
Rosario. Una noche en la Terminal: relatos de los que no tienen lugar
Tres jóvenes sin nada que viven allí cuentan el día a día. Las trampas de la policía, el frío, los peligros y la triste soledad.
“No me puedo mandar un moco nunca más, no quiero volver al infierno de la cárcel. Aunque a veces es difícil: ayer vino un milico y me pidió que vaya a hacer quilombo en la puerta de un hotel que no colabora con la Policía. Me ofreció plata y merca, pero si acepto después quedo esclavo de ellos”.
El reloj que corona la torre de la Terminal de Ómnibus marca las diez menos cuarto. El viento nocturno hace la noche aún más fría y Germán habla con cierta preocupación, como queriendo convencerse a sí mismo de lo que está diciendo. Tiene veinticinco años y hace unos meses está en libertad condicional.
Vive a la intemperie, con lo puesto....