Racismo a la e$pañola

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¿Y todavía decimos que no somos racistas?

Ester Pinheiro

28/06/2023

Recientemente, a la escritora y periodista peruana Gabriela Wiener la llamaron “panchita de mierda” en una fiesta feminista en España. Personas latinoamericanas en el Estado español pueden sufrir discriminación por el simple hecho de venir de fuera. Es lo que le pasó a ella y a mi compatriota Vinícius Júnior, el delantero brasileño del Real Madrid, en el partido contra el Valencia. No son casos aislados. En España, las personas latinoamericanas, y también las llegadas de otros territorios del sur global, sufren xenofobia y racismo a diario; aún más, las afrodescendientes.

Para María Lugones y otras autoras del feminismo decolonial, los efectos del proceso colonizador se actualizan en las formas de reproducción de la desigualdad histórica, particularmente social, étnico-racial y de género, en un contexto de modernización conservadora, cuya base es colonial, con la consecuente intensificación del racismo en relación con los pueblos y grupos estigmatizados y oprimidos.

“Ustedes ni deberían estar aquí”, escuché al salir de una tienda de ropa con mi familia en Madrid. La primera vez que mi mamá entró en un avión en su vida fue para venir a España, tierra donde ella creía que su hija era bien acogida y respetada, vivo en Madrid hace casi dos años. Esta idea se desmorona rápidamente cuando al intentar salir de una tienda una señora nos bloquea el camino. Pido perdón, para pasar, y la respuesta no fue la que esperaba: “Eres tú quien tienes que salir del camino…” y me dijo algunas palabras que prefiero no escribir. Después nos miró del pie a la cabeza y dijo: “Ustedes ni deberían estar aquí”. A pesar de los casi 800.000 personas de América Latina que viven en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), todavía Gabriela, Vinícius, yo y muchas otras personas sufrimos por discriminación. Según un estudio del Ministerio de Igualdad en España, el 78 por ciento de las afrodescendientes dice haber sido discriminada por su color de piel. Mientras, un informe sobre la evolución de los delitos de odio en España , de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, muestra que en 2021 hubo 1.802 infracciones penales e incidentes de odio.

“No comenté sobre mi nacionalidad, cuando migré a los Estados Unidos. Soy afrodescendiente y hablo inglés con fluidez, paso por una estadounidense muchas veces. Por otro lado, cuando se enteran de mi origen, escucho todo tipo de asociaciones negativas”, comenta Georgina da Silva, brasileña que migró hace cuatro años a España en busca de oportunidades y mayor aceptación cultural. Sin embargo, todavía no siente que es de la comunidad local. “Me quedo con la sensación de que nunca seré de aquí. Dejan muy claro que soy de América del Sur y para algunos grupos políticos, incluso los que están en el poder, soy una amenaza.” Si la xenofobia y el racismo ya impactan a las personas latinoamericanas, ¿qué pasa cuando se junta el sexismo? “Somos extremadamente sexualizadas y lamentablemente esto nos impide vivir relaciones saludables a menudo. También estamos asociadas con casarnos para poder vivir aquí. Venimos para ‘cazar gringos’”, añade. Para Georgina da Silva, la transformación puede venir con las próximas generaciones, pero será necesario un cambio de perspectiva sobre las personas migrantes: “Mientras seamos consideradas simplemente personas de ‘países pobres’, esta visión de que estamos aquí para ‘casarnos’ y ‘vendernos’ continuará”.

Rudi Cocchella, estudiante de máster no binaria de Perú, comparte que en España parece que niegan su identidad: “Siempre me sucede que cuando digo que soy de Perú me dicen ‘no, no eres de Perú, no es posible’. Niegan mi procedencia y es bien común esto porque soy blanca y no imaginan que en un país andino pueda haber gente blanca, lo que es ridículo”. Cocchella también comenta que la policía suele preguntar sobre su documentación en el país con presión para que vuelva. Y añade otra experiencia, que puede ser considerada una violencia colonial :“En un bar me han preguntado de dónde era y cuando respondo Perú, entonces dijeron que gracias a España nos habían brindado conocimiento, civilización y educación y que gracias a España somos los que somos”.

“No se puede hablar que en un país todas las personas son racistas, son 48 millones de personas en España. Sin embargo, hay muchas personas racistas y creo que es algo que estábamos queriendo pasar de tapadillo”, apunta Conchi Rodríguez, presidenta de la oenegé Diaconía, que trabaja por la inclusión de las personas migrantes, refugiadas y en situación de exclusión social en España. Ella analiza que ahora se da mucha atención al caso de Vinícius por ser una persona conocida, pero poco se aborda el racismo diario en los medios de comunicación. “Por ejemplo, internamente en el país, las personas gitanas, con las cuales siempre hemos marcado una distancia. Y con las que vienen de Latinoamérica, se escucha mucho ‘es que no saben hablar’. ¿Y todavía decimos que no somos racistas? España ha demostrado que es un país de acogida, lo que las instituciones intentan de enseñar en cuanto a la normativa, pero hay hasta partidos políticos que tienen bandera racista y xenófoba”, continúa.

Para Anna Arribas Guix, cineasta con perspectiva feminista, el cambio tiene que ser en todos los ámbitos, desde la política, la economía, y la cultura. Ella nota que las imágenes importan y que hay poca representación audiovisual de lo que son las realidades de personas no europeas racializadas y latinas. “Y esta falta está en el cine en general, pero en España también, creo que la imagen nos influye en nuestras cabezas como de dar a entender que solo existen personas blancas en el mundo, y que las no blancas ni europeas encajan en unos estereotipos, que en la realidad seguimos juzgando que son así. El trabajo de una es de buscar cómo deconstruir estas ideas”, cuenta. De acuerdo con un informe del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA), apenas 18,4  por ciento de los personajes en películas españolas son personas negras y sus historias se ven opacadas por las de personajes blancos. En el caso de la identidad latina, en “las producciones audiovisuales españolas aún existe una representación estereotipada respecto al acento, el puesto de trabajo y situaciones de discriminación racista y la xenófoba que puedan padecer estos personajes”.

Necesitamos de un feminismo decolonial para reconocer y enfrentar el imperativo aún vigente de la colonización sobre los cuerpos latinoamericanos, afrodescendientes y del sur global. Esta perspectiva crítica es crucial para subrayar la necesidad de descolonizar la mirada y trabajar para la inclusión y el respeto a las diferentes razas, etnias y géneros en todas las esferas de la sociedad. No es posible un cambio sin enfrentamiento y crítica de la cultura racista y estigmatización de las personas del sur global, para que sea deconstruida en la vida diaria y en la representación audiovisual. Somos resistencia y nuestro lugar es donde queremos estar.

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fuente:
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redlatinasinfronteras.sur@gmail.com
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