Argentina: Tercer Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir

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Basta de terricidio, basta de chineo. Tercer Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir

Por Pamela Tello para La tinta

El tercer Parlamento Plurinacional de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir se realizó los días 22, 23, 24 y 25 de mayo del 2022 en la provincia de Salta – Kollasuyu y fue organizado por colaboradores e integrantes del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir. Contó con la participación de más de 250 personas y 20 naciones indígenas siendo, en su mayoría, de la región del NOA. Uno de los objetivos del parlamento fue generar un pronunciamiento colectivo contra el chineo, violación sistemática por parte de criollos a niñas indígenas, declararlo como crimen de odio, pedir su abolición y que sea imprescriptible.

“No estoy cansada de este viaje, sino más bien fortalecida, es una responsabilidad que tenemos como mujeres generar estos espacios”, expresa con firmeza una mujer aymara bajo el abrazo de su hermana mapuche la noche previa al parlamento. El sábado 21 de mayo, se fueron congregando integrantes de diversos pueblos indígenas de Abya Yala, emprendiendo el largo y difícil viaje desde sus comunidades hacia Chicoana, el último pueblo del Valle del Lerma, lugar elegido para parlamentar frente a los cerros imponentes de la quebrada de Escoipe.

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(Imagen: Denali DeGraf)

Durante la mañana del día domingo, alrededor del fuego y en ceremonia, cacicas, mujeres, infancias y disidencias indígenas de los pueblos wichí, qom, charrúa, mapuche, moqoit, quechua, diaguita, tapiete, ava guaraní, chorote, chulupí, chané, weenhayek, simba guaraní, guaycurú, lule, kolla, diaguita calchaquí, purépecha, huarpe, ranquel y aymara dieron apertura al parlamento.

Terricidio: basta de violencia en todas sus formas

La primera jornada de trabajo estuvo destinada a tratar el rol fundamental que tienen las mujeres y diversidades indígenas en la lucha contra el terricidio. Se expuso la diversidad de violencias que se ejercen sobre el cuerpo territorio para llegar a la construcción de una estrategia conjunta que ponga freno a la violencia en todas sus formas. Una estrategia crítica a la justicia occidental y contra un Estado que sigue operando por el exterminio de los pueblos indígenas.

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(Imagen: Denali DeGraf)

El terricidio fue identificado en las situaciones de discriminación y prácticas racistas hacia las personas indígenas en las instituciones públicas, dentro del sistema educativo, en las ciudades, fuera y dentro de las propias comunidades. Durante el parlamento, se manifestaron las múltiples violencias ejercidas hacia las mujeres y diversidades indígenas por su color de piel, lengua y cultura, viéndose intensificadas ante el desconocimiento de los instrumentos legales y la lejanía de las instituciones jurídicas. Se puso en evidencia el sufrimiento por el machismo en las comunidades, en el trabajo de las mujeres en sus hogares, en los espacios asamblearios y de tomas de decisiones cuando su voz no es incluida. La discriminación y las violencias expresadas en la expulsión de los territorios y de las propias familias a las identidades no binarias, travestis y lesbianas indígenas, forzadas a migrar a las ciudades donde estas violencias son doblegadas.

“(…) Lo digo como lesbiana y pienso en mis hermanas travestis e identidades trans, maricas, cuantos somos expulsados de nuestros territorios, por no entender que elegimos otra orientación sexual e identidad de género… Tenemos que proponer otra educación, dejar de pensar que el blanco lo trajo”.

(Inuyaco, lesbiana e indígena)

“Nosotras sabemos lo que es ecocidio, lo vivimos todos los días, cuando nos cortan el agua, cuando nos cortan nuestras plantas, hacen el desmonte, a veces nos ponemos al frente, discutimos con los licitadores para salvar nuestras medicinas ancestrales”.

(Integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir) 

El terricidio es un concepto amplio que afecta todas las vidas en complicidad del Estado, no solo es la destrucción de los elementos naturales que se vive día a día, sino también la muerte de las fuerzas que cohabitan en los territorios. Las mujeres wichí de la comunidad La Loma expresaron la lucha que vienen llevando a cabo contra la construcción de un nuevo camino que conecta Orán con Embarcación, destruyendo sus cementerios, devastando sus frutos silvestres y hierbas medicinales. Las mujeres guaraníes de Tartagal parlamentaron los conflictos de las comunidades indígenas de las rutas nacionales 34, 86, 53 y 81 vinculados a la contaminación por agrotóxicos afectando la salud y la autodeterminación alimentaria de los pueblos. Dicha problemática, producto del avance del agronegocio, se extiende hasta las comunidades charrúa de Entre Ríos.

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(Imagen: Celeste Vientos)

Otra de las problemáticas que quedaron asentadas en las largas jornadas de parlamento fue la lucha por la recuperación de sus territorios, entendido el territorio como territorio cuerpo, abarcando sus saberes, espiritualidades e identidades. Todos los territorios que posibilitan la existencia y en donde habitaron sus ancestros. En ese sentido, el terricidio es la eliminación de la pre-existencia de los pueblos indígenas.

“Para nosotros también es importante ponerle nombre y apellido a esos ‘conflictos’… Aquí, en Salta, muchas comunidades sabemos quiénes son esos blanquitos, quiénes son esos empresarios, en esta parte, tenemos a muchos terratenientes con nombre y apellido que han crecido a través de los viñedos, así como han crecido con la soja. Tienen nombre y apellido porque nos han expulsado, a nuestras familias, a nuestras comunidades. No es que un día decidimos migrar a la ciudad… Eso tiene una explicación y una narración, el terricidio tiene una narración y lo sabemos porque aún seguimos peleando por nuestras tierras comunitarias en muchos lugares”.

(Pía Ceballos, travesti y afroindígena. Integrante de Mujeres Trans Argentina)

Descolonizar la educación, recuperar nuestras sabidurías

El segundo momento del parlamento se llevó a cabo el día lunes 23 de mayo, cuyo tema principal fue la construcción de una educación pluricultural, discutir la educación que hoy se tiene y no queremos, y la educación que se quiere para alcanzar el buen vivir. Durante la jornada de trabajo, la voz de una mujer aymara, oriunda del lago Titicaca y actual docente del Instituto de Culturas Aborígenes de Córdoba, puso en evidencia el vínculo existente entre la educación y la autoidentificación como indígena. Manifestó que, durante 500 años, hemos sido construidos con las ideas de occidente, por lo tanto, autoidentificarse como indígena es el primer paso para posteriormente poder revalorizar sus saberes y así continuar avanzando en la lucha. El primer paso es sentirse orgullosos de ser indígenas.

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(Imagen: Denali DeGraf)

Se compartieron experiencias vividas que dan cuenta del sometimiento, mediante prácticas racistas y discriminatorias, de un tipo de educación que no corresponde con el modo de vida, cultura y espiritualidad de las comunidades indígenas. Las hermanas Purépecha de México parlamentaron la experiencia de la Universidad Cultural Indígena de Michoacán como la creación de un sistema educativo indígena que tuvo objetivos loables, pero que, en la actualidad, está atravesado por procesos de blanqueamiento.

“Ahorita se nos han colado gente blanca, son cada vez más el personal de ese tipo de persona, que tienen doctorados, que tienen maestrías y a los que verdaderamente quisiéramos que estén ahí, gente de la cultura nuestra, lo hacen a un lado”.

El requerimiento y exigencia de más especializaciones y capacitaciones para ocupar cargos docentes en los sistemas educativos de todos los niveles termina excluyendo a las personas indígenas cuyo recorridos y formación educativa es ancestral, comunitaria y espiritual. En ese marco, se habló de las problemáticas de los docentes bilingües de la provincia de Salta, que si bien muchos de ellos no han podido acceder a niveles de formación media y superior, tienen un enorme conocimiento cultural, territorial y lingüístico que no es reconocido. Actualmente, son desplazados de los espacios áulicos donde la matrícula estudiantil es 100% indígena para ser destinados a tareas de limpieza, recolección de leña y otras labores no docentes. Las mujeres kolla de Finca Santiago exigen que el Estado reconozca a la gente idónea de las comunidades, conocedoras del textil, el cuero, la madera, el teñido, prácticas que son parte de un proceso de enseñanza-aprendizaje que ocurre en los territorios de generación en generación. Esto último es lo que divide el tipo de educación que se planteó en el parlamento del tipo de educación que se propone en los sistemas formales.

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(Imagen: Denali DeGraf)

El concepto de educación que se propone es amplio, el cual abarca dimensiones vinculadas a cómo aprenden a ser madres, hijas, hermanas. Es un concepto que involucra los conocimientos compartidos en las comunidades, la transmisión de la lengua materna, el intercambio de sus medicinas, el saber escuchar la naturaleza y las distintas fuerzas. A ser pacientes, a saber observar, a estar seguros de lo que son y de lo que hacen. Reconocerse como pertenecientes a un pueblo indígena y, a partir de ese reconocimiento, recuperar la sabiduría de cada nación. Concluyó una hermana mientras parlamentaba: “Mi mayor educación es ser mujer mapuche”.

“Abrir escuelas donde no la estemos conduciendo y enseñando nosotros no tiene valor (…). El título que nosotros tenemos es de nuestros abuelos, ellos tienen que decir lo que aprendimos de ellos, ellos son nuestros docentes. No todos hemos podido ser hablantes, hemos sido elegidos los que podemos hablar, aquellos que lo tenemos, tenemos que luchar y enseñar a nuestros hijos, no hay una escuela, nosotros somos la escuela, nosotros somos territorio (…). Si se pierde una lengua, una mujer mayor indígena, se va perdiendo un libro y es imposible poder recuperarlo”.

(Mujer guaraní de la provincia de Jujuy)

No estamos descubriendo algo, estamos despertando. Basta de chineo

El tercer momento del parlamento sucedió el día martes 24 de mayo, uno de los encuentros más importantes a nivel político e histórico para tratar la campaña de justicia y abolición del chineo, una práctica cuya marca es colonial y racista. La jornada fue extensa y ardua, se inició con palabras de apertura a este momento para luego continuar con el trabajo en grupos más pequeños, de modo de generar un espacio de contención e intimidad para relevar las situaciones de violaciones organizadas y sistemáticas a niñas indígenas.

“Es un encuentro histórico que estamos haciendo por la semejante aberración que es el chineo, lo que estamos sufriendo desde hace tiempo y que queremos acabar ya. Y queremos que sea una decisión conjunta”.

(Mujer mapuche, integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir)

Luego del trabajo en grupo, se expusieron las conclusiones y acciones que se acordaron para llevar a cabo la abolición del chineo en los territorios. Las coordinadoras de cada grupo tomaron la palabra y manifestaron las distintas situaciones de violencia que se recuperaron a partir de los testimonios relevados. Durante la jornada, fue necesario volver a repensar el concepto de chineo, identificar cómo esta práctica aparece bajo otras denominaciones en las comunidades. Se identificaron casos de violaciones y abusos sexuales sin ningún tipo de acompañamiento y asistencia. En uno de los grupos de trabajo compuesto por 26 mujeres, 15 de ellas expresaron haber vivido situaciones de abuso sexual bajo la complicidad de las fuerzas policiales, caciques y autoridades indígenas.

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(Imagen: Celeste Vientos)

Fueron numerosos los testimonios de casos de violaciones intrafamiliares silenciadas y violaciones durante la infancia que pudieron ser habladas en la adultez. La necesidad y urgencia de romper con la complicidad de las mismas familias, la comunidad, la iglesia y el Estado demanda abolir estas prácticas desde la raíz. Romper con el respaldo que tienen los violadores, muchos de ellos pastores de las iglesias y trabajadores del Estado que ingresan a las comunidades a ofrecer obsequios a cambio de tener relaciones sexuales. La propuesta fue contundente: generar estrategias territoriales y redes de acompañamiento a las personas que atravesaron estas situaciones de violencia sexual y racial. Hablar sobre el chineo y las múltiples violencias que viven las mujeres y diversidades indígenas que son naturalizadas por las familias. Identificar a los violadores y generar redes de protección para mujeres indígenas.

Otro aspecto central que se destaca es la recuperación de la espiritualidad de las personas que atravesaron estas múltiples violencias, donde las ceremonias cumplen un papel fundamental.

“Cuando surge el chineo dentro de las comunidades, destruye nuestra espiritualidad, entonces, esa niña, esa mujer no puede salir adelante porque su espiritualidad se destruyó. Una hermana manifestó ser violada a los 13 años (…). Se tuvo que ir de su territorio, pero para poder sanar pasaron muchos años, luego vuelve a su territorio y es allí donde empezó a sanar. En todas nosotras, es importante recuperar nuestra espiritualidad, poder hacer ceremonias y entregar ese dolor”.

(Coordinadora de los grupos de trabajo)

Concluyendo el parlamento, confirmaron que el chineo es una práctica criminal, racista y colonial sistemática que preexiste, continúa y es parte del genocidio a los pueblos indígenas. Realizaron una lista de aquello que ya no se quiere para decir BASTA.

No queremos más discriminación.
No queremos más muertes de nuestras niñas, niños y niñes.
No queremos más violencia.
No queremos más encubridores y encubridoras.
No queremos más machismos, femicidios, transfemicidios y travesticidios.
No queremos más odio.

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(Imagen: Celeste Vientos)

Por último, Moira Millán, integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, y, posteriormente, Pía Ceballos, integrantes de Mujeres Trans Argentina, toman la palabra para expresar lo que se va a exigir al Estado estableciendo tiempos para su cumplimiento durante el 2022.

Exigimos que el chineo se declare como un crimen de odio y que sea imprescriptible.
Exigimos que se embarguen los bienes de los violadores para crear toda la estructura de prevención.
Exigimos que en las empresas donde haya un violador queden inhabilitadas de por vida.
Exigimos que los violadores dentro de las estructuras del Estado sean excoriados.
Exigimos que se expropien las propiedades de la Iglesia por las violaciones que cometieron sus miembros.

*Por Pamela Tello para La tinta / Imagen de portada: Cobertura colaborativa 3º Parlamento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir (Denali DeGraf y Celeste Vientos).

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