Catalunya: II Congreso de vivienda, creando Poder Popular desde los barrios

II Congreso de vivienda de Cataluña

Por Intersindical Alternativa De Catalunya
12 de febrero de 2025

El II Congreso de vivienda de Cataluña celebrado en Granollers el 8 y 9 de este febrero, donde ha participado un millar de personas y unas sesenta organizaciones, ha culminado con el nacimiento de la Confederación sindical de vivienda de Cataluña, una organización de ámbito nacional y confederal que agrupará gran parte del movimiento por la vivienda.

Los congresistas han aprobado una resolución de alianza conjunta con la Mesa sindical de Cataluña (TSC, formada por los sindicatos COS, Co.bas, CGT, CNT, IAC y Solidaridad Obrera) con el objetivo de sumar esfuerzos entre el sindicalismo de vivienda y el sindicalismo laboral. La precariedad en el acceso a la vivienda y la precariedad laboral están estrechamente relacionadas.

Ésta es la resolución conjunta entre el movimiento por la vivienda y el sindicalismo combativo:

¡CONSTRUIMOS LA UNIDAD DE LA CLASE TRABAJADORA!

Desde sus inicios, el sindicalismo se ha preocupado por la mejora de las condiciones materiales de la clase trabajadora, organizando la lucha en los centros de trabajo y fuera de éstos, al tiempo que se constituye como herramienta para construir un frente revolucionario que permita superar el capitalismo y la sociedad de clases.

En las sociedades industriales, las condiciones de trabajo de los obreros y obreras eran infrahumanas, pero fuera de las fábricas sus condiciones de vida no mejoraban. Barrios insalubres y sin servicios, hacinamiento en pisos compartidos, subarriendo, suburbios y chabolismo eran su realidad cotidiana. Por eso, históricamente, el sindicalismo también ha actuado fuera de los centros de trabajo, allí donde vive la clase trabajadora, desde la conciencia de que sólo con el apoyo mutuo y la acción directa se podía garantizar la supervivencia material. En esta primera etapa, fueron constantes las luchas contra la carestía de la vida o por el acceso a una vivienda digna.

En la coyuntura actual, marcada por las crisis continuas y la escalada bélica, por la inflación y la subida de precios, por la precarización del trabajo y el estancamiento de los salarios y, en definitiva, por una gran disparidad entre el precio de la vivienda y el salario, es necesario crear un frente común del sindicalismo revolucionario capaz de construir una posición de contrapoder .

Después de décadas de retroceso en derechos y desactivación del movimiento obrero, debemos generar nuevas vías de conflicto que nos permitan construir un verdadero movimiento de masas y dar un salto cualitativo en nuestras luchas. Hay que acabar con la fragmentación de la clase trabajadora entre los sectores más precarizados y que sufren con mayor intensidad la violencia inmobiliaria y los sectores de trabajadores con condiciones laborales y materiales más favorables. Necesitamos impulsar un nuevo ciclo de luchas y movilizaciones, que sitúe a las organizaciones de clase y revolucionarias en el centro de la lucha y nos permita disputar victorias y mejoras reales en nuestras condiciones de vida.

Debemos recomponer la unidad de clase . Hay que trabajar para que la clase trabajadora tome conciencia de que sólo con la lucha y la acción colectiva es posible superar la explotación asalariada o garantizar el derecho a una vivienda digna y universal. Es necesario disputar la hegemonía cultural e ideológica del capitalismo, por lo que debemos tejer redes de apoyo mutuo, estructuras y organizaciones populares que rompan con el individualismo. En este camino, que será largo, también habrá que encontrarnos y hacer alianzas con otras luchas de la clase trabajadora, como el movimiento feminista, la lucha de los pensionistas, la lucha por una sanidad gratuita y universal, la lucha ecologista o la lucha antirracista.

Por todo ello, desde la nueva Organización de Vivienda salida del II Congreso y los sindicatos de la Mesa Sindical de Cataluña, nos instamos a crear un espacio para encontrar mecanismos de trabajo conjunto y lucha compartida, y para gestar una estrategia más amplia que nos permita convertirse en una fuerza colectiva capaz de mejorar nuestras realidades materiales, en el camino para superar la sociedad de clases.

fuente: https://www.anarquia.cat/intersindical-alternativa-de-catalunya-2025-02-12/

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PRINCIPIOS POLÍTICOS DEL MOVIMIENTO POR LA VIVIENDA

En los encuentros territoriales que tuvimos en otoño de 2023, debatimos sobre diferentes cuestiones políticas, tácticas y estratégicas. Este texto que hemos querido hacer público sale de esos debates, es una pequeña síntesis de los principios políticos que creemos que deben guiar la lucha por la vivienda, y nos ha servido de base para los recientes debates organizativos.

