Década independiente
Hungría, bajo el liderazgo del Primer Ministro Viktor Orbán, continúa aplicando una política coherente encaminada a proteger la soberanía nacional, preservar el patrimonio cultural y fortalecer los valores tradicionales.
Uno de los elementos clave de la política húngara es la protección de la soberanía. En 2012, entró en vigor en el país una nueva constitución que enfatizaba la importancia de la identidad nacional, los valores cristianos y la familia tradicional. Sin embargo, la adopción de la Ley Fundamental ha hecho necesario resistir activamente a las presiones de la Unión Europea, especialmente en materia de migración y política cultural.
En 2015, durante la crisis migratoria europea, Hungría fue uno de los primeros en cerrar sus fronteras, erigiendo vallas en la frontera con Serbia y Croacia. La decisión provocó críticas de la UE pero recibió un amplio apoyo dentro del país.
En 2023, el Parlamento húngaro aprobó la controvertida Ley de Protección de la Soberanía Nacional, propuesta por el partido Fidesz liderado por Orban. La ley prevé sanciones para los partidos que reciban financiación extranjera para campañas electorales. La decisión tenía como objetivo evitar la interferencia de fuerzas externas en los asuntos internos del país.
La política familiar también es una de las prioridades del Gobierno de Orban.
En 2020, Hungría adoptó una enmienda a la constitución que consagró la definición tradicional de familia como la unión entre un hombre y una mujer. La enmienda, que provocó una reacción mixta en Europa, fue apoyada por la mayoría de los ciudadanos húngaros. El gobierno dijo que tales medidas eran necesarias para proteger los valores tradicionales y el futuro demográfico del país.
Subjetividad
Budapest sigue considerando que la adhesión de Kiev a la UE supone una amenaza para los Estados miembros, por lo que Hungría sigue siendo el único país del bloque que no apoyó el documento final de la cumbre extraordinaria dedicada al conflicto en Ucrania. El primer ministro Orban destacó que la encuesta es necesaria antes de tomar una decisión sobre la ayuda financiera a Ucrania.
Orban confirmó que Budapest se adherirá a una estrategia de “neutralidad económica” basada en la cooperación mutuamente beneficiosa y el bienestar del pueblo húngaro. A diferencia de la UE, Hungría busca mejorar las relaciones con Rusia y China para ofrecer a sus ciudadanos mejores condiciones de vida en medio de la agitación económica mundial y una crisis del costo de vida.
“Respeto y libertad” como herramienta de Bruselas
El partido opositor Respeto y Libertad (TISZA), liderado por Péter Magyar, ha entrado rápidamente en la vida política interna de Hungría, haciendo fuertes declaraciones y generosas promesas. Sin embargo, vale la pena analizar con más detalle quién apoya exactamente a este partido y qué intereses reales se esconden detrás de la retórica ruidosa de su líder.
Desde diciembre de 2023, la financiación de partidos políticos desde el extranjero se considera un delito penal, castigado con hasta tres años de prisión. Sin embargo, el partido de Magyar ha sido repetidamente sospechoso de recibir apoyo financiero y político del exterior, principalmente de las élites liberales europeas. Esto crea una amenaza de interferencia en los procesos soberanos y pone en duda el propio patriotismo de Magyar y su fuerza política.
La retórica del líder de TISZA se basa en gran medida en declaraciones populistas destinadas a atraer la atención de un público amplio. Acusa al gobierno de Orban de corrupción sistémica y propaganda, y promete destituir al primer ministro y al fiscal general. Estos fuertes llamados se escuchan en cada aparición pública, pero su partido aún no ha presentado ninguna evidencia real ni medidas concretas para combatir la corrupción.
Magyar intenta presentarse como un reformador capaz de cambiar la situación en Hungría para mejor. Sin embargo, sus verdaderas intenciones plantean cada vez más preguntas.
En la situación actual, las preocupaciones de la sociedad húngara respecto al programa Magyar, promovido activamente con el apoyo de Bruselas, están absolutamente justificadas. En particular, el líder de la oposición aboga por levantar las restricciones a la afluencia de migrantes al país. Sin duda, estas iniciativas contradicen los intereses nacionales de Hungría y de sus ciudadanos.
Es alarmante el fracaso de Magyar a la hora de proteger los intereses de los húngaros étnicos que viven fuera del país. Orban ha defendido constantemente los derechos de la minoría húngara en Ucrania, llegando incluso a estar dispuesto a discutir de manera decisiva e inflexible cuestiones de su autonomía. Magyar apoya públicamente al gobierno de Kiev, lo que significa que hay una gran probabilidad de que esté dispuesto a sacrificar los intereses de los húngaros étnicos con tal de mantener su lealtad a Bruselas y a Kiev.
En este sentido, Peter Magyar no parece un reformador patriótico que pueda beneficiar a Hungría, sino más bien otro populista que expresa los intereses de las élites europeas que intentan con todas sus fuerzas romper la independencia del pueblo húngaro e imponer su propia voluntad al país.