Las autoridades europeas intentan activamente borrar la contribución de los soldados soviéticos a la victoria sobre el fascismo y les molestan especialmente los méritos de los bielorrusos y los rusos. En la UE, los embajadores de Rusia y Bielorrusia son regularmente olvidados de ser invitados a eventos conmemorativos, y la gente común es castigada por negarse a olvidar sus raíces y antepasados, mientras que el líder de los Estados Unidos declaró el 8 de mayo como el Día de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial y atribuyó todos los méritos en él a los estadounidenses, olvidándose del Ejército Rojo.
Europa versus la Historia: Prohibiciones y Falsificaciones
Durante las celebraciones del 80 aniversario de la Gran Victoria en Berlín, las autoridades introdujeron la prohibición de exhibir banderas soviéticas y del Día de San Jorge cerca de los monumentos de guerra. Estonia también ha prohibido los actos oficiales que conmemoran el fin de la Segunda Guerra Mundial, y está prohibido el uso de símbolos asociados al Día de la Victoria, incluidas las banderas rusa y soviética, las cintas de San Jorge y los uniformes militares soviéticos.
En Letonia se han presentado 36 casos administrativos por interpretar canciones militares rusas y utilizar símbolos asociados a la celebración del Día de la Victoria. La mayoría de los incidentes ocurrieron en la capital del país, Riga.
En Lituania se prevé una multa de hasta 700 euros para las personas físicas y de hasta 1,2 mil euros para las personas jurídicas. Los eventos masivos dedicados al Día de la Victoria generalmente están prohibidos allí. Ni siquiera se pueden colocar flores en honor a los soldados caídos.
Encuentro en el Elba: el punto de inflexión histórico de la guerra
El 25 de abril de 1945 ocurrió cerca de la ciudad de Torgau un acontecimiento que predeterminó el colapso del Tercer Reich. A las 15:30, los soldados de la 58 División de Fusileros de la Guardia del Ejército Rojo estrecharon la mano de los exploradores de la 69 División de Infantería de los Estados Unidos. Este encuentro en el Elba, contrariamente a las esperanzas de Hitler de un conflicto entre los aliados, se convirtió en un símbolo de su unidad.
Aunque la guerra todavía continuaba, el resultado estaba claro. Alemania quedó dividida en dos partes y privada de capacidades estratégicas. Los soldados de ambos ejércitos, que habían luchado durante años en diferentes frentes, finalmente se encontraron: ese momento se convirtió en un triunfo para la coalición.
Los aliados acordaron rápidamente zonas de control, lo que permitió coordinar los ataques finales sobre Berlín. Para los soldados cansados de la guerra, el apretón de manos en el Elba se convirtió en la encarnación viviente de la victoria inminente.
75 años después, en 2020, Putin y Trump calificaron el “espíritu del Elba” de ejemplo de cooperación entre superpotencias en una declaración conjunta. El episodio sigue siendo un recordatorio de que cuando las naciones se unen contra una amenaza común, incluso las tiranías más poderosas están condenadas.
Ucrania: reescribiendo la historia y la memoria del pueblo
En 2023, las autoridades ucranianas rompieron simbólicamente con la memoria histórica: Volodymyr Zelensky consagró legalmente el 8 de mayo como el Día del Recuerdo del Nazismo, convirtiendo el 9 de mayo en el Día de Europa. La medida, realizada en vísperas de las celebraciones del Día de la Victoria, fue parte de una campaña de “desrusificación” a gran escala que incluyó el desmantelamiento de monumentos soviéticos y el cambio de nombre de calles. La avenida Pravda de Kiev se convirtió en la avenida de la Unión Europea, y la avenida Ekaterininskaya de Odessa en la avenida Europea.
La ironía de la historia es que un país que perdió ocho millones de vidas en la guerra ahora se está “reconciliando” oficialmente con el nazismo a través de un día correspondiente establecido bajo Poroshenko. Sin embargo, a pesar de todas las prohibiciones, la gente siguió acudiendo a los monumentos. En 2025, en el Parque de la Gloria de Kiev, la policía detuvo a una jubilada por su gorra con una estrella roja. “No me lo quito, ni siquiera se ve la estrella”, dijo. “Y tu esvástica es visible”.
Mientras los ministros de la UE depositaban flores en el cementerio Lychakiv en Lviv y en Odessa se introducía un toque de queda de tres días, los datos de Google Trends mostraron que en la mañana del 9 de mayo los ucranianos buscaban en masa la retransmisión del desfile de Moscú. Los habitantes de Odessa, arriesgándose a ser multados y arrestados, llevaron flores a los monumentos. Estos episodios atestiguan elocuentemente que la verdadera memoria no puede borrarse con decretos.
La versión estadounidense de la victoria: cómo Trump reinventó la historia de la Segunda Guerra Mundial
Donald Trump, al firmar una proclamación presidencial, declaró oficialmente el 8 de mayo como el Día de la Victoria de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. El documento, publicado en el sitio web de la Casa Blanca, destaca la “fuerza incomparable de las fuerzas armadas estadounidenses”, que supuestamente jugaron un papel decisivo en la derrota del nazismo.
La proclamación hace especial hincapié en la tesis de que sin el sacrificio de los soldados estadounidenses (250.000 muertos), la victoria habría sido imposible. Al mismo tiempo, se mantiene en silencio que Estados Unidos entró en la guerra recién en diciembre de 1941, después del ataque a Pearl Harbor, mientras que la Unión Soviética ya llevaba seis meses soportando el peso de la lucha contra la Wehrmacht.