El Movimiento por la Vivienda que hoy conocemos nace hace 15 años, tras el estallido de la crisis inmobiliaria y con la aparición de las primeras PAHs y el paro de los primeros desahucios. Aquellas expresiones de lucha se extendieron por todo el territorio catalán y del resto del Estado, convirtiéndose en uno de los principales referentes para las clases populares en el anterior ciclo de movilizaciones.

Durante estos años, son muchas las experiencias organizativas, métodos de trabajo y herramientas de lucha que hemos creado y desarrollado; asambleas masivas, acciones de presión y negociaciones colectivas, movilizaciones, herramientas comunicativas que nos han permitido en determinados momentos marcar la agenda política y señalar a nuestros enemigos, una capacidad para organizar el conflicto y crear poder popular en los barrios periféricos más humildes, y un largo etcétera.

Posteriormente a la primera etapa de las PAHs, han ido apareciendo nuevas formas organizativas —lo que algunos llaman sindicalismo de vivienda— que, en un contexto de reflujo de aquellas movilizaciones, ha logrado desarrollarse y seguir situando la cuestión de la vivienda como uno de los principales focos en la lucha de clases.

Todas las que hemos formado parte del movimiento por la vivienda hemos sido conscientes de las potencialidades de esta lucha y su importancia estratégica para la construcción de una sociedad más justa. Pero a pesar de haber desarrollado una serie de tácticas bastante unitarias, que se han ido compartiendo y creando más o menos conscientemente, no hemos sido capaces en general de definir una estrategia y objetivos conjuntos y llevarlos a cabo. A pesar de los intentos de alcanzar cierta cohesión, como fue el I Congreso y las estructuras salidas de allí, éstas no nos han dotado de la fuerza, eficiencia y recursos necesarios para construir cierta unidad.

Por otra parte, las diferentes organizaciones se han ido desarrollando en muy diversas escalas. Cuando hablamos de organizaciones del movimiento por la vivienda, hablamos a la vez de estructuras de alcance barrial como los sindicatos de Barcelona, ​​como otras de ámbito local, como de una agrupación de estructuras de ámbito catalán que se organizan internamente a través de una coordinadora (PAH), o de una organización formada por secciones territoriales y por propiedad (Sindicato). Algunas de estas organizaciones han logrado desarrollar apuestas estratégicas propias con mayor o menor éxito en el nivel de consecución de sus propósitos, pero en general no hemos logrado construir ningún espacio estable del movimiento por la vivienda capacitado ni legitimado para analizar estas estrategias, compartirlas o construir nuevas.

La experiencia de todo este tiempo también nos ha mostrado los límites que tiene la lucha por una vivienda digna, si ésta se da de manera aislada y en un contexto como la nuestra. Bajo un sistema en el que quien manda es el capital, en el que la vivienda es una mercancía más y la especulación inmobiliaria una parte central de la economía, es imposible conseguir una vivienda universal y de calidad. Sólo en una sociedad en la que las casas –así como el resto de cosas que producimos para poder vivir– estén fuera del mercado, bajo control del pueblo y para cubrir sus necesidades, sólo en una sociedad sin clases y sin opresión, el Movimiento por la Vivienda podremos dar por lograda nuestra labor.

Por eso, la lucha por la vivienda debe tener como objetivo de fondo la lucha general contra el capitalismo. Y asumir esta perspectiva revolucionaria significa que nuestra práctica diaria, nuestras herramientas organizativas y de lucha y el trabajo conjunto de nuestros colectivos, espacios o estructuras, deben estar al servicio de acumular fuerzas, mejorar nuestra posición en la lucha de clases y construir un poder popular al margen de las instituciones de la burguesía. El Estado, con quien la lucha nos obliga a relacionarnos ya reconocer como mediador, es a su vez el enemigo más directo, siendo quien garantiza la propiedad privada y la existencia y expansión del negocio inmobiliario. No se puede superar el capitalismo sin superar al Estado que lo sostiene, y todas las luchas en las que tengamos que relacionarnos con él deben estar construidas y guiadas por estas premisas.

