Alexander Lukashenko asumió su séptimo mandato, mientras cientos de simpatizantes de la oposición que viven en el extranjero realizaron manifestaciones en su contra para conmemorar el aniversario de la independencia de Bielorrusia en 1918.
Por Mario Hernandez.
Lukashenko cumplió el año pasado tres décadas en el poder, y sus oponentes políticos han denunciado la elección del 26 de enero calificándola como una farsa.
La Comisión Central Electoral declaró que el mandatario ganó con casi el 87% de los votos a cuatro contendientes.
Mese de protestas siguieron a las elecciones de 2020 provocando una dura represión. Más de 65.000 personas fueron arrestadas y los medios de comunicación independientes y las organizaciones no gubernamentales fueron cerradas y prohibidas, lo que provocó condenas y sanciones de Occidente. Entre los presos políticos está el Premio Nobel de la Paz, Ales Bialiatski, fundador del Centro de Derechos Humanos Viasna.
Lukashenko ha gobernado desde 1994, con subsidios y el apoyo político de Rusia.
Campañas en contra
El Gobierno de Minsk ha sido sometido a una fuerte y constante campaña de difamación, falsas noticias, presiones económicas y políticas por parte de los gobiernos y medios hegemónicos de comunicación occidentales dirigidos desde Estados Unidos y de la Unión Europea para tratar de desestabilizar a esa nación de Europa Oriental.
Ya en agosto de 2020 Lukashenko ganó las elecciones generales con el 80 % de los votos mientras su contrincante la derechista Svetlana Tijanóvskaya obtenía solo el 10 % e inmediatamente los opositores salieron a las calles a destruir instituciones estatales, lugares públicos alentados por llamados de insurrección a través de las redes sociales.
Días antes de las elecciones del 26 de enero, la ya acostumbrada injerencia de la Unión Europea no se hizo esperar y aprobó en el Parlamento Europeo una resolución que llamaba a no reconocer los comicios en Bielorrusia y pedía a los integrantes del bloque y a sus socios internacionales ampliar sanciones contra funcionarios y entidades bielorrusas.
Esas directrices a la UE se las enviaban desde Washington mediante declaraciones públicas como la del portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller que afirmó: «las presidenciales de 2025 no pueden reflejar la voluntad del pueblo bielorruso». Mientras, el saliente secretario de Estado, Antony Blinken, señalaba: «los comicios no pueden ser libres ni justos en el país eslavo».
Por informaciones filtradas, se conocía que Estados Unidos y la Unión Europea estaban preparando una operación contra Minsk parecida a la del Maidán en Ucrania que dio al traste con el Gobierno legítimo de esa nación y ha provocado una sangrienta guerra contra Rusia apoyada y financiada por la OTAN para tratar de desestabilizar a Moscú.
En 2019 y principios de 2020 Estados Unidos gastó más de 20 millones para fomentar las protestas a través de varias ONGs. Ese dinero se usó en crear una red de blogueros independientes además de cuentas de información en las redes sociales, y las personas más prometedoras recibieron formación en el extranjero sobre todo en Polonia, Lituania y Ucrania donde los instruyeron expertos estadounidenses.
En los años siguientes, la candidata derrotada en 2019, Svetlana, continuó sus proyectos para desestabilizar el Gobierno bielorruso, participó en los Foros Económicos de Davos, en el Foro Internacional para la Democracia en Estrasburgo donde discutieron sobre el futuro de Biolorrusia sin invitar a las autoridades de esa nación.
Ella estuvo en un encuentro organizado en Vilma por el Departamento de Estado norteamericano donde hablaron de la supuesta democracia, de qué hacer con ese país cuya dirigencia no sigue las políticas de Estados Unidos.
Fueron las mismas acciones que realizaron las fuerzas de derecha contra Ucrania en 2014, conocidas como el Maidán las que concluyeron con el derrocamiento del Gobierno de Víktor Yanukovich.
También en Georgia hubo cuatro intentos fallidos de desestabilizar al Gobierno en los últimos tres años; en Serbia entregaron 436 millones de dólares con los mismos objetivos y en Eslovenia han atentado contra el presidente Robert Fico para eliminarlo del poder.
En esta ocasión la guerra estaba avisada y tanto el Gobierno como el pueblo bielorruso, casi en pleno, supieron defender la soberanía, independencia y la paz de las amenazas y provocaciones de Occidente.
La afluencia a las urnas constituyó el 85,70 %
La afluencia a las urnas en las elecciones del presidente de Belarús constituyó el 85,70 %. Tales datos los anunció en el Centro de Información el presidente de la CEC, Ígor Karpenko, informa BelTA.
En la provincia de Brest votó el 90,56 % de los ciudadanos, en la provincia de Vítebsk el 86,39 %, en la provincia de Gómel el 91,54 %, en la de Grodno el 89,28 %, en la provincia de Minsk el 86,71 %, en la provincia de Moguiliov el 92,64 %, en la ciudad de Minsk el 69,72 %.
Denuncias opositoras
Los opositores más importantes han huido al extranjero o han sido encarcelados. El país tiene casi 1.300 prisioneros políticos, incluido el ganador del Nobel de la Paz, Ales Bialiatski, fundador del Centro de Derechos Humanos Viasna.
Desde julio, Lukashenko ha indultado a más de 250 personas descritas como prisioneros políticos por activistas. Al mismo tiempo, sin embargo, las autoridades han intentado erradicar la disidencia arrestando a cientos de personas en redadas contra familiares y amigos de prisioneros políticos y cualquier persona que participe en actividades en línea organizadas por bloques de apartamentos en varias ciudades.
Activistas y quienes donaron dinero a grupos de oposición han sido citados por la policía y obligados a firmar papeles diciendo que se les había advertido que no participaran en manifestaciones no autorizadas, dijeron defensores de derechos.
Los cuatro rivales de Lukashenko en las urnas son leales a él y han elogiado su gobierno
“Entro en la carrera no contra, sino junto con Lukashenko, y estoy listo para servir como su vanguardia”, dijo el candidato del Partido Comunista, Sergei Syrankov, partidario de penalizar las actividades LGBTQ+ y reconstruir monumentos al líder soviético Josef Stalin.
El candidato Alexander Khizhnyak, jefe del Partido Republicano del Trabajo y la Justicia, fue el más votado en un distrito electoral en Minsk en 2020 y juró prevenir “una repetición de los disturbios”.
Oleg Gaidukevich, jefe del Partido Liberal Democrático, apoyó a Lukashenko en 2020 e instó a los otros candidatos a “hacer que los enemigos de Lukashenko sientan náuseas”.
La cuarta candidata, Hanna Kanapatskaya, en realidad obtuvo el 1,7% de los votos en 2020 y dice que es la “única alternativa democrática a Lukashenko”. Ha prometido abogar por la liberación de prisioneros políticos, pero advierte a sus seguidores contra “iniciativas excesivas”.
La líder de la oposición en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, quien huyó de Bielorrusia bajo presión gubernamental después de desafiar al presidente en 2020, dijo a The Associated Press que la elección fue “una farsa sin sentido, un ritual de Lukashenko”.
Los votantes deberían tachar todos los nombres en la boleta, dijo, y los líderes mundiales no deberían reconocer el resultado de un país “donde todos los medios de comunicación independientes y los partidos de oposición han sido destruidos y las cárceles están llenas de prisioneros políticos”.
“Las represiones se han vuelto aún más brutales a medida que se acercaba esta votación sin elección, pero Lukashenko actúa como si cientos de miles de personas aún estuvieran de pie ante su palacio”, dijo.
La organización de defensa de la libertad de prensa Reporteros Sin Fronteras presentó una denuncia contra Lukashenko ante la Corte Penal Internacional por su represión de la libertad de expresión, que ha supuesto la detención de 397 periodistas desde 2020. Dijo que 43 están en prisión.
Según la Comisión Electoral Central, hay 6,8 millones de posibles votantes. Sin embargo, aproximadamente 500.000 personas han dejado Bielorrusia y no pueden votar.
En casa, la votación anticipada ha creado un terreno fértil para irregularidades, ya que las urnas estarán desprotegidas hasta el último día de la elección, dijo la oposición. Más del 27% de los votantes emitieron su voto en tres días de votación anticipada, dijeron funcionarios.
Los puestos de votación han eliminado las cortinas que cubren las urnas y se prohíbe a los votantes fotografiar sus boletas, en respuesta a la iniciativa opositora de 2020 de que los votantes tomaran esas fotos para dificultar que las autoridades manipulasen la votación.
La policía ha realizado grandes simulacros antes de la elección. Un video del ministerio del Interior mostró a policías antidisturbios con cascos golpeando sus escudos con porras como forma de prepararse para dispersar una protesta. Otro mostró a un agente arrestando a un hombre en el papel de votante, torciéndole el brazo junto a una urna.
En un principio, Bielorrusia se negó a permitir observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, que había monitoreado elecciones anteriores. Luego cambió de opinión e invitó a la OSCE, cuando ya era demasiado tarde para organizar una misión de observadores.
La dependencia de Rusia
El apoyo de Lukashenko a la guerra en Ucrania ha roto los lazos de Bielorrusia con Estados Unidos y la Unión Europea, poniendo fin a su juego de utilizar a Occidente para tratar de obtener más subsidios del Kremlin.
“Hasta 2020, Lukashenko podía maniobrar y jugar a Rusia contra Occidente, pero ahora, cuando la situación de Bielorrusia se acerca a la de un satélite de Rusia, esta elección al estilo de Corea del Norte ata al líder bielorruso al Kremlin aún más fuerte, acortando la correa”, dijo Artyom Shraybman, un experto en Bielorrusia del Centro Carnegie para Rusia y Eurasia.
Después de la votación, Lukashenko podría tratar de aliviar su dependencia total de Rusia buscando un nuevo acercamiento a Occidente, predijo.
“El objetivo intermedio de Lukashenko es utilizar la votación para confirmar su legitimidad y tratar de superar su aislamiento para al menos iniciar una conversación con Occidente sobre aliviar las sanciones”, dijo Shraybman.
“Una UE fascistizada se atreve a poner en cuestión las elecciones bielorrusas”
Las elecciones se han dado en un clima de tensión provocado, entre otros actores, por la Unión Europea. Que señaló desde Bruselas, que no reconocería dichas elecciones si las ganaba quien las ha ganado: Lukashenko. En este sentido, el presidente electo y actual presidente de Bielorrusia, fue tajante en su contestación a los funcionales a EE UU de la UE.
“A Minsk no le preocupa si Occidente no reconoce los resultados de las elecciones, Bielorrusia celebra el sufragio para su pueblo. La resolución del Parlamento Europeo sobre los comicios en Bielorrusia fue un “garabateo apresurado” y una manifestación de “humillación servil” ante Washington de la que los autores del documento deberían avergonzarse, enfatizó Lukashenko.
Bielorrusia está dispuesta a entablar un diálogo con la UE, incluso con aquellos países que han adoptado políticas agresivas contra Minsk. En este sentido, el presidente bielorruso agregó, que la llegada de Donald Trump al poder en EE UU presagia problemas no para Bielorrusia, sino para Europa.
En este contexto injerencista y desestabilizador por parte del imperialismo yanky, un nutrido grupo de veedores internacionales recorrieron los 5.300 colegios electorales para corroborar y dar cuenta del buen curso que tuvieron las elecciones bielorrusas. Entre ellos se encontraba la veedora independiente española Ángeles “Nines” Maestro. Que en un encuentro con la prensa internacional dijo sentirse avergonzada de la Resolución del Parlamento Europeo que llamó a no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales en Bielorrusia
“Me avergüenzo de esta decisión del Parlamento Europeo. Evidencia una actitud parcial hacia las elecciones en Bielorrusia. Es evidente que para la Unión Europea sólo son correctos los candidatos que les convienen. Los ejemplos de ello son Moldavia, Rumanía, Georgia, Eslovaquia. Esta política es una farsa y no una democracia”.
Desde el medio alternativo Red de Comunicación Popular – REDCOM “Nines” Maestro manifestó, luego de visitar los colegios electorales de Minsk, que “todo estuvo bien, todo ha sido muy tranquilo”. En diálogo con REDCOM destacó que muchos jóvenes han ido a votar, “la juventud es muy activa”. Esto es una gran diferencia con respecto a España, donde casi el 40% de los votantes no participan en la votación. Sobre todo, nuestros jóvenes, muy poca gente vota, señaló “Nines” Maestro.
Muchos políticos en España tienen las mismas opiniones sobre la crisis de Ucrania y la posición del país en la OTAN. Grandes sumas del presupuesto estatal se destinan a financiar el sector de armas, no el social. El resultado es una crisis energética, un aumento de los precios de los alimentos y de la vivienda, añadió Ángeles Maestro.
Fuentes: Rebelión, BelTA, La Haine, Clarín