El primer día hábil después de haber anunciado un nuevo endeudamiento con el FMI, la flexibilización del cepo y una inflación de 3,7 puntos, el Gobierno recibió en Casa Rosada al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent.
Por Mario Hernandez.
En Balcarce 50 especulaban con que Bessent traería bajo el brazo un refuerzo de financiamiento para la Argentina a través de una línea de crédito especial del Tesoro norteamericano, pero nada de eso ocurrió.
El interés de Bessent estuvo puesto, entre otras cosas, por los recursos naturales del país, y en monitorear el trabajo de sus mejores alumnos, felicitarlos por el “triple ajuste” que están llevando adelante en contra de las mayorías populares y marcar territorio en el medio de su enfrentamiento comercial con China. Pidió que la Argentina cancele el Swap con ese país.
“Hoy la Argentina está viviendo su propio día de liberación tras 15 años de control de capitales. Hoy nos hemos desecho para siempre de ese yunque”, leyó Milei junto al secretario del Tesoro de Estados Unidos, festejando “terminar con el cepo”.
En los detalles que se conocieron del Staff Report del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional -para el que Milei dijo que Bessent colaboró-, el organismo reconoció que tiene “altos riesgos financieros” con el caso de la Argentina por la cantidad de dinero que le prestó en el último tiempo, también elogiaron la “desregulación” que está llevando a cabo el ministro Federico Sturzenegger, mencionaron la necesidad de una reforma previsional para el año que viene, de “contener” los salarios, de la reducción de subsidios y añadieron que hay que incrementar las exportaciones de energía y minería, además de privatizar las empresas estatales.
En una entrevista que, luego de la declaración conjunta Bessent dio a un medio estadounidense, el secretario del Tesoro recordó que el FMI le asignó al país 20.000 millones de dólares y el Banco Mundial 12.000 millones y remarcó que él quiso venir “para mostrar mi apoyo al presidente Milei y su compromiso con lo que considero histórico para rescatar a Argentina del abismo”.
Ante la consulta de si el gobierno de Estados Unidos está evaluando un esquema de aranceles cero con nuestro país, respondió: “Vamos a empezar las negociaciones y, al igual que con todos los demás países, les digo que traigan su mejor juego, veremos lo que tienen y seguiremos a partir de ahí”.
En otro tramo de la entrevista, el secretario del Tesoro se refirió al Swap que la Argentina tiene con China: “Tienen un Swap de crédito de 18.000 millones de dólares en yuanes. Argentina, bajo el anterior gobierno peronista, obtuvo 5.000 millones de dólares, y esa cantidad seguirá pendiente. Los chinos mostraron un gran esfuerzo tras el anuncio, o en conjunción con el del FMI, por lo que se extenderá un año. Creo que, a medida que esta administración mantenga su política económica inflexible, deberían eventualmente tener suficientes entradas de divisas para poder pagarlo”. Además, descartó una línea de crédito directa del Tesoro.
Esas declaraciones de Bessent van en línea con las que hizo la semana pasada el enviado especial de los Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver Carone. Él dijo que no quería “entrometerse”, en medio de las negociaciones que estaba llevando a cabo la Argentina con el FMI, pero aclaró que Estados Unidos quiere “que termine la famosa línea de crédito que tiene Argentina con China”. Y agregó: “Lo que queremos asegurarnos es que ningún acuerdo al que se llegue con el Fondo Monetario termine prolongando esa línea de crédito o ese Swap que tienen con China”.
Bessent añadió: “Lo que intentamos evitar (con Latinoamérica) es lo que ha ocurrido en el continente africano, donde China ha firmado varios acuerdos rapaces que se presentan como ayuda, donde se han apropiado de derechos mineros y han añadido enormes cantidades de deuda a los balances de estos países”.
Con un particular interés por los recursos naturales estratégicos del país, entre ellos, el litio, el funcionario de Estados Unidos llegó por la mañana a Buenos Aires y almorzó en el Palacio Bosch -la residencia del embajador en el país- con empresarios y CEO ‘s de empresas estadounidenses con importantes inversiones en el país. Luego se dirigió al ministerio de Economía para reunirse con el titular de la Cartera, Luis Caputo, con quien estuvo cerca de una hora. De allí se subió a una camioneta, e ingresó por el Salón de los Bustos a la Casa Rosada para encontrarse con Milei.
