El salario venezolano ha perdido más o menos el 97% de su valor

El economista Manuel Sutherland.

Panorama sindical en Venezuela

Mario Hernandez

 

En Venezuela se registraron 762 protestas durante el pasado mes de febrero, 500 menos que las contabilizadas en enero, según datos difundidos por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS).
El observatorio detalló que un 89 % de las protestas computadas en febrero fueron asociadas a las exigencias de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (Desca) y que, dentro de este grupo, la mayoría se relacionó con derechos laborales y servicios básicos.
Insistió en que los trabajadores siguen liderando las protestas y «su mayor exigencia radica en salarios suficientes para vivir con dignidad y que sean dolarizados para poder hacer frente a la economía nacional».
Sobre los lugares en los que se registraron la mayor cantidad de manifestaciones, Anzoátegui encabeza la lista con 76 protestas; seguido de Portuguesa con 66; Bolívar con 59; Lara con 55 y Mérida con 54.
En enero, el OVCS sumó 1.262 protestas, de las cuales 1.027 fueron de trabajadores, principalmente del sector de la educación, quienes denunciaron la «pérdida del poder adquisitivo» ante el «poco valor del salario frente al escenario inflacionario y dolarizado de la economía», según un informe de la organización.
Venezuela registró el año pasado 7.032 protestas, con un promedio de 20 diarias, lo que supuso un incremento del 7 % respecto a 2021, cuando se computaron 6.560 manifestaciones, de acuerdo con el OVCS.

 

 

Entrevista al economista venezolano Manuel Sutherland en “Metrópolis” que se emite por FM La Boca (90.1) los martes de 21:00 a 22:00

El salario venezolano ha perdido más o menos el 97% de su valor

Mario Hernandez

 

-Queríamos comunicarnos contigo porque Venezuela ha vivido en enero una serie de movilizaciones de sindicatos reclamando por el salario, por el poder adquisitivo del salario, para que el salario y las pensiones sean indexadas al costo de las canastas básicas. Estaba leyendo, por ejemplo, un artículo de Luis Britto García que habla de un salario mínimo de 130 bolívares que sería el equivalente a 6 USD mensuales. ¿Qué nos podés comentar sobre esta situación y, sobre todo, de esta reacción que han tenido los gremios y los sindicatos venezolanos?

 

-Lamentablemente, el salario venezolano ha perdido más o menos el 97% de su valor si lo comparamos con el 2001. En el 2001 el salario mínimo en Venezuela, con el bono alimentación, era 401 USD mensuales y era el salario mínimo con más poder adquisitivo de toda América Latina. Era nominalmente más bajo que el chileno o el argentino, pero tenía un poder de compra más grande porque los servicios públicos eran muy bajos, muy baratos. El litro de gasolina costaba 0,10 USD y la electricidad del apartamento era prácticamente nada. Entonces ese salario era altísimo en cuanto a poder adquisitivo global, los alimentos también eran económicos, pero fue destruyéndose paulatinamente en todo el corazón del proceso bolivariano.

Desde 2015/2016 el salario mínimo ha oscilado entre los 4 a 8 USD mensuales, llegando a subir el 15 de marzo del año pasado a 40 USD, pero esa subida fue licuada con una inflación muy fuerte. El 2022 tuvimos una inflación de 305% y si medimos la inflación de enero del 2022 a enero del 2023 tenemos una inflación valorizada de 440%. Entonces eso ha licuado el aumento salarial que hubo el 15 de marzo del 2022, el último incremento, y ahora el salario mínimo para personas que trabajan en la administración pública y pensionados alcanza la microscópica cifra de 4 USD al mes. El bono de alimentación es algo así como 2 USD al mes, lo que sería como 6 USD como ingreso mínimo legal.

Y en el sector privado los salarios están alrededor de los 12 USD al mes para un obrero que realiza una labor sencilla. Ahora, ese salario ha venido con una destrucción de las prestaciones sociales, una destrucción de los contratos colectivos, hubo estatutos como el 2792 que invalidó los contratos colectivos de un montón de sindicatos y hubo un decreto de la ONAPRE que impidió que los beneficios sociales que habían firmado sindicatos en forma independiente pudieran ser válidos, entonces hubo como un achatamiento general de salarios de médicos, de profesores y maestros.

Esos salarios lamentablemente fueron devastados y sus beneficios fueron reducidos muy drásticamente. Ellos han tenido una respuesta, desde el año pasado, muy vigorosa, han forzado al gobierno a tratar de frenar la destrucción total del salario, pero lamentablemente no han podido. Este año han arrancado con marchas muy importantes, han tomado varias plazas a nivel nacional, han hecho protestas muy fuertes y muy pacíficas, muy organizadas, protestas no politizadas sino orientadas fundamentalmente a la reivindicación salarial y no han tenido lamentablemente mayor éxito.

No obstante, las protestas no están teniendo la fuerza que tenían hace unos meses, pero todavía hay movilización y un intento de tratar de luchar por sus reivindicaciones que han sido totalmente pisoteadas en los últimos años.

 

-¿Cómo se entiende esta situación cuando en su mensaje anual el presidente Maduro informó que la economía había crecido un 17.73% el año pasado?

