Diálogo político sobre la coyuntura actual entre Ramón Grosfoguel y Laure Vega

Diálogo político sobre la coyuntura actual entre Ramón Grosfoguel y Laure Vega

 BARCELONA, 10 de julio de 2023

Ramón Grosfoguel[1]: Europa está siendo víctima de una ofensiva de la extrema derecha internacional. Dicha ofensiva se manifiesta tanto en las declaraciones y acciones de los políticos estatales, como en las declaraciones y acciones de los altos representantes de la Unión Europea (UE), en el comportamiento del capital financiero transnacional y en las operaciones de la OTAN. A su vez, es el resultado de dos procesos simultáneos: la profundización de la crisis del sistema-mundo vigente y la ausencia de una izquierda fuerte.

Es una constante histórica que antes del ascenso de la extrema derecha hayan habido gobiernos socialdemócratas que implementaron políticas de derecha y extrema derecha disfrazadas de izquierdistas. Sin embargo, cuando los gobiernos no interrumpen las políticas de dominación y no se trabaja para transformar la subjetividad de las personas a través de una pedagogía liberadora y descolonial en el ámbito educativo y político, sino que se tiende a imitar las políticas del establishment, la gente tiende a optar por el original en lugar de la copia, como decía el fascista francés, Jean-Marine Le Pen. Precisamente esta imitación y la no interrupción de las políticas de dominación es lo que termina llevando a estas pseudoizquierdas a cavar sus propias fosas. Esto se manifiesta en sus políticas migratorias, en el austericidio neoliberal, en el racismo estructural que promueven y en muchos otros aspectos. Por lo tanto, si la pseudoizquierda europea continúa reproduciendo y reforzando las ideologías hegemónicas de la Modernidad capitalista occidental, próximamente surgirá alguien que prometa “hacer  lo que hay que hacer” mucho mejor y más rápido.

El ascenso de la extrema derecha guarda una fuerte correlación con el modo en que los gobiernos socialdemócratas han ejercido el poder. Un ejemplo de esto es SYRIZA en Grecia, donde ahora gobierna la extrema derecha. Lo mismo ocurrió en Francia con el Partido Socialista (PS), liderado por Hollande y posteriormente con Macron, quien se ha movido de la derecha a la extrema derecha. Al respecto, es relevante señalar que Macron es un ejemplo sintomático de las políticas de alto nivel de la UE y del capital financiero europeo, es decir, de quienes promueven a los partidos fascistas europeístas de derecha.

Desde los niveles más altos de la toma de decisiones político-económicas de Europa, se están aceptando las extremas derechas siempre y cuando mantengan una postura europeísta. Esto se ha observado con figuras como Meloni y Marine Le Pen. En el caso del Estado español, VOX es un ejemplo de la extrema derecha que no es anti-europeista.

Es importante comprender que los fascistas siempre actúan como los bomberos del capitalismo. Durante las crisis, ellos son los primeros en asegurar que el descontento no se canalice contra el sistema capitalista, sino que lo haga contra los migrantes y grupos étnicos racializados al interior de los estados nacionales. Sus discursos a menudo “coquetean” con elementos de izquierda con el objetivo de atraer a los trabajadores, desmovilizarlos y desacelerar las luchas anti-sistémicas.

Laure Vega[2]: Siguiendo la línea argumentativa que propones, pienso que el acontecimiento del procés catalán hizo que la cuestión de la vivienda se comprendiera como algo más que un simple “bien inmobiliario” sujeto a las fluctuaciones del capital financiero transnacional. Sin embargo, desde que la socialdemocracia ha llegado al gobierno, todavía no se ha promulgado ninguna ley de vivienda que abrace las demandas del procés. Podemos, en su momento, sirvió como la vía institucional de un movimiento constituyente que cuestionaba la noción de la vivienda como propiedad privada del gran capital. Pero ¿dónde están ahora?