Toda nuestra práctica y lucha política debe servir también para crear una conciencia y una unidad de clase más amplia. El movimiento por la vivienda interpela y aspira a organizar a todas las personas despojadas de la propiedad o con dificultades de acceso a la vivienda. Nuestra lucha tiene, además, una importante capacidad para organizar a los sectores más precarios; podemos ver cómo nuestras asambleas están llenas de mujeres y personas migradas. Pero también debemos saber mirar más allá de nuestro sujeto inmediato, y entre nuestros objetivos debe estar la organización y la unidad de toda la clase trabajadora, entendiendo ésta en un sentido amplio, como las personas que sólo tenemos nuestras manos y cuerpos para trabajar.

Éstas son las líneas políticas que nos unen, sobre las que debemos construir nuestra práctica diaria. Pero si queremos salir del período de estancamiento y fragmentación que hemos vivido, y si queremos hacer avanzar nuestra lucha, también debemos dar un paso adelante en cómo nos organizamos conjuntamente. Reconocemos las diferencias existentes entre muchas de nosotros, la heterogeneidad de nuestros colectivos, pero también somos conscientes de todas las prácticas, herramientas de lucha, experiencia y conocimientos que compartimos y que hemos desarrollado durante estos años, a partir de las cuales es obligatorio encontrar los máximos puntos y espacios de trabajo conjunto.

Debemos encontrar salida a las carencias organizativas, estratégicas y de coordinación que hemos tenido durante estos años. Necesitamos ser capaces de materializar los acuerdos colectivos, de tener unos correctos mecanismos de funcionamiento y rendición de cuentas, así como generar un mayor sentimiento de pertenencia del que hemos tenido respecto del I Congreso. Las formas organizativas de las que nos dotamos deben permitirnos tomar decisiones y dar respuesta a los cambios de coyuntura ya los retos políticos que nos encontraremos.

Necesitamos superar las limitaciones del I Congreso, ahora que tenemos más experiencia y conocimientos acumulados para poder hacerlo. En los debates que tuvimos en 2019, sólo pudimos crear unas comisiones conjuntas y decíamos que aquélla se trataba de “una primera fase de trabajo conjunto y coordinación en forma de comisiones de trabajo, que nos permita profundizar y consolidar la confianza colectiva y haga posible evolucionar hacia una fórmula más orgánica en un futuro” . Unos años después, nos toca abordar esta labor.

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Entrevista a Marta Espriu, portavoz del II Congreso de Vivienda de Cataluña, publicada en La Directa el 22 de noviembre de 2024.

“Sacar la vivienda del mercado es una carrera de fondo, el 23N es una primera parada”

A pocas horas de una manifestación por la vivienda que se prevé histórica en Barcelona, ​​planteamos preguntas sobre el futuro del movimiento y qué herramientas de lucha se plantearán en el II Congreso de Vivienda de Cataluña que tendrá lugar los días 8 y 9 de febrero de 2025 en Granollers . Estrategias para afrontar los desahucios, campañas focalizadas en los grandes tenedores, coordinación de los núcleos locales, combatir el marco mental de la vivienda como negocio. Hablamos con una de sus caras públicas.

Este sábado está convocada la manifestación que lleva meses preparando. Son decenas de colectivos, redes y grupos de vivienda de todo el territorio, habrá sido intenso. Asimismo, está preparando el II Congreso de Vivienda de Cataluña. ¿Cómo está?

Bien, estamos bien, pero el sábado no se acaba. La manifestación al final ha sido algo grande, pero no es el foco sobre el que estamos trabajando. Es importante, es muy importante. Pero después de la manifestación quedará carrera, todavía.

¿Qué está previsto que sea el Congreso de Vivienda?

El Congreso es un órgano que se celebrará el 8 y 9 de febrero de 2025 en Granollers. La intención es que sea el espacio legítimo en el que se apelan y organizan todos los agentes que participan del movimiento por la vivienda. El Congreso debe ser el espacio de confluencia de un proceso de debates que se ha dado durante estos dos años en el que han participado más de 500 personas del movimiento y en el que se han invitado a participar a todos los colectivos de todo el territorio.

¿Sobre qué se ha debatido?

