“Quiero que me diga la fecha de mi nacimiento y qué hicieron con el cuerpo de mi padre”

Esas dos preguntas le realizó Victoria Donda Pérez a su tío Adolfo Donda Tigel, el genocida que está imputado por su participación en la apropiación de su sobrina. El testimonio de Victoria fue duro, conmovedor y de fuerte contenido político. Su relación con el apropiador Juan Azic, con su hermana de sangre y su hermana de crianza, también apropiada por el prefecto ya condenado por este caso. Las respuestas del acusado.

Redacción: Camila Cataneo/Fernando Tebele. Edición: Pedro Ramírez Otero. Fotos: Capturas de la transmisión en vivo de La Retaguardia.

Victoria Analía Donda Pérez nació en la maternidad clandestina de la ESMA durante el cautiverio de su mamá, María Hilda Pérez de Donda, quien continúa desaparecida. La beba fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, quien ya fuera condenado por el hecho en 2012, en el marco del juicio por el Plan sistemático de apropiación de niños y niñas durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. En 2004 Victoria recuperó su identidad.

El pasado lunes, Victoria declaró en el juicio donde se analiza la responsabilidad de Adolfo Donda Tigel, su tío, condenado por haber sido parte del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA. “Victoria Analia Donda Perez es el nombre que elegí tener después del 8 de octubre del 2004, cuando me dieron el resultado de ADN y me enteré que mi mamá estaba en la ESMA a punto de parir y ahí me puso Victoria. Analía es mi segundo nombre que me pusieron mis apropiadores”, explicó al comienzo de su testimonio.

Mientras movía con sus manos un abanico cerrado, empezó a describir cómo eran sus padres. “Mi mamá se llamaba Hilda Pérez y tenía 23 años. Le decían Cori y era militante de la JP (Juventud Peronista) de la zona Oeste de la Provincia de Buenos Aires. Ingresó a la organización Montoneros y tenía otra hija, mi hermana Daniela. Era una joven solidaria”, expresó. Y continuó: “Mi padre se llama José María Donda, tenía 21 años, era alto y flaco, le decían Pato o Gabo (…) Él fumaba y le gustaba andar en bicicleta. Sabía escuchar, así lo recuerdan todos”.

Tanto Hilda como José María fueron secuestrados. “Primero se llevaron a mi mamá en marzo de 1977 cuando estaba embarazada de mí de cinco meses. La subieron a una camioneta. Ella logró escapar, corrió por la calle y se le rompió un zapato, ahí la agarraron. El zapato quedó tirado en el piso”, dijo. En ese momento el papá de Victoria mantenía contacto con sus abuelas y buscaba a Hilda. Al desaparecer Jose María, Daniela quedó a cargo de su abuela materna, Leontina.

Victoria contó que en una carta que su padre le escribió a Leontina, y que leería en el cierre de la testimonial, hablaba de su mamá y del embarazo, también pedía que las busquen y las críen juntas. Victoría mencionó una parte de la carta: “Vayan a buscar a Donda, su hermano, que creía que tenía la humanidad para buscarme”.

Su relato continuó y se refirió a dónde pasó el cautiverio su mamá. “Se que la llevaron a la tercera de Castelar, ahí funciona una comisaría actualmente. Las políticas de memoria que se llevan a cabo desde el 2004 hicieron que ahora sea considerado un Sitio de la Memoria”, contó la actual funcionaria del Gobierno provincial.

“Pude ir a las celdas donde estuvieron los desaparecidos”, recordó Victoria, y manifestó que pudo hablar con una importante cantidad de sobrevivientes que estuvieron con su madre. “Me contaron que mi mamá pedía una escoba para limpiar la celda (…) Mi mamá se la pasaba haciendo chistes, pero un día la llevaron arriba, a la sala de torturas. Todos creen que ahí vio a mi papá, y estuvo un día o dos días sin hablar. Luego se la llevan a ESMA”, dijo.

Por otro lado, contó que un compañero de su papá vio a José María sentado en un banco de la plaza de Castelar. Estaba todo golpeado. Victoria cree que estaba ahí para que sus compañeros se acercaran y así los atrapaban. “Era una cacería”, agregó.

