El Estado de Israel aceptó una tregua al frustrarse todos los objetivos de su ofensiva en el sur del Líbano. En el Líbano se festeja como una victoria de la Resistencia, mientras que en la entidad sionista -más allá de la versión de los canales oficiales- prevalece el reconocimiento de que se trata de una derrota.
Esta nota usa fuentes e imágenes de corresponsales populares y de los medios y canales TeleSUR, Lebanese News and Updates, Middle East Spectator, Prensa Latina, Al Jazeera.
La tregua
El acuerdo establece que tanto Líbano como Israel cumplan con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que es la que estaba vigente desde el anterior conflicto.
Aunque la misma establece que sólo fuerzas de la ONU -la UNIFIL (1)– y el ejército libanés -una fuerza débil, como el propio Estado libanés- pueden operar en el sur del Líbano, la realidad de facto todos estos años desde el fin de la guerra del Líbano de 2006 es que el partido Hezbolá -una organización política y armada mucho más grande y fuerte que las propias Fuerzas Armadas libanesas- controla operativamnete la mayor parte de ese territorio. Ese statu quo ante (2) es el que entra en vigencia ahora nuevamente.
Además, el acuerdo indica que las fuerzas israelís no realizarán más ataques durante 60 días y se retirarán progresivamente de los poblados fronterizos que lograron ocupar durante la ofensiva. En las últimas horas, habiendo entrado en efecto el alto el fuego, las fuerzas de Israel ya lo incumplieron, lanzando nuevos ataques de artillería intentando evitar que pobladores desplazados reingresen a algunas localidades pegadas a la frontera.
Al mismo tiempo, fuentes periodísticas locales indican que la retirada de las fuerzas sionistas es caótica, habiéndose vuelto a Israel por completo algunas y quedando otras quietas y aisladas. Un ejemplo de esto son las imágenes viralizadas de los desplazados que reingresaron al pueblo de Khiyam y se encontraron con un tanque Merkava y soldados israelís resguardados precariamente en una casa cualquiera, sin preparación ni fortifaciones.
Video: imágenes de Khiyam esta mañana. A partir de 01:08 se observa el tanque Merkava.
Detalle de efectivos israelíes en una casa en Khiyam esta mañana.
En octubre de 2023, Hezbolá había iniciado una campaña de ataque con cohetes en apoyo al pueblo palestino de Gaza, cuyas ciudades empezaban a ser arrasadas por un bombardeo sistemático y brutal del Estado de Israel. Esto, tras el ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre de 2023 conocido como el Diluvio de Al Aqsa.
El estado de Israel respondió con fuego a este nuevo “frente de apoyo” abierto por Hezbolá.
Tras casi un año de esta situación, en septiembre de 2024 los acontecimientos se aceleraron con el llamado “ataque pager” y derivaron en una guerra abierta entre el Estado de Israel y Hezbolá.
Los fundamentos
El Estado de Israel no pudo avanzar en el territorio del sur del Líbano. La resistencia de Hezbolá, que utilizó tácticas de guerrilla en todo el sur del territorio libanés hasta la frontera, se lo impidió.
A pesar de la destrucción con bombardeos áreos y artillería contra localidades de todo el país pero particularmente en el extremo sur del Líbano, donde los hogares y la infraestructura civil fue arrasada, las bajas de las fuerzas israelíes no pararon de acumularse. La férrea censura militar de Israel no pudo evitar que se filtre información por goteo de tanques Merkava en llamas, bajas y heridos.
Tras los duros golpes iniciales que el Estado de Israel le inflingió a Hezbolá, la organización se recuperó a una velocidad sorprendente, mientras la ocupación quedaba empantanada a escasos metros tras cruzar la frontera.
El primer golpe fue el ataque salvaje en el que hicieron estallar miles de aparatos de comunicación personal -primero pagers, luego radios- en el que fueron asesinados y heridos cientos de integrantes de la cadena de mando tanto política como militar de Hezbolá, pero también cientos de médicos y enfermeras, diplomáticos y otros civiles.
El segundo golpe fue un nuevo y brutal crimen de guerra con el bombardeo con más de 100 toneladas de bombas antibúnker sobre el sur de Beirut que destruyeron bloques enteros de edificios residenciales en el que fue asesinado Hassan Nasrallah, máximo líder de Hezbolá, junto a numerosos civiles.
Luego, el Estado de Israel lanzó la invasión sobre el sur del Líbano y continuó bombardeando todo el país, junto con los cruces con Siria, país al que también atacó, igual que Yemen. Al mismo tiempo continuó su genocidio en Gaza, redobló los ataques de limpieza étnica sobre Cisjordania, y respondió a un duro bombardeo de Irán con un tímido ataque de represalia.
Pero contrariamente a lo esperado por el gobierno de Benjamin Netanyahu, la organización política militar Hezbolá no se derrumbó. Por el contrario, tras el shock inicial, se recompuso de manera rápida y sorprendente. En el terreno, los soldados de Hezbolá le propusieron a las fuerzas israelíes una guerra de guerrillas de tal efectividad que la invasión quedó efectivamente empantanada.
No sólo eso, sino que nunca se detuvieron los ataques de Hezbolá sobre los asentamientos coloniales en la Palestina ocupada, norte del Estado de Israel.
Por el contrario, los ataques con cohetes, misiles y drones se hicieron cada vez más frecuentes y de mayor alcance, llegando en los últimos días a un nivel de destrucción e intensidad tal que -aún siendo mucho menores que lo que la aviación israelí inflingía sobre los barrios residenciales de Beirut y otras localidades libaneses- fue insportable para los sionistas.
El regreso a casa
Mientras los colonos sionistas desplazados siguen sin poder retornar a las localidades del norte de Israel, Palestina ocupada, una marea humana de desplazados se lanzó a las rutas rumbo al sur del Líbano apenas entró en efecto el cese de fuego este miércoles a las 4:00 a.m., hora de Beirut.
Videos: desplazados retornando al sur de Líbano celebran con armas y banderas de Hezbolá.
Asimismo, decenas de residentes lanzaron fuegos artificiales para celebrar el pacto, que consideraron una victoria de la resistencia islámica del Hezbolá.
Video: Desplazados retornados tiran la bandera sionista al suelo desde el tanque de agua del pueblo fronterizo Ayta al Shaab, esta mañana. La imagen circuló en Israel, despertando rabia.
Aunque tanto el Estado de Israel como las Fuerzas Armadas libanesas adviertieron a los desplazados no retornar a los pueblos en la frontera sur del Líbano, la orden fue mayormente desconocida y las y los civiles ya están volviendo, tomando fotos y videos y festejando.
En algunos casos, como se citó más arriba, se tropezaron con miembros de las fuerzas israelís, que parecen encontrarse en estado operacional de caos en la zona, donde parte se retiró completamente y otros parecen haber quedado olvidados atrás.
Video: un civil libanés recién regresado a Khiyam se burla de los efectivos isrealíes, incluyendo un tanque Merkava, que quedaron allí.
Notas:
1. La United Nations Interim Force In Lebanon (UNIFIL), Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) en castellano, fue creada por el Consejo de Seguridad en marzo de 1978 para confirmar la retirada de Israel del Líbano, restaurar la paz y la seguridad internacionales y ayudar al Gobierno del Líbano para que restableciese su autoridad efectiva en la zona. El mandato se tuvo que modificar dos veces, debido a los acontecimientos de 1982 y 2000. Tras la crisis de julio y agosto de 2006, el Consejo aumentó los efectivos de la FPNUL y decidió que, además de su mandato original, la FPNUL, entre otras cosas, supervisase el cese de las hostilidades, acompañase y apoyase a las Fuerzas Armadas del Líbano durante su despliegue en el Líbano Meridional y extendiese su asistencia a ayudar a garantizar el acceso humanitario a las poblaciones civiles y el regreso voluntario y seguro de las personas desplazadas.
2. “Statu quo ante bellum” es un término latino que significa “el estado en que las cosas estaban antes de la guerra”. Es un principio usado en tratados internacionales para referirse a la retirada de las tropas de los campos de batalla y al retorno a las condiciones previas a la guerra. Significa que ninguno de los bandos combatientes perdió o ganó territorio, derechos políticos o económicos a causa del conflicto armado.