Antes de recibir a Bessent, el presidente se reunió en su despacho de Balcarce 50 con empresarios que viajaron junto al secretario del Tesoro. Se trató de Robert Citrone, inversor “billonaire” y fundador del Grupo Discovery, con activos en el país; Matt del Orfano, experto en economía argentina de Citrone; Matt Schlapp, presidente de Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y Soledad Cedro, CEO de CPAC Argentina y socia en Tectic, empresa de lobby de EE UU.
Tras la reunión con el secretario del Tesoro, desde la Cámara de Comercio Americana en Argentina (AmCham) emitieron un comunicado con elogios en el que subrayaron: “Como socio estratégico, Estados Unidos sigue siendo fundamental para las aspiraciones de Argentina de progreso a largo plazo. La comunidad empresarial estadounidense, representada por AmCham, está dispuesta a contribuir activamente a este proceso”.
La embajada de China salió al cruce de las declaraciones de Bessent
En un comunicado, la embajada de China en la Argentina criticó al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, por “calumniar y difamar maliciosamente” a China al referirse al acuerdo bilateral del swap que renovaron el Banco Central (BCRA) y el Banco Central de la República Popular de China (PBOC).
“Aconsejamos a Estados Unidos que ajuste su mentalidad en lugar de perder tiempo difamando y atacando repetidamente a China e interfiriendo en la cooperación exterior de los países de la región”, afirmó la representación diplomática en un texto emitido en la noche del lunes.
El comunicado surgió luego de las declaraciones de Bessent, quién en una entrevista con Bloomberg, en medio de su fugaz visita a la Argentina del lunes 14 de abril, dijo que China firmó “acuerdos rapaces etiquetados como ayuda” y “añadió enormes cantidades de deuda” especialmente con países de África, por lo que su preocupación era que esto no ocurriera de igual forma en la Argentina y otros países de América Latina.
En respuesta, el comunicado de la embajada china explicó: “Es falsa la afirmación sobre los acuerdos calificados de rapaces y las supuestas grandes cantidades de deuda en los que ha incurrido la República Popular China. Lo que sí es verdad es que algunas personas con motivos encubiertos están intentando sembrar discordias en las relaciones sino-argentinas y sino-africanas”.
Bessent aseguró en esa entrevista que tenía la expectativa de que la Argentina terminase cancelando el crédito que Beijing mantiene abierto con Buenos Aires y que el jueves 10 fue renovado, mientras se reforzaban las tensiones cambiarias que sacudieron al gobierno en los últimos meses.
«La intención de estas cooperaciones ha sido contribuir al desarrollo socioeconómico y a la mejora del bienestar de los pueblos» y fueron «muy bien acogidas por los gobiernos y pueblos beneficiados», dijo la embajada china.
Agregó que «si Estados Unidos prefiere no recorrer este camino, al menos debería abstenerse de obstruir o sabotear deliberadamente la asistencia que prestan otros países a las naciones en vías de desarrollo y del Sur Global».
Señaló, además, que «Tampoco debería sacrificar el bienestar de los pueblos de estas naciones para servir a sus egoístas intereses geopolíticos en defensa de su propia hegemonía. Esta actitud no sólo carece de un mínimo respeto hacia los países en desarrollo y del Sur Global, sino que también deja al descubierto el carácter hegemónico e intimidatorio de un proceder inmoral».
Respecto del swap, el texto indicó que «A lo largo del tiempo, la cooperación Sino-Argentina con el swap ha desempeñado un papel importante en el mantenimiento de la estabilidad económica y financiera de la Argentina, lo que ha sido bien acogido y sumamente valorado por la parte argentina. Además, cabe destacar que la renovación del swap también ha desempeñado un papel importante en la obtención del financiamiento pertinente del Fondo Monetario Internacional (FMI)».
¿Quién es Scott Bessent?
Es un alto funcionario del gobierno norteamericano con un perfil muy particular. Con un pasado en las filas demócratas ocupa un puesto clave en el gobierno republicano. Opuesto a las políticas proteccionistas, ha acompañado (y morigerado) las políticas arancelarias del presidente. Siendo gay y casado legalmente con John Freeman, fiscal asistente del Bronx (Nueva York), acompaña a un presidente homofóbico como Donald Trump.
No hay duda de que Scott Bessent es una rara avis, conviviendo con energúmenos como la secretaria de Seguridad Nacional, Christi Noem; el cubano estadounidense, Marcos Rubio; el magnate nacido en Sudáfrica, Elon Musk (ahora replegado); el ajustador indio-estadounidense Vivek Ramaswamy ; el excéntrico antivacunas Robert J Kennedy jr. y el secretario de Comercio Howuard Lutnik, Sin embargo, Bessent tiene a favor que es un inversor multimillonario y esto basta para que Trump se olvide que inició su carrera de financista con George Soros y que apostó a Hillary Clinton antes de pasarse al bando republicano.