En un principio del procés, se hablaba de la vivienda como un bien que trasciende la lógica de mercado capitalista, ya que es concebida como una de las condiciones básicas para poder reproducir nuestras vidas dignamente. Sin embargo, VOX, con el apoyo del capital financiero (los fondos buitres que operan a nivel transnacional), ha vuelto a imponer en la sociedad la idea de la vivienda como un bien privado que sólo sirve como mecanismo de especulación financiera. En este sentido, el problema ya no es sólo la vivienda, sino el sentido común.[3]

La extrema derecha “coquetea” en lo discursivo con la izquierda, pero no tiene un programa social, sino uno de ajuste, privatización, austeridad y despojo.

Con el abandono de las teorías de izquierda y marxistas, la socialdemocracia ha separado en su gestión al mercado del Estado, como si existiera autonomía entre ambos campos de la realidad socio-histórica. Esto ha generado el espacio propicio para el surgimiento de una extrema derecha que explica los principales malestares de la sociedad culpando no al capital financiero transnacional especulativo, sino al vecino, a los migrantes y a los sujetos racializados dentro del Estado español.

RG: La extrema derecha se consolida a medida que el capitalismo entra en crisis, especialmente en los países imperialistas centrales. La guerra en Ucrania, provocada por Estados Unidos, ha llevado a que las empresas estadounidenses desplacen a todas las empresas rusas del mercado europeo, acaparando el 40% de las importaciones que Europa solía hacer de Rusia. Se trata de un “golpe de Estado internacional” en Europa y una provocación para que Rusia interviniera en Ucrania como medida defensiva.

Estados Unidos y los demás países miembros de la OTAN han rodeado a Rusia con sus bases militares y misiles nucleares apuntando hacia Moscú. Aunque nadie apoya la intervención de un país en otro, desde mediados de la década de 1990 han puesto a Rusia en una posición cada vez más complicada. Putin sabía que si no intervenía contra la masacre de ruso-parlantes en la región sudoeste de Ucrania, el próximo paso del “Occidente Colectivo” sería la invasión de Rusia a través de Ucrania. Este país está gobernado por grupos nazis y tienen la intención de exterminar a los rusos. Existe una fuerte tradición nazi en Ucrania que considera a los eslavos como razas inferiores y aboga por su exterminio para asegurar la pureza de su raza. Estos grupos tomaron el poder en Ucrania mediante un golpe de Estado organizado por la CIA en 2014, llevando a cabo una guerra de exterminio contra las poblaciones ucranianas de origen ruso. La agenda siempre fue la misma: exterminar a los ucranianos rusos, cruzar las fronteras y “descuartizar” a Rusia.

Antes de que Putin anunciara la Operación Especial Militar, los países de la UE y Estados Unidos estaban discutiendo la posibilidad de incorporar a Ucrania a la OTAN y de enviarle armas nucleares tácticas. ¿Qué implicaría esto? Que si Rusia se ve forzada a atacar defensivamente, podría desencadenarse una nueva guerra mundial.

En 2019, la Rand Corporation, el think tank de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Pentágono estadounidense, publicó un documento titulado “Overextending and Unbalancing Russia”.[4] Este es el “libreto” que describe la estrategia militar estadounidense contra Rusia, con el objetivo de dominar el mercado europeo, sacar a Europa de la Ruta de la Seda (y de esta manera afectar a China) y debilitar a Rusia. A través de esta estrategia geopolítica, Estados Unidos ha acaparado el mercado europeo de gas, petróleo, trigo, aluminio, entre otros productos, y ahora se los vende cinco veces más caro de lo que se lo pagaban a los rusos. ¡Europa está pagando a precio de monopolio todo lo que consume! Este saqueo se está llevando a cabo con el apoyo y el consentimiento de las élites europeas.

Existen documentos públicos que demuestran que los ucranianos firmaron el Tratado de Neutralidad Permanente y Garantías de Seguridad para Ucrania. Sin embargo, poco tiempo después lo incumplieron porque Estados Unidos intervino, haciendo que la guerra continuara hasta el día de hoy. Mientras tanto, los europeos son quienes pagan el aumento de los gastos militares de sus estados, lo que implica menos dinero para las políticas sociales. Esto es un hecho, pues los países de la OTAN están obligados a destinar el 2% de su PIB para pagar su cuota de membrecía y así comprar el armamento que producen las empresas del Complejo Industrial Militar estadounidense.

