvalán, Roberto Ramón Arancibia, Adrián Enrique Accrescimbeni y Juan Carlos Rosace. Alrededor de 5.000 personas fueron secuestradas en Campo de Mayo y muy pocas sobrevivieron. El predio continúa en poder del Ejército. Según el sitio Fiscales.gob.ar (https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/san-martin-comenzo-el-juicio-por-cuatro-victimas-de-vuelos-de-la-muerte-que-partian-desde-campo-de-mayo/): “Los vuelos ocurrieron con mayor frecuencia en los años 1976 y 1977 y podría afirmarse que hubo tres modus operandis [modos de operar]. Ellos son: 1) las víctimas eran sedadas antes de ser subidas a las aeronaves y arrojadas con vida durante el vuelo; 2) las víctimas eran fusiladas o en algunos casos asesinadas a los golpes inmediatamente antes de ser subidas a las aeronaves; y 3) las víctimas llegaban al batallón, ya asesinadas y eran subidos sus cadáveres a las aeronaves, envueltas en bolsas de nylon, para ser arrojadas al agua durante los vuelos”. Los cuerpos de las víctimas de este juicio “fueron inhumados como NN en cementerios de diferentes localidades costeras. Años después, tanto por la acción del Poder Judicial como por las averiguaciones y datos aportados por sus familiares, los restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense”.

El debate oral y público

Interrupciones varias prolongaron la lectura de los requerimientos de la elevación a juicio. Cuando Conditi se levantó de su asiento y se pudo ver como salía de la habitación por una puerta que la cámara captaba de fondo, dejando una pared blanca como prueba de su ausencia, el abogado querellante Pablo Llonto se lo hizo notar al presidente del tribunal. Era la segunda vez que Conditi salía del cuarto en el breve tiempo que llevaba la audiencia. No parecía estar asistiendo como imputado por delitos de lesa humanidad.

—A los señores imputados les pido por favor: mientras se efectúa la lectura de los requerimientos que se encuentren frente a su televisor, su pantalla, su teléfono, la idea es que se vean en esta videoconferencia, que estén conectados siempre en todo momento —tuvo la necesidad de explicar el presidente del tribunal, Walter Benditti.

Los problemas de conexión, de los más diversos con corte de luz incluido, fueron una constante. Malacalza, quien aparentemente había entrado a la sala virtual con otro nombre, tuvo dificultades para conectarse. Entró y volvió a salir. Eso generó un lamentable diálogo entre abogado e imputado, que se pudo escuchar porque el abogado no había silenciado su micrófono:

—Sí, se te fue, por eso ahí… me llama el tribunal porque dice que habías desaparecido… sí, ya sé… —le decía el doctor Alejo Pisani al acusado por desapariciones Malacalza, su defendido, que no había desaparecido, solo había perdido la conexión. Pero además, nadie del tribunal había utilizado la palabra desaparecido, solo habían pedido a sus abogados que informen por qué el acusado por desapareciones no estaba conectado.

“Se los imputa haber participado en el plan sistemático de represión ilegal practicado durante la última dictadura cívico militar. Para ello, conformaron junto con la plana mayor del Comando de Institutos Militares, la plana mayor del Comando de Aviación del Ejército, y demás miembros de Batallón de Aviación 601 de Campo de Mayo, una asociación ilícita destinada a la eliminación física de una porción importante de las víctimas del Terrorismo de Estado, privadas ilegítimamente de su libertad en ‘El Campito’ y/u otros centros clandestinos de detención cuyo destino final fue la muerte”, pudo leer el secretario del juzgado y la cosa parecía arrancar.

Domicilios

Todos los acusados cumplen prisión domiciliaria desde hace varios años. Cuando a Santiago Riveros le preguntaron su domicilio, que es donde está cumpliendo la domiciliaria, dio su dirección exacta. En ese momento, el abogado defensor Eduardo San Emeterio, sintió por el espinazo el recorrido de un eco, una multitud que con petardos y bombos cantaba: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. Entonces solicitó que no se diera la dirección exacta de ninguno de los imputados, “en orden de la protección de los asistidos, por privacidad y protección de la seguridad de ellos, que no den el informe de su domicilio actualmente”. Llonto se opuso al planteo de la defensa porque es obligación que las víctimas sepan dónde están cumpliendo la prisión domiciliaria y si efectivamente la están cumpliendo en el lugar que el tribunal estableció. La rueda de reconocimiento siguió pero no se volvió a decir una dirección exacta. Solo la localidad o el barrio.

El doctor Eduardo San Emeterio fue denunciado el 23 de septiembre por varias querellas en el juicio por los crímenes cometidos en la Brigada de San Justo. Durante esa audiencia virtual, el abogado defensor de genocidas “tuvo un gesto intimidatorio y amenazante exhibiendo la imagen de una calavera con la leyenda en Inglés que decía ‘Dios juzgará a nuestros enemigos, nosotros arreglamos la cita’”, contaron desde HIJOS La Matanza. “Este acto debe ser repudiado por todos aquellos que desde hace años venimos bregando por una sociedad en paz y democrática”, dijeron luego en un comunicado, al tiempo que pidieron que se le suspendiera la matrícula. El mismo hecho también mereció el repudio inmediato de la abogada Pía Garralda, quien manifestó: “Se trató de un claro gesto intimidatorio que compartiera su pantalla en el ZOOM con esa imagen, en el momento en el que pedíamos que la sentencia se realizara de manera presencial”.

Carlos Carrizo Salvadores, otro de los abogados defensores, estuvo de los dos lados del mostrador. En 2013 fue condenado a prisión perpetua con cumplimiento efectivo por los tribunales de Catamarca, pero la sentencia fue revocada por Casación y en 2016 recuperó la libertad. Se lo había juzgado y hallado culpable del fusilamiento de 14 integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 12 de agosto de 1974, en la Masacre de Capilla del Rosario. En ese juicio, Carrizo Salvadores se defendió a sí mismo. En el juicio de los vuelos de la muerte de Campo de Mayo se lo vio atento al teléfono, probablemente hablando con San Emetrio, Malacalza y Pisani.
Negar

Luis del Valle Arce fue el único de los desaparecedores que pidió declarar; los otros mantuvieron silencio. Arce leyó una carta y no aceptó preguntas. Negó rotundamente los vuelos de la muerte. “Nunca existió un plan para la materialización de este tipo de vuelos y por lo tanto la plana mayor de la unidad nunca ejecutó ningún tipo de planeamiento para su ocurrencia”. Arce dijo que nunca recibió ni impartió órdenes en ese sentido, que nunca se utilizó ninguna aeronave del Ejército, ni jamás se emplearon las instalaciones del Aeródromo de Campo de Mayo para esos fines. “Me resulta increíble que estos hechos ocurrieran con regularidad varios años y nunca hayan sido públicamente conocidos y mucho menos denunciados”. Arce también trató de desprestigiara los testigos y consideró una coincidencia la fecha del secuestro de las víctimas y la fecha de aparición de los cuerpos en la costa bonaerense. Cerró su declaración rogando a Dios por justicia.

El juicio continuará todos los lunes, y en las próximas audiencias declararán los familiares de las víctimas y los querellantes. Se podrá ver a través del canal de YouTube de La Retaguardia.


Fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2020/10/el-turno-de-los-vuelos-de-la-muerte-de.html

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