Entrevista a Pablo García, militante de ORG Argentina
Por Christopher Simpson
(Republicamos esta entrevista que le hicieron a nuestro compañero y fue publicada en la revista Tejer: http://revistatejer.com/pablo-garcia-militante-de-org-argentina-reconocemos-la-dificultad-historica-de-no-poder-superar-nuestras-propias-malas-decisiones/)
Ante la necesidad de superar el vacío histórico, es imprescindible retomar las discusiones tácticas y estratégicas de la izquierda revolucionaria, para pensar en la construcción de una alternativa real al proyecto capitalista. Ante este contexto, y bajo un ejercicio reflexivo, entrevistamos a Pablo García, parte del núcleo que conformó la Juventud Guevarista (JG), la cual posteriormente pasó a ser la Organización Revolucionaria Guevaristas (ORG), con el objetivo de conocer la experiencia en Argentina.
Christopher Simpson: – Para iniciar la conversaicón, cuéntanos un poco Pablo, ¿en qué se encuentran hoy?
Pablo García: Hoy nos encontramos levantando un nuevo espacio político de acción y reflexión, con perspectivas unitarias, con otros sectores de izquierda revolucionaria, de la cual nos sentimos parte, y que hemos denominado incipientemente: “Nuevo Proyecto Político Emancipatorio” (NPPE). Este pretende ser un reagrupamiento de activistas políticos y sociales, de militantes, ante una vacancia política y la falta de un proyecto impulsado desde la izquierda revolucionaria. Y creemos que es importante poder ocupar y darle un sentido político de proyecto a esos espacios. Nuestro campo político hoy se encuentra atomizado entre lotes y pequeñas organizaciones socialistas, anticapitalista, feministas, ecologistas, antirracistas. Este reagrupamiento que en borrador y con intercambios cada vez más importantes, lo empezamos a transitar hace más o menos un año con otras dos organizaciones (Democracia Socialista y Corriente Política de Izquierda), con la intención de poder darle una perspectiva de mayor aliento a este paso táctico, que define hoy nuestro principal elemento. El objetivo no es solo sumar al activismo hoy disperso y a otros núcleos, sino que esperamos construir una herramienta política que pueda generar su propia identidad, dotarse de frentes de trabajo y legalidades necesarias para aspirar a ser una alternativa política, lo que incluirá en su debido momento también la intervención electoral, e incorporar a sectores de nuestro pueblo muchos más allá del activismo que hoy pudiéramos reagrupar. Buscar un reagrupamiento entre tantas dificultades y ante una diáspora tan grande, creemos que es un primer paso necesario.
CS: – Si nos pudieras contar sobre el bloque en el gobierno, la izquierda y el progresismo
PG: En primera instancia decir que ¡No se ven alternativas desde el gobierno al proyecto capitalista! En Argentina no hay un gobierno de izquierda. Hoy la Argentina está sumida en una profunda crisis, que no escapa al panorama latinoamericano general en lo económico, social, sanitario, medioambiental, etc. Muchos sectores de la llamada izquierda popular se unieron al gobierno con la finalidad de poder sacar a Macri y a “Juntos por el Cambio” en las últimas elecciones. Entendemos que mucho activismo proveniente de esa llamada “izquierda popular” y progresista es valioso, pero su incorporación a un proyecto netamente capitalista, sin grises, hoy hace difícil una articulación política con sus núcleos y organizaciones, aunque a veces podamos coincidir y empujar algunas acciones o transitar algunos momentos de lucha en conjunto.
El peronismo cooptó, a través del Kichnerismo, a muchos militantes de espacios anteriormente cercanos y populares que hoy están militando y participando en el “Frente de todos”, y con ese, numerosos activismos mantienen dentro del gobierno un núcleo progresista que pretende disputar orientaciones y políticas. Pero resulta evidente que su peso es mínimo dentro del armado de gobierno, y que a cambio de pequeñas cuotas de protagonismo o de recursos institucionales ponen sus herramientas y capacidades a defender un proyecto ajeno que hoy continua el saqueo de nuestro país y mantiene en la miseria y en la pobreza a millones, respetando a raja tabla los intereses de los grandes capitalistas que operan en nuestro país, teniendo casi que rogarles para que acepten pagar algún impuesto (esa es la actitud del gobierno, por demás débil y dubitativa ante urgencias extraordinarias, y siempre garantizando negocios brutales).
Por otra parte, está el sector trotskista denominado “Frente de izquierda y de los Trabajadores” (FIT) de posiciones ultra sectarias, ultraizquierdistas en el discurso, que tiene importantes estructuras orgánicas, pero con quienes es prácticamente imposible confluir en procesos de unidad, en construcciones de lazos, confianzas y políticas conjuntas. La imposibilidad de construir con las grandes orgánicas del FIT es uno de los elementos que balanceamos a la hora de impulsar un proyecto alternativo, balances que compartimos prácticamente con todo este activismo al que nos dirigimos, porque cada espacio ha intentado en uno u otro momento algún proceso de unidad o de trabajo conjunto con los partidos del FIT (Partido Obrero, Partido de los Trabajadores Socialistas, Izquierda Socialista, Movimiento Socialista de los Trabajadores), y cada una de las experiencias e intentos fueron rotundos fracasos. Y hablamos de múltiples intentos en estos últimos 15 o 20 años.
CS: – ¿Cómo llegan a la idea de avanzar, en términos de poder unir al activismo y militancia dispersa de la izquierda revolucionaria? Parece ser un proceso múltiple en distintos países de la región ¿Ha sido, según tú criterio, un problema de proyecto general…estratégico?
PG: Es importante mencionar, cómo hemos ido transitando en paralelo con otros países del continente, en la maduración de nuestras ideas y nuestros balances para lograr ir aceitando un proyecto político, una herramienta política consistente y una nueva alternativa. Sabemos que será un proceso lento y largo, no tendremos capacidad de incidir en la política nacional de manera inmediata. Aparece urgente acelerar lo más posible, pero no creemos en los atajos, es importante que tome la forma correcta (democrático, asambleísta, no sectario, cuidarse de los oportunismos), es así como creemos que es posible hoy levantar un instrumento político, una herramienta al servicio de los intereses del pueblo.
Nuestra reflexión ha ido avanzando en función de cómo logramos avanzar en construir proyectos políticos de otras características, nuestra capacidad ha sido limitada y no hemos logrado avanzar en proyectos de masas ¿Cómo logramos superar la dispersión en este plano político? Reconocemos la dificultad histórica de no poder superar nuestras propias malas decisiones, las rupturas, la atomización. En mi opinión, debemos lograr algo así como “romper el cerco de la debilidad”, que signifique desarrollar herramientas para poder incidir verdaderamente en la lucha política con una perspectiva de lucha por el poder, desde el campo del pueblo trabajador y en función de sus propios intereses.
CS: – ¿Cómo se ha ido dando el proceso más grande, en función de la propia Organización Revolucionaria Guevaristas en lo interno, la línea de trabajo, y por su parte el desarrollo del espacio de confluencia y apuesta táctica?
PG: Si bien es cierto estamos muy dispuestos al espacio amplio, creemos que debemos mantener y sostener los trabajos internos, construyendo siempre nuestra organización leninista, administrando nuestros recursos humanos, y manteniendo nuestras tareas centrales. En esa división de tareas, hay quienes estarán mayormente trabajando en sus frentes de masas, buscando la articulación con el espacio más amplio, quienes apuntalan propiamente la herramienta más amplia. Y todo el mundo tratando de garantizar el avance del trabajo orgánico. No es una fórmula sencilla de resolver. Cada vez que un espacio se desarrolla exige mayores esfuerzos y recursos, brazos y cabezas, es lógico. Pero no podés perder de vista ni subestimar el papel de ninguna herramienta, hay que ir buscando los equilibrios, siempre conscientes de que es la lucha política, esa es la clave para que una propuesta crezca verdaderamente y pueda ser alternativa de masas.
Sin embargo, nuestro compromiso y acción en el nuevo espacio, se da en función de nuestras capacidades reales y no comprometemos más de lo que realmente somos capaces de hacer y entregar. Hacer lo mejor que podamos y un poco más, pero no vender humo ni hacer falsas promesas, por respeto al resto de las organizaciones que lo integran y por seriedad en la construcción, las promesas no garantizan las tareas. Ha sido un proceso que no se ha dado de forma igualitaria en todas las regiones, ya que los compañeros que están con tareas más complejas o más de masas, muchas veces no pueden desatender sus procesos internos, sin embargo asisten y envían sus resoluciones de forma dinámica y en cuanto a sus propios espacios. En ese andar debemos no perder de vista nuestros propios tiempos para procesar y madurar cada paso. Con claridad de la urgencia del momento, pero al ritmo que deba ser, para no “quemar” tampoco la oportunidad.
CS: – Y sobre la Argentina hoy, la pandemia, la profunda crisis económica, las medidas de Alberto Fernández, ¿qué nos podrías contar?
PG: Frente a la crisis económica y sanitaria el gobierno actual de Alberto Fernández (coalición Peronista que contiene desde sus núcleos más progresistas a las facciones más a la derecha, estas últimas son mayoritarias) es mucho más tibio que el anterior, que lejos estaba tampoco de ser un gobierno de izquierda.