Estados Unidos le ha hecho un jaque mate económico a Europa porque ya no puede competir bajo las reglas del “libre mercado” con las potencias emergentes. Sus empresas se han quedado rezagadas tecnológicamente, por lo que para recuperar los mercados “perdidos” sólo les queda recurrir a golpes de Estado, sanciones, bloqueos y robo. Por ejemplo, en el Estado español, el precio del gas y la electricidad ha aumentado velozmente durante los últimos meses, lo que afecta significativamente el salario de muchas personas. Sin embargo, pocos reconocen que esto es consecuencia del imperialismo estadunidense. Por esta razón, es tarea de las izquierdas que la población tome conciencia de ello.

LV: El imperialismo estadounidense y europeo aísla internacionalmente a todos los países que se distancian de la línea otanista. Por esta razón, en Europa, gran parte de la izquierda de tradición anti-OTAN, en el momento en que se debe tomar decisiones sobre la ampliación del presupuesto militar, o se resquebraja internamente (como sucedió en Alemania) o no duda en situarse del lado de la OTAN. En este contexto, cuando un gobierno socialdemócrata ejerce el poder del Estado, se preocupa principalmente por el control de las fronteras, el respeto a la propiedad privada y la protección de sus intereses geopolíticos.

En términos económicos, el aumento de los precios de los bienes de consumo habituales, derivado de la crisis internacional generada por la guerra en Ucrania, se manifiesta claramente en el precio del gas, la electricidad y en las compras diarias, debido al incremento en el precio del trigo, por ejemplo. La socialdemocracia no sólo respalda estas políticas, sino que también promueve la demonización de ciertos países, así como el odio hacia los inmigrantes y las nacionalidades sin soberanía dentro del Estado español. Para la socialdemocracia, ciertos países son considerados una amenaza para toda Europa. Se trata de la “alteridad oriental”, la cual supuestamente está siempre al acecho para atacarnos. Este discurso es similar al mito del “bárbaro” utilizado por la extrema derecha, donde la alteridad del otro, del distinto, viene a corromper los valores y principios occidentales y cristianos de Europa. Estos prejuicios orientalistas se aplica contra Rusia, Palestina e Irán, sólo por nombrar unos ejemplos.

Es importante tener claridad respecto de los retos a los que nos enfrentamos y las perspectivas existentes para superarlos. La izquierda debe dejar de creer y legitimar los discursos y narrativas que sólo llevan a una readaptación de las políticas neoliberales que afectan negativamente a toda la sociedad. La crisis climática y el creciente endeudamiento deben llevarnos a tomar consciencia de la responsabilidad histórica que tenemos como izquierda.

RG: La izquierda europea no sólo es neoliberal y cómplice de las políticas imperialistas del Norte Global sobre el Sur Global, sino que también es otanista. Se trata de una izquierda domesticada, una pseudoizquierda que es funcional a los poderes fácticos del sistema-mundo. Esta pseudoizquierda suele gobernar antes de que la extrema derecha aumente su apoyo electoral. Por ello, vemos una correlación directa entre la socialdemocracia y la irrupción de la extrema derecha.