El aporte de quienes sobrevivieron

Luego comentó cómo fue la charla que tuvo con Lydia Vieyra, quien asistió el parto y ya dio testimonio en el juicio. “Cuando empezó con el trabajo de parto, pidió que una compañera la ayudara, la llevaron a la ‘salita de embarazadas’. Sé que fue por parto natural y que nací sobre una mesa de madera”, dijo. Victoria contó que a su madre le habían puesto suero. En el momento que nació, entró el médico militar que asistía los partos, José Luis Magnacco, y cuando se fue Hilda se sacó el suero y corrió a buscar a Victoria para abrazarla.

También agregó que Sara Solarz de Osatinsky le contó que su mamá tenía un familiar que participaba en los grupos de tarea de la ESMA, por eso dejaban que camine por el pasillo con los grilletes y orinaba en un balde. También le daban dos mandarinas y una se la guardaba para dársela a una compañera que estaba muy golpeada. “Puedo hablar con casi todos los sobrevivientes que estuvieron con mi mamá. Gracias a ellos pude reconstruir el recuerdo de mi mamá que no pude conocer”, manifestó Donda.

En otro pasaje de su conmovedor testimonio, dijo que su abuela paterna se encontró con el papá de Victoria: “Mi abuela iba adonde papá los citara, pero le decía que no le dijera a nadie, ni a Adolfo ni a nadie”. Su otra abuela, Leontina le contó que fue a ver a Adolfo Donda para decirle que la ayude a buscarlos para saber dónde estaban los padres de Victoria y él respondió que “ellos sabían lo que podía pasarles y que él quiso ayudarlos para que se vayan y que ellos decidieron quedarse sabiendo lo que les podía pasar”.

El exilio de la abuela Leontina y la relación de Donda Tigel con Yabrán

“Cuando se sancionan las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, ellas se van a vivir a Canadá porque le tenían miedo a Adolfo”, dijo Victoria y continuó: “Era un tipo muy conectado con lo peor de la sociedad. Era testaferro de (Alfredo) Yabrán. Yo si fuese mi abuela también hubiera tenido miedo”. Acerca de la relación de Donda Tigel con el empresario Yabrán, quien se suicidó cuando iba a ser detenido por el asesinato de José Luis Cabezas, Victoria se refirió a una de las empresas que el grupo tenía en los aeropuertos: “Solo como un dato, esa empresa trasladaba cocaína a través de la empresa Shoutern Winds”. También reparó en el nombre de una de las empresas de seguridad. “Se llamaba BRIDES. No sé si se lo pusieron por eso, pero suena a brigadas de la ESMA”.

Las primeras dudas

“Crecí en zona sur (…) siempre me gusto leer y era bastante estudiosa. Era bastante rebelde pero como estudiaba no me echaban. Comencé a militar desde muy chica”, expresó Victoria y contó la vez que le preguntó a su mamá como había nacido y ella le respondió: “En mi corazón”. Victoria manifestó que en ese momento no tenía dudas de su origen y que su madre apropiadora era una mujer muy católica. Las dudas aparecieron recién cuando su apropiador, Juan Antonio Azic, intentó suicidarse al verse cercado por la Justicia tras la caída de las leyes de impunidad. Azic intentó suicidarse, pero falló y sobrevivió: “El tiro le rebotó en el paladar y no lo mató”. En ese momento de su testimonio, Victoria quiso hacer una aclaración: “Él está condenado por este caso y por otros más. Pero quiero decir que hay una parte de mi vida que me parece bien que sea pública, entre otras cosas para que la historia no se repita y porque creo que ninguna sociedad puede caminar para adelante si no sabe de dónde viene”. Ese preámbulo dio lugar a que relatara el vínculo que todavía sostiene con su apropiador, y a la vez repudie sus delitos. “Yo fui testigo de las querellas en las causas en las que lo condenaron. No de las defensas. Porque independientemente de los vínculos personales creo hay una responsabilidad social y política por sobre eso, que quiero asumir. Y si hoy puedo hablar con él y conoce a mi hija, es en parte porque pude ser parte de quienes lo llevaron a que hoy esté detenido”. Luego retomó el hilo temporal. En ese 2003 se acercaron integrantes de HIJOS y de Abuelas de Plaza de Mayo para decirle que podría ser hija de personas desaparecidas. “Cuando Juan (Azic) se despierta del coma en el Hospital Naval, le dije que me habían enojado mucho sus mentiras, y que a pesar de eso durante su estado de coma había decidido quedarme a su lado. Él agarró una libreta, porque no podía hablar, y me escribió ´Perdón´”. En ese instante tan íntimo y delicado, Victoria le dijo que solo quería saber la verdad y quiénes eran su padre y su madre. “Él me respondió: ‘No lo sé’, y me dijo: ‘Sos de la aeronáutica’. Yo era en ese momento estudiante de derecho y tenía el deseo de ser fiscal, la vida me llevó para otro lado”. Con ese deseo de verdad y de acción investigativa, comenzó a leer libros para conocer la organización de la represión. “Busqué un libro de Abuelas y empecé a mirar las fotos. Cuando la vi a Cori, dije: ‘Esta mina tiene mis ojos, tiene que ser mi mamá’. Supe que tenían otra hija, y ahí la busqué a Daniela”, relató.

