La violencia entre las bandas armadas y la policía se ha agravado en la última semana en Puerto Príncipe, paralelamente a la intensificación de los esfuerzos del imperialismo estadounidense por asegurar el envío de tropas de ocupación a Haití en aplicación de la Resolución 2699 del Consejo de Seguridad de octubre de 2023. Las principales pandillas del país, que controlan más del 80% de la capital, han atacado el Palacio Nacional, el aeropuerto de la capital Toussaint Louverture y la principal cárcel del país, liberando a unos 3 mil presos. Esta ofensiva militar ocurre mientras el primer ministro de facto Ariel Henry, repudiado por la mayoría del pueblo haitiano pero apoyado por el imperialismo estadounidense, se encuentra de gira internacional asegurando apoyos para la ocupación militar extranjera.
A fines de febrero, Henry se reunió en Guyana con jefes de Estado de CARICOM y luego visitó Kenia, país que a cambio de 100 millones de dólares en asistencia militar estadounidense se ha comprometido a enviar mil efectivos militares a Haití. El máximo tribunal de Kenia frenó el despliegue de las tropas, pero el gobierno continúa maniobrando para enviarlas.
La cumbre de la CELAC que reunió a inicios de marzo a los gobiernos de América Latina y el Caribe, también emitió una declaración que incluye el apoyo a la Resolución 2699 y la ocupación militar de Haití. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estuvo presente para cabildear por el apoyo a la intervención.
Como parte de sus esfuerzos por legitimar la ocupación militar extranjera, Ariel Henry se comprometió ante la reunión del CARICOM a realizar elecciones antes del 31 de agosto de 2025. Pero no ha respetado sus anteriores promesas de realizar elecciones antes de febrero de 2024. Debe recordarse que su designación como Primer Ministro en 2021, luego del asesinato del entonces presidente Jovenel Moïse, fue decidida por el Core Group, integrado por los embajadores de los gobiernos de EEUU, Canadá, Francia, Brasil, Estado español y Alemania, así como representantes de la Unión Europea, la ONU y la OEA. Bajo su mandato ha continuado el acelerado deterioro del país que caracterizó a los gobiernos derechistas de Martelly y Moïse, del PHTK, también apuntalados por el imperialismo estadounidense y europeo.
Las fuerzas represivas de Kenia tienen un amplio historial de crímenes contra su propio pueblo. En julio de 2023, ante protestas por las medidas económicas antipopulares del gobierno de William Ruto, la represión policial dejó más de 20 personas asesinadas. Otros gobiernos caribeños y africanos también han sido sobornados por el imperialismo estadounidense para formar parte del contingente de ocupación en Haití, entre ellos Bahamas, Jamaica, Senegal, Belice, Burundi, Chad y Benin. Se intenta reeditar la fracasada experiencia de la MINUSTAH, encabezada por las tropas brasileñas enviadas por Lula da Silva entre 2004 y 2017, a las que se sumaron tropas de otros gobiernos autodenominados progresistas de la región como los de Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Chile. Estas tropas cometieron graves crímenes contra el pueblo haitiano, generaron una epidemia de cólera que mató a miles de personas y fueron corresponsables en la generación de las condiciones en las cuales han prosperado las mafias criminales, sosteniendo al régimen surgido del golpe de Estado de 2004 y sus antipopulares gobiernos al servicio de la burguesía haitiana.
De forma parecida a las pandillas centroamericanas o los carteles del narcotráfico de México, las pandillas haitianas se abastecen con armamento proveniente de EEUU y se financian mediante el narcotráfico y la extorsión, llegando a acuerdos con políticos y empresarios. Como consecuencia de los enfrentamientos entre bandas y sus acciones contra la población, murieron alrededor de 4 mil personas y 3 mil fueron secuestradas en 2023, mientras que más de 300 mil resultaron desplazadas forzosamente. La producción agrícola ha sido perjudicada por los ataques de las bandas al campesinado.
El Estado haitiano cuenta con alrededor de 10 mil policías en un país de alrededor de 11 millones de personas. Durante el año pasado se estima que más de mil policías emigraron a EEUU. Las pandillas también han infiltrado a la policía. El imperialismo pretende subsanar el déficit represivo de la burguesía haitiana con una ocupación extranjera para perpetuar el sometimiento del pueblo haitiano a gobiernos ilegítimos, corruptos y serviles ante los intereses de EEUU y las potencias europeas.
Es muy grave que en una situación de asfixia económica y social, con un salario mínimo que equivale a menos de 4 dólares diarios y una inflación anualizada superior al 20%, mientras aumenta el hambre, el gobierno de facto de Ariel Henry a fines de febrero pagara 500 millones de dólares al gobierno venezolano por concepto de deudas de Petrocaribe. En 2018 miles de personas se movilizaron en Haití contra la corrupción en el manejo de este fondo. Los gobiernos recibieron alrededor de cuatro mil millones de dólares a través del esquema de financiamiento de Petrocaribe, de los cuales la mayor parte fue malversada. Cualquier pago relacionado con esa deuda debió salir únicamente del dinero de los corruptos y oligarcas que se enriquecieron con Petrocaribe, no de los fondos del Estado que se necesitan para atender a las urgentes necesidades de alimentación, salud, educación y acceso a agua y electricidad. Exigimos que se hagan públicos los términos de la negociación en torno a la deuda de Petrocaribe.
Pese a las terribles dificultades, la movilización del pueblo haitiano contra el gobierno de Ariel Henry, y su reciente movilización en defensa del canal de riego en Ouanaminthe, muestra que persiste un gran potencial en el movimiento de masas. También ha habido intentos de autoorganización comunitaria para enfrentar y expulsar a las pandillas de los barrios populares. El desafío es, en medio de las enormes dificultades que presenta la situación, dar pasos hacia la unidad de quienes desde la izquierda apuestan por un gobierno de la clase trabajadora y las comunidades populares y campesinas, así como la juventud, para visibilizar una alternativa política a las organizaciones de la burguesía y las mafias, tanto en el terreno de la movilización como en el de un eventual proceso electoral.
A nivel de toda Latinoamérica y el Caribe debemos movilizarnos en solidaridad con el pueblo haitiano. En los países caribeños y africanos cuyos gobiernos están preparando el envío de tropas, oponernos a estos planes al servicio del imperialismo estadounidense y europeo. En los países cuyos gobiernos integran el Core Group, exigir la disolución de ese instrumento de sometimiento político que viola el derecho del pueblo haitiano a la autodeterminación, especialmente ante aquellos gobiernos que dicen ser democráticos o hasta de izquierda, como el de Lula en Brasil. Apoyamos la demanda del pueblo haitiano de que salga el ilegítimo y antipopular gobierno de Ariel Henry apoyado por el imperialismo. Apoyamos la lucha contra las bandas criminales que pretenden aterrorizar a las comunidades urbanas y rurales. Ni tropas de ocupación ni pandillas. Que se anule toda la deuda externa y que EEUU y Francia paguen reparaciones por sus crímenes históricos contra Haití. Por la unidad del pueblo trabajador haitiano para que tome su destino en sus propias manos y pueda superar la actual crisis.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
5 de marzo de 2024