Todas las condiciones estaban dadas para vivir una verdadera fiesta del futbol. La edición número 11 del superclásico femenino. Y con un condimento extra, se jugaría en el estado principal de River Plate, el estadio Monumental. Seria la primera vez en la historia que un superclásico oficial de futbol femenino se juegue en ese estadio. Nada hacía suponer que estábamos a punto de vivir una situación vergonzosa y lamentable.
Nuestro equipo dirigido por Miguel Ángel Bordón venía de ganarle en la fecha anterior a Juventud Unida de San Miguel por tres a cero con goles de María (Piquito) Roblez, María Chaveros y Elizabeth Villanueva. Un recordado partido jugado en La Bombonera. Motivadas por este triunfo llegaban hasta el Monumental con la confianza mas arriba que nunca. Con la garra característica que nos identifica y nos diferencia de los demás salieron a la cancha las gladiadoras a enfrentar a su clásico rival. Lo que nadie se esperaba es lo que pasaría después. Pero … ¿qué fue lo que paso después? … La respuesta es muy simple. El equipo de Nuñez nunca salió a disputar el partido. River Plate Abandonó.
Corría el año 1996, en fútbol masculino, el xeneize le ganaba los dos partidos por el campeonato de AFA, a su eterno rival institucional, más allá de los deportes que se crucen en el camino de la historia de estos dos clubes. Mientras tanto, en el fútbol femenino, las pioneras gladiadoras mejor dicho seguían haciendo historia, a pesar de que en los dos primeros años de la presidencia de Mauricio Macri, esos dirigentes de la Comisión Directiva, atravesados por el patriarcado no apostaban al fútbol femenino. Luego por exigencia de FIFA, por un lado y bajada de línea de AFA por otro, se volvió, al menos a darle un poco de atención a esta actividad deportiva. Pero, nos quedamos en las primeras fechas del campeonato de 1996, donde el xeneize venía de racha.
De esta forma, el sábado 26 de octubre, se jugaba la 5º fecha del fútbol femenino, en la cual estaba programado el superclásico. Pero, el partido nunca se llegó a jugar, dado que River Plate no quiso salir a jugarlo. Otro encuentro, que se suspendía en este torneo de 1996. El motivo, es sencillo, no se suspende por falta de policías, o de médicos, sino por miedo de los dirigentes riverplatense, fue este encuentro el River – Boca a jugarse en el estadio monumental.
El intendente del estadio “monumental” donde River Plate jugaría de Local, el directivo Jorge Rossi, no habilitó el campo de juego argumentando que tenía barro la cancha y eso estropearia el campo de juego.[1] Pero el mismo directivo declaró al diario Olé, “se manejan otros intereses en el fútbol masculino”.[2] Aludiendo que de fondo, la lluvia caída la noche anterior no tenían nada que ver. Creo, que más claro imposible.
A pesar de todo esto, el plantel xeneize, junto a Liliana G. Rodríguez, su capitana, Laura Rodríguez, Sálice, Scalice, Juárez, Robles, Altamirano, Aiello, y el resto de las gladiadoras, salió al campo de juego, como marcaba el reglamento, y River Plate, no se presentó se quedó en el vestuario. Las gladiadoras sacaron fotos, el árbitro designado para ese encuentro era el señor Aníbal Hay, árbitro prestigioso si los hubo por ese entonces. el referí realizó el acta correspondiente y el partido se suspendió.
La suspensión tenía otros matices de fondo (el patriarcado), que nada que ver con el barro tenía. Hasta el mismo Aníbal Hay, después de recorrer el campo de juego declaraba “Esta en perfecto estado. Se puede jugar sin ningún inconveniente”.[3] No sólo era patriarcado de los directivos millonarios. Sino, que no querían perder otro encuentro, ante Boca Juniors, no importase en qué actividad deportiva se tratase y menos en el Monumental, y de manera televisada, dado que en fútbol masculino este año por los certámenes oficiales los xeneizes en fútbol masculino habían ganado los dos encuentros, el 4 a 2 del Clausura 96, y el 3 a 2 del Apertura 96. Las gladiadoras venían en ascenso, remontando la historia de los clásicos en fútbol femenino, y en River venía en retroceso, dado que temporada a temporada se le iban las jugadoras, y pagaban los viáticos con retraso a esa altura.
Pero volviendo al abandono de los plumíferos de Nuñez, si leyó bien, “abandono”. Dado que además de no habilitar el campo de juego, cortaron la luz de un sector del estadio, para que además todo este “papelón millonario”, no se pudiera televisar, y mostrar el real estado del campo de juego en la TV ante la ciudadanía. Una vergüenza total.. El conductor Eglis Giovanelli del canal “Siempre Mujer”, canal que transmitía los partidos en vivo declaró al respecto: “Esto es increíble nos cortaron la luz para que no transmitieramos esto es un bochorno”.[4] Sin duda, un abandono, claro del folclore futbolístico e institucional, que caracteriza a los enfrentamientos institucionales de River – Boca, y Boca – River. En este caso, el que puso excusas y falta de actitud deportiva fue el club de Nuñez. Luego se reprogramó, dado que los directivos de Boca, no hicieron nada por ganar los puntos en el escritorio cómo correspondía, y el partido se jugó en la cancha auxiliar de River un mes después, y lo ganó el equipo de Nuñez por 2 a 1. Le salió bien la estrategia a los directivos de Nuñez, en materia de los puntos. Pero le quedó otra mancha de esas que no se borran más en las instituciones deportivas. Cómo las que marcan los descensos o los abandonos de partidos. Por eso creemos importante desde el colectivo de socios y socias que conformamos el grupo de investigación histórica denominado “Leyendas Xeneizes” que estos hechos nefastos de la historia deportiva, no queden en el olvido, dado que de esta manera estaremos aportando para que no se vuelvan a suceder, además de aportar al lógico folclore institucional y futbolístico.
Sebastián Martincic
Colaborador de la Sub-Comisión de Historia del Club Atlético Boca Juniors
y miembro del colectivo de investigadores históricos “Leyendas Xeneizes”.
[1] Diario Crónica, lunes 28 de octubre de 1996, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
[2] Diario Olé, año 1, nº 159, lunes 28 de octubre de 1996, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
[3] Diario Crónica, lunes 28 de octubre de 1996, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
[4] Diario Olé, año 1, nº 159, lunes 28 de octubre de 1996, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.