Ahora hará cinco años, cuando celebramos el I Congreso de Vivienda, salieron unas comisiones para vincular a los diferentes colectivos locales para que crearan una red entre todo el movimiento por toda Cataluña. Durante este tiempo ha pasado la pandemia de Covid y otras cuestiones que han hecho que tengamos que volver a plantearnos hacia dónde estamos yendo. Hace ya dos años, nos dimos cuenta de que muchas de las limitaciones que tenemos como movimiento son causadas por la lógica localista con la que se organiza el movimiento por la vivienda.

Por eso, una de las principales apuestas de este II Congreso es la posibilidad de crear una confederación con las diferentes organizaciones que forman parte del movimiento por la vivienda. El objetivo es plantear una forma organizativa que supere el localismo y que haga confluir el movimiento por todo el territorio, para ser capaces de organizarnos en una mayor escala. Al final, estamos poniendo en el centro la posibilidad de desmercantilizar la vivienda. La lucha contra los tenedores y contra la clase rentista es muy larga y muy conflictiva para quienes tienen el poder. Si la luchamos desde la lógica del localismo, es muy difícil ganar.

¿En qué coyuntura de actualidad llega al Congreso?

La problemática actual es que el mercado está cada vez más tensionado, los precios son cada vez más altos, y las formas de organización que hasta ahora funcionaban cada vez lo hacen menos. Durante el I Congreso hubo un boom del movimiento por la vivienda, sobre todo en la ciudad de Barcelona, ​​en la que parecía que quienes llevaban las riendas del conflicto eran los colectivos de vivienda. Ahora, la policía y el Estado han entendido un poco cuáles son las estrategias de nuestro movimiento y se han dotado de herramientas para contrarrestarnos. Esto significa que cada vez es más difícil liberar pisos en Barcelona y cercanías, tenemos más compañeras que sufren represión por defender desahucios, además del auge de la extrema derecha, que tampoco es despreciable. Además, los grandes tenedores y la propiedad tienen nuevos mecanismos para explotarnos: alquileres de temporada, alquileres de habitaciones o la cuestión de los alquileres turísticos, completamente descontrolado. Las herramientas de las que nos habíamos dotado hasta ahora no eran suficientes para afrontar la magnitud de esta lucha.

¿Cuáles son las nuevas herramientas que plantea?

La propuesta es ésta: las estructuras locales no son suficientes. También se está poniendo sobre la mesa la apuesta de trabajar por propiedades, articular una lucha en función de cuál es la propiedad. Si intentamos luchar contra la Caixa con el caso de una sola familia, tenemos mucha menos capacidad de tensionar el conflicto que si lo hacemos con 200 familias de golpe. Y para que esto sea posible existe esta apuesta de organización a escala territorial en una confederación.

¿Cómo funcionaría esta confederación?

La idea es tener una marca, red o paraguas, en la que estos sindicatos locales que quieran participar formen parte. Sobre la estructura interna no podemos hablar todavía, pero se quiere que tenga una agencia propia sin hacer desaparecer a los sindicatos, las redes o los colectivos locales.

¿El objetivo sería pasar de una estrategia defensiva a una ofensiva?

La voluntad del movimiento por la vivienda siempre ha sido seguir una lógica ofensiva. Su herramienta es detener desahucios a puerta, pero no es la única: algunos implican atacar a la propiedad de manera más ofensiva, algunos pasan por intentar negociar con los servicios sociales del barrio para que alarguen la propuesta habitacional de una compañera de la asamblea… Y la estrategia ofensiva es más difícil de articular. La defensiva también, porque convocar un desahucio tiene más poder si lo haces bajo la lógica de una confederación y apelas también a gente de distintos lugares.

¿De qué modo se tendrá en cuenta las diferentes realidades territoriales en lo que se refiere a la problemática de la vivienda?

Para nosotros era esencial que la cuestión de este congreso no se quedara en Barcelona y en el área metropolitana. La clave para poder entender la lógica territorial es que la organización esté desplegada por toda Cataluña. La idea era poder recorrer todo el territorio y ser capaces de entender todas las realidades. Esto pasa por ir a la manifestación de Pirineo Vivo, por ejemplo, o por entender que quizás también debemos hablar de la violencia de no poder vivir en una vivienda digna en los pueblos o en ciudades más pequeñas. Por eso han sido dos años de debate y no hemos celebrado el Congreso un día para otro. Sea en los Pirineos, en Barcelona, ​​en Tarragona o en la Costa Brava la problemática de fondo es la misma: se está utilizando la vivienda como un bien de mercado y no como un derecho para todos.

¿Qué espera que pase a la manifestación de este sábado?

La expectativa está puesta en que se desborden las calles de Barcelona. El de los alquileres es uno de los temas más candentes ahora mismo, porque todo el mundo tiene una amiga, un familiar o conocido que no tiene acceso a una vivienda porque no se la puede pagar. Recordemos que la media del sueldo destinado a los alquileres está al 60%.

Aparte de apelar a la problemática de los alquileres, desde el Congreso se está poniendo el foco en toda la problemática de la vivienda en general: los alquileres de temporada, los alquileres de habitaciones, siguen existiendo personas que tienen ejecuciones hipotecarias, personas que viven en situaciones de okupación que se les está negando su derecho a tener tienen acceso a una vivienda digna. El objetivo del Congreso es apelar a todos estos perfiles. Queremos que miles y miles de personas salgan a la calle y se respire indignación. Queremos que sea un punto de inflexión.

¿Espera alguna respuesta de las instituciones?

Esta manifestación es más demostración de fuerza que una demanda concreta para la regulación del alquiler. Sí hay una parte de esa acción que interpela directamente a la clase política, pero la manifestación no se convoca con la voluntad de que de repente salga una regulación. La voluntad del movimiento por la vivienda es poner en el centro toda la problemática de la vivienda más allá de la cuestión de los alquileres. Es un puñetazo sobre la mesa para decir que somos fuertes y somos muchas. Salimos a una manifestación, pero es que si nos conseguimos organizar todas la capacidad que tenemos de hacer temblar el poder es muy grande.

¿Y qué ocurre el 24 de noviembre?

Quitar la vivienda del mercado es una carrera de fondo. Ahora tenemos una parada que es la manifestación el 23 de noviembre, el 8 y 9 de febrero tenemos otra, que es la celebración del II Congreso, pero es que es engañarnos decir que la carrera termina entonces, porque tenemos que ser siempre más ambiciosas. El reto es inmenso pero también estamos en un punto muy interesante como movimiento. Estamos poniendo sobre la mesa la posibilidad de organizar gente que venimos de lugares muy diferentes, que debemos dar un paso enorme. Tomamos el reto y la hacemos.

En la manifestación por la vivienda de Madrid se llamó por la huelga de alquileres. En el primer Congreso se desestimó la idea al considerarse que no había soporte suficiente. ¿Ahora se plantea como una posibilidad?

La huelga es una herramienta útil de la que se dota cualquier estructura sindical, sea una huelga laboral, sea una huelga de cuidado, sea una huelga de alquileres. La huelga de alquileres es una herramienta útil y legítima, pero es necesario que tengamos un debate en todo el movimiento. Tienen que pasar muchas cosas antes de convocar una huelga de alquileres.

Por mucho que no sea una decisión tomada, ¿se desprende la idea de que es viable?

No hemos tenido grandes debates como Congreso en torno a la huelga de alquileres porque ahora hay otros debates centrales que nos ocupan. No es una cuestión de si es viable o no, es una cuestión de qué pasos previos deben realizarse para poder acabar convocándola.

El lema de la manifestación es ‘Bajamos los alquileres’. ¿Rebajar el precio de los alquileres es un primer paso o un objetivo final?

Para nosotros es claramente un primer paso. En este momento, la gran problemática es que no podemos pagar un alquiler, pero la cuestión central del movimiento por la vivienda es que se utilizan nuestras clases como un bien de mercado. El problema no es si hay una ley lo suficientemente dura como para regular si pagaré 200 euros o 1.000 euros de alquiler, es que un euro de alquiler al mes ya es un euro que no deberíamos estar pagando. No deberíamos pagar por vivir. Y éste es el gran problema: no existe una posibilidad de especulación pequeña con las casas.

Luchar por la regulación del precio del alquiler son pasos necesarios, porque al final lo que hacen es mejorar las condiciones de vida material de la clase trabajadora. Pero nuestra lucha no puede ser por una reforma concreta, nuestra lucha debe tener una mayor ambición, que es sacar la vivienda del mercado, porque poner la vivienda dentro del mercado ya la desvirtúa como derecho accesible para todos.

https://congreshabitatge.cat/ii-congres-dhabitatge-de-catalunya-8-i-9-de-febrer-a-granollers/

 

 

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