El doblaje es política, una política fascista
Si eres españole o latine más temprano que tarde discutirás con familiares o colegas sobre una tópico bizantino tan ácido como la religión, la politiquería o el fútbol: sobre qué doblaje en Los Simpsons es mejor, si el latino o el español.
Se trata de un hoyo sin fin en el que en última instancia, como en el arte, la subjetividad es la respuesta.
Esto podría parecer una chorrada, un tema banal digno de Youtube, o de una discusión entre puristas del llamado 7mo arte. Empero, no hay que ser demasiado suspicaz para vislumbrar existe toda una historia político-social detrás, que no debería tomarse a la ligera.
En 1927 se estrenó la primera película doblada. Sólo diez años después el mal-gobierno fascista de la “República Socialista de Italia” bajo la dictadura de Mussolini, decretó una ley que dictaba todas las películas proyectadas en el país debían estar dobladas al italiano. La justificación oficialista: la preservación xenofoba-ermética de la lengua italiana y la identidad nacionalista. La verdadera razón instrumental: tener el control total sobre el contenido aparentemente de entretenimiento para las italianas.
Desde Bernays antes que Goebbels es sabido la industria del cine es una de las más importantes herramientas en ingeniería social del Estado para difundir, como virus controlado, la propaganda idónea sine qua non para los intereses fácticos del status quo imperante.
Los memes sobre vídeos de alemanes gritando con subtitulos diciendo lo que queramos que digan no son tan alejados de la realidad.
La manipulación en el doblaje es una realidad. Un instrumento que manejado correctamente puede pasar completamente desapercibido.
Mussoloni lo sabía, Franco tomó nota y la Dictadura Perfecta príista en México copió el modelito.
Sobre éste último, cabe destacar la industria del cine mexicano, creada por inversión gringa directa desde Hollywood, tuvo la explícita intención de crear propaganda anti-nazi pro-yanqui para el público latinoamericano, desde Chihuahua hasta Ushuaia.
La dictadura se acabó (o eso nos cuentan), la democracia llegó (a diario mienten), pero las viejas prácticas continúan.
¿Por qué dejar de hacer algo que funciona tan bien?
Hollywood sigue siendo la meca de la propaganda masiva, pero no el único cluster que produce contenido basura.
Si a la propaganda yanqui le aderezas la propaganda de la bandera bajo la que vives (versió doblada), el cóctel es potencialmente mortal para tu cerebro. Por ello, si puedes evitarlo, jamás veas películas dobladas. Advertencia especialmente dirigida a todas aquellas personas privilegiadas en actual estado de autoalienamiento voluntario u obligatorio.
Encerrados adentro, aunque encerrados afuera lo hemos estado desde tiempo atrás. (La Haine, 1995).
. Pawo Wróbel