En los ’90 escaparon de la pobreza de sus tierras ancestrales, en el Gran Chaco. Conformaron una comunidad toba en Derqui y trabajan a diario por reconectar a los niños de la etnia con su cultura.
Guillermo Andino junto a uno de los integrantes de la comunidad Qom Daviaxaiqui, de Derqui
04/12/2018
Muchos miembros de la comunidad toba que habitan el Gran Chaco tuvieron un día que irse de allí. Ellos dicen -en un blog que los reúne- que cada vez que visitan la tierra natal “les suceden muchas cosas juntas: lágrimas de tristeza por haberla abandonado y risas de alegría por volver a sentirla bajo sus pies”. Muchos viven así. Entre lamentos por no tener las condiciones suficientes para regresar y radicarse nuevamente y suspiros del alma porque ella aún está ahí y los espera. No es fácil vivir con semejante dolor y nostalgia. Y siendo toba la carga se siente un poco más.
A principio de los años 90 muchos se fueron radicando en ciudades superpobladas que los fueron empujando a asentamientos y villas. Unas 30 familias eligieron inicialmente Fuerte Apache y Ciudad Oculta, un lugar en el que la desocupación y la discriminación los unía mucho más eficazmente que la propia lengua materna. Un día, allá por 1995, se mudaron al corazón de un descampado cedido por el Arzobispado de Buenos Aires en la localidad de Derqui, partido de Pilar, y las cosas comenzaron a mejorar.
Allí, a 50 kilómetros de la Capital Federal, pudieron crear una comunidad, un verdadero barrio toba. Son unas 300 personas que viven en casas casi idénticas, de ladrillos a la vista, techos bajos y sabores naturales. Sus puertas no tienen llaves, honran a la Pachamama y todo lo que tienen es comunitario. A diario la pelean para no desintegrarse en medio de la ciudad.
Sería recién en el 2013 el momento del gran paso en la lucha por la revalorización y el sostenimiento de la cultura propia y las tradiciones. Una madre y referente Qom, Ana Medrano, junto a una musicoterapeuta, María Clara Olmedo, decidieron crear el taller de canciones “Qomi Qompi”, que en lengua toba significa “Somos Qom, somos hijos de los tobas”. A partir de esa experiencia comenzó el proceso de transmisión de la lengua originaria, a través de la música, a las nuevas generaciones.
Así fue la presentación del disco “Qomi Qompi – Somos los hijos de los tobas” interpretado en lengua Qom por miembros de la comunidad Daviaxaiqui, de Derqui
Olmedo dice que aunque jamás se había imaginado trabajando en una comunidad toba, hoy no le parece tan sorprendente: “Siempre me había llamado la atención el uso que le dan los pueblos originarios a la música para curar”, sostiene. “El trabajo que hago acá tiene que ver con volver a conectar a través de las canciones la identidad y la cosmovisión de la cultura qom; el taller sirve para eso, para empoderarse y enriquecerse”.
Y vaya si lo lograron. En 2017 grabaron Qomi Qompi, un disco cantado en lengua originaria por niñas, niños y adultos de la comunidad Qom radicada en Derqui. Algunas son canciones tradicionales de la cultura Qom y otras, composiciones realizadas por vecinos de este sencillo barrio de Pilar.
La música une a las nuevas generaciones con su cultura ancestral
Anabel López, una de las niñas que puso su voz en el disco invita a los jóvenes de otras comunidades Qom repartidas por todo el país a que se animen a recuperar y fortalecer la cultura toba: “”No se avergüencen de sus raíces, cuidemos nuestra lengua y nuestra forma de vivir”, enfatiza.
Las siete canciones del disco fueron grabadas entre febrero y agosto de 2017 en varias etapas. Una parte se realizó en un estudio ambulante que se montó en la comunidad en Derqui, y la otra en una sala de zona norte del Gran Buenos Aires. Pero no se podría haber hecho solamente con miembros de la comunidad. Hubo mucha gente que ofreció su ayuda. La solidaridad se hizo presente para sanar tantas heridas, juntadas en años de discriminación e indiferencia.
Una mujer Qom le muestra a Carolina Prat una de las tareas que realiza junto a otras integrantes de la comunidad
Ana Medrano, la madre Qom que empezó todo esto en un simple taller, no puede creer lo que han logrado juntos. “Muchos queríamos volver al Chaco pero no se podía. En Derqui creíamos que perderíamos la lengua. Pero ver a los niños cantando nuestras canciones en Qom nos trajo ganas de quedarnos y de seguir luchando por lo nuestro”, sostiene sin disimular la emoción.
El principal objetivo del taller y del disco es transmitir la lengua natal a los niños, y resignificar la cultura y cosmovisión Qom a través de una experiencia musical. Con María Clara haciendo uso de su conocimiento profesional y con Ana como portadora y transmisora de tanto conocimiento Qomi Qompi lo está logrando.
Los padres asisten junto a sus hijos a los talles de música
Las dos solitas iniciaron este desafío. La fuerza de esta comunidad y la generosidad de decenas de músicos, técnicos y animadores culturales que ayudaron a concretarlo hicieron el milagro: la lengua toba, desgranada en canciones, ya no morirá.
Quedó plasmada en un disco que respira fuerza y poesía. Y que también irradia y esparce el amor y la solidaridad que despierta a cada paso este pueblo qom en su lucha por encontrar y guarnecer sus raíces.
Los jóvenes Qom se niegan a perder su lengua y quisieron dejarla plasmada en las 7 canciones que componen el disco Qomi-Qomi