El gobierno porteño salió a justificar la pintura de los bolardos: esteticismo y negocio con la obra pública

“El color de los bolardos en el Casco Histórico de CABA es por las vacaciones de invierno. Luego volverán a su color original”, salió a declarar llamativamente el jefe de gabinete, Felipe Miguel. Detrás hay negociados por millones de pesos con los bolardos, empresas que se repiten y licitaciones multimillonarias para arreglos de veredas.

Por Gustavo Sarmiento @GustSarmi

“Aclaración: el color de los bolardos en el Casco Histórico de CABA es por las vacaciones de invierno. Luego volverán a su color original”. Las palabras pertenecen al jefe de gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, que suele omitir declaraciones sobre temas de importancia social como la falta de vacantes, la falta de créditos o la ausencia de kilómetros de subte, y que esta vez le dedicó un tuit a esos elementos que invadieron la CABA en los últimos años: los bolardos. Pero lo que terminaron desnudando es el gasto millonario que demandan intervenciones urbanísticas de la administración de Horacio Rodríguez Larreta sin utilidad práctica ni fines estéticos.

En 2017, Tiempo ya había denunciado el gasto en estas “balas de metal”, que por estos días en zonas como el casco histórico ya no luces negras, sino de colores. Ese año se colocaron más de 5000 de estos objetos, parecidos a antiguas balas de cañón fijadas al cemento, que inundaron las veredas peatonalizadas de la Capital, y en algunas zonas costaron hasta 8400 pesos cada uno, con el dólar a 15 pesos. Hoy los costos de cada uno pueden alcanzar los 90 mil pesos.

Según informa el propio Ejecutivo porteño, los bolardos tienen como ventaja el “bajo mantenimiento: fortaleza / resistencia; dimensiones apropiadas para la función; standarización de calidad: prefabricado”. Y como desventajas el “alto costo inicial y de reposición”.

Lo que el gobierno de la Ciudad no informó es cuánto costó la pintura de los bolardos (tampoco salió en Boletín Oficial), solo sostuvieron que se enmarcó en el Plan de Renovación del Casco Histórico porteño, que no tiene una única licitación general sino que se la fue disgregado en la información que publica la Ciudad: cada obra tiene su propia publicación o contratación.

Como antecedente, por ejemplo, figura el “Entorno Mercado. Calle Bolívar e/ Humberto 1° y Av. Juan de Garay. Plaza Dorrego”, dentro del Plan de Renovación, publicado a fines de 2021. Con el objetivo de “mejorar la calidad ambiental favoreciendo la transitabilidad y reforzando la conexión entre el Mercado y la Plaza Dorrego, consolidando el circuito turístico del casco histórico de Buenos Aires”, contempló la “ejecución de planteras y trabajos de paisajismo en las calles de Defensa, Estados Unidos y Carlos Calvo”. Entre ellos, intervenciones con bolardos. ¿El costo? 159.844.741,24 pesos.

Uno de los grandes negocios para los bolardos son los de las peatonalizaciones, como ocurre en el microcentro. En estos últimos siete años se repiten los nombres de las empresas que concentran y se ven favorecidas por estos trabajos que abarcan diferentes sectores de la ciudad: Vidogar Construcciones SA, Da Fré Obras Civiles, Salvatori, Altote, Dal Construcciones y Cunumi. Todas ellas beneficiadas por decenas de millones de pesos.

En algunos casos el negocio está en el cambio de objetos. Colocan un tipo de bolardo, y luego los cambian, llamando a nueva licitación o contratación, que cuesta millones, sin fines prácticos. En obras como el primer tramo de peatonalización de calle San Martín, donde hace cinco años el plan incluyó cambiar 383 bolardos semiesféricos metálicos por otros de hierro fundido “tipo bala” rellenos con hormigón, que costaron en ese momento casi 10.000 pesos cada uno. Ahí la beneficiada fue Dal.

Un ejemplo ocurrió recientemente. En el marco del Entorno Mercado, en la licitación por “Calle Bolívar e/ Independencia y Humberto 1°”, el 10 de febrero de este año, la Ciudad publicó la “modificación de los bolardos bala por bolardos triangulares tipo INDUPAG, con el fin de brindar mayor espacio a las dársenas en Bolívar entre Carlos Calvo y Estados Unidos y Bolívar entre Estados Unidos e Independencia” por un valor que superó los 700 mil pesos para una traza que son dos cuadras.

En la vereda del sol

En la Ciudad de Buenos Aires uno de los principales negocios es el de mantenimiento de veredas. Es clásica la postal porteña de obreros “rehaciendo” una vereda que no mucho tiempo atrás ya había sido “puesta en valor”. Semanas atrás sumaron una novedad: el “inspector de veredas”.

El cargo aparece en la resolución 49 del Ministerio de Espacio Público, que busca contratar un “servicio integral de inspección de obras peatonales”. Para esa revisión tercerizada la Ciudad gastará 2.246.912.850 pesos, según el Boletín Oficial. Eso se suma a la licitación oficial previa para arreglar veredas que asciende a 16.000 millones de pesos. Para infraestructura escolar, por caso, el gobierno porteño destina menos de mil millones.

Entre las empresas, que suelen parcelizarse las comunas del distrito, hay incluso aportantes de campaña. Por ejemplo, Altote S.A. Uno de sus titulares, Eduardo Bartolomé Otero, figuró en 2015 aportando 125 mil pesos a la campaña del PRO. Los años siguientes colocó bolardos en calles porteñas. Esos que hoy lucen de colores kitsch como marca de la “transformación” de los entornos.


Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/informacion-general/el-gobierno-porteno-salio-a-justificar-la-pintura-de-los-bolardos-esteticismo-y-negocio-con-la-obra-publica/

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