“Si sos mujer o una feminidad disidente podés estar en una estadística de femicidio”

Lo dijo Victoria Aguirre, vocera nacional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), acerca del informe que redactó el Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos”, sobre 38 muertes violentas de mujeres, travestis y trans en enero de 2022. En diálogo con el programa radial La Retaguardia, Aguirre puntualizó en detalles del informe, habló de la responsabilidad del Estado como garante de la integridad física y de cómo influye el acompañamiento de las redes de contención.

Ilustraciones: Chechu Rodríguez.

Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero. Redacción: Agustina Sandoval Lerner. Edición: Pedro Ramírez Otero. 

El Observatorio “Mujeres, Disidencias, Derechos” de Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) presentó un nuevo informe en el cual constan 38 muertes violentas de mujeres, travestis y trans desde el 1 hasta el 31 de enero.

De las 38 muertes a manos de femicidas, 24 son femicidios, femicidios vinculados y trans-travesticidios. Ocho muertes están asociadas al género, vinculadas a economías delictivas; como el narcotráfico, la venganza, las deudas, y a delitos comunes. Hay tres muertes de mujeres en proceso de investigación y tres suicidios femicidas.

Victoria Aguirre, vocera nacional de Mumalá, desarrolló los puntos principales del informe. Acerca de esta problemática, dijo: “Continuamos con esta denuncia, con el pedido de declaración de emergencia, de Ni una menos. Pasó enero y lamentablemente tenemos que contabilizar 38 muertes violentas, una muerte cada 19 horas en Argentina de una mujer, una persona travesti-trans en ocasión de violencia, ya sea por economías delictivas o por femicidio intrafamiliar”.

—Vemos que fueron 24 los femicidios vinculados y travesticidios, ¿qué englobamos ahí?  

—Dentro de esos 24 femicidios, 19 son directos, es decir, la víctima es la mujer, la feminidad disidente, a la cual se quería lesionar. Un vinculado de niña mujer, es decir, que este fallecimiento tiene que ver con provocar el dolor, en este caso a la madre de esta niña o persona cercana, porque posiblemente el vínculo es otro para causarle dolor. Esa es la diferencia entre femicidio directo y femicidio vinculado. El femicidio vinculado se puede dar por dos formas, una es con esa intención de presionar una víctima principal, que en este caso es la mujer o femenina disidente, y en otro caso es cuando esa tercera persona se interpone a fin de evitar el femicidio y termina en la línea de fuego o en la ocasión de la violencia, tratando de guardar la otra vida. Cuando vemos el informe también vamos a tener femicidios vinculados de varones o de niños y tienen que ver con esta situación, con el vínculo que tenía con esta mujer, la cual el fin último era tratar de lesionar. En este caso la lesionan psicológicamente con un daño tan enorme como perder un hijo.

—Lo que suelen arrojar siempre estas estadísticas es que la gran mayoría de los casos son en las viviendas de la víctima y muchas veces son parejas o gente conocida. 

—Exactamente. Ese es un dato que está desde el 2015, creo. Que lo seguimos reflejando y la verdad es que yo siempre voy hacia el mismo ejercicio. Hoy estamos en un 55% de femicidios cometidos por parejas o exparejas. Normalmente este número siempre es arriba de 65. Pero si sumamos parejas, exparejas, hombres conocidos por la víctima, familiares directos o indirectos, el número total es 90. El 90% de los agresores tienen un vínculo con la víctima.

El informe también aclara que hubo en enero 28 intentos de femicidios. Teniendo en cuenta que las muertes violentas son 38, y de haberse consumado esos intentos, el número sería el doble. Al respecto, Aguirre dijo: “Ahí es donde tenemos que reforzar esto de ¿qué sucede ahora con estos intentos de femicidio? Porque la contracara de lo que nosotras denunciamos en este informe es que estas víctimas de intento de femicidio si no tienen un sostén económico importante para poder llevar una querella, dependen exclusivamente de la voluntad de los juzgados”.

¿Y las fuerzas de seguridad?