Ante la crisis sanitaria, en primera instancia tuvo una respuesta que privilegió evitar un colapso sanitario, y otorgó masivamente subsidios cada dos meses, que aunque bajos y claramente insuficientes, resultaron un apoyo para gran parte de la población a la hora de poder cumplir la cuarentena estricta de los primeros meses. En este momento, ha mostrado sus limitaciones más crudamente y su disposición a cumplir primero con los grandes capitales antes que con el pueblo. Incapaz de plantear reformas y controles, o sostener medidas anunciadas ante las presiones, para poder salvaguardar los presupuestos nacionales, no sólo en función de la crisis sanitaria estrictamente, sino que tampoco medidas que le permitan sanear las cuentas del Estado evitando la creciente miseria que no da tregua. En algún momento apareció un Alberto Fernández, diciendo que quien quisiera jugar con la vida de los argentinos, se las vería con el Estado y todo eso, pero fue solo un saludo a la bandera, formas de expresión de un populismo en lo discursivo, pero incapaz de hacerle frente o de ponerle coto a la desregulación de la economía en la interna.
Quiero poder comentar un ejemplo bastante decidor en términos de lo que estamos hablando, se había anunciado a fines del 2020 un cese en las concesiones de la Hidro vía del rio Paraná a manos de dos empresas privadas, una local y otra extranjera (de origen belga), para constituir un ente administrador estatal. Esta administración significa controlar el flujo de carga por el Río Paraná, el Río de La Plata, por donde salen el grueso de las exportaciones de nuestro país, primero en granos y productos agropecuarios, pero también de la megaminería, hacerse cargo del balizado, dragado y cobro de peajes a los buques de carga transnacionales. Es una pieza estratégica de nuestro comercio exterior y por lo tanto una herramienta fundamental de nuestra soberanía. Hoy día el Estado ni siquiera controla o fiscaliza lo que sale por los puertos (todos, todos privatizados), los pocos impuestos que se cobran son a base de declaraciones juradas (caso de la minería por ejemplo), o retenciones a las exportaciones, pero sin control efectivo de los puertos ni verdaderas fiscalizaciones sobre los buques. Meses después de anunciar con bombos y platillos la nacionalización del control de la hidrovía, y ante las primeras presiones, el gobierno sin ninguna explicación, cambia el discurso y comunica que llamará a licitación para devolver a manos privadas la administración semejante herramienta.
Medidas que podrían estatizar y lograr algo de recaudación mayor. Siempre cuestionadas y puestas en contra por parte del Propuesta Republicana PRO -Coalición de derecha-, parte de “Juntos por el Cambio” y por gran parte del kirchnerismo, y del Peronismo en general. La misma Cristina Fernández cada vez que tiene oportunidad, enfatiza públicamente que nada está más lejos de sus intenciones e ideas la de avanzar con la re estatización de las empresas privatizadas por el menemismo.
Esta gran crisis Argentina, es producto de la profundización histórica de la dependencia de nuestro país y su estructura económica del mercado internacional, de sus necesidades y cambios, de su tecnología y sus capitales, profundizada en la industria, por ejemplo, con el caso de las industrias, como la automotriz desde los años 60.
¿Cómo se logra diversificar esta centralización de la economía? regular y poder ponerle coto a la gran industria transnacional es un problema importante. El grueso de la mano de obra industrial está en las mercancías de uso cotidiano, pero esa industria de mercado internista, lejos está en capacidad, tecnología y acumulación de capital de las potentes transnacionales que operan en nuestro país, éstas fugan al exterior casi todos los dólares que generan y más, mientras que las industrian pequeñas que no exportan, pero son mayoría en número y en ocupación de fuerza de trabajo, utilizan dólares para la compra de tecnología, repuestos, insumos, mantenimiento, energía, etc., pero no producen dólares. Y el otro gran sector que produce dólares, que es la exportación de productos agropecuarios, sobre todo granos y soja en particular, se niega y resiste ante cada intento de alza en los impuestos, y se niega a garantizar precios accesibles de comestibles para el pueblo, pretende que todo se le pague a precio dólar. Y con esa lógica, que el gobierno peronista no enfrenta seriamente, comer carne o tomar leche en argentina resulta casi un lujo.
El peronismo logra cierto equilibrio, pero también coge y se toma las demandas del pueblo. Pero principalmente está en disposición de la gran burguesía. Genera las concesiones para poder mantener dicho orden, en función de la gran fuga de dólares hacia el extranjero producido por el mercado interno y la industria nacional.
CS: – ¿Cómo se proyectan el hoy para ORG?
PG: La línea es impulsar un reagrupamiento militante sobre todo con Democracia Socialista (DS) y Corriente Política de Izquierda (CPI), y algunos otros grupos políticos. Activismo disperso, a nivel orgánico, pero con gran potencial en posibles articulaciones a nivel de movimientos sociales y más políticos también. Algunos de los otros grupos que se han ido sumando a este esfuerzo son: Propuesta TATU (trabajo en salud comunitaria, con médicos recibidos en Cuba y también argentinos), Arde Matria que tiene una experiencia de concejalía en Rosario, y Emancipación SUR que provienen de lo que fue la experiencia de “Proyecto SUR”.
Hoy sobre todo nos encontramos estudiando y revisando experiencias históricas del tipo FRENTE, tomando experiencias y antecedentes “FAS” de Argentina levantada desde el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), pero además tomando algunas experiencias más actuales, como ha sido el MAS boliviano (Movimiento al Socialismo), también Podemos en España, especialmente a través de “Anticapitalistas”, y la propia experiencia de Proyecto Sur en nuestro país de hace una década atrás aproximadamente.
En el período político actual, la lucha electoral es un elemento muy importante desde nuestro punto de vista, y cualquiera que efectivamente intente construir desde una perspectiva de lucha por el poder debe asumir la disputa electoral como una instancia clave. Ahora es lucha electoral, trae tensiones y dificultades para nuestro campo a las que debemos estar atentos y no subestimar. Ya ha sucedido con muchos ejemplos de compañeros o compañeras que les toca ocupar algún lugar de referencia en el terreno electoral y que rápidamente se sienten Hugo Chávez, o consideran que su papel individual pasa a ser prioritario, por lo tanto la construcción de su figura se transforma en un elemento problemático. En ese punto no hay vacunas posibles, pero sí defensas que se pueden construir desde la formación y fortaleza de las organizaciones revolucionarias que impulsen las experiencias legales más amplias. Fortalecer las estructuras democráticas, la formación ideológica, y lograr orgánicas lo suficientemente fuertes y legítimas que tengan la capacidad de enfrentar esas desviaciones personalistas. Este es solo un aspecto de las dificultades, podemos mencionar también la búsqueda de atajos de forma oportunista, la adaptación al sistema y a sus reglas hasta el punto de la integración total. Las dificultades en este terreno son muchísimas, pero hay que enfrentarlas.
CS: – ¿Algunas ultimas reflexiones con respecto al momento continental, lo que viene ocurriendo no solo en Chile, sino en Colombia, Ecuador, las elecciones en Perú y así un sin número de procesos y levantamientos que anuncian el fin del ciclo Neoliberal?
PG: No estoy seguro si en algún texto de Atilio Borón (creo que era de él), se planteaba que el neoliberalismo ya no tiene una propuesta, una promesa que hacer para legitimarse. Comparto esa idea. Creo que el capitalismo sigue, y va a seguir, intentando resolver su crisis fenomenal en base a políticas diseñadas por los monopolios y las grandes potencias, de explotación y saqueo del trabajo de nuestros pueblos y recursos y bienes comunes, pero ya se gastó el cartucho de ser la nueva propuesta salvadora. ¿Pueden disfrazarla de otra manera y sostenerla en el tiempo? No parece posible que puedan profundizar las miserias de los pueblos en ataques cada vez más brutales, pero con amplio apoyo popular, legitimidad y estabilidad política y social. ¿Cómo harán para garantizar paz social y gobernabilidad si su receta de salida son puros ataques al pueblo, que ya está más allá de los límites de la subsistencia? Hoy las rebeliones populares concentran urgencias de vida, de subsistencia, pero también descreimiento político, hartazgo, exigencias democráticas, etc. Y cada gobierno neoliberal y pro imperialista, no solo ataca al pueblo, sino que parecen provocadores riéndose de la gente y subestimándola.
Los casos de Macri y Piñera parecen ejemplos de los más claros. Y aunque pueden volver a ganar elecciones cambiando de caras, el margen parece achicarse para las maniobras: si los niveles de pobreza son tan agudos, la demagogia sola de palabras y marketing no alcanza, deben hacer concesiones, deben distribuir recursos, etc. Si no lo hacen, ¿en cuánto tiempo se acaba la paciencia ahora? ¿Cuánto tiempo de estabilidad tendrá el nuevo gobierno neoliberal en Ecuador por ejemplo? El margen también es estrecho para los gobiernos tibiamente progresistas y o populistas como el argentino, las condiciones económicas hoy no les hace fácil acceder a recursos que distribuir sin tocar grandes intereses. Estos gobiernos suelen tener más predisposición a atender algunas demandas o a ganarse cierto consenso, pero la situación general no les deja fácil maniobra. Creo que a lo largo del continente, las tensiones sociales van a seguir escalando, es un proceso abierto. Y que nos da la posibilidad de romper la debilidad histórica, no se ve fácil una estabilización en el ciclo de la región en el corto plazo, pues viene siendo, creo que seguirá siendo, un período de rebeliones populares en toda la región. Ojalá seamos capaces de construir una alternativa política, siendo parte codo a codo de las rebeliones.