Las empleadas de casas particulares no están solas. Somos muchas

La doméstica, la chica que limpia, la que ayuda con los chicos, la cuidadora. Pocas veces se las nombra como trabajadoras aunque sean el 10 % del total de la fuerza laboral en nuestro país. Esa invisibilización del trabajo es tierra fértil para que se desconozcan sus derechos, y explica, en parte, que el 76,8 % no está registrada.

No es casual que el 97,9 % sean mujeres. No es casual que se invisibilice el trabajo de quienes garantizan los cuidados, la asistencia, la limpieza y la alimentación de millones de familias.

Son trabajadoras.

Esos condicionantes, sumado a la atomización del lugar de trabajo (cada laburante en un hogar distinto), los salarios más bajos de todo el país y el retraso en materia de derechos laborales, empujaron a la organización gremial. Y fue la presión de los gremios la que permitió que en la paritaria se consiga un 42 % de aumento salarial, el reconocimiento de la antigüedad (1%) e incrementar el plus por zona desfavorable al 30%.

Foto: Alessandra Tarantino, AP.

Conversamos con Stella Maris Salazar del Sindicato de Empleadas Casas de Familia de San Juan, con  Sofía Navarro,  de la Asociación del Personal de Casas de Familia de Río Cuarto y con Manuela Muñoz y Marcela Irina Muñoz del Sindicato de Empleadas en Casas de Familia de Entre Ríos.

-¿Qué balance hacen de la última paritaria en materia del porcentaje, antigüedad y zona?

Manuela, evalúa que: Se puede sacar un balance bastante positivo de lo que sucedió en la comisión y del porcentaje que se logró. Si bien sabemos que nos faltaron más puntos por ganar en la antigüedad y la zona desfavorable. La posición que se tomó por parte de los sindicatos, todos unidos y de acuerdo en lo que queríamos, me parece que resultó y tuvo un resultado muy positivo.

Stella Maris, agrega: “Lo bueno de esta paritaria ha sido haber obtenido algo que estaba pedido hace mucho: el pago de la antigüedad. Algo que cualquier trabajador de la República Argentina lo tiene. (Nosotras ) Lo venimos pidiendo hace muchos años, como el presentismo. Yo creo que esto es un logro social, dentro de tanta pandemia y tanta tristeza.

También está bueno lo de la zona desfavorable porque sabemos que no es lo mismo un kilo de azucar en Buenos Aires o en San Juan que en Río Negro o General Roca.

Sofía coincide con este análisis y agrega: La verdad que estamos muy contentas y con ganas de seguir, porque cuando uno comienza a cumplir objetivos y ser escuchada, las ganas de trabajar y de seguir peleando son cada vez más. Va dando fruto tanto trabajo, entonces eso reconforta. Creemos que esto sienta un precedente importante para el sector y que los futuros aumentos ya van a ir incrementándose. Lo que faltaría es que no sea tan desdoblado porque se llega a un 30 % este año y el otro 12 % ya va a ser el año que viene así que estaría buenísimo que hubiese sido todo este año.

-¿Qué problemáticas son las más urgentes en el sector? 

Stella Maris: La problemática urgente de este sector es tener una obra social que sea nuestra, que no dependamos de las demás. En San Juan como en todo el país  tenemos que pagar una consulta, 400 pesos u 800 o 1000, aparte de lo que uno aporta todos los meses. Si vamos al hospital nos atienden pero cuando tenemos que hacer un estudio de alta complejidad, no nos cubre.

Yo creo que tenemos que decirle a la comunidad, a la gente que nos rodea, a las provincias en donde estamos, en todo el país, que somos trabajadoras, que no se olviden, y tenemos un convenio colectivo de trabajo.
Desde el 2013 tuvimos un avance, porque fue la primera vez en Argentina que las empleadas de casas particulares podríamos tener nuestros hijos y no nos echaban; pudimos tener licencias y vacaciones pagas, que no las teníamos. Son logros sociales que se han obtenido. Tenemos que seguir luchando por muchos más derechos para sentirnos mucho mejor. Y decirle a las empleadas de casas particulares que no están solas. Somos muchas. Somos un millón seiscientas mil pero registradas solamente 580 mil personas. O sea que tenemos más de un millón de empleadas en negro y por eso vamos a seguir luchando.

Marcela y Manuela, acuerdan con esa evaluación y agregan: Falta de compromiso por parte del Estado en realizar campañas y hacer un seguimiento más formal y cerrado de lo que está sucediendo en el sector.

A 8 años de la ley y 10 del convenio 189 de la OIT, de cada 4 compañeras hay 3 que no están registradas, lo cual es un porcentaje muy alto. No se puede hablar de poder sindicalizar a las trabajadoras, tener mejor calidad de vida, si no empezamos con el principio de valorar, jerarquizar el trabajo en el hogar. Todavía falta muchísimo para concientizar a las trabajadoras en la vida sindical, pero también sobre las responsabilidades que tiene un empleador.

En nuestro país falta una mirada, en cuanto a reconocer que la persona que trabaja en nuestro hogar es una trabajadora, y falta que las mujeres trabajadoras del hogar estén en las agendas políticas. Se habla mucho del empoderamiento, de la mujer, pero esta patita que es el derecho del trabajo de calidad, el derecho a tener una mejor vida, queda a un costado.

Sobre este punto, Sofia agrega que: Falta reconocimiento de las propias trabajadoras de su trabajo, de su labor. Yo creo que cuando uno se valora y reconoce que su labor es importante, el exigir, el pedir por los derechos sale más natural. Creo que la descalificación y la desvalorización que la sociedad le da a este tipo de tareas, influye mucho en la persona que las realiza.

¿Qué demandas tienen hacia el estado?

Sofía y Stella Maris coinciden en cuál es el reclamo central: el trabajo no registrado

Sofía cree que “si el Estado se ocupara más en controlar el tema de la falta de registración sería menos, porque la mayoría tiene empleada a viva voz. Todo el mundo sabe que tienen empleadas no registradas pero nadie hace nada. Yo creo que ahí está la gran falla del Estado”

“Es una decisión política. Lo venimos pidiendo hace rato. Es la única forma en que van a poder registrar a las compañeras y seguir avanzando para tener más derechos” concluye Stella Maris.

Manuela pienso que, además, se necesita “ una campaña (del Estado) y cerrar un poco el cerco de formas de saltear la inscripción en AFIP. El Estado debería encontrar la manera  de regular esto, de llevar un conteo, de hacer algún tipo de seguimiento a estas situaciones que se dieron.

Y Marcela, agrega a la lista de reclamos: “ ser incluidas y acompañadas, ¿por qué no en el Ministerio de la Mujer?, cuando hablamos de los sectores más vulnerables de la sociedad y cuando podemos hablar de mujeres que realmente no solamente tenemos un trabajo totalmente precarizado todavía e históricamente precarizado y no valorizado sino también que no tenemos el acceso a una vivienda, a la salud, a la educación, el acceso de sus hijos a una infancia de cuidado.

Jimena y Noelia


Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2021/07/05/las-empleadas-de-casas-particulares-no-estan-solas-somos-muchas/

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