Bessent es un viejo conocido de Caputo, porque fueron compinches en Wall Street. Según el diario La Nación: “La última vez que se vieron fue en Washington tras la reunión de Milei y Trump en la cumbre de la CPAC. Esa reunión formalizada en la secretaría del Tesoro fue clave para el ‘sprint’ final en la negociación con Kristalina Georgieva y el ‘staff’ del FMI”.
Después de la ayuda en las negociaciones con el FMI, se suponía que la zanahoria que traería Bessent sería una ayuda adicional del Tesoro norteamericano de 10.000 millones de dólares. Nada de eso apareció, ni tampoco la reducción del 10% de aranceles que nos impuso EE UU. Pero sí el pedido de que Argentina pague el ‘swap’ de U$S 5.000 millones que le debe a China, para no quedar condicionados con esa relación.
Resulta evidente que EE UU se está preparando para una guerra con China. Lo de la suba universal de aranceles fue un paso en falso, que debió ser retrocedido, por el desbarajuste que se armó en la economía mundial. Pero quedó en evidencia que el desafío de Trump no es sólo “hacer grande a EEUU”, sino derrotar a China que viene creciendo como futuro hegemón mundial. En esa guerra prevista va asegurando países “amigos”, que en realidad son territorios disponibles para el saqueo o útiles para el control geopolítico. Por eso le apuntó a Panamá, está reforzando su presencia en Guyana, quiere asegurar el dominio de Argentina, chantajea a Canadá y a México y hay fundadas sospechas de un fraude electoral en Ecuador.
Protesta en Plaza de Mayo contra el secretario del Tesoro de EE UU
El primer día de implementación de las nuevas medidas de devaluación y endeudamiento del gobierno nacional coincidió con la visita al país de Scott Bessent, secretario del Tesoro de los Estados Unidos. Bessent fue recibido por el presidente Javier Milei en el marco de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y su presencia fue repudiada por organizaciones juveniles que se movilizaron en la Plaza de Mayo bajo la consigna “Patria o FMI”.
Joana Giménez, secretaria de Juventudes de la CTA Autónoma, fue una de las voces que se expresó contra el acuerdo: “Desde las juventudes nos movilizamos, exigimos el repudio de este acuerdo que nos va a endeudar por 100 años y que nos va a quitar más derechos y más posibilidades de acceso a una vida digna”, afirmó.
Giménez también señaló que la movilización incluyó la participación de trabajadoras y trabajadores jóvenes, así como integrantes del movimiento migrante, quienes rechazan las condiciones impuestas por el organismo internacional.
“Entendemos que hay otra forma de construir un modelo patriótico que tiene que ver con la soberanía y la justicia social. Repudiamos este acuerdo con un FMI buitre que lo único que quiere es comerse nuestras costillas ajustando y saqueando nuestra patria”, concluyó.
El Tesoro de EE UU habilitaría crédito a Milei si se complica el “plan”
En la mañana del martes 22, el titular del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, participó de un evento privado de la entidad financiera más grande de Estados Unidos, el JP Morgan en el marco de la Asamblea anual del FMI. Allí aseguró que la administración Trump estaría dispuesta a ofrecer al gobierno argentino una línea de crédito específica si una eventual crisis, ajena a la política argentina, pusiera en peligro la recuperación económica del país.
El Gobierno libertario lo tomó como un “espaldarazo” frente a los mercados. Éste último también vio con buenos ojos la declaración del funcionario de primera línea de la administración trumpista. Así la cotización de los bonos argentinos reaccionó al alza, incrementando este martes hasta 1,45% luego de los comentarios, ubicándose entre los de mejor desempeño en los mercados emergentes.
Milei salió a festejarlo en sus redes sociales retuiteando un posteo donde comparan la declaración condicional del funcionario con el “Plan Brady”. Esa “reestructuración de deuda” financiado por EE UU bajo el Gobierno menemista terminó en la crisis del 2001, con un nuevo ciclo de endeudamiento y sometimiento de grupos financieros que obtuvieron grandes ganancias y otro “buitres” que hasta el día de hoy continúan litigando por dichos bonos.
