Por fin el pueblo común ha recuperado el poder: fíjese, todos millonarios. Como usted, como yo.
Da gusto vernos representados por quienes nos gobiernan: gente que padece… que padece tener que andar arrastrando millones de aquí para allá.
¡Esta gente nos va a entender!
Y como gente de pueblo que son, son gauchazos. Por ejemplo, Pepe Albistur desde hace años le presta al Alberto un departamento en Puerto Madero: así, de onda, porque le cayó bien.
Ahora que el presi vive en la Quinta capaz que se lo pide.
O no: esta es gente que no piensa en lo material.
Como Milagro Sala, que contó que sus amigos (imagínese: peones municipales, zafreros…) vuelta a vuelta le regalan un auto, o una camioneta.
Siempre se ha sabido: la gente humilde es la más generosa. Capaz que después, para pagar ese chiche, se tienen que pasar 300 años sin comer, pero no les importa, están acostumbrados.
Y los peronistas encumbrados se hacen querer. Si no por lo que han hecho, por lo que harán por esos desvalidos: planes, una canilla, un conchabo en la municipalidad.
Si no se desbocan, claro.