México Zapatista
Horizontes en forma de Caracoles contra la catástrofe climática
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Daliri Oropeza(*)
2 agosto, 2022
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A 19 años de la conformación de los Caracoles zapatistas, son pocos los referentes para salvaguardar la salud comunitaria y de la naturaleza como lo han hecho los pueblos de raíz maya organizados en el EZLN de Chiapas. Son un horizonte de acción contra la crisis climática
“El principio en que se basare el atacar las enfermedades
es crear un cuerpo robusto,
pero no es crear un cuerpo robusto con el trabajo artístico
de un médico sobre un organismo débil,
sino crear un cuerpo robusto con el trabajo de toda la colectividad,
sobre todo, esa colectividad social”.
Ernesto Che Guevara un curso político del Ministerio de Salud Pública de Cuba para formar médicos
Una fila de batas blancas, paliacates rojos y pasamontañas negros hace una larga serpiente en la entrada de Guadalupe Tepeyac, todas son del caracol de La Realidad. Es 2017, cuando miles de zapatistas recibieron a la Vocera del CNI-CIG, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy.
Quedo mirando asombrada la cantidad de zapatistas bien formadas que portan las batas, lo cual denota un número importante de personas capacitadas para la atención médica en las comunidades rebeldes.
Me acerco. Pregunto. Me hablan de las clínicas autónomas que hay en los Caracoles Zapatistas (entonces eran 5 caracoles, desde agosto del 2019 son 12 caracoles). Hay un traspaso de conocimiento horizontal y capacitación de saberes entre mismas habitantes a través de la figura del promotor de cada comunidad y por cada disciplina: herbolaria, medicina alópata, odontología, etc.
Y lo más impresionante, hay un vínculo con la salud de la tierra y la salud de las personas, por eso son relevantes los huertos medicinales.
Desde 2003, cuando el gobierno y los legisladores traicionaron Los Acuerdos de San Andrés y aprobaron una ley de pueblos indígenas descafeinada, los Aguascalientes se transformaron en Caracoles, una forma de organización comunitaria y territorial original de los pueblos de raíz maya que conforman el EZLN.
Es una especie de red de toma de decisiones en la que es fundamental el dialogo en asamblea, participan desde los encargados y promotores comunitarios, las Juntas de Buen Gobierno, los consejos de cada Municipio Autónomo Rebelde Zapatista (MAREZ) hasta llegar al Caracol, que aglomera varios MAREZ. Así aplican el mandar-obedeciendo de inspiración tojolabal.
De modo circular, y desde abajo, se toman decisiones respecto a la Autonomía en varios niveles: la tierra, la casa y el habitar, la salud, la alimentación, la educación, el trabajo, la democracia, la libertad, la justicia, la cultura y la comunicación y transmisión de información. En esos ámbitos, las y los zapatistas ejercen la libre determinación de los pueblos, omisa en cualquier ley.
En esta forma de gobierno, la salud de la tierra y de las personas resultan fundamentales.
Durante el recorrido de Marichuy por los Caracoles, tuve la oportunidad observar entre cada comunidad de cada Caracol dicho cuidado de la tierra. Observé que en las comunidades donde hay presencia de bases de apoyo zapatistas, el bosque, la selva, las cascadas están bien cuidadas.
Es evidente qué comunidad es zapatista, pues hay abundantes árboles y vegetación, contrario a las comunidades que son partidistas (o que siguen con el mismo sistema de gobierno obsoleto estatal) donde predomina la deforestación y las casas de cemento.
Muchos años después de aquel encuentro con las batas blancas zapatistas platiqué con promotoras de salud, quienes me explicaron que en la sanación está en el centro el cuidado de la tierra. Que incluso para cortar un árbol, hay que pedir permiso a la Junta de Buen Gobierno y proponer cómo restaurarlo. Y las personas lo respetan y lo proponen. Esto evidencia la solidez del proyecto político del EZLN y lo revela como un horizonte contra la catástrofe climática.
Para tener autonomía, no solo hay que poseer la tierra, hay que cuidarla. Y en esto han sido muy importantes las mujeres zapatistas.
El cuidado que tienen por la tierra, y por los seres existentes, también es con la alimentación y la preservación de las técnicas ancestrales de sembrar la tierra, resumidas en la agroecología, con la cual procuran los suelos y el agua, además de la salud a través de la autonomía alimentaria.
A esto se suma el manejo de la basura y el reciclaje que realizan en las comunidades. Es visible el exceso de desperdicios en las comunidades partidistas, a diferencia de los Caracoles Zapatistas.
Las mismas zapatistas, que convocaron al más numeroso encuentro de mujeres que luchan en el Caracol de Morelia, hablan de cómo han disminuido los niveles de ríos y lagos en sus comunidades. La catástrofe climática nos alcanzó a todos. Y esta lucha, los ejemplos de horizontes que nos muestra el zapatismo de Chiapas, resultan sustanciales para conservar la vida.
El mismo subcomandante Insurgente Moisés lo expresó en la llegada de la Extemporánea a Viena, en septiembre del año pasado:
“El problema de la vida, también de la naturaleza. Se va a acabar la naturaleza.
¡Eso es lo que venimos a decirles! No la crean… Lo van a ver.
A lo mejor la dudan, a lo mejor dicen: ¿Qué saben esos, esas?
La naturaleza nos habla, si sabemos ver.
La naturaleza nos enseña, si sabemos respetarla, si no, nos va a enseñar lo que es poderosa Ella.
“Se van a empeorar los terremotos,
se van a caer sus edificios que las tienen,
se va a partir la tierra,
se va a convertir en ríos, lagunas, aquí y en todas las ciudades.
Pero no es culpa de nosotros, nosotras, los ciudadanos.
De nombre ya lo sabemos quién es. Es el Capitalismo.
El capitalismo es el que está destruyendo la vida de la naturaleza”.
Y a pesar de este ejemplo que han organizado las y los zapatistas de Chiapas, este sistema de gobierno y vida autónoma original de choles, mames, tsotsiles, tseltales y tojolabales está bajo constante asedio.
Apenas el 28 de julio del 2022, organizaciones, colectivos y redes adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona denunciaron que continúan las agresiones, hostigamiento y desplazamientos forzados de familias zapatistas hacia las comunidades autónomas de El Esfuerzo, Municipio Autónomo Rebelde Zapatista Comandanta Ramona; Nuevo San Gregorio, región Moisés y Gandhi, Poblado La Resistencia, Poblado Emiliano Zapata, Poblado San Isidro y 16 de febrero, Municipio Autónomo Rebelde Zapatista Lucio Cabañas, todas del Caracol 10 «Floreciendo la Semilla Rebelde», Junta de Buen Gobierno «Nuevo Amanecer en Resistencia y Rebeldía por la Vida y la Humanidad».
Además, denuncian la omisión, complicidad e impunidad de los tres niveles de gobierno, así como la obstaculización al trabajo de derechos humanos que realizan las Brigadas Civiles de Observación (BriCO).
Estos ataques no cesan, y tienen más de dos años amenazantes en el Caracol 10. Solo demuestran que la autonomía y organización zapatistas ponen a temblar a su alrededor, no solo a finqueros o gobiernos sino a criminales, quienes buscan a toda costa frenarla.
A 19 años de su ejercicio, los horizontes para la vida tienen forma de Caracoles contra la catástrofe climática, la violencia y la indiferencia.
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Daliri Oropeza (*)
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
fuente:
tambièn editado y en difusiòn desde https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2022/08/06/mexico-zapatista-salvaguardar-la-salud-comunitaria-y-de-la-naturaleza/
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