Algunas cartas están sobre la mesa. Otras, en reserva

Disuasión nuclear. Las matrices. FMI y corralito. Los actores. El futuro de Ucrania. ¿Golpe de la OTAN sobre la Unión Europea? El pacto de UE y China. El acuerdo entre Rusia y China. Los riesgos. Los tiempos. Democracia y Comunicación.

Por Gabriel Fernández, 27 de febrero de 2022.

El presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, indicó: “Los altos funcionarios de los principales países de la OTAN hacen declaraciones agresivas contra nuestro país. Por lo tanto, ordeno al ministro de Defensa [Serguéi Shoigú] y al jefe del Estado Mayor [Valeri Guerásimov] que dispongan las fuerzas de disuasión del Ejército ruso en un modo especial de servicio de combate”.

El día después, o la derivación de una decisión intensa, suele estar en los planes de los estrategas. Lanzarse a una acción audaz sin previsiones acerca de los posibles resultados sería un triste remedo de quienes dejaron un surco en la historia política. Historia que posee en su interior, guerras. Veamos.

MI TIERRA. Para empezar es necesario comprender dos factores: mientras Rusia logró, tras una década fallida, articular el poder del Estado con el interés geoeconómico y estratégico profundo, el supra poder que preside la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN), carece de matriz territorial porque está vertebrado por las grandes corporaciones financieras. No por bueno, sí por oportuno, el gobierno de la Federación de Rusia necesita garantizar bienestar y seguridad a su población y a la de sus aliados. China también. No por malo, si por unilateral, el atlantismo no trepida en someter al ajuste y la transferencia de recursos a sus propios territorios, y a los de socios que lamentan el enlace.

El conflicto en Ucrania encuentra al espacio euroasiático, un motor de la Multipolaridad, en ascenso, y al eje del núcleo occidental, rémora del Consenso de Washington, con serios problemas económicos prácticos. La nueva caída en la producción industrial norteamericana es un ejemplo de ello, y la gravísima crisis social ucraniana, la evidencia de las dificultades para ofrecer prosperidad. Ya no hay Alianza para el Progreso, con capitales generadores de empleo y beneficios remitidos a las casas centrales. Sin toma, apenas daca.

Tan es así que la nación que ocupa las portadas es un caso ejemplar. La gestión pro occidental de Volodímir Zelensky obtuvo uno de los principales créditos del Fondo Monetario Internacional -no tan grande como el adquirido por el macrismo, admitámoslo-, el cual condiciona toda su estructura. La semana que arranca este lunes estará caracterizada por un corralito versión ucraniana, que sumará más descontento al ya existente debido al aumento de la pobreza en dimensión récord y del desempleo. Antes del golpe del 2014 el Producto Bruto Interno creció exponencialmente; tras la asonada atlantista del Euromaidán, comenzó a descender.

MUCHOS ACTORES. En ese marco, las experiencias de Alemania durante la gestión de Angela Merkel y de Portugal con la vigente de Marcelo Rebelo de Sousa, dan cuenta de opciones que los europeos observan con atención. Las fanfarrias bélicas agitadas con fingida emoción por los medios de comunicación concentrados, velan el mirar inmediato de muchos pero no alcanzan para ocultar la percepción profunda de demasiados. El apurón del supra poder que coordina el tándem anglosajón carece de destino en el mediano plazo pero tiene sentido: su objetivo es  evitar la expansión de iniciativas alternas, sobre todo ahora que la Nueva Ruta de la Seda ha cobrado –como las buenas telas- flexibilidad y consistencia.

Las naciones del Asia Central, las de buena parte del Pacífico, varias nucleadas en BRICS, otras de Medio Oriente, la mayor parte de los integrantes de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) y desde hace un tiempo las articuladas en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños  (Celac) –con detrimento directo para la Organización de Estados Americanos (OEA)– poseen sólidos vínculos comerciales, financieros y energéticos con Rusia y China. Aunque algunas –muy pocas, por cierto- lleguen a pronunciarse contra la “invasión” rusa, ninguna está dispuesta a quebrar relaciones al punto de convertirse en enemiga de los gigantes emergentes.

Entre los actores “cercanos” –en términos muy relativos y para que no se suponga una exageración-  que han admitido compartir la seguridad regional con China y Rusia a través de la OCS, están India, Kazajstán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán, Uzbekistán, Afganistán, Bielorrusia, Irán, Mongolia, Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía. Es preciso sumar, en otra dirección, a Crimea, así como las alianzas internas registradas sobre territorios en disputa. Como se verá, el concepto de aislamiento que maneja la prensa vociferante amerita reparos.

NUEVA UCRANIA. Acérquese lector. Por un lado, como explicó a este periodista uno de los expertos consultados, Ucrania puede considerarse “la Pampa Húmeda de Europa Oriental”. Con todo lo que ello implica. Al virar los binoculares veremos que el mar de Azov es básico para las exportaciones de cereales y de acero (pero también de misiles) que se producen en el este del país: está unido al mar Negro por el estrecho de Kerch y desde allí los barcos pueden orientarse hacia cualquier zona del planeta. Si Rusia consigue desmilitarizar y desnazificar el país, la producción de alimentos y las exportaciones a través de los puertos ucranianos del mar de Azov contribuirían al desarrollo interior y no a las necesidades de las potencias occidentales.

Casi todos los países mencionados en los párrafos previos necesitan del gas ruso (incluida Europa) y ni los más reticentes a respaldar la acción rusa están dispuestos a pagar cinco veces más por un relevo norteamericano. El fracaso de las políticas de una Unión Europea (UE) incapaz de lograr la autosuficiencia energética, es uno de los elementos centrales del nudo que el gran capital financiero no puede desatar. Uno de los analistas atlantistas más destacados acaba de admitir que “tanto Alemania como Francia no dudarán en sacrificar a Ucrania en aras de asegurar su abastecimiento energético”.

Entonces, si los norteamericanos, la OTAN y su club de admiradores insisten en extenderse hacia el Este y seguir armando a la administración de Kiev (animémonos y vayan), Rusia seguiría avanzando sobre los epicentros militares ucranianos y obtendría, en una posterior negociación, el control del Donbás y del arco del Mar de Azov, que se extiende desde Mariupol hasta Odesa. Quizás más. Eso resquebrajaría la tenue unidad de los países de la UE, cuya amalgama tambalea desde el 2010 por lo menos. El asunto no es sencillo, así que nos tomaremos algunas líneas para develarlo tras afirmar: Hoy por hoy, la OTAN y la UE no son lo mismo. (¡Y que los troskistas pataleen!)

UE-OTAN-EE.UU. ¿GOLPE? Como bien puntualizan Walter Formento y Wim Dierckxsens, “Con la acumulación de fuerzas rusas en las fronteras de Ucrania, Putin buscó que la OTAN deje de “contener” a la Unión Europea –Alemania, Francia, Italia, etc., mediante el “control” del gobierno de Ucrania (desde el Maidan de 2014). Con este bloqueo, la UE no pueda avanzar por el camino del acuerdo diplomático de Minsk-II. En concreto, Putin pidió que los acuerdos de Minsk II (que Hollande, Merkel y Putin habían obligado a firmar tanto a Ucrania como al Donbass) sean respetados y que la OTAN deje de “instrumentar” a Ucrania contra la UE y contra Rusia”.

Esto es trascendente: “El presidente Zelensky estaba haciendo todo lo posible para cumplir con la UE pero no con la OTAN-Global-EEUU. Importante es saber que para Alemania y la UE, lo principal son el Gas de Rusia y el comercio con China. Por lo tanto, si esto es real entonces lo que la OTAN ha realizado en Ucrania es un golpe de estado, para subordinar a la UE y controlarla. De ese modo, golpea y resta una “pieza” importante al Multipolarismo: la Unión Europea. Pero, al analizar más profundamente, el golpe en Ucrania era necesario para que la OTAN no se debilite estratégicamente. Sin la OTAN, las fuerzas globalistas están literalmente desarmadas frente a la articulación económica y política de la UE con China y Rusia”.

Para entender el sentido profundo de la consideración es preciso adentrarse en nuestras Fuentes Seguras de diciembre de 2020, cuando China y la Unión Europea suscribieron a la carrera, previendo el arribo del atlantista Joseph Biden, un acuerdo amplio. Por entonces redactamos: “El año 2021 llega con un acuerdo bajo el brazo. Es, quizás, el anuncio más indicativo del período que comienza y abarcará un lustro hasta la composición de un panorama más equilibrado. ¿De qué se trata? Europa y China están –en estos momentos- suscribiendo un pacto económico que supera con holgura las parcelas y se instala como general. Es que involucra, preste atención, elaboración de manufacturas, servicios financieros, bienes raíces, construcción y servicios auxiliares al transporte marítimo y aéreo”.

El pacto difundió optimismo entre los ministros de Economía y los jefes de Estado del viejo continente: “La confluencia es presentada por los protagonistas como un acuerdo de inversión. Se trata de un significativo ida y vuelta, que facilitará a compañías europeas acceder al gigantesco mercado chino, pero también –reflexionemos sobre la acción financiera asiática en el marco de la Organización para la Cooperación de Shangai en la década reciente viceversa. Zhang Ming, embajador chino en la Unión Europea, señaló que “ambas partes están trabajando para finalizar las conversaciones sobre el cierre de este año”.

Desde su asunción, el ex vicepresidente de Barack Obama bombardeó la iniciativa que insertaba a la UE en la Multipolaridad. Ya había operado como mascarón de proa progresista para aniquilar con un conteo de votos que todavía flota en la indeterminación el intento Red Neck –precario, vociferante, pero intento al fin- del pueblo norteamericano por zambullirse en el futuro naciente. (Hay estudiosos que fingen no compartir estas líneas pues temen quedar aislados … en twitter; hay otros que ni siquiera se plantearon el problema; todos andan dando cátedra por aquí y por allá).

Lo cierto es que los europeos, al visualizar la perspectiva de insertar sus empresas en el multitudinario mercado asiático, quedaron fascinados. Lo cierto es que enseguida los Estados Unidos motorizaron los cuestionamientos de la OTAN para deprimir a los entusiastas.

Volvamos al futuro. La actual escalada de los precios del gas y la electricidad sorprendió a los gobiernos europeos con las reservas de gas en mínimos históricos (60 por ciento) y escenificó la división concreta existente con la conducción militar, que remite al supra poder y no a las decisiones electorales. Pues la democracia de los demócratas norteños funciona así: Cuando vence un atlantista, aunque pase a degüello una porción de su propio pueblo, seguirá siendo calificado como democrático llueve o truene; cuando vence alguien que anhela reposicionar el rol del Estado y potenciar las actividades productivas, será un “populista” haga lo que haga por los tiempos de los tiempos.

Si abrimos esos binoculares e intentamos atisbar el panorama hacia los años venideros, percibiremos que la paralización del Nord Stream 2, que conecta Rusia con Alemania por el mar Báltico con una capacidad máxima de transporte de 55.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas al año y con una vigencia de medio siglo, forzará a la UE a la denominada fracking dependencia estadounidense. Lo cual sería una fucking costosa dependencia. No quieran saber, no le pregunten a nadie, el costo del transporte –y los riesgos colaterales- de enviar semejante cargamento, cotidianamente, a través de buques gaseros.

En un alarde de imaginación, los voceros periodísticos señalaron que en realidad la situación perjudicaría a Rusia, pues dejaría de percibir los pagos europeos por el gas manado de Gazprom a través del primer gasoducto en vigencia. En línea con el segundo párrafo de este artículo, es preciso aclarar que semejante e improbable situación fue analizada y resuelta, dos años atrás, por los amigos Vladimir Putin y Xi Jingpin. ¿Cómo? China se comprometió, ante una emergencia, a adquirir la mayor parte del volumen enviado a los países europeos pues su cantidad de habitantes y su creciente elaboración de bienes de producción y consumo puede absorberlo perfectamente.

SWIFT-TIC-DEMOCRACIA. Nada de esto significa que el gran capital financiero no pueda dañar a Rusia. De hecho, los bloqueos en el Swift obturarán las operaciones de entidades de ese origen en el exterior, aunque no logren damnificarlas en el propio territorio y en el de las naciones coaligadas. La Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es decir, Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales es una vasta red internacional de comunicaciones entre bancos y otras entidades financieras. Sin embargo, el Oriente ya cuenta con un esquema comunicacional semejante. El paso inicial lo dio otro de los firmes aliados de Rusia, Irán, al colgar el teléfono y articular el contacto con varias naciones. Como lo que importa es el dinero porque los principios van y vienen, ya son numerosos los bancos europeos que enlazan por lo bajo con ese vínculo naciente.

Otro de los riesgos que debe afrontar Rusia en su campaña, es el eventual bombardeo sobre Crimea o Bielorrusia; vale recordar que ante la creciente ofensiva de Kiev contra Lugansk y Donetsk, salió a defender activamente a los pueblos allí afincados. También es probable que con tanto movimiento y con el surgir de negociaciones destinadas a frenar el impulso bélico, los regentes del bloque anglosajón que conduce la OTAN logren ganar algo de tiempo. Así lo hicieron con la pandemia, lo cual no significa que la hayan lanzado, pero sí que se beneficiaron parcialmente con su despliegue. El tiempo, aunque está del lado de los emergentes, ofrece a algunas compañías que negocian sotto voce un lugar en la Multipolaridad, construir las bases de su adecuación para pervivir en la historia.

En ese camino, será decisiva la combinación de Estados ligados y participación popular. Ese gran poder con que cuenta la humanidad puede ahondar el proceso en marcha, ratificando donde existen y creando donde faltan, instituciones que no puedan ceder a la tentación de la rápida circulación de capital que ofrece, entre nubes, el modelo rentístico. Asimismo, resultará esencial el establecimiento de un nuevo sistema de comunicación social que aproveche las nuevas tecnologías, sea estricto en la seriedad de los materiales difundidos y al mismo tiempo garantice variedad de puntos de vista y posibilidades de debate abierto.

¿Qué harán las empresas de Tecnologías de la Información y la Comunicación? Hasta ahora se han sometido, como los medios tradicionales, a los dictados del esquema financiero. Lo han hecho hasta el absurdo de invertir plenamente los términos de la realidad y de censurar incluso la más modesta chispa de razón. A medida que la recomposición del poder mundial se despliegue, surgirán dos caminos: negociar con ellas su adecuación bajo control o generar otras que las superen en técnica y contenidos. Esta última variante, que parece la más interesante, cuenta con una dificultad: Los realizadores periodísticos de las entidades estatales más importantes que alumbran en la Multipolaridad están atrapados por conceptos antiguos que les impiden aprehender la era que les toca vivir.

De hecho el avance Multilateral y el deterioro del poder financiero es el único sendero realmente abierto en este presente para marchar hacia una solución relativa de los grandes problemas planetarios, como explicamos en un trabajo anterior. En esa comprensión es pertinente aclarar que la contienda en Ucrania, aunque de enorme importancia, no será definitiva sea cual fuere el resultado que ofrezca. Falta mucho por hacer y tantas zonas por recuperar. ¿Los Estados Unidos serán el próximo espacio geográfico en litigio? Ya se observan indicios de tensión. Pero claro, como sabemos, ciertas oleadas, antes de llegar a América, deben pasar antes por Europa.


** Con aportes de los autores mencionados y Julio Fernández Baraibar, Néstor Gorojovsky, Juan Constant, Juan Francisco Soto, Stella Calloni. Todos, sin responsabilidad en el resultado final.

Ver también: Fuentes Seguras. Ucrania. Toda la secuencia

Gabriel Fernández integra el Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal.

Fuente: https://radiografica.org.ar/2022/02/27/fuentes-seguras-algunas-cartas-estan-sobre-la-mesa-otras-en-reserva/

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