En el evento en Washington, Scott Bessent aseguró que el gobierno de Estados Unidos estaría dispuesto a utilizar el Fondo de Estabilización Cambiaria o Exchange Stabilization Fund (ESF) del que dispone el Tesoro norteamericano, para apoyar a Argentina si ocurriera algo que no fuera culpa suya, un “shock externo” siempre y cuando Milei mantenga el rumbo de sus políticas económicas.
Además, aprovechó para criticar la gestión de Macri y marcar una advertencia a Milei, “he estado lidiando con Argentina como muchos de ustedes en esta sala durante, no sé, varias décadas. Pensé que el gobierno de Macri tenía una oportunidad increíble, y era un gran admirador de Mauricio, pero pestañeó. Y tan pronto como pestañeó, el mercado vino y lo atrapó. Mi sensación es que Milei no va a pestañear”.
El Gobierno del ultraderechista Trump fue crucial para que Milei obtenga los “dólares frescos” del Fondo que no llegaron vía inversiones y que la gestión libertaria se patinó para contener la inflación con ancla cambiaria.
Si bien cuando Milei no estaba en el gobierno tuiteaba que “recurrir al FMI mostraba el fracaso de tu gobierno” y despotricaba contra el organismo, desde mediados del año pasado (agosto de 2024 según el propio Gobierno), su “ministro de Economía estrella”, Luis Caputo segundo, iniciaba negociaciones con el Fondo para pedir financiamiento.
Recientemente la titular del FMI, Kristalina Georgieva, expresó que el futuro de la Argentina será “apegarse a las reformas, y crear la confianza de que esta vez es distinto”. Una frase un tanto trillada por todos los Gobiernos -o sus ministros de Economía- que participaron de los 23 acuerdos alcanzados en 70 años del país. Uno cada 3 años promedio, que terminaron con nueva crisis de deuda.
Al respecto escribió Beverly Keene, economista y docente, integrante de Diálogo 2000-Jubileo Sur y la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda, en “Deuda externa y extractivismo: Un modelo económico en clave déjà vu”:
Fue con la dictadura de 1976, con el terrorismo de Estado y su “Proceso de Reorganización Nacional”, que se apuntó a poner fin al modelo de industrialización y creciente poder obrero en curso e insertar a la Argentina en la nueva etapa de mercantilización y financiarización que se abría a nivel mundial. Así se sentaron las bases del modelo actual, vinculando directamente la especulación financiera con el endeudamiento y la reprimarización, concentración y extranjerización económica.
No fue casual la aprobación de un crédito del FMI apenas dos días después del golpe de Estado de 1976. Fue la señal de largada que esperaban los grandes bancos internacionales, ávidos por colocar su sobre-liquidez en mercados cuya alta rentabilidad podría ser garantizada por la represión y la ausencia de mecanismos de control democráticos.
José Martínez de Hoz, primer ministro de Economía de la Junta militar expuso los objetivos al presentar su programa aquel 2 de abril de 1976. Un año después, en su “Carta a la Junta Militar”, Rodolfo Walsh le puso números y corazón a “la miseria planificada”, el cierre de fábricas, el desempleo y las pérdidas salariales resultantes.
A la par de los/as 30.000 detenidos-desaparecidos, hasta el final de la dictadura se había aumentado la deuda pública de 4.000 millones a 32.000 millones de dólares, incluyendo el endeudamiento fraudulento de las empresas públicas, que años después justificaría su privatización, y la estatización de enormes deudas privadas, mediante la bicicleta financiera o “carry-trade” de entonces.
Los resultados de aquella primera etapa fueron consolidándose con la crisis de deuda provocada por Estados Unidos a principios de los años 80, con el alza unilateral de las tasas de interés, y el proceso posterior de convertibilidad, privatización, reprimarización y deuda, gobernada por Carlos Menem y Domingo Cavallo en la década del 90.
Desde inicios de la dictadura hasta el colapso en 2001, la deuda pública argentina fue multiplicada por 36. La base industrial del país fue herida de muerte, las grandes empresas del Estado pasadas a manos privadas y el control de los sectores estratégicos de la economía a extranjeros. Entre 1976 y 2022 la deuda se multiplicó por 60 (de 7.800 millones de dólares a 465.000 millones). La sojización y el impulso imparable a la minería y la extracción hidrocarburífera fueron a su vez impactos e impulsores de ese nuevo período de endeudamiento.
Así lo señaló la Asamblea Jáchal No se Toca en su denuncia contra el rol del Banco Mundial en el “Juicio Popular a la Deuda y al FMI”, realizado en 2020: “Se planificó el avance megaminero de tal manera que hay una sumisión eterna de los países, como Argentina, que tomaron deuda del Banco Mundial para hacer estudios geológicos que les abaraten la tarea a las multinacionales mineras, y para modificar el marco jurídico habilitando así el saqueo megaminero. Este plan continúa con el ofrecimiento de más préstamos para remediación ambiental, como lo sucedido en Malargüe con una mina de uranio. El saqueo megaminero empieza y termina con más y más deuda. Con más y más pobreza”.
Cómo salimos
A lo largo de las dos décadas que han seguido al colapso de 2001, poco de fondo ha cambiado en el modelo de especulación, extracción y endeudamiento impuesto. Por más que han emergido nuevos actores con mucho más poder que antes —ejemplo los fondos privados como Black Rock o Templeton, que unen la especulación financiera y el control directo de activos— y que el escenario socioeconómico, financiero, geopolítico y ecológico pinta una complejidad e incertidumbre cada vez mayor.
Lo que sí vivimos, sin duda, es una profundización cruel de su despliegue e impactos, con una devastación ambiental sin parangón, una pauperización estructural que ya ronda el 40 % de la población, y un crecimiento sideral de la deuda pública —externa e interna— y del pago de intereses.
Coronada, desde el año 2018, con la estafa armada por el gobierno de Mauricio Macri con Luis Caputo por 50.000 millones de dólares, y atados de pies y manos a las condiciones que impone el FMI y detrás de ellas, los grandes países, empresas y fondos privados que no dejan de priorizar sus intereses por sobre los derechos y las necesidades de los pueblos y de la naturaleza.
Ante las resistencias y las reacciones surgen también nuevos engaños como las propuestas de canje de deuda por conservación o acción climática, o la expansión de los programas y proyectos que prometen “descarbonizar” a través de la compra y venta de bonos de carbono. Pero debe quedar claro que son eso: nuevos engaños o falsas soluciones, tanto a la problemática de dominación que ejerce la deuda, como a los impactos socioeconómicos, políticos, ecológicos y climáticos generados por el modelo especulativo y extractivista que impone.
De cara al nuevo acuerdo-estafa con el FMI, con sus “complementos” directos de nueva deuda con las instituciones financieras internacionales colegas como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (la CAF), no cabe lugar duda que nada va a cambiar a favor de los pueblos y la naturaleza.
Como lo explicó en un pronunciamiento reciente la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda: “El ‘éxito’ del acuerdo será dejar una economía con una menor producción local, con menos trabajo, una mayor miseria, inseguridad creciente, una vida pauperizada y una depredación mayor sobre la naturaleza y los territorios de las comunidades”. ¿Para qué? se pregunta. “Para hacerse de dólares para seguir la rueda a toda costa, con una mayor extranjerización y una hipoteca gigantesca que pretenderá ser pagada luego con otra ronda de ajuste, o en un nuevo relanzamiento del endeudamiento odioso y perpetuo.”
Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos, denunciado ante la Corte Internacional de la Haya por crímenes de lesa humanidad, explicaba el mecanismo de la deuda en 1985. Afirmaba que la solución a los problemas de pago “siempre implicará un sacrificio, prefiero que las naciones deudoras paguen sus obligaciones externas con activos reales a los bancos acreedores, con la entrega del patrimonio de las empresas públicas.”
Cuarenta años después, la comandante de las Fuerzas Armadas del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, llamó al mismo sacrificio, pero vinculándolo, como Macron, a la entrega del agua, los bosques, los minerales críticos y el litio.
Por eso, desde la Autoconvocatoria, llamamos a la suspensión de todo pago de la deuda externa, la investigación y sanción de sus responsables y la reparación de los crímenes de la deuda. Es un primer paso, necesario y posible.
No hay dudas de la relación entre los ataques a los sectores populares, a la naturaleza y el pago de la deuda. Ante esa injusticia y vulneración de derechos, el camino es resistir en unidad y plantear entre todos y todas la urgencia del “Nunca Más” a la deuda ilegal e ilegítima, no más a las estafas con el FMI; decisión imprescindible para que puedan tener éxito los esfuerzos colectivos para construir una sociedad diferente, al servicio de los pueblos y naturaleza.
Fuentes: Resumen Latinoamericano, Perfil, La Izquierda Diario, Tiempo Argentino, La Haine, huellasdelsur.ar, Agencia FARCO, Canal Abierto