Después de la presidencia de Hollande, la extrema derecha francesa experimentó un fuerte crecimiento de la mano de Marine Le Pen y Macron, capturando casi el 90% del electorado francés. Esto mismo ocurrió en Grecia con SYRIZA, un partido de izquierda que, tras traicionar al pueblo en el referéndum, le abrió las puertas a la extrema derecha. Lo mismo sucedió en Suecia y con los laboristas en Inglaterra, entre otros ejemplos. ¿Qué significa esto? Que después de un gobierno socialdemócrata, asume uno de extrema derecha. ¿Por qué? Porque la socialdemocracia adopta políticas que son de derecha y, en la mayoría de los casos, de extrema derecha. Consideremos, por ejemplo, la figura de Pedro Sánchez y la masacre de Melilla en 2022. La política migratoria de Sánchez es idénticas a las que aplicaría VOX. Luego se preguntan por qué nos los votan. La gente no es tonta, prefiere votar por el original en lugar de la copia. Sánchez afirma que él es distinto, pero en realidad es más de lo mismo. Su gobierno no ha implementado políticas que busquen transformar la subjetividad de los ciudadanos, ni mucho menos la visión de la política occidentalista. Por el contrario, refuerza estas visiones al implementar las mismas políticas que dice cuestionar e impugnar, tanto de la derecha como de la extrema derecha.

En este sentido, nos enfrentamos a unas elecciones muy cerradas, aunque el crecimiento de la extrema derecha es evidente. No debemos olvidarnos que el PSOE es de derecha. Un movimiento como Podemos, que casi ha desaparecido, aunque ahora ciertos sectores se han reciclado bajo el liderato de Yolanda Díaz, ha estado durante años haciéndonos creer que la alianza de izquierda era con el PSOE. Sin embargo, lo único que han estado implementando últimamente son políticas de derecha disfrazadas de izquierda. La gente no es tonta y lo advierte, por eso los castigarán con su voto.

Las elecciones serán cerradas porque el PSOE no tiene nada que ofrecer, excepto el miedo. Lo único que dicen es: “Cuidado que viene la derecha y la extrema derecha”. Apuestan a que la gente les dé el voto por miedo y no por una propuesta concreta, genuina, real, alternativa y distinta a las políticas neoliberales, políticas migratorias racistas y el cierre de fronteras, como ofrece la extrema derecha.

En Europa, la izquierda ha desparecido. En la actualidad, no existen movimientos de masa, movimientos nacionales y ni siquiera multinacionales, lo cual es muy grave. Una situación de crisis como la actual debería ser una oportunidad para la izquierda. Si estuviera bien organizada y articulada podría lanzarse a realizar transformaciones radicales. Sin embargo, al no haber izquierda, la oportunidad es capitalizada por la extrema derecha a través de su demagogia.

En el caso del Estado españolista, VOX ha crecido a través de dos discursos: la islamofobia (antiinmigrantes árabes y magrebíes) y la catalanofobia. Todos los sectores políticos e ideológicos han sido cómplices de las políticas de la “Europa de muralla”, especialmente contra las poblaciones del Magreb. Estos discursos de odio han impulsado en gran medida el crecimiento de VOX y le han permitido organizarse fuera del PP. Ahora bien, ¿de dónde surgió la catalanofobia? Periódicos como El País, y no sólo El Mundo o ABC, han publicado durante años discursos de odio contra los catalanes. Lo mismo han hecho los discursos del PSOE y de Podemos. No olvidemos que Pablo Iglesias ha dicho: “Si yo fuera catalán, no participaría en el referéndum del 1 de octubre”.

Nos encontramos en una situación de crisis, pero toda la atención de las derechas y la pseudoizquierda se centra en los catalanes. Este fenómeno no ha hecho más que hacer crecer a la extrema derecha. Por ello, el PSOE no puede quejarse de VOX. ¿Por qué? Porque en lugar de detener estos discursos xenófobos, los han promovido. También han participado en la aplicación del artículo 155 de la Constitución y se han hecho cómplices de la intervención de la autonomía de Catalunya. En este sentido, VOX nació de las políticas de PSOE y de Podemos, no sólo del PP.

En el Estado españolista existe una gran confusión porque se sigue usando términos como “izquierda” y “derecha”. Por ejemplo, un partido como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) engaña desde su nombre, ya que no tiene nada de socialista ni de obrero, por lo tanto, no tiene nada de izquierda. PSOE es un partido de la derecha neoliberal, imperialista, colonial, xenófoba y racista. Desde nuestra perspectiva, no podemos pensar en el ascenso de la extrema derecha sin responsabilizar al PSOE. Este tema debe estar sobre la mesa.