Sus hermanas

También abordó las dificultades en la relación con Daniela, quien fue criada por el acusado en este juicio, su tío Adolfo Donda Tigel: “Sus opiniones políticas, que son públicas, dificultaron la relación, pero a pesar de eso estamos construyendo un vínculo. Cuando me senté con ella la primera vez, no me había hecho el ADN todavía. Cuando la vi, éramos lo opuesto”, señaló con una sonrisa en su rostro. “Creo que las dos íntimamente pensamos que mejor no seamos —se ríe fuerte—. Igual ahora nos dimos cuenta de que tenemos muchos más parecidos de lo que parece”, agregó. “Qué bueno”, dijo Emanuel Lovelli, el abogado de la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, quien fue guiando el relato de manera lo más ordenadamente posible a través de sus preguntas.

Un rato antes, había hablado de su hermana de crianza. La joven también fue apropiada por Juan Antonio Azic, quien se robó dos bebés nacidas en la ESMA. En este otro caso, es la hija del matrimonio Ruiz/Dameri, quienes regresaron al país durante la Contraofensiva de Montoneros. decidieron no dejar a sus dos pequeños hijos en la Guardería de La Habana que había creado Montoneros. Fueron secuestrados los cuatro. Silvia Dameri estaba embarazada y parió a su niña en la maternidad clandestina de la ESMA. Varios sobrevivientes dieron testimonio de haber visto a los pequeños jugando en los pasillos del centro clandestino. También dieron cuenta de haber tenido en brazos a la que sería la segunda niña apropiada por “Piraña” Azic en la ESMA.

“Yo la adoro a mi hermana de crianza”, señaló Victoria durante su testimonio. Al cierre de la jornada, la fiscalía pediría desistir su testimonio. Abuelas de Plaza de Mayo acompañó, pero la defensa de Donda Tigel se opuso, por lo que los jueces y juezas deberán resolver.

Casi al finalizar su testimonio manifestó que quería saber su fecha de nacimiento y qué habían hecho con el cuerpo de su padre para poder dejarle una flores. “A mi madre dicen que subieron a los Vuelos de la muerte. Por eso sigo tirando flores al mar”, dijo. El imputado pidió responderle. Lo hizo tras el cierre del testimonio de Victoria, quien se ubicó junto a Lovelli y Carolina Villella, del equipo de Abuelas. Donda Tigel dijo querer hablar con Victoria (“Si quisiera hablar conmigo hubiera venido acá. Éste era el lugar para hablar”, había comentado Victoria mirando al monitor donde veía la imagen de Donda Tigel en la cárcel). No respondió a ninguna de las dos preguntas centrales que le realizó su sobrina. Y al responder las preguntas se lo vio vacilante, sobre todo ante las de los jueces y juezas Ricardo Basílico, Daniel Obligado, Gabriela López Iñiguez y Sabrina Namer. Hay un punto que será central en este juicio: ¿efectivamente Donda Tigel se enteró de la existencia de Victoria recién en 2004? Lo que resta del juicio aportará seguramente la data suficiente para contradecirlo.


Fuente: https://laretaguardia.com.ar/2023/03/quiero-que-me-diga-la-fecha-de-mi-nacimiento-y-que-hicieron-con-el-cuerpo-de-mi-padre.html

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *