La impunidad se viste de las más variadas formas en estos días. La de hoy quizás sea la más desaliñada. Porque para el poder político el costo que significa continuar con el arrebato de derechos sobre los pueblos originarios es insignificante.
11/09/2018
“Mucha tropa riendo en las calles
con sus muecas rotas cromadas
y por las carreteras valladas
escuchás caer tus lágrimas”
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
La impunidad se viste de las más variadas formas en estos días. La de hoy quizás sea la más desaliñada. Porque para el poder político el costo que significa continuar con el arrebato de derechos sobre los pueblos originarios es insignificante.
Esta tarde con un operativo descomunal el poder de turno sacó en helicóptero al lonko Facundo Jones Huala de la Unidad Penitenciaria de Esquel para trasladarlo a Chile -vía el aeropuerto de Plumerillo-. Operó así, en silencio y para sorpresa de todos. En un día feriado, sin actividad escolar en el penal (es decir, sin la presencia de civiles en el interior de la prisión), al conmemorarse el día del Maestro.
Pero no es el único dato descollante. En el proceso de extradición el Estado que reclama debe buscar al detenido, sin embargo el Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bulrich (al mismo que le reasignaron fondos recortados a Educación para que los destine a la Policía Federal) ofreció hacer el traslado con los efectivos federales.
Ese traslado del mapuche, en tanto, contó con el visto bueno del presidente Mauricio Macri, que será premiado en Estados Unidos “por su dedicación incansable y desinteresada con su país”, pese a que hace una semana el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le solicitó al Gobierno nacional que suspendiera la extradición
En esta cultura de impunidad se pretenden dar estocadas finales contra la restauración que desde hace tiempo buscan los indígenas en la Argentina y los mapuches, en particular, en la Patagonia. Esta cultura impúdica pretende arrebatar una vez más a la sociedad su capacidad de reconstitución histórica y cultural, más inclusiva e igualitaria.
Desde su segunda detención transcurrieron un año y tres meses, desde la primera dos años y cuatro meses. La campaña mediática se había encargado de realizar el resto. Transformar la figura del líder mapuche en el terrible terrorista “sospechado de sembrar fuego en la Patagonia, tanto argentina como chilena”, como supo describir alguna vez el pasquín Jornada, para no citar las atrocidades periodísticas de Clarín.
Vivimos escrupulosos tiempos de impunidad. El destrato hacia Facundo Jones Huala es visiblemente abusivo en término de las más graves violaciones de los derechos civiles y políticos, así como peligroso está siendo el avasallamiento de los derechos económicos, sociales y culturales, agravando la exclusión y la desigualdad en nuestras sociedades.
Se vuelve a esbozar así la fragilidad del Estado de derecho donde el fenómeno de la impunidad opera de manera concreta, directa y empieza a ser más frecuentes en nuestras vidas diarias.
Mientras sigamos considerando que la persecución y violación de los derechos que le asisten a los miembros de los pueblos originarios son casos aislados, que no guardan relación con el resto de la sociedad; no sólo nos transformamos en cómplices sino que seguimos fracasando en el intento por desterrar la impunidad y alcanzar un verdadero Estado de derecho.
En tiempos miserables e impúdicos que nos guían, se llevaron al lonko Facundo Jones Huala que viene denunciando el saqueo territorial y la marginalidad histórica a la que ha sido sometido su pueblo mapuche.
[…] Fuente: Indymedia […]