¿Cómo es posible que movimientos como Sortu o Bildu sostengan que es necesario realizar alianzas con la izquierda españolista para parar a la extrema derecha? Incluso en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se está utilizando este mismo discurso, cuando no es más que una falacia. ¿Por qué? Porque lo que hace que la extrema derecha crezca y se reproduzca en toda Europa son precisamente las políticas de derecha y extrema derecha que practica la socialdemocracia. En esto, ni el Estado españolista ni el PSOE son una excepción, ya que están haciendo lo mismo que ha hecho la socialdemocracia en el resto de Europa: imitar las políticas de derecha y extrema derecha para mantenerse en el poder.

La creencia de que se puede detener el fascismo mediante la socialdemocracia demuestra un profundo desconocimiento y una falta de contexto sobre lo que ha sucedido en Europa en la última década. Es muy preocupante escuchar a líderes de ERC o Bildu defendiendo estas posiciones. En el presente, nos encontramos en una situación en la que la extrema derecha está más fuerte que nunca. Por ejemplo, el PP, debido a la presión y la competencia de VOX, ha ido desplazándose cada vez más hacia la derecha.

LV: La extrema derecha ha tenido un efecto imán y ha logrado desplazar los marcos ideológicos tanto del PP como del PSOE hacia la derecha. El PSOE ha cavado su propia fosa al alimentar sistemáticamente islamofobia y la catalanofobia. Ahora, este comportamiento se revierte en forma de opciones políticas que llevan al electorado a votar no por copias de la derecha y la extrema derecha, sino más bien por los originales: el PP o VOX. En cambio, en el post procés se produjo lo contrario. Mucha gente que históricamente había votado por partidos de derecha, como el electorado de Ciudadanos, se ha inclinado hacia opciones como el PSOE.

Estos partidos han alimentado la catalanofobia y el odio a los inmigrantes, racializando a seres humanos que conciben como “inferiores”. En Francia, el debate consiste en si expulsar o no a personas que no llegaron ayer al país, sino que ya son segunda generación de hijos de inmigrantes. En el Estado español se ha logrado situar los marcos políticos tan a la derecha que incluso personas que se identifican electoralmente con el PSOE están impulsando la derechización del conjunto de la sociedad sin siquiera darse cuenta. Esto luego se expresa en el bajo caudal de votos que obtiene en las naciones sin Estado, donde los movimientos organizados en contra del Estado españolista son bastante fuertes, como en País Vasco, Galicia o Catalunya.[5]

En este sentido, la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿cuáles son las alianzas necesarias que los sujetos de las naciones sin Estado deberíamos forjar en un proceso como este? 

RG: Vemos el futuro de la democratización de los espacios al interior del Estado español en los movimientos soberanistas de izquierda. Sin embargo, debemos evitar que estos movimientos reproduzcan las mismas lógicas “pragmatistas” de partidos como el PSOE. El supuesto pragmatismo de no ir en contra del sistema, sino de realizar alianzas socialdemócratas con el establishment españolista, no es más que otra falacia de la pseudo izquierda eurocéntrica. Los resultados políticos, económicos, sociales y culturales son evidentes. Cada vez que se llevó a cabo una política de conciliación con la socialdemocracia del Estado español, se ha fortalecido la extrema derecha.

En la actualidad, observamos un movimiento soberanista de izquierda que parece estar “coqueteando” con la idea de aliarse con Madrid, cuando en realidad debería construir un frente de autodeterminación de los pueblos rupturista con Madrid. Esperar pasivamente a que Madrid tome la iniciativa no los llevará a ninguna parte. El primer paso es descolonizarse mentalmente y dejar de esperar ingenuamente que la solución venga desde la capital. La solución debe surgir de los pueblos. Las naciones sin soberanía tienen una oportunidad única para intervenir políticamente en este momento histórico. La crisis actual se profundizará cada vez más y será mucho peor de la que hemos vivido en 2008 y 2009. ¿Cuál será el papel de las izquierdas soberanistas? ¿Volverán a buscar forjar alianzas con la socialdemocracia del establishment españolista? ¿O tomarán las riendas de su propio destino?

