La Comunidad Indígena Punta Querandí recibió la visita de un grupo de veinte alumnos de cuarto año de la Escuela Secundaria 7 de Rincón de Milberg (Tigre). “La salida educativa tuvo que ver con trabajar la identidad cultural, reconocer que provenimos de diferentes culturas y no olvidar nuestra parte originaria. Eso genera una transformación personal y una transformación social”, señaló la profesora de psicología, Laura Otamendi.
Noticia del 2017: Visita de la Escuela 7 de Rincón: “Punta Querandí es esclarecedor para los chicos”
El lunes 29 de octubre fue un día distinto para los chicos y chicas que todos los días del año aprenden “encerrados” en el colegio. Desde Rincón de Milberg, vinieron con el 720 cartel verde que termina su recorrido en el Paraje Punta Canal. De allí caminaron el kilómetro que separa la Ruta 26 y el Arroyo Garín, un escenario rural en peligro de extinción por el violento avance de los barrios privados desde la década de los ’90 en el Partido de Tigre.
Luego de cruzar el arroyo, por fin, llegaron al sector del paraje que se transformó en una isla por la caída del puente en el 2015 pero sobre todo por la pérdida de los accesos preexistentes por la usurpación de los countries del Complejo Villa Nueva, de la empresa EIDICO, cuyo presidente (Jorge O’Reilly) es el mismo que acusa de usurpación a los miembros de la Comunidad Indígena Punta Querandí, a quienes busca desalojar del territorio ancestral y sagrado ubicado en el fondo de Punta Canal, entre el Arroyo Garín, el Canal Villanueva y la calle Brasil.
Debajo del quincho de paja de la comunidad comenzaron los saludos de bienvenida por parte de los integrantes de Punta Querandí y se escucharon las voces de cada uno de los alumnos y alumnas, y de las profesoras Gabriela Balbuena (geografía), Laura Otamendi (psicología) y Violeta Micotis (literatura).
En este momento, llegaría una de las primeras revelaciones de la jornada. Vanesa Vacani, la mamá de uno de los chicos, cuenta que su abuela, Alicia Gómez, era de una comunidad toba de Chaco.
Video elaborado por Vanesa Vacani, mamá de uno de los alumnos
“La experiencia fue hermosa, volvieron todos fascinados, nunca vi tan entretenidos a los chicos, les interesó el lugar, quedaron maravillados. Y yo ni hablar”, manifestó Vanesa. Ella contó que había escuchado de Punta Querandí ya que el año pasado los alumnos de 5° y 6° visitaron la comunidad y “volvieron alucinados con el lugar”. Por eso, “cuando me propusieron ser la ‘mamá acompañante’ ni lo dudé”.
La profesora Gabriela Balbuena, quien guió a los estudiantes el año pasado, señaló: “Los chicos se sorprendieron mucho al descubrir algo que estaba tan cerquita no sólo en lo local en el distrito sino también adentro de ellos”. Y agregó: “Se encontraron con sus raíces, con su historia, muchos empezaron a tratar de buscar en su propios árboles genealógicos y eso también lleva a otras más preguntas, más espirituales, que son tan necesarias en estos tiempos”.
Laura Otamendi, profesora de psicología, expresó: “La salida educativa a Punta Querandí tuvo que ver con trabajar la identidad cultural, reconocer que provenimos de diferentes culturas y no olvidar nuestra parte originaria. Eso genera una transformación personal y una transformación social”.
“Pensar que solamente descendemos de los barcos, no valorar nuestra otra parte ascendencia, genera mucha violencia porque se piensa que no existe la diversidad cultural. Si nos miramos un poco, en general todos tenemos muchos rasgos”, señaló la docente.
Luego de un extenso momento de intercambio bajo la sombra que nos regalaba el quincho, comenzó la recorrida por cada una de las construcciones y sectores significativos del territorio de Punta Querandí. Después del mediodía se cocinaron unas pizzas en el horno de barro. Y para finalizar, nos sacamos la tradicional foto grupal, que desde hace más de un año es con la bandera de “No al desalojo” como señal de compromiso del sector educativo.
“Fue muy fuerte cuando empezaron a expresar todas las cosas que están pasando por defender lo suyo, uno desde afuera no se da cuenta”, dijo Vanesa, de raíces qom, quien volvió motivada con ganas “de seguir investigando y conociendo más”.
Por su parte, la profesora de geografía, Gabriela Balbuena, señaló sobre la visita: “Es una experiencia recomendable por donde se lo mire, siempre que uno tenga ganas de meterse a revisar la propia vida también”. Y aventuró: “La experiencia de compartir y relacionarse con el otro de una forma solidaria, es otro ejemplo que les quedó marcado y que yo creo que va a marcar su vida futura como adultos”.
“Gracias Punta Querandí una vez más por abrirnos las puertas”, concluyó.
“UN ESPACIO SALUDABLE DE IDENTIDAD CULTURAL”
La profesora de psicología definió Punta Querandí como “un espacio saludable, donde la resistencia está puesta en acciones, en construir, visibilizar desde el Museo, templo, huerta, de seguir en armonía con la naturaleza”.
También hizo hincapié en que los Pueblos Originarios “están hoy y no allá a lo lejos, siguen resistiendo espacios culturales que son muy importantes“.
“Los chicos se llevaron la enseñanza de que hay un espacio donde todas las culturas tienen un lugar y donde se transforma toda esa violencia que se ejerce desde estos proyectos inmobiliarios que buscan desalojar, destruir y adueñarse de lo que no les pertenece”.
“Ver que hay un espacio donde hay escucha, hay intercambio, es más que beneficioso para proponer otra formas de comunicación que no sean violentas” agregó Laura.
Y celebró lo alcanzado hasta el momento: “La violencia se quiere imponer pero no lo está logrando, porque este intercambio cultural crece y construye”.