Del 1 de enero al 22 de noviembre de 2021 se cometieron 203 femicidios de un total de 298 muertes violentas de mujeres, travestis y trans. El informe de Mumalá de ese año refleja que un 13% de los femicidios fueron cometidos por integrantes de las fuerzas de seguridad. En el informe que contempla sólo enero de 2022, el 5% de los femicidios fueron en manos de integrantes de las fuerzas.

—En muchísimos casos no se les quita el arma reglamentaria a los integrantes de las fuerzas que son femicidas y tampoco se los condena. Es muy complicado aplicar justicia de alguna manera, ¿no?  

—El porcentaje anual suele ser el 13 o el 15%. Un 5% en una primera estadística es un montón. Es muy grande el número. Es muy representativo en 24 femicidios. El tema es que no termina de cerrar ese círculo y justamente lo que nosotras vemos en la relación con las fuerzas de seguridad es que además de la violencia sufrida, también hay un cierre hacia adentro que no permite que las y los familiares de las víctimas puedan acceder a la justicia también. Porque es difícil encontrar una institución donde sus propios integrantes, no todos, pero un porcentaje que es el que venimos denunciando, cometen delitos o tienen la potestad de estar circulando con un arma. Están capacitados físicamente para poder someter a las víctimas. O sea, es muy compleja la situación de quienes están atravesando violencia en manos de fuerzas de seguridad. Uno de los últimos casos que hubo en Chaco es que la víctima tenía 24 denuncias hechas a un policía. Entonces ya ese es otro caso muy similar al de Úrsula (Bahillo), que fue muy emblemático y lo que justamente nos refuerza es que no se está trabajando con las fuerzas de seguridad de forma criteriosa, que no hay una implementación de la Ley Micaela, no hay un resguardo de las personas que denuncian violencia, y lo más preocupante es, ¿cuál es el verdadero acceso que tienen estas personas que están sufriendo violencia a manos de las fuerzas de seguridad de poder acceder a la denuncia?

Una cuestión federal

—Cuando ustedes distribuyen por provincias, vemos Córdoba con seis, Buenos Aires con cinco, Santa Fe con cuatro, con las tasas más altas, esto es una estadística numérica. 

—Sí. No sacamos tasa todavía porque nos va a dar menos que uno. Porque vos lo hacés en 100 mil habitantes. Entonces el número que nos va a dar es muy chiquito. Todavía lo que estamos contabilizando son la cantidad de femicidios por provincia.

—Pero se puede decir que es un fenómeno federal el de los femicidios y trans-travesticidios.  

—Es una cuestión federal y, de hecho, hoy tenemos 24 femicidios contabilizados y la mitad de las provincias intervenidas por un femicidio. Entonces es alto el porcentaje de lo que estamos hablando. Por eso esta necesidad de estar todo el tiempo reforzando el trabajo de las alertas, el trabajo de la prevención, de poder salir a terminar con esta violencia que arranca y que empieza con estos intentos de femicidio, a darle una respuesta a tanta violencia que van a denunciar y que, sin embargo, después tenemos que contabilizar en las estadísticas. El 20% de las víctimas de femicidio contaban con denuncia previa.

—Ustedes responsabilizan al Estado y a los gobiernos por no garantizar los derechos, la vida de las personas afectadas en este contexto. La creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades generó una expectativa de que algunas de estas cosas pudieran ir modificándose. ¿Tienen diálogo con el Ministerio, les hacen llegar estas estadísticas? 

—La verdad es que nosotres hemos intentado. Tuvimos una reunión a fines del año pasado, donde planteamos nuevamente esto que reiteramos, cómo poder trabajar desde los territorios, poniéndonos a disposición. Y la verdad es que hasta ahora siempre nos hemos encontrado con mucha burocracia y puertas cerradas. Las respuestas son: “Está tal programa en funcionamiento”, pero hay programas que directamente no se implementan en todas las provincias. Entonces justamente esta crítica es porque tenemos el federalismo. Entonces la respuesta es “no podemos inmiscuirnos en las provincias o no podemos dar órdenes a las provincias”. Pero la realidad es que tampoco se buscan los mecanismos para que estos convenios o acuerdos de colaboración puedan funcionar. Porque más allá de la burocracia, existen personas que están atravesando esta situación y que si el Estado en su conjunto no logra poner en marcha estas herramientas vamos a terminar contabilizándolas dentro de las estadísticas de femicidios.