Para explicar el fenómeno de la subordinación colonialista a la pseudoizquierda españolista, nosotros hablamos de “junquerismo”. Esta subordinación colonial se observa en distintas regiones, como en Galicia con el beirismo y en Andalucía con el cañamerismo, entre otros. Todos estos grupos fueron fagocitados por la pseudoizquierda españolista. Por ejemplo, el movimiento en torno a la figura de Xosé Manuel Beiras casi hizo desaparecer al Bloque Nacionalista Galego (BNG) y llegó a constituirse como la segunda fuerza política en Galicia, pero en las siguientes elecciones desapareció electoralmente. Esto mismo sucederá con ERC, ya que se ha visto un gran declive electoral en las elecciones municipales y se espera que esto también se refleje en las generales y en las elecciones catalanas. ERC quedó fagocitada por el PSOE, es decir, por el aparato del régimen españolista.

Todo movimiento soberanista o independentista que se alía con el PSOE, ya sea a nivel local, autonómico o estatal, termina desapareciendo políticamente. Esto ha sido una constante. Por ello, seguir depositando ilusiones en este tipo de proyectos resulta problemático. Sin embargo, ERC ha optado por esta estrategia durante los últimos 4 años al apostar por una “mesa de diálogo” que ha resultado ser más bien un monólogo jerárquico. ¿Qué han logrado con esto? Desmovilizar al movimiento catalán de autodeterminación. ERC tiene una enorme responsabilidad en este sentido.

El junquerismo es un fenómeno transversal, es decir, no se limita sólo a Catalunya. También se manifiesta en Bildu, aunque con ciertas particularidades, ya que últimamente Bildu ha experimentado un crecimiento del electorado. Sin embargo, cabe preguntarse si este crecimiento se debe a un desplazamiento hacia la izquierda o la derecha. ¿Se están presentando como un interlocutor válido entre País Vasco con Madrid y compiten en votos con el Partido Nacionalista Vasco (PNV)? ¿O están impulsando un proceso verdaderamente constituyente, soberanista y rupturista?

Lo mismo ocurre en ERC, pues, ¿quiénes votaron por ellos? Los sondeos muestran que muchos votantes provenían del PSOE no-independentistas, quienes emitieron un “voto útil” al no ver en el PSOE la posibilidad de ganar las elecciones. En otras palabras, quienes ayudaron a que ERC ganara son personas que ven en este partido la oportunidad de frenar el procés. ERC siempre quiso contener el procés y esto fue evidente desde que comenzaron a propagar la ilusión de un supuesto diálogo y alianza con la pseudoizquierda españolista, lo cual resultó ser un fraude.

LV: ERC, a nivel catalán, difícilmente puede considerarse de izquierda. Esto se manifiesta en sus políticas, como la expansión de las vías de carreteras a través de zonas naturales o la ampliación del aeropuerto, a pesar de que allí vive una gran parte de la población trabajadora y es un territorio constantemente amenazado por inundaciones debido al aumento del nivel del mar. Esta zona es conocida como el “cinturón rojo” y está siendo objeto de proyectos del capital transnacional, como el “Hard Rock Entertainment World”.

ERC ha buscado distanciarse de la línea rupturista y homologarse a las políticas del Estado español, lo que implica reproducir las mismas políticas económicas que adoptaría el PSOE o cualquier otro partido de derecha o extrema derecha. Aunque se habían logrado avances en ciertos derechos y garantías, como fue la ley de convención de alquileres votada por espacios independentistas, fue anulada por el Tribunal Constitucional del Estado español. En lugar de mantener una posición rupturista y afirmar firmemente que en Catalunya no se pueden realizar determinadas operaciones del capital transnacional, ERC ha hecho todo lo contario. ¿Cuál es el propósito detrás de esto? Demostrar que ellos también pueden gestionar y administrar los negocios del capital como lo hacen los partidos de derecha y extrema derecha. Sin embargo, nunca lo hacen tan bien como los partidos del Estado español.

Cualquier persona que haya participado en una organización política sabe que el diálogo se produce cuando existe un conflicto abierto. Es decir, sólo se negocia cuando el sindicato está organizado y ha tomado una posición de fuerza. Sin embargo, una vez que se cede esa posición para dialogar, a los capitalistas ya no les interesa el diálogo, pues ya no enfrentan ninguna presión desde las calles.

El PDeCAT acusa a JxC de haberse “cuperizado”, es decir, de desplazarse hacia la izquierda al adoptar una posición rupturista y soberanista. Sin embargo, al dejar de lado el elemento popular-nacional catalán, lo que hizo fue reorganizar a las élites del establishment español y del gran capital transnacional. Por su parte, ERC impide la organización de la clase trabajadora mientras desmantela el sistema público de manera más sofisticada que otros partidos en términos de violencia, pero con la misma brutalidad en términos de resultados. Utiliza más el consenso y las instituciones para legitimarse, pero al final termina haciendo lo mismo que la derecha y la extrema derecha: explotar, dominar y saquear a nuestros pueblos. Por lo tanto, es crucial recordar que no sólo existe una extrema derecha española, sino también una extrema derecha catalana que ha surgido gracias a que la socialdemocracia le ha abierto las puertas.

RG: En la década de 1980, el presidente Mitterrand de Francia le dio espacio al Front Nacional (partido fascista de extrema derecha) porque le quitaba votos a la derecha. Con el tiempo, el Front Nacional creció hasta convertirse en la fuerza política más importante de Francia. Algo similar está ocurriendo en el Estado español, donde se le está dando mucho espacio a la derecha y la extrema derecha. Algunos sectores de ERC están apostando por esta estrategia para quitarle votos a JxC, pero esto es muy peligroso y en poco tiempo terminarán lamentando las consecuencias.

El intento de hacerse creíbles frente a los poderes fácticos, adoptando una política administrativa acorde a la ideología hegemónica, siempre ha fracasado. Un ejemplo paradigmático es el caso de los maestros. ERC tiene en los maestros una base social muy fuerte, pero terminó en conflicto laboral con ellos al intentar llevar adelante reformas conservadoras, similares a las que han implementado históricamente partidos como Convergencia Democrática (CDC).

En el Estado español se está viviendo un reflejo de lo que sucede a escala europea. En Catalunya, ERC ha implementado políticas de derecha desde la Generalitat, lo que provocó el estallido de la alianza independentista. La decisión de aliarse con el PSOE no sólo hará que los fagociten en el Congreso de los Diputados en Madrid, sino también en Catalunya. El PSOE en Catalunya era un partido prácticamente inexistente, pero al haberlo revitalizado, ahora disputará las elecciones catalanas con ERC. Nuevamente estamos viendo el fenómeno de la “copia” y el “original”. ERC pagará muy caro esta decisión, como ya lo vimos en las elecciones municipales, donde perdió más de 300 mil votos. Lo mismo ocurrirá en las generales y en las elecciones catalanas. Esta “rendición” ante la pseudoizquierda españolista es muy grave. Sin embargo, también se está produciendo una especie de rendición por parte del liderato de JxC. Aunque critican a ERC, cuando se les pregunta qué han hecho diferente, no dan respuestas, ya que siempre han compartido los mismos proyectos, como el de los Juegos Olímpicos de Invierno o la ampliación del aeropuerto.

Como hemos mencionado, el junquerismo es transversal y se manifiesta de diversas maneras en cada partido.

