Más de medio milenio atrás, el Cacique Habaguanex gobernaba un extenso territorio indio y residía en un pueblo de la costa norte occidental, aunque faltan evidencias de su establecimiento en la hoy llamada La Habana.
Al comenzar la conquista hispana en Cuba, ese cacicazgo indio comprendía desde Mariel hasta Matanzas -nombres actuales-, y su jefe era mayor de 60 años.
En la que llamaron provincia de la Habana, Fray Bartolomé de Las Casas (1474-1566) quien acompañaba la expedición, había enviado recados, ofreciéndoles seguridades a los caciques para que se presentaran.
Hasta entonces los expedicionarios solo entraban a pueblos vacíos porque la fama de los métodos crueles del conquistador Pánfilo Narváez (1470-1528) y la matanza por sus fuerzas de centenares de indocubanos en Caonao, cerca de la actual ciudad de Camagüey, se adelantaban a la caravana.
Unos 18 o 19 caciques lo hicieron con regalos de comidas, pero Narváez los hizo prender con cadenas y grillos y dio orden de quemarlos vivos.
Solo por la gestión del clérigo salvaron la vida; Las Casas amenazó a Narváez de que sería castigado por el Rey y su jefe Diego Velázquez (1465-1524), conquistador y Adelantado, primer gobernador de Cuba.
Hay certeza del encuentro del Cacique Habaguanex con Narváez y Las Casas a quienes recibió, cantando de buen gesto y alegre, junto a cerca de 300 hombres, llevándoles centenares de tortugas recién recolectadas.
Les entregó un castellano que estuvo largo tiempo junto a ellos, según refieren Cronistas de Indias.
Es precisamente en las tierras de Habaguanex donde Velázquez informó al Monarca haber ordenado la fundación de la Villa San Cristóbal de la Habana, en 1514, año en que Narváez concluyó su recorrido por la región.
DE MAYABEQUE A PUERTO CARENAS
El acontecimiento se cree que fue un 25 de julio y se le dio el nombre en honor a San Cristóbal ?es también el del primer Almirante Cristóbal Colón (1451-1506).
La villa original se ubicó en la costa sur del cacicazgo y el sitio exacto aún los arqueólogos lo investigan, pues podría ser en la desembocadura del río Güines, Mayabeque u Onicajinal.
Para el emplazamiento allí, Velázquez tuvo las siguientes consideraciones:
Su puerto debía servir de refugio a los barcos que regresaban del istmo de Darién y de base de aprovisionamiento y de operaciones de los navíos que iban en busca de oro al territorio continental americano.
La costa sur de la actual provincia cubana de Mayabeque resultó pantanosa y el lugar se estimó bajo y malsano, con plagas de hormigas y mosquitos; además, carecía de metales preciosos y fue despoblándose hasta desaparecer.
Mientras, crecía un caserío en la costa norte, que primero estuvo en la desembocadura del río Casiguaguas (río Almendares) y después más arriba en el propio río, en una zona denominada La Chorrera; tampoco estos lugares parecían reunir las condiciones de seguridad y vida tranquila.
Velázquez dispuso su establecimiento en el cercano puerto de Carenas -descubierto por Sebastián de Ocampo alrededor de 1509-, junto a la ensenada de Guasabacoa y, finalmente, a la entrada de la bahía donde permanece La Habana desde 1519.
Este lugar ideal acabó por robarle el nombre y la condición de villa a la primera San Cristóbal; reunía: un magnífico puerto, amplio, seguro y estratégico -bahía de bolsa-, extenso terreno llano y clima benigno y saludable para los europeos.
El padre Las Casas ponderó las características e importancia del puerto de Carenas que ‘después del tiempo andando, se pobló’, donde muchas naves y gente se juntaban de todas partes de las Indias y del continente o tierra firme.
Desde tiempos remotos hubo conciencia de la estratégica posición geográfica de Cuba a la entrada del Golfo de México, por ser centro, primero, de las expediciones de conquista hacia el continente y, más tarde, de la ruta de las Flotas de las Indias, del comercio de las Américas y España.
Poco se sabe de las primeras décadas de la nueva villa San Cristóbal de la Habana, donde el 16 de noviembre de 1519, según la tradición, se efectuaron la primera misa y el primer cabildo, y se plantó una ceiba.
500 AÑOS DE LA CIUDAD MARAVILLA
Muy diversos factores marcan la historia de La Habana, antaño llamada Llave del Nuevo Mundo y ahora Ciudad Maravilla, desde su estratégica posición geográfica y excelente clima; guardiana del Golfo de México, bendecida por una famosa corriente marina y el concurso de hombres y mujeres de todos los tiempos.
Habana es un término aborigen que significa pradera, sabana, aunque existen diversas versiones respecto a su origen; su nombre aparece escrito con V en los documentos reales más antiguos y en las actas capitulares de su ayuntamiento y comienza a escribirse con B a principios del siglo XIX.
La fundación de La Habana está sumida en profunda oscuridad, según el primer historiador de la ciudad Emilio Roig de Leuchsering (1889-1964), por la falta de los libros de cabildos anteriores a 1550.
Víctima del hostigamiento de naves francesas, quizás el hecho más famoso sea el ocurrido en el verano de 1555 cuando Jacques de Sores saqueó e incendió La Habana (destruidas las actas del Cabildo).
En 1553, la Audiencia de Santo Domingo (La Española) autorizó al gobernador de Cuba a mudar su residencia desde Santiago a La Habana, porque ?señaló- ‘es la confluencia de los negocios de dicha Isla por los muchos navíos que allí acuden así de la Nueva España como del Nombre de Dios, de Cartagena, Santa Marta y de la provincia de Honduras’.
De hecho desde entonces fue la capital de Cuba aunque hasta 1607 no se produjo la declaración oficial al respecto; en 1592 por Real Cédula del 20 de diciembre de 1592 le concedieron los honores y prerrogativas de ciudad.
Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=319629&SEO=las-famosas-tierras-del-cacique-habaguanex