 

-La verdad es que no se sabe exactamente cuánto creció la economía. El Banco Central no ha publicado la data completa. Ese crecimiento es el crecimiento de los 3 primeros trimestres y es un crecimiento promedio inter-trimestral. El asunto es que el Banco Central tampoco ha publicado la data del año 2019, 2020 y 2021 entonces lo que publicó y lo que dijo el presidente Maduro fue una cuestión de los 3 primeros trimestres del año pasado, le faltó mucho contexto a la cifra de crecimiento para ser más o menos verídica.

Lo otro es que ese crecimiento se ha visto potenciado por 3 factores centrales. El primero es la guerra de Ucrania, el segundo es el aumento de los precios del petróleo que exportamos como bien prácticamente único, y lo tercero ha sido una apertura, dolarización y flexibilización de las condiciones comerciales en Venezuela.

Hace pocos años no podías utilizar divisas para realizar tus pagos y había una persecución de policías y fiscales a los comercios que dificultaban mucho su accionar, eso se fue flexibilizando y permitió que florezcan algunos negocios. El asunto es que esos negocios están floreciendo para el segmento ‘prime’ de la población, el segmento más pudiente. Hay muchos bodegones, en Argentina son otra cosa, en Venezuela son tiendas de mercancías importadas, cervezas, refrescos completamente importados para el segmento de lujo, restaurantes donde una cena para 3 te puede costar 300 USD sin siquiera pedir un whiskey o con apenas una botella de vino económica, y hoteles donde te pueden cobrar 350 USD la noche como el Hotel Humboldt.

Entonces, esa forma de la recuperación económica no es integral, donde la recuperación de la clase obrera tenga un protagonismo y donde realmente haya posibilidades de aumentar la producción de una manera potente, sino basada en la importación de bienes generalmente suntuosos o hechos para ingresos medios.

A eso hay que agregar el aumento en el precio del petróleo y el aumento en la producción de petróleo. El año antepasado la producción había llegado a 250/320.000 barriles que era lo mínimo en 75 años y el año pasado subió a 600/650.000 un poco llegando a 700.000, igual el precio que había llegado a 20/25 USD el año antepasado llegó a 70/80 USD. Esos valores hicieron que la economía creciera bastante, pero a pesar de eso el gobierno no ha ajustado los salarios como debería y sigue con los errores de política económica que han destruido la economía y que han multiplicado el tipo de cambio por 5. En enero del año pasado el tipo de cambio era 4 bolívares por dólar y ahora va a 20 bolívares por dólar.

 

-¿Quiénes lideran estos movimientos sindicales que reclaman por salario? ¿Tienen alguna relación con la oposición política?

 

-La cuestión de estos movimientos del magisterio, de los sindicatos de enfermeras, de maestros y de profesores es que son muy variados. El único punto de encuentro es el día que salen a marchar, pero hay muchos grupos haciendo muchas cosas, está sumamente atomizado el movimiento. Cada movimiento tiene su propia asamblea, su propia reunión, su propia agenda y hay una fragmentación terrible en el seno del mismo.

Los partidos políticos han acompañado las marchas, pero sin sus distinciones, sus banderas, sus camisas, sino de manera muy comedida. Hay partidos políticos que han tratado de captar un poco el movimiento para politizarlo, pero los sindicatos han estado de acuerdo en evitar la politización por miedo a la represión.

La represión no ha sido tan fuerte como es costumbre cuando el gobierno reprime a la oposición porque los sindicatos han tenido mucho cuidado de no incluir ninguna consigna directamente política. El asunto es que para cambiar su situación económica un aumento salarial decretado no sirve, sino que tiene que haber un cambio político y económico estructural, sin eso no hay solución plausible en el corto plazo.

 

-¿Querés agregar algo más?

 

-Bueno, yo creo que en Argentina, en el Cono sur hay una visión de Venezuela un poquito fantasiosa. Hay una visión en la cual se cree que acá se hizo la revolución socialista, que todo el mundo está vestido de rojo y que la derecha es la única que protesta o que tiene intenciones golpistas. Y yo creo que hay una derecha y una ultraderecha radical y nefasta, por supuesto, como hay en todos los sitios, pero las protestas que se están haciendo en la actualidad son de la clase social que realmente va a trabajar descalza prácticamente, que come una vez al día, que camina 20/30 cuadras para llegar a su trabajo con un sol de 40 grados en la nuca, entonces creo que hay que ser mucho más serios con la observación y el análisis de esas protestas y la situación real que sufre el país.

Yo estoy totalmente en contra de las sanciones que hay de parte de EE UU y de la Comunidad Europea, pero la crisis es anterior a las sanciones, las sanciones empeoraron la situación económica. Pero no son la raíz ni la causa de la debacle nacional, que está relacionada con una pésima gestión de la renta petrolera ingresada al país.

Al país ingresó 1 millón de millones de dólares, el equivalente a 10 planes Marshall con el poder adquisitivo del año 2000, 1 millón de millones de dólares que se pudo haber ahorrado, se pudo haber invertido, se pudo haber direccionado de una manera completamente seria y de una manera progresiva. Nada de eso se hizo y ahora estamos pagando las consecuencias de una tremenda irresponsabilidad histórica.

 

-Manuel te agradezco mucho esta comunicación. Espero que nos permita retomar una relación que habíamos tenido hace algunos años cuando viajaste a Argentina y que nos va a permitir conocer de primera mano la situación política y social de tu país.

 

-Claro, espero volver a ir, reuniendo los 200 dólares que cobra mi gobierno para darme el pasaporte, que me parece una locura, pero bueno. Estoy reuniendo eso todavía.

 

-Un fuerte abrazo Manuel y muchas gracias.

 

 

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