Hemos apoyado a la CUP y a sus candidatos en el Congreso de los Diputados. Nos preocupó mucho que los representantes no hayan adoptado una política más desafiante, contestataria y de desobediencia civil frente al Estado españolista. Si la CUP pretende hacer lo mismo que hacen los demás partidos, no tendrá mucho recorrido. Un ejemplo trivial es hablar en catalán hasta ser sancionados o expulsados del Congreso. En el mismo acto de desobediencia civil se revelan los límites de un Estado que no es democrático ni representativo de los pueblos que supuestamente forman parte del Estado españolista.

Desde nuestra perspectiva, ha habido momentos en los que ha hecho mucha falta que la izquierda soberanista y revolucionaria catalana en el Congreso de los Diputados sacudiera los cimientos y llamara la atención de la opinión pública sobre una serie de problemas de fondo relacionados con el régimen del 78 al que seguimos sometidos. Podemos comenzó disputando el régimen del 78, pero terminó celebrándolo, lo que ha llevado a su desaparición en términos políticos. ¿Por qué votar a Podemos si adoptan las mismas políticas que el PSOE? Muchos creen que el PSOE es el voto útil. Lo mismo sucede con la coalición Sumar, ¿por qué votarlos si son lo mismo que el PSOE?

LV: Desde la CUP consideramos importante tener una posición crítica frente a las políticas de la OTAN, el aumento del presupuesto militar en detrimento de las políticas sociales, la profundización de la deuda pública, la inflación que impacta directamente sobre la economía de la clase trabajadora, la masacre de Melilla y las relaciones con el Sahara y el Magreb, entre otros temas.

Es fundamental que la CUP esté presente para detener el avance de la derecha y la extrema derecha, tanto a través de la desobediencia civil como en la batalla de ideas. En el Congreso, nadie es capaz de señalar hacia dónde nos están llevando las políticas de la OTAN, las masacres como la de Merilla o la exclusión de nuestra lengua para reforzar al régimen español y un Estado que busca ser uno solo a cualquier precio, tratando como “enemigos internos” a los vascos, andaluces, gallegos, catalanes, canarios, etcétera, y como “enemigos externos” a los inmigrantes provenientes del Sur Global, especialmente los musulmanes. La CUP debe evitar que esto se normalice, de lo contrario se estaría anulando la política.

Somos conscientes de que no construiremos un movimiento revolucionario desde el Congreso de Diputados ni desde una tribuna. Sin embargo, confiamos en que podemos actuar como un germen revolucionario que impulse a los partidos de las naciones sin soberanía a dejar de mirar hacia Madrid y ser capaces de articularse crítica y propositivamente contra el Estado español y la Europa del capital. ¿Por qué? Porque el proceso de soberanía visto en Grecia no es tan distinto del que se ha producido en el Estado español. Se trata de una confrontación del sur frente al norte de Europa. No debemos perder esta oportunidad histórica, ya que una prórroga socialdemócrata sólo fortalecerá a VOX y a la extrema derecha españolista y eurocéntrica.

 

[1] Ramón Grosfoguel es profesor en el Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California en Berkeley. Es una de las referencias internacionales y de los autores más influyentes en el campo de los Estudios Decoloniales/Poscoloniales. Ha publicado extensamente sobre economía política del sistema-mundo, migraciones internacionales y la descolonización del poder, el saber y el ser.

[2] Laure Vega es candidata la CUP por Barcelona al Congreso de los Diputados en Madrid en las elecciones del 23 de julio de 2023.

[3] Por ejemplo, VOX ha promovido la idea de que los “ocupas” representan uno de los problemas más graves en el ámbito habitacional. El pánico de que ocupen las casas se ha generalizado, y VOX está dando una respuesta: mano dura. De esta manera, el “escuadrismo” fascista lleva a cabo los “desahucios extrajudiciales”, jactándose haber resuelto un problema que en realidad nunca existió.

[4] Puede accederse al documento a través del siguiente enlace: https://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/research_briefs/RB10000/RB10014/RAND_RB10014.pdf

[5] Catalunya ha experimentado una mayor participación electoral en términos de apoyo a la pseudoizquierda, gracias a la “resaca” del procés, pero menor en comparación con otras naciones sin Estado.

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