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Franco Bifo Berardi: No iré a Hannover (¿y qué?)
Me invitaron al festival Fuchsbau (Hannover). Aunque el tema (Estamos condenados, bebé) me resulte atractivo, no iré a Hannover. ¿Por qué?
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Bolonia 14 de mayo de 2024
Querido Nico, queridos amigos, gracias por la invitación al festival Fuchsbau.
Me gustaría estar con ustedes en su trinchera metafórica y compartir con ustedes el enfoque irónico del (no tan metafórico) infierno ambiental y geopolítico que cuarenta años de neoliberalismo han preparado para la Última Generación.
Pero prefiero no venir a Heidelberg, porque Alemania es ahora (y no por primera vez) un país aterrador, donde el racismo, el genocidio y el antisemitismo han regresado, mezclados con hipocresía, cinismo y conformismo masivo.
En los últimos meses, Alemania ha impedido a intelectuales entrar en el país y participar en reuniones públicas sólo porque pretendían decir la verdad sobre el genocidio palestino, en particular prohibió la entrada del rector de la Universidad de Glasgow, el profesor anglo-palestino. Ghassan Abu-Sittah, e impidió la entrada del líder de Diem25, Yanis Varoufakis, que ahora está procesando legalmente al Estado alemán.
En los últimos meses Alemania ha apoyado el genocidio israelí, como si un nuevo genocidio pudiera hacernos olvidar un genocidio anterior.
En los últimos meses, las autoridades alemanas han acusado de antisemitismo al director judío Yuval Abraham, y a muchos otros intelectuales judíos, porque se atreven a criticar a Israel y la limpieza étnica que la entidad sionista está llevando a cabo en los territorios palestinos.
Cuando un alemán acusa a un judío de antisemitismo, algo suena falso y alarmante en mis oídos. Cuando un alemán acusa a un judío de antisemitismo porque denuncia el genocidio israelí, tengo la sensación de que lo peor de la historia alemana ha regresado, aunque en una versión disfrazada de hipocresía.
Cuando la mayoría del pueblo alemán (casi todo el pueblo alemán) acepta cínicamente el apoyo a un genocidio, siento que lo peor de la historia alemana ha regresado.
Cuando los intelectuales alemanes aceptan en silencio esta ola de hipocresía y complicidad, cuando los intelectuales alemanes más conocidos se inclinan ante el conformismo dominante y se niegan a reconocer el genocidio allí donde el genocidio es evidente, comprendo que Alemania es un lugar donde nunca volveré a poner un pie.
Sabes, siempre he sido un gran admirador del lenguaje irónico y los actos irónicos.
Por eso siento simpatía por su Fuchsbau y su actitud irónica ante el inminente colapso de la civilización.
Pero soy profundamente consciente de la cercanía entre la ironía y el cinismo.
Puesto que se está produciendo un genocidio, puesto que los europeos apoyan el genocidio, puesto que los alemanes están directamente implicados en la cadena de venganza, es difícil ser irónico sin caer en una autoabsolución cínica.
En los últimos seis meses he tenido que ver (a todos nos hemos visto obligados a ver) resurgir la horrible cara de Alemania que creíamos perteneciente al pasado.
Por estas razones no iré a su Fuchsbau.
Franco Berardi Bifo
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