¿Qué sucede con las herramientas judiciales que se brindan a las víctimas?

—Cuando una mujer o una persona travesti-trans denuncia a su agresor, en general se encuentra con la perimetral o el botón antipánico. ¿Son herramientas que realmente sirven? 

—La realidad es que si una persona que tenía una perimetral y un botón antipánico hoy está en la estadística de femicidios y transfemicidios, la herramienta no funcionó. Y ahí otra vez hablamos de la ausencia del Estado porque quien controla. Son medidas paliativas o medidas que pretenden ser paliativas, pero que están bajo la exclusiva responsabilidad de la persona que sufre la violencia.

—El 20% de las mujeres que fueron víctimas de femicidio habían denunciado previamente a su agresor. Esto implica que hay un 80% que no había denunciado, ¿porque no había sido víctima de violencia o porque están bajando las denuncias?

—Ahí tenemos dos lecturas. Una es la imposibilidad de acceso a la justicia. O sea, ese 80% que no denuncia, no lo hace posiblemente por dos motivos: uno es porque fue a denunciar y ese día le dijeron “mira, no hay nadie que pueda tomar la denuncia, vení mañana”. O le toman la denuncia, diciéndole “sentate y esperá”, y estuvo siete horas sentada, sin nadie que la contenga y que le dé una colaboración y le diga cómo iba a ser el procedimiento. Muchas veces van y les dicen “no es acá, tenes que ir a la comisaría que está a tres kilómetros”. Esas son las situaciones que nos cuentan y me ha pasado de acompañar a personas, y encontrarme con esta situación. Entonces, la persona en esa situación, que aparte tomó coraje para ir a sentarse y exponer su situación, dice “bueno, me voy a casa”. Y, por otro lado, una gran parte de estas personas no encuentran en el Estado una respuesta. Entonces lo que dicen es “¿para qué voy a ir a denunciar? Hay una falta de política pública concreta donde la persona que está en situación de violencia pueda sentirse acompañada, resguardada, protegida. Entonces eso también hace que las personas no denuncien. Y otro gran porcentaje es el miedo. El miedo a ir a hacer la denuncia y que la represalia sea peor.

Nunca minimizar una situación de violencia

—¿Qué sugerirías a una persona que comienza a asumirse como víctima de violencia y que no sabe qué hacer? 

—Que lo importante es vincularse con las redes que la puedan acompañar para salir de esa situación. Es lo más difícil y es lo más importante. Primero entender que uno está atravesando una situación de violencia, ¿no? Y no minimizar la situación de violencia, porque si hay algo que sabemos ahora es que la violencia puede empezar con un grito o con un golpe, pero no sabemos cómo termina. Entonces no minimizar la situación de violencia y tener siempre presente que la alerta que nos da el cuerpo, de este miedo que nos agarra, ese miedo a que nos maten, no hay que minimizarlo. A mí me ha pasado muchas veces de acompañar a personas que me decían “Vicky, ¿yo estoy exagerando?” Y mi respuesta siempre es la misma: ¿Vos sentís que estás en peligro? Porque si vos sentís eso, lo que vos me cuentes a mí no importa. Es importante poder hablarlo con una persona de confianza e ir a buscar el acompañamiento. Por supuesto, buscar el acceso a la justicia, pero tratar de hacer todo este camino, no solas porque es muy difícil. Es muy difícil sostener la situación, llevarla adelante. A veces te encontrás con la burocracia del Estado, que te pone trabas en esta búsqueda de libertad, en esa búsqueda de poder vivir libres de violencia y, sobre todo, seguir viva. Es muy importante remarcar que la persona que está sufriendo violencia de género, puede estar en la estadística. No existe ni condición social, ni educativa, ni vecindario, ni de provincia. No existe, no hay diferencias. Sos mujer, sos una feminidad disidente, hoy podés estar en una estadística de femicidio.


Fuente: http://www.laretaguardia.com.ar/2022/02/Victoria-Aguirre-Mumala.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *