II Encuentro de Feminismo y Sindicalismo

El 19 y 20 de febrero en Rosario se llevó a cabo el segundo encuentro de feminismo y sindicalismo. Fueron organizadoras y convocantes la Fundación Rosa Luxemburgo en coordinación con compañeras aceiteras del SOEAR y de ATE Rosario. En la primera jornada participaron más de 100 compañeras y unas 60 en la segunda, la mayoría de estas últimas ocupantes de cargos gremiales en seccionales o sindicatos provinciales.

Foto: Camila Parodi, prensa – oficina Cono Sur fundación Rosa Luxemburgo.

Con una estructura gremial consolidada hace un siglo, todes sabemos que los sindicatos son, incluso en los gremios femeinizados (docencia, enfermería), terreno de varones. Detrás de cada compañera que logra ocupar un cargo gremial hay una fuerte historia de lucha, y lamentablemente, en el feminismo, hacer sindicalismo está desprestigiado porque los sindicatos reproducen lógicas de jerarquía machista y postergan una y otra vez las demandas de las mujeres y disidencias.

¿Qué más querríamos que un feminismo clasista y un clasismo que apunte a la igualdad de género, es decir, que sea feminista? Pues eso es lo que se puede gestar aquí si nos decidimos a hacerlo.

Foto: Camila Parodi, prensa – oficina Cono Sur fundación Rosa Luxemburgo.

Para la apertura nos acompañaron panelistas de Uruguay y Chile. De Uruguay, Gabriela Segovia, delegada, integrante de la Dirección del Sindicato de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (AUTE) y de la Comisión de Género y Equidad de AUTE. De Chile Pamela Valenzuela. Vocera de la Coordinadora 8M y parte del Comité Sindical.

Además de la dinámica en panel, se debatió en profundidad, en grupos y plenarios buscando sintetizar programáticamente nuestras demandas en tres ejes:

Primer eje: Tareas de cuidado

Se inició la tarde del sábado debatiendo sobre las tareas de cuidados. No solo sobre la necesidad de ampliar las licencias de la pareja que no parió a la criatura, sino de centrar en esa infancia la necesidad de cuidado. Infancias adoptadas o en guarda transitoria necesitan tanto cuidado como el que un recién nacido requiere hasta el año de edad. Y que sea el Estado el que se pelea con la patronal por quién paga el reemplazo. Lo mismo en cuanto al cuidado de la tercera edad.

Es que la crisis del capitalismo también es una crisis de cuidados. Una crisis en la que se prueba que este sistema no va a cuidar la vida sino sólo la moneda.

En el pico de luchas de nuestra clase en los setenta, un salario industrial (una jornada) bastaba para pagar el día de cuidados familiares. Hoy tenemos dos salarios, dos jornadas de trabajo, y no alcanza. Paradójicamente, las feministas nos tomamos una tercera jornada de trabajo militante para que las otras dos jornadas se repartan con los hombres y se puedan pagar con dos salarios. Hemos discutido que quizás eso solo sea posible para todas, luchando por una ley a la cual se tenga que adaptar la Ley de Contrato Trabajo y cada Convenio. Una Ley Nacional de Cuidados cuyo debate pormenorizado, nos debemos.

Foto: Camila Parodi, prensa – oficina Cono Sur fundación Rosa Luxemburgo.

Segundo eje: Violencias

También el sábado se debatió sobre las situaciones de violencia laboral y en particular de género. Cómo se abordan en cada sindicato, cuáles son las ventajas y desventajas de los protocolos. Decenas de compañeras compartieron sus experiencias y consejos para no repetir errores y potenciar el trabajo de todas.

Hacia el 8M

El segundo día las compañeras de Uruguay debatieron los recorridos históricos que llevaron al feminismo a través de las huelgas feministas de cada 8M a replantearse su carácter de clase trabajadora. El debate se abrió a las compañeras de Argentina, quienes reconocieron la necesidad de un internacionalismo feminista y clasista y narraron experiencias locales. Por ejemplo poniendo de manifiesto cómo la división de las centrales tiraba para atrás la organización de luchas conjuntas, pero cómo a su vez, desde distintos gremios, se fueron tendiendo puentes feministas para que no se deje pasar el carácter de huelga del 8M, con toda la implicancia política de hacer una huelga que apunta a ser general.

Se debatió sobre si «mandar a lavar los platos» a los hombres el 8M, en el sentido de que por cada varón que decide tomar un lugar de protagonismo en una marcha feminista, hay por lo menos una mujer, hija, madre o suegra que está cocinando la cena y cuidando a sus hijes y mayores.

Cupo femenino y de disidencias

A lo largo de las jornadas se hizo patente que en ciertos gremios fuertemente masculinizados como aceiteros, la UTA o Luz y fuerza, un cupo sindical no basta. Se necesitan mujeres en puestos fabriles que no sean solo de limpieza. Se debatieron estrategias para incidir en la contratación y educación de la mano de obra a este respecto. También, trabajadoras agrarias compartieron las duras condiciones no solo de trabajo, sino de atraso ideológico que configuran la realidad en la que se insertan. Algunos ejemplos son la naturalización del trabajo esclavo o semi, el trabajo infantil y el evangelismo que eleva a desafío y prueba de fe las penurias de la explotación capitalista.

Foto: Camila Parodi, prensa – oficina Cono Sur fundación Rosa Luxemburgo.

Perspectivas

El clima de sororidad y solidaridad de clase del encuentro, donde políticamente todas evitamos generar grietas innecesarias augura una ampliación de la participación, y por qué no, una cristalización de las demandas en planes de lucha concretos. Desde la organización del evento se estará elaborando un documento de conclusiones políticas que sirva de insumo de debate a los diferentes espacios de cara al tercer encuentro.

Necesitamos más compañeras, sean dirigentas o activistas que se sumen al debate porque es el desafío actual seguir haciendo avanzar al movimiento feminista y porque definitivamente es una asignatura pendiente hacer que el feminismo se asuma clasista.  Y También lo es explicar, al conjunto de la clase, que la conciencia feminista es  complementaria a la conciencia de clase y necesaria para que además de derrotar al sistema, reorganicemos la sociedad no solo sin explotación, sino sin opresión ni desigualdad.

Foto: Camila Parodi, prensa – oficina Cono Sur fundación Rosa Luxemburgo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *