“La memoria vive en lxs pibxs del barrio”

Esta frase es del mural homenaje a pibes y pibas desaparecidas en la última dictadura cívico militar eclesiástica y a Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en su barrio. El taller de mural y stencil de la Biblioteca Popular Paulo Freire del barrio San Atilio, de José C. Paz, se hizo presente con todo su arte en Castelar. Una historia de construcción popular de la Memoria, en primer plano. La Retaguardia estuvo presente y habló con quienes organizaron y participaron de la jornada.

Redacción: Marilina Contreras. Edición: Pedro Ramírez Otero. Fotos: Marilina Contreras/La Retaguardia

—¿Cómo surgió la idea de pintar un mural cerca de la casa de Norita? Sabemos que el año pasado vinieron por el cumpleaños y pintaron un mural para homenajearla. Ella  se acercó a agradecerles. ¿Cómo fue la planificación de este nuevo mural y cómo lo vivieron?

—Anahí Rojas (educadora popular del taller de mural y stencil): El taller históricamente tiene más de 10 años y todos los marzos se arranca trabajando con “la memoria”. Se arranca haciendo un mural por la memoria porque  hay que hacerlo, no puede volver a pasar todo lo que pasó.

—Luca Santos (educador popular del taller de mural y stencil): La idea este año era continuar el mural que realizamos el año pasado en homenaje a Nora Cortiñas, el 22 de marzo, el día de su cumpleaños, muy cerquita de su casa. Planeamos esa situación porque conocemos o vemos como es Castelar y creemos que no se le da la relevancia a la memoria en el barrio. Entonces, nos parecía que rendirle un homenaje a Norita por su cumpleaños en su barrio cargaba con mucho más sentido que pintarla quizás en cualquier otro lado. Que igual iba a ser significativo pero el mensaje es mucho más concreto. Resultó que estuvo muy bueno, y que ella vino con nosotros. Se acercó, charló. Estuvo muy emocionada y en base a eso que hicimos el año pasado nos quedó mucha pared. Y entonces empezar otro año, otro marzo, poniendo la vara muy alta de acuerdo al taller de muralismo y stencil, pintando y continuando el mural que hicimos el año pasado. Pintamos alrededor de 20 metros, más o menos. Quedan otros metros más para pintar. Pintamos algunas caras de detenidos y desaparecidos de acá del oeste. Pintamos a Gustavo Cortiñas, a Marga Pinto, Sonia Von Schmelling, y a Germán Von Schmelling.

—¿Cómo se llaman tus tíos? ¿Cómo viviste el hecho de pintarlos?

—LS: Pintamos a mis dos tíos, desaparecidos en el año 1977 en Zona Sur, para mí algo muy especial, nunca los había pintado. No están pintados en el oeste, no son del oeste pero están adentro nuestro. Muy movilizante, pasé una semana que no podía hacer absolutamente nada de edición de calado porque lloraba básicamente. Significativo, emocionante. Leer, investigar y volver a pensar en esos momentos super nefastos que pasó la Argentina. Mi tía tenía 23 años, mi tío creo que tenía 21. Fueron asesinados. Justamente el 22 de marzo fue cuando asesinaron a mi tía, entonces, super chocante, hiriente y todo lo que le puede conmocionar a uno. Venir y pintar este mural con los chicos resignifica esa situación, y uno lo puede ir abordando desde otra manera. Con un mensaje concreto, que se vé gráficamente desde muchos lados. Honrando a los desaparecidos y no solamente a Norita Cortiñas.

—Queda más espacio en la pared, ¿están pensando en realizar otro mural?

—LS: Todos sentimos la necesidad, en otro momento, de continuarlo y que toda la pared sea un mural nuestro. También que sea de pibes de un barrio humilde de San Atilio, José C. Paz., pintando casi en el centro de Castelar. Me parece personalmente hermoso. La situación, la imagen, los vecinos mirando. Esta vez tuvimos problemas con los parlantes pero la otra vez eran las diez de la mañana, estábamos escuchando Leo Mattioli, y la gente miraba como pensando “estos están desubicados”, “estos tienen otros colores”. Bueno, llamaron a la policía. Esa situación me parece que entra a interpelar, le es chocante al barrio y me parece que da para reempezar a ellos y a nosotros, todo el manejo de la sociedad.

—Leandro Alegría: Para la pared que falta, en palabras de Norita, primero hicimos su imagen y nos dijo “no, no, conmigo no. Apunten a los 30.000”. Y después ella redobló la apuesta. “Apunten a los militantes que están vivos. Apunten a los vivos”. O sea que la próxima pared podría ser un buen homenaje a les compañeres vivos.

—¿Cómo fue laburar con los pibes antes y durante el mural?

—Belén Benítez (coordinadora del Espacio La Biblioteca Popular Paulo Freire): Trabajar con los pibes la memoria siempre es movilizante. Siempre se trata como si no se hubiera tratado nunca, como si nunca lo hubiesen charlado, entonces te moviliza. Cada vez que lo hacés, cada vez que hablás del tema te moviliza. Y ves la cara de sorpresa, ese silencio que incomoda, que te hace sentir escalofríos, y está bueno poder sembrar en ellos la curiosidad de querer seguir sabiendo. Poder venir a pintar o plasmar una imagen que podía pasar desapercibida, que es una persona que no está, que desapareció en un contexto totalmente difícil y ajeno, entendiendo la edad, porque los adolescentes lo tienen como que pasó hace un montón y en realidad para nosotros que somos un poquito más adultos no fue hace tanto, cronológicamente hablando. Después traemos a colación los episodios de represión que hay hoy, las cosas parecidas que tenemos. Los acuerdos con el FMI (Fondo Monetario Internacional), el contexto económico. No solamente el hecho de las desapariciones en sí, sino todo lo que trae eso. Y te moviliza un montón, y entrás todo el tiempo en lo paradójico de los contextos, como que nunca salís de eso y te tira a pensar todo el tiempo, cuando lo empezás a charlar con ellos. Ver que es lo que saben, lo que pueden trabajar, lo que traen de sus casas. Nos pasó que uno de los chicos, Martín, su abuelo que fue secuestrado en dictadura. Entonces te moviliza un montón. Es también conocer y hacer algo diferente con un mensaje, como decía Luca (Santos), en un lugar que no nos conocen, donde nos miran. Yo creo que también es simbólico para ellos poder salir del barrio y ver que hay otra realidad.

—AR: Todos los talleres estaban atravesados por lo mismo. ¿Qué sería la Biblio sin el rosquerío? (Se ríen).

—Patricia Martínez: Es un tema que a nosotras nos apasiona. A nivel de estar el día anterior peleándonos entre nosotros porque todo salga bien. Mucha manija. Todos los talleres estuvieron atravesados por el mismo tema y se nota, porque hablan, saben y participan. En la escuela van y llevan también esa voz y dicen cosas que hablaron en los talleres de la biblio. Para nosotros es revalioso. Un poco por lo que trabajamos también. Es eso, tomar la posta, de lucha, la que nos apasiona.

—LS: El mural es nuestra herramienta. Es el fruto de todo lo que se laburó antes teóricamente y prácticamente en la biblioteca. No es que salimos a pintar porque tenemos ganas de pintar, tratamos de darle un contenido concreto. Tratamos de que los pibes se sumen, generen contenido, generen ideas. El mural es una forma capaz de toda esa situación que se generó previamente en la Biblioteca de laburo con ellos, que en este caso es el mural pero en los otros talleres son otras cosas. Es algo mínimo, pero para nosotros es algo enorme y muy significativo, pero digo, es como un punto de algo que se laburó antes, bastante tiempo.

—AR: Helena Greus es una señora con la que me crié y tenía a su esposo y a su hija desaparecidos, que están pintados en el mural que hicimos. Sonia y Germán Von Schmelling. Me tocó muy de cerca, lloré toda la semana. Me emociona mucho que los pibes puedan hacer este tipo de laburos y que puedan salir y contagiar esto, que tiene que estar súper presente porque no puede volver a pasar. Mo puede volver a pasar el Terrorismo de Estado. No puede volver a pasar el tener miedo,no poder salir a la calle otra vez. Y bueno, todo el tiempo volver a por qué las pibas no salen a la calle hoy porque tienen miedo, qué pasó con los pibes que tienen gorra y los lleva la policía. Cuestionarnos, y seguir cuestionándonos. Levantar la memoria de los barrios con colores y poniéndole flama a las paredes, creo que esa es la onda. Y siempre en esto, que era por lo que Sonia y Germán luchaban, en mi caso. Me tocó desde ese lado, muy emocionante, muy contenta, y feliz con el mural.

Relato en primera persona, nuestros pibes y pibas

—¿Cómo te llamas? ¿Hace cuanto que participas en el taller de mural?

—Me llamo Bianca (modificamos el nombre para resguardar su identidad). Desde el año pasado.

—¿Qué te llamó la atención del mural? ¿Por qué te inscribiste?

—Empecé porque mi mamá me mandaba. Al principio no quería ir, no me gustaba. Ahora me acostumbré ya con los chicos, me gusta salir, me gusta pintar, hacer graffitis y murales. Es muy lindo.

—¿Qué te gusta de estar con ellos y ellas?

—Muchas cosas. Cuando pintamos me encanta porque parecemos familia.

—¿Cómo fue pintar este mural?

—Estuvimos pintando las caras de los desaparecidos y el día de la memoria, que es muy feo. No sabía nada antes, después cuando me contó la Ana y me contó el Luca ahí me enteré lo que pasó. Cuando me contaban era muy feo.

—¿Te gustaría hacer otro mural por acá?

—Sí. Si es por mí lo hago en todos lados. Deseo que siempre estemos juntos y salgamos a hacer murales porque es muy divertido.

Luego de una jornada de mural por la mañana, el recorrido continuaba. Los pibes y pibas de la Biblioteca Popular Paulo Freire del Barrio San Atilio tenían una cita, una visita guiada con Alicia Pinto, mamá del profe Luca, hermana de militantes desaparecidos en la última dictadura militar. En su visita contó un pedazo de historia, de su historia, de nuestra historia. “Mis hermanos eran militantes populares. Vivíamos en un barrio como viven ustedes, en barrios populares, humildes, donde el Estado estaba ausente y existía esta juventud que creía que podía cambiar el mundo. Entonces se organizaban para trabajar en los barrios. Mi hermano y mi hermana eran eso”, dijo Pinto. “Se luchaba para tener una mejor calidad de vida para el barrio. Vivíamos en una calle de tierra, y hacíamos una vereda para poder salir a laburar, tener luces, hacer campamento con los pibes, tener un campito donde poder ir a jugar a la pelota. Armar campeonatos. Que a la gente del barrio no le falte nada. Que no era solamente trabajar y trabajar, que todos éramos dignos de tener vacaciones y de tener una buena calidad de vida. Esos pibes que plasmaron hoy en esa pared hacían eso”, agregó.


Fuente: https://radiolaretaguardia.blogspot.com/2022/04/mural-memoria-Nora-Cortinas.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *