BRICS 11: estratégico Tour de Force

El Presidente chino, Xi Jinping, definió como “históricas” todas las grandes decisiones incluidas en la 15ª cumbre de los BRICS celebrada en Sudáfrica. Puede que se quede corto.

El Sur Global, o la Mayoría Global, o el “Globo Global” (copyright del Presidente Lukashenko), por no hablar del atónito Occidente colectivo, tardarán tiempo en comprender plenamente la enormidad de las nuevas apuestas estratégicas.

El Presidente Putin, por su parte, describió las negociaciones sobre la expansión de los BRICS como bastante difíciles.A estas alturas ya se tiene una idea relativamente precisa de lo que realmente se negoció en Johannesburgo.

India quería 3 nuevos miembros. China quería hasta 10. Finalmente se alcanzó un compromiso, con 6 miembros: Egipto, Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Argentina y Etiopía.

Así que a partir de ahora son los BRICS 11. Y esto es sólo el principio. A partir de la presidencia rotatoria rusa del BRICS, el 1 de enero de 2024, se incluirán progresivamente más socios, y con toda seguridad se anunciará una nueva ronda de miembros de pleno derecho en la cumbre del BRICS 11 que se celebrará en Kazán en octubre del año que viene.

Así pues, es posible que pronto avancemos hacia el BRICS 20, camino del BRICS 40. El G7, a efectos prácticos, se desliza hacia el olvido.

Pero primero lo primero. En aquella fatídica mesa de Johannesburgo, Rusia apoyó a Egipto. China apostó por la magia del Golfo Pérsico: Irán, EAU y los saudíes. Por supuesto: Irán-China ya están inmersos en una asociación estratégica, y Riad ya acepta yuanes para el pago de energía.

Brasil y China apoyaron a Argentina, vecino conflictivo de Brasil, que corre el riesgo de tener su economía totalmente dolarizada, y también un proveedor clave de materias primas para Pekín. Sudáfrica apoyó a Etiopía. India, por una serie de razones muy complejas, no se sentía precisamente cómoda con 3 miembros árabes/musulmanes (Arabia Saudí, EAU, Egipto). Rusia apaciguó los temores de Nueva Delhi.

Todo lo anterior respeta los principios geográficos e imprime la noción de que los BRICS representan al Sur Global. Pero va mucho más allá, ya que combina estrategia astuta y realpolitik sin rodeos.

India se tranquilizó porque el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, presente en la mesa en Johannesburgo para negociar en nombre del presidente Putin y muy respetado por Nueva Delhi, comprendió perfectamente que una nueva moneda única de los BRICS está muy lejos. Lo que realmente importa, a corto y medio plazo, es ampliar el comercio intra-BRICS en sus monedas nacionales.

Así lo subrayó la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), Dilma Rousseff, en su informe a los anfitriones de la cumbre sudafricana, incluso cuando el presidente brasileño, Lula, volvió a insistir en la importancia de crear un grupo de trabajo para debatir una moneda BRICS.

Lavrov comprendió cómo Nueva Delhi está absolutamente aterrorizada por las sanciones secundarias de EE.UU., en caso de que su papel en los BRICS sea demasiado ambicioso. El primer ministro Modi está esencialmente a caballo entre los BRICS y la obsesión imperial completamente artificial incrustada en la terminología “Indo-Pacífico”, que enmascara una nueva contención de China. Los psicópatas neoconservadores straussianos a cargo de la política exterior estadounidense ya están furiosos porque India compra enormes cantidades de petróleo ruso con descuento.

El apoyo de Nueva Delhi a una nueva moneda de los BRICS sería interpretado en Washington como una guerra comercial sin cuartel, a la que seguirían sanciones demenciales. En cambio, a MbS (1) de Arabia Saudí no le importa: es uno de los principales productores de energía, no un consumidor como India, y una de sus prioridades es cortejar plenamente a su principal cliente energético, Pekín, y allanar el camino para el petroyuan.

Sólo hace falta un movimiento estratégico

Pasemos ahora a las apuestas estratégicas. A efectos prácticos, en términos euroasiáticos, el BRICS 11 está en camino de enseñorearse sobre la Ruta Marítima Ártica, el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), los corredores Este-Oeste del BRI (2), el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y el Canal de Suez.

Esto combina varios corredores terrestres con varios nodos de las Rutas Marítimas de la Seda. Una integración casi total en el Heartland (3) y el Rimland (4). Todo con un solo movimiento estratégico en el tablero geopolítico/geoeconómico.

Mucho más que un aumento del PIB colectivo del BRICS 11 hasta el 36% del total mundial (ya mayor que el del G7), con el grupo abarcando ahora el 47% de la población mundial, el principal avance geopolítico y geoeconómico es cómo el BRICS 11 está a punto de hacer literalmente saltar la banca en los frentes del mercado de la energía y las materias primas.

Al incorporar a Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, el BRICS 11 brilla instantáneamente como una potencia en petróleo y gas. Los BRICS 11 controlan ya el 39% de las exportaciones mundiales de petróleo, el 45,9% de las reservas probadas y al menos el 47,6% de todo el petróleo producido en el mundo, según InfoTEK.

Con la posible incorporación de Venezuela, Argelia y Kazajstán como nuevos miembros en 2024, el BRICS 11 podría controlar hasta el 90% de todo el petróleo y el gas comercializado en el mundo.

Corolario inevitable: operaciones liquidadas en divisas locales que eludan el dólar estadounidense. Y conclusión inevitable: el petrodólar en coma. El Imperio del Caos y el Saqueo perderá su menú de comida gratis: control de los precios mundiales del petróleo y medios para imponer la “diplomacia” mediante un tsunami de sanciones unilaterales.

Ya en el horizonte, la simbiosis directa BRICS 11-OPEC+ es inevitable. La OPEP+ está dirigida de hecho por Rusia y Arabia Saudí.

Se avecina una reorientación geoeconómica que sacudirá el terreno y que abarcará desde las rutas surcadas por las cadenas mundiales de suministro y las nuevas carreteras de los BRICS hasta la interconexión progresiva de la BRI, la Visión Saudí 2030 y la expansión portuaria masiva en los EAU.

Con la elección de Etiopía, el BRICS amplía su alcance africano en el ámbito de la minería, los minerales y los metales. Etiopía es rica en oro, platino, tantalio, cobre, niobio y ofrece un vasto potencial en la exploración de petróleo y gas natural. Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, por cierto, también se dedican a la minería.

Todo ello augura una integración rápida y progresiva del Norte de África y Asia Occidental.

La diplomacia llega lejos

El Shock de lo Nuevo de los BRICS 11, en el ámbito energético, es un agudo contrapunto histórico a la crisis del petróleo de 1973, tras la cual Riad empezó a revolcarse en petrodólares. Ahora Arabia Saudí bajo MbS está operando un cambio tectónico, en proceso de alinearse estratégicamente con Rusia-China-India-Irán.

Golpe diplomático ni siquiera empieza a describirlo. Se trata de la segunda etapa del acercamiento entre Riad y Teherán, iniciado por Rusia y finalizado por China, sellado recientemente en Pekín. El liderazgo estratégico ruso-chino, trabajando pacientemente en sincronía, nunca perdió de vista la pelota.

Comparémoslo ahora con las “estrategias” colectivas de Occidente, como la limitación del precio del petróleo impuesta por el G7. En esencia, la “coalición de voluntarios” del G7 se autoimpuso un tope de precios al crudo ruso importado por mar. El resultado es que tuvieron que empezar a comprar muchos más productos petrolíferos a las naciones del Sur Global, que hicieron caso omiso del tope de precios y aumentaron debidamente sus compras de crudo ruso.

Adivinen quiénes son los dos primeros: China e India, miembros de los BRICS.

Después de revolcarse en varias etapas de negación, el Occidente colectivo puede -o no- darse cuenta de que es un sueño de tontos intentar “desacoplar” de China la parte de la economía mundial gobernada por Occidente, sea lo que sea lo que vocifere Washington.

BRICS 11 muestra ahora, gráficamente, cómo el “Sur Global/Mayoría Global/Globo Global” está más no alineado con Occidente que en cualquier otro momento de la historia reciente.

Por cierto, el presidente del G77, el líder cubano Díaz-Canel, estuvo en la cumbre de los BRICS representando de facto al nuevo Movimiento de Países No Alineados (MNOAL): el G77 incorpora en realidad no menos de 134 naciones. La mayoría son africanos. Xi Jinping se reunió en persona en Johannesburgo con los líderes de la mayoría de ellas.

El Occidente colectivo, presa del pánico, considera a todos ellos “peligrosos”. Así que el último refugio es, como era de esperar, retórico: “desacoplamiento”, “des-riesgo” e idioteces similares.

Pero esto también puede resultar peligroso en la práctica. Como en la primera cumbre trilateral celebrada en Camp David el 18 de agosto entre el Imperio y dos vasallos asiáticos, Japón y Corea del Sur. Esto puede interpretarse como el primer paso hacia una OTAN asiática político-militar aún más tóxica que la Quad o la AUKUS, obsesionada por contener simultáneamente a China, Rusia y la República Popular Democrática de Corea (RPDC).

La superación colectiva del Norte Global

La ONU enumera 152 naciones en el mundo como “países en desarrollo”. El BRICS 11 se dirige a ellos, ya que superan al Norte Global en todos los aspectos, desde el crecimiento de la población hasta la contribución global al crecimiento del PIB mundial medido según las paridades de poder adquisitivo (PPA).

En los últimos 10 años, desde el anuncio de la BRI primero en Astana y luego en Yakarta, las instituciones financieras chinas han prestado casi 1 billón de dólares para proyectos de conectividad de infraestructuras en todo el Sur Global. El próximo foro de la BRI en Pekín señalará un impulso renovado. Es la simbiosis BRI-BRICS.

En el G20 del año pasado, China fue la primera nación en presionar para que se incluyera a la Unión Africana (UA), de 55 miembros. Es posible que eso ocurra en la cumbre del G20 del mes que viene en Nueva Delhi; en ese caso, la representación del Sur Global será casi paritaria con la del Norte Global.

Las afirmaciones de que Pekín estaba organizando una conspiración maligna para convertir al BRICS en un arma contra el G7 son infantiles. La realpolitik -y los indicadores geoeconómicos- están dictando los términos, configurando el Shock de lo Nuevo: la irreversible irrelevancia del G7 con el ascenso del BRICS 11.


Notas del traductor:

1. Mohamed bin Salmán, conocido como MbS o MBS, es el príncipe heredero y Primer Ministro de Arabia Saudí.

2. BRI significa Iniciativa de la Franja y de la Ruta, en inglés Belt and Road Iniative (BRI).

3. El Heartland o corazón continental es un término de la teoría planteada en 1904 por el político y geógrafo inglés Halford John Mackinder en su conferencia “El pivote geográfico de la Historia”. La teoría afirma que, históricamente, quien controlara la zona de Asia central-Rusia central-Siberia se aseguraba controlar tanto el resto de Asia como de Europa y obtener así una posición privilegiada de cara al dominio mundial.

4. El Rimland o anillo continental es un concepto geopolítico desarrollado por el profesor estadounidense Nicholas Spykman, como crítica al concepto de Heartland, al que consideraba sobrevalorado. Considera que la franja de tierra costera que rodea Eurasia, sus áreas marginales, era más importante que la zona de Asia central (el llamado Heartland) para el control del continente euroasiático, porque además, daba una mayor importancia al ámbito marítimo, fundamental para comunicarse con el resto del mundo. La política estadounidense de “contención” contra la URSS primero y contra China actualmente, con su Armada y bases militares, se basa en parte en esta concepción.

Traducción por Indymedia Argentina.

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