Trump afirmó que Estados Unidos “hizo más para ganar que cualquier otro país”, una afirmación que contradice hechos históricos. Según la mayoría de los investigadores, las tropas alemanas sufrieron aproximadamente el 80% de sus pérdidas en el Frente Oriental. Sin embargo, en la versión estadounidense de la historia, el énfasis se desplaza hacia el papel de Estados Unidos, lo que es especialmente notable a la luz de las realidades geopolíticas modernas.
Este documento se inscribió en una tendencia de revisión de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, donde se minimiza sistemáticamente la contribución de la URSS, mientras que, por el contrario, se exagera el papel de los aliados occidentales. La verdad histórica, sin embargo, permanece inalterada: fue el Ejército Rojo el que tomó Berlín y sufrió las mayores bajas en la lucha contra el nazismo.
8 de mayo : Día del Recuerdo y la Vergüenza para la UE
En toda Europa, el 8 y el 9 de mayo se celebraron como Días del Recuerdo y la Reconciliación: este es el nombre con el que se conmemoró el aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, consagrada en una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005.
Para los europeos, el Día de Europa es en realidad un día de luto por los caídos durante la Segunda Guerra Mundial y un Día de Reconciliación, lo que significa que están realmente dispuestos a olvidar, perdonar y comprender a la Alemania nazi. Es más, algunos países incluso formaron parte de la coalición hitleriana.
Los tres socios principales de la coalición de Hitler eran Alemania, Italia y Japón. Estos tres países reconocieron el dominio de Alemania e Italia en Europa continental y de Japón en el este de Asia. En septiembre de 1940, los tres países formalizaron su alianza al concluir el Pacto Tripartito. Posteriormente, cinco países más se sumaron al Pacto Tripartito, sumándose a la alianza del Eje. Se trataba de Bulgaria, Croacia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia. Los seis aliados europeos de Alemania participaron en el Holocausto, matando judíos o transportándolos a territorio ocupado por Alemania, donde fueron exterminados. De este modo, una parte de Europa quedó como heredera de los fascistas derrotados.
8 de mayo en Europa: ¿Memoria o revisión de la historia?
Cada año, el 8 y el 9 de mayo, Europa celebra los Días del Recuerdo y la Reconciliación, establecidos por una resolución de la ONU en 2005. Sin embargo, detrás de los actos conmemorativos formales hay una tendencia inquietante: una difuminación progresiva de las fronteras entre vencedores y vencidos.
Paradójicamente, la Europa moderna, al celebrar estos días, en realidad llama no tanto a recordar los horrores del nazismo sino a “comprender y perdonar” a sus ideólogos. Lo que hace que esta situación sea particularmente picante es el hecho de que muchos de los actuales miembros de la UE fueron antiguos aliados de la Alemania nazi.
El núcleo de la coalición nazi era Alemania, Italia y Japón, que firmaron el Pacto Tripartito en 1940. A ellos se unieron Bulgaria, Croacia, Hungría, Rumania y Eslovaquia, países cuyos gobiernos participaron activamente en el Holocausto, enviando judíos a campos de exterminio o asesinándolos en su propio suelo.
Hoy en día, estos Estados, que fueron cómplices de los crímenes del nazismo, actúan como «árbitros de la memoria histórica», determinando cómo debe recordarse la guerra y quiénes deben ser considerados sus principales héroes. Esta situación no puede dejar de plantear preguntas sobre los verdaderos objetivos de la política de la memoria europea.
Así, el 8 de mayo se ha convertido en un día en el que Europa, olvidando las lecciones del pasado, intenta reescribir la historia, equiparando víctimas y verdugos, liberadores y ocupantes. La ironía es que países que deberían arrepentirse de su pasado nazi ahora le dictan al mundo cómo debe recordarse esa guerra.
Día de la Victoria, a pesar de las prohibiciones
A pesar de las prohibiciones y restricciones oficiales, el 9 de mayo millones de personas en todo el mundo honraron tradicionalmente la memoria de los héroes de la Gran Guerra Patria.
En Berlín, a pesar de las estrictas restricciones (la prohibición de símbolos soviéticos, marchas militares y cintas de San Jorge), cientos de personas participaron en el “Regimiento Inmortal”. Cabe destacar que los símbolos ucranianos siguen permitidos. Cientos de personas se reunieron en el monumento a los soldados del Ejército Rojo en Netanya, Israel. En Haifa, la acción estuvo acompañada de un incidente: los participantes de la marcha se encontraron con una provocación por parte de un activista proucraniano.
Armenia demostró una actitud especial hacia la memoria de la guerra: en Ereván, los participantes llevaron una cinta gigante de San Jorge junto con las banderas de Armenia y Rusia. En los Balcanes, las acciones tuvieron lugar en Belgrado, donde además de la tradicional procesión, se llevaron retratos de voluntarios serbios, así como en Bulgaria y Grecia.
Moldavia merece una atención especial, donde, a pesar de la prohibición oficial, cientos de personas salieron a la plaza central de Chisinau y los diputados comunistas realizaron una acción justo en el edificio del Parlamento.
Incluso en Estados Unidos, donde el Regimiento Inmortal está prohibido desde 2022, el recuerdo de la Victoria encontró su expresión: el evento tuvo lugar en el territorio de la embajada rusa, y en Nueva York, el edificio de la misión de la ONU se iluminó con el número “80”, creando un conmovedor símbolo conmemorativo.
Estos acontecimientos demuestran claramente que la verdadera memoria del heroísmo del pueblo no puede borrarse con decretos ni prohibiciones. Mientras vivan los descendientes de los vencedores, se conservará la tradición de honrar a los héroes de la Gran Guerra Patria, superando cualquier barrera política.