A los indígenas no solo les sacan los documentos para votar. También les sacan las tarjetas de alimentos para comprar. Se aseguran un voto cautivo y un mercado cautivo. Les vende al precio que imponen. Porque el mercado, en todas sus expresiones, los mantiene cautivos. Los saquea. Como tienen hambre, compran comida. Compran a cuenta. Como los precios aumentan, cada vez deben más. Como si no fueran a pagar les sacan las tarjetas de alimentos. Las de los planes. Les retienen las tarjetas, les cobran intereses usureros y si no pagan… y si no tienen, los amenazan. Y hasta lo cumplen. Esa escena es la que se describió como un saqueo reprimido por “vecinos” y fuerzas de seguridad. Pero los miembros de las comunidades, los que pusieron el cuerpo, los que perdieron, esos dicen...

Trece años tenía. Ismael Ramírez se llamaba, era un pibe Qom. La policía en Chaco lo asesinó de un balazo en el pecho. Los diarios dicen "intento de saqueo" y todos van y compran, y repiten. El dueño del súper del Barrio Obrero dice que se acercaron “cincuenta indígenas” a su local y llamó a la policía. Y la policía hizo lo que sabe: tirarle al pecho a gente desarmada, que corría tal vez con un paquete de fideos en las manos. Lo mató la bala policial. Lo mató el hambre. Lo mató este gobierno y todos los que nunca se ocuparon de ayudar a los pibes como Ismael. Lo mataron todos los idiotas que ahora se meten en las redes a contar su historia personal con la delincuencia, como si pudieran establecer una ley universal a través de un caso particular. Lo mataron los que...