Por primera vez, el Sindicato de Comercio tiene una candidata a la Secretaría General

Eva Serrano y su lucha contra la violencia de género en el gremio.

Este artículo fue censurado en el sitio web de Página 12. Se republica en Indymedia Argentina sin permiso.

Eva Serrano lleva años de lucha denunciando la violencia de género en el ámbito laboral y sindical, la sufrió en carne propia y hoy acompaña a trabajadorxs de todos los rubros en procesos judiciales. Se organizó junto a otrxs compañerxs y lograron presentar la primera lista de trabajadores de base para participar de las elecciones del Sindicato de Comercio que dirige hace décadas Armando Cavalieri. Es la primera mujer que se postula como candidata a la Secretaría de ese gremio en la Ciudad de Buenos Aires.

Foto: Jose Nico.

Por Estefanía Santoro.

Enfrentarse a los poderosos del gremio más grande del país puede costarte vida, trabajo, salud y hasta la pérdida de un embarazo. Eva Serrano continuó la lucha en defensa de los derechos de lxs trabajadores empleadxs de comercios que llevó adelante su papá en los 90 cuando el supermercado El Hogar Obrero cerró sus puertas y dejó a cientos de trabajadores sin empleo. Resistieron en el lugar con una toma, intentaron formar una cooperativa, contaban con el apoyo del gremio de comercio, apoyo que en realidad ocultaba los intereses particulares de los dirigentes del sindicato. Su objetivo fue quedarse con esa propiedad y lo lograron, mientras que los trabajadores nunca recuperaron su empleo. Ya para los años 2000 cuando el país comenzaba a hundirse en una de las peores crisis económicas fue imposible remontar el sueño de formar esa cooperativa que tanto anhelaron los trabajadores despedidos.

Hoy Eva es cajera de una sucursal de la cadena Easy en Palermo donde trabaja sábados y domingos. Hace unos años atrás comenzó a padecer violencia de género de parte de Raul Sedeño, subsecretario de Asuntos Gremiales del Sindicato de Empleados de Comercio. “Él se obsesionó conmigo pero no tenía marco legal para denunciarlo, fue en 2013, me decían que tenía que ir al fuero laboral pero no podía llevar a juicio a un dirigente sindical con el que no tenía una relación de dependencia, él no me pagaba el sueldo. Hasta que en el 2015 encontré la ley 26.485 de violencia de género y supe que tenía la posibilidad de pedir una orden de alejamiento en el fuero laboral. Lo denuncié por maltrato y también a la empresa Cencosud que permitía ese maltrato, como castigo me sacaron la comida y el agua en mi horario laboral.”

Así fue como Eva logró llevar adelante un juicio contra Sedeño al que se le impuso una orden de alejamiento: “Quería que se conozcan los relatos de mis compañeras que se sentaron a declarar y eso es sumamente valioso. Él les pedía que me dieran una pastilla para que él después me pasara a buscar y las personas que no accedían a drogarme, las despedía. Ese juicio lo ganamos y era algo que nos parecía imposible porque denunciar a estas personas cuesta mucho”.

La cajera cuenta un sin fin de situaciones violentas que vivió: “Un día en la sucursal donde trabajo estuve desmayada aproximadamente cuatro horas y nadie me vino a asistir. Le decían a mis compañeros que estaba durmiendo pero en realidad, estaba desmayada, me habían golpeado en la caja. Luego de la denuncia las cosas se pusieron cada vez peores. Mis jefes fueron muy buenos conmigo, me tenían que esconder en algo que nosotros llamamos el cuartito de rollos, porque había barrabravas que había puesto el sindicato para intimidarme, entonces cada vez que las cosas se ponían pesadas, mi jefe me decía ‘quédate acá hasta que pase’. Incluso hay pruebas en los mails donde esa persona pedía explícitamente violentarme.”

Cambiar un sindicato desde adentro

Con el propósito de que los cimientos patriarcales tan arraigados se muevan, Eva decidió organizarse y creó junto a otras compañeras la Fundación “La Fortaleza de Eva” que brinda asesoramiento y patrocinio jurídico a mujeres y personas LGBTINB+ para casos de violencia en el ámbito laboral y sindical. La mayoría de los casos nunca son noticia porque implica a hombres con poder que lideran empresas y sindicatos con pauta en los grandes medios. Tal es el caso de Javier Pokoik, secretario de la Asociación de trabajadores de la Sanidad Argentina: “Este tipo ejerce violencia de género, no con una trabajadora sino con varias y todas las delegadas lo han denunciado. Hoy estamos llevando adelante ese proceso, casos como este hay un montón. Desde la Fundación conseguimos una orden de alejamiento contra Cristina Ferreyra, sindicalista del gremio que preside Amadeo Genta, el Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires, Ferreyra era parte de la comisión directiva y violentaba a compañeras enfermeras, les pegaba con un palo y Genta la protegía.”

La fundación es totalmente independiente, se sostiene con un fondo de lucha que realizan sus afiliades, no recibe financiamiento ni del Estado ni de partidos políticos. “A este lugar llegan un montón de trabajadoras, muchas de Comercio, que sufren violencia de parte de la dirigencia sindical. Como Rita Villalba, compañera trabajadora de Yumbo que fue golpeada por un delegado y hasta tenemos los vídeos de las agresiones que sufrió.”

El gran logro es que por primera vez en décadas en las próximas elecciones del Sindicato de Comercio se va a presentar una lista liderada por trabajadores de base. Eva como secretaria general y su compañero Leonardo Segovia como subsecretario, quienes le van a disputar los votos a dos pesos pesados: Armando Cavalieri que preside el sindicato desde hace décadas y su actual rival desde hace cinco años cuando dejó de ser su secretario, Ramón Muerza, gran amigo de Alfredo Coto.

El histórico líder del sindicato de comercio hoy tiene asegurados los votos de un gran sector, lxs trabajadores de OSECAC (Obra Social de Empleados De Comercio) quienes están obligados a votarlos por miedo a ser despedidxs y también lxs trabajadores jubiladxs, de ahí que las cuentas siempre lo benefician. El otro sector es el supermercadista que no va a votar y representa el 13 por ciento de lxs votantes, sin embargo, Eva explica que hoy algunas cosas cambiaron: “Desde la fundación nos enfrentamos a la gerencia de OSECAC en varios juicios por maltrato y violencia hacia las trabajadoras y desde ese momento logramos que las y los trabajadores de OSECAC nos apoyen con su voto nuestra lista.”

Además Eva cuenta: “La Fundación se ha transformado en una pequeña CGT, hay compañeras y compañeros de todos los gremios. Los de arriba nos detestan, por suerte nosotros también los detestamos. Imaginate, una mujer que le ha ganado un juicio Armando Cavalieri, nos detestan con el doble de la fuerza, incluso mi agresor siguió en el cargo y los abogados que lo representaron en el juicio fueron puestos por el propio sindicato.”

Hacerle frente a la impunidad de la burocracia sindical

Durante los meses en los que atravesó la mayor violencia, Eva cursaba un embarazo de una beba que llamaría igual que ella, de allí surge el nombre de la fundación. Las amenazas de muertes, los intentos de secuestro y las agresiones físicas le provocaron problemas de salud y la pérdida del embarazo. “Llegaron a poner un perro muerto dentro de mi locker, fueron momentos de mucho sufrimiento y pasé situaciones sumamente crueles”, cuenta.

En la Fundación además de acompañar las denuncias realizan capacitaciones con perspectiva de género a delegades. “No trabajamos con gremios sino que cualquier delegade que se quiera capacitar, viene a la fundación y toma los cursos.” Desde que iniciaron hace cuatro años ya lograron 504 reincorporaciones a nivel nacional y 174 en la Ciudad de Buenos Aires. “Durante la pandemia con el decreto 260 de licencia por maternidad de niños en edad escolar presentamos 700 medidas cautelares y las ganamos todas, en ese entorno decidimos presentarnos a elecciones”, asegura.

La fundación no solo es una herramienta para canalizar denuncias sino que también se convirtió en un espacio de contención para aquellas trabajadoras que transitan ámbitos laborales hostiles con una marcada presencia masculina que utiliza sus lugares de poder para violentarlas, manipularlas y amedrentarlas. Es el primer espacio que se ha enfrentado a dirigentes gremiales poderosos, saliendo victoriosas en las batallas judiciales. Eva dice: “A mi no me quiere nadie” y eso es una señal de que está haciendo las cosas bien porque ese nadie a los que se refiere son quienes están hoy en las cúpulas de los sindicatos.

