El sábado 21 de diciembre en el Microestadio de Ferro se lanzó oficialmente la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) que reúne a la CTEP, a Barrios de Pie, a la CCC y a una de las rupturas del FPDS junto con otras organizaciones más pequeñas. Se estima que la nueva entidad alcanza a casi medio millón de personas, siendo uno de los principales sindicatos del país en caso de avanzar en una integración a la CGT.
El acto tuvo el respaldo del gobierno nacional, con un mensaje de Alberto Fernández, quien resaltó que la nueva entidad tendrá un papel central en su mandato, y la asistencia de Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social. No es un secreto para nadie tampoco que integrantes del Movimiento Evita y otras organizaciones que impulsan a la UTEP tienen funcionarios en esa cartera.
¿Se trata entonces del lanzamiento de un brazo paraestatal cuyo fin es disciplinar al movimiento popular? Pensamos que esta caracterización de parte de algunas organizaciones de izquierda es un error o, cuanto menos, es una lectura simplista y lineal y el mismo desarrollo del acto de lanzamiento de la UTEP lo muestra. Sin duda hay una institucionalización de los movimientos sociales y una integración de una parte al gobierno de la mano del Frente de Todxs. Pero esa institucionalización es, a su vez, el resultado de un proceso donde el movimiento piquetero pudo consolidarse como uno de los sectores más dinámicos en la lucha popular en nuestro país, con un rol destacado en la resistencia al gobierno de Cambiemos.
Ese proceso contradictorio se plasmó con claridad en el acto con intervenciones como la de Dina Sanchez que colocó al feminismo y a la lucha por el aborto legal como un norte para la nueva organización -cuya dirigencia cuenta con fuertes lazos con la Iglesia- o, incluso, el cierre del Gringo Castro que planteó que se manifestarán contra el nuevo gobierno de ser necesario y retomó la consigna “No al FMI”. Más allá de que podemos tener numerosas diferencias tácticas y estratégicas, o podemos confiar más o menos en sus palabras, el discurso de Castro no fue de un alineamiento automático e incondicional al Frente de Todxs, lo cual expresa en sus términos la presión que existe por abajo y que no hay ningún cheque en blanco a Alberto Fernández.
Sabemos que existe un debate amplio entre los movimientos sociales que se reivindican anticapitalistas sobre la participación o no en la UTEP, y somos respetuosxs de lo que cada cual resuelva. Sin embargo, entendemos que desde las izquierdas debemos darnos una política concreta que permita dialogar con ese sector de nuestro pueblo, casi medio millón de personas organizadas, que no puede ser reemplazada por una enumeración principista que solo aisla aún más a quienes promovemos una transformación social de fondo. Al revés, debemos promover la movilización más amplia y unitaria posible alrededor de las reivindicaciones más sentidas por nuestro pueblo.
El desarrollo de la crisis y la gestión que el gobierno haga de la misma tensionarán al máximo las contradicciones del Frente de Todxs, de sus organizaciones y de quienes colocan sus expectativas en el nuevo Ejecutivo. Nuestra tarea debe ser desenvolver una intervención política concreta con planteos y reivindicaciones para cada fase de este nuevo periodo sabiendo dialogar para que esos choques puedan encontrar una resolución en favor del pueblo y en una alternativa anticapitalista y feminista con vocación de masas.
Venceremos – Abriendo Caminos