“No solamente le hacemos frente a la burocracia sindical que yo la llamo gerencia de sindicalismo, sino también a las grandes patronales que pagan pauta publicitaria. Mi candidatura no la va a promocionar ningún medio porque en empresas como, por ejemplo, Carrefour, tenemos 77 juicios, contra en Cencosud otros 150. ¿Qué patronal va a permitir que salgamos en algún medio para poder decir que nos presentamos en una lista?”

Si hay una empresa que se especializa en violentar a trabajadores y hasta consumidores es Coto. Aprietes, golpizas y persecución es lo que reciben lxs trabajadorxs de esta gran cadena de supermercados cada vez que denuncian alguna irregularidad laboral, sumado al caso de una mujer que fue detenida arbitrariamente en un sucursal de San Isidro y el caso de dos custodios que en 2019 mataron a golpes a un hombre de 70 años que robó comida.

Eva cuenta: “De Coto nos llegaron varias denuncias, tenemos un caso de una trabajadora que por tomarse licencia por cuidado de su hijo menor fue encerrada en una oficina. El mecanismo es siempre el mismo para trabajadores varones y mujeres, los citan en una oficina central, los encierran, los maltratan, le ponen cuatro o cinco monos encima, le dan una plata y los obligan a renunciar porque si no lo hacen le dicen que los van a mandar a matar. Eso mismo le pasó a la trabajadora que vino a la fundación, cuando la encerraron, por suerte se dio cuenta, pudo llamar al 911 y luego se abrió una causa.”

Segunda generación de lucha

Eva tiene 39 años y lleva casi toda su vida luchando. “Para que te des una idea festejé mis 15 en la Carpa Blanca de los docentes “Yo decidí festejarlo ahí, para mí era fundamental estar ahí porque creía que la resistencia era de todos. Mi papá era uno de los trabajadores que había tomado el Hogar Obrero que estaba en Piedras y Rivadavia, fue la mayor toma del sindicato de empleado de comercio que duró 10 años. Me crié en una toma, al punto que pensaba que todos los papás de mis amigos tomaban lugares. Crecí viendo a mi papá atado a una columna para que no lo desalojen, recuerdo que lo miraba a mi viejo mientras se peleaba con Cavallo por teléfono.”

Por ese entonces, El Hogar Obrero, la cadena de supermercados más grande del momento presentó quiebra. La toma arrancó en el 90, “Cavallo lo llamaba y le decía a mi papá que tenía que dejar el lugar, él le respondía que no, que lo vayan a sacar y en ese momento ya estaba Cavalieri en el sindicato. Mi papá decía que Cavalieri usaba a los trabajadores como serenos porque después el sindicato se quedó con el lugar y se lo vendieron a Galeno. Cuando quisieron formar la cooperativa ningún juez se la quiso dar, mi viejo resistió durante 10 años y llegó un momento en que ya nadie quería seguir la lucha porque la situación empeoró, cada vez recibían más amenazas y además ya en el 2000 era un momento económico del país donde era imposible formar una cooperativa”, recuerda Eva.

“Intentaron matarme, me gatillaron en la puerta de la Fundación pero no salió la bala, no sé, para mi le falló, por la cara de miedo que tenía el tipo creo que le salió mal. Puedo contar mil situaciones horribles como esas pero nada de eso va a opacar la felicidad que tenemos porque luego de muchos años de organización pudimos presentar la primera lista de base de trabajadores que no tiene relación con la dictadura militar. Armando está en el sindicato desde el 84 como secretario pero durante la última dictadura fue vocal, suplente y asesor de cuentas designado por la junta militar así como también fue designado Raul Guiot al frente de la delegación de comercio de San Martín que continúa al día de hoy.”

En las paredes de la Fundación hay muchos cuadros, son los telegramas de las compañeras que se animan a denunciar la violencia que sufren de parte de los dirigentes sindicales, son las medidas cautelares y las órdenes de alejamiento que consiguieron. “Cada una, cada uno que se anima a denunciar lo hacemos cuadrito porque denunciar semejante atrocidad, es muy fuerte. Creo que este es el camino porque en algún momento esto se tiene que terminar, no podemos seguir teniendo miedo a 40 tipos. Se hacen todos los malos pero en tribunales no sabes cómo lloran para que los jueces no los culpen. Un día me llamó la secretaria de Cavalieri, solo le respondí para decirle que lo iba a atender cuando me devuelvan a mi hija.”


Fuente de la nota (borrada en el sitio web de Página 12): https://www.pagina12.com.ar/436761-por-primera-vez-el-sindicato-de-comercio-tiene-una-candidata

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