Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen ganó la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, con el 33% de los votos: más de 10 millones de votos, con una alta participación (67%). La extrema derecha canaliza gran parte del descontento popular por el deterioro de las condiciones de vida. La izquierda institucional del Nuevo Frente Popular (NFP) -con La Francia Insumisa, los Verdes, el Partido Socialista, el Partido Comunista y un sector del trotskismo- subió hasta el 28%. Mientras que la coalición del presidente Emmanuel Macron se hundía hasta el tercer lugar con el 20%, pagando así la política antiobrera, antipopular y represiva de sus gobiernos que fue ampliamente enfrentada (Chalecos Amarillos, reforma de las pensiones, violencia policial, movilizaciones del campo, apoyo a Israel). Los Republicanos, la derecha tradicional del expresidente Nicolas Sarzoky alcanzaban el 10%.
Ante el ascenso de la extrema derecha la izquierda parlamentaria había levantado el Nuevo Frente Popular (NFP)i. Este Frente Popular no da respuesta a las reivindicaciones obreras y populares y al ascenso de la extrema derecha, pero no hubo un reagrupamiento a su izquierda. Se presentaron algunas candidaturas de organizaciones de la izquierda revolucionaria: Lutte Ouvrière obtuvo 350.000 votos, también hubo candidatos de Parti de Travailleurs y de Revolution Permanent.
¿Macron un aliado frente a Le Pen?
El 7 de julio tendrá lugar la segunda vuelta. Para la segunda vuelta se ha planteado el llamado Frente Republicano, para “parar a la extrema derecha”, con los partidos de la coalición de Macron y el del Nuevo Frente Popular. Pretende justificarse como continuación del cordón sanitario para bloquear el paso a la extrema derecha, aunque el cordón ya se rompió con la crisis de Los Republicano, en el que un sector con su presidente Éric Cioitti a la cabeza ya se ha pasado al bloque con la extrema derecha.
Los partidos de Macron y el NFP se comprometieron en la segunda vuelta a retirar a sus candidatos que quedaron en tercer lugar en las circunscripciones en las que ganó RN, con el objetivo de concentrar el voto anti-Le Pen. El NFP retiró a 127 candidatos y la coalición de Macron a 82. Algunos candidatos presidenciales se han negado a retirarse para llamar a votar al frente popular si el candidato en su circunscripción era de La Francia Insumisa, porque dicen que no comparten los valores “republicanos”.
El Nuevo Frente Popular ya era un acuerdo de colaboración de clases que subordinaba los intereses de la clase obrera, pero el Frente Republicano da un paso más, es directamente la rehabilitación de Macron desde la izquierda parlamentaria, porque presenta a Macron como mal menor, como un aliado frente a la extrema derecha, cuando es quien le ha abierto la puerta con sus políticas.
Hay ejemplos que hablan por sí solos. En Calvados el candidato de LFI/NFP se retira en favor Elisabeth Borne, ex primera ministra de Macron que impulsó la reforma de pensiones. Lo mismo ocurre en favor de Gérald Darmanin, Ministro del Interior desde el 2020. Es bajo este ministro que la policía asesinó a Nahel en junio del 2023 y después reprimió brutalmente las protestas. Darmarin también es quien presentó la racista Ley de Inmigración aprobada en diciembre, que fue parcialmente recortada por el Tribunal Constitucional porque contenía medidas discriminatorias como negar prestaciones sociales a los migrantes. Esos son hoy responsables del ascenso de la extrema derecha.
Este acuerdo implícito de la izquierda parlamentaria con la derecha de Macron traiciona las movilizaciones obreras y populares y deja a la extrema derecha como único referente del rechazo popular a las políticas de los gobiernos Macron. Lamentamos que un sector que se reclama del trotskismo como el Nouveau Parti Anticapitaliste-L’A o el Parti Ouvriere Independant que ya integraron o apoyaron el NFP en la primera vuelta, ahora cedan ante el acuerdo republicano que les subordina a Macron.
No hay posibilidad de abrir un camino para enfrentar un futuro gobierno de la extrema derecha si no cuestionamos la política de Macron. No puede haber ningún voto obrero o popular no sólo para la extrema derecha de Le Pen, tampoco para los candidatos macronistas. En las circunscripciones en las que la elección sea entre Macron y Le Pen estamos por el voto nulo o la abstención.
Entendemos las esperanzas que muchos trabajadores/as y jóvenes han puesto en la unidad de la izquierda parlamentaria del NFP para detener la extrema derecha de Le Pen, que amenaza derechos y libertades. Ha habido importantes movilizaciones. Por eso, en esta segunda vuelta, desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), damos apoyo a un voto crítico a los y las candidatas del NFP para debilitar la fuerza de la extrema derecha en el próximo parlamento. Hablamos de voto crítico, porque el NFP no es parte de la solución sino del problema, porque cuando miembros que hoy figuran en sus listas han estado en el Gobierno o incluso han sido presidentes como François Hollande, han aplicado políticas al servicio del capital, como hoy lo hacen otros supuestos gobiernos de izquierda como en el estado español de Pedro Sánchez o el alemán de Olaf Scholz. Por ello, a la vez que luchamos codo con codo con esos compañeros y compañeras que han salido a las movilizaciones contra la extrema derecha, se precisa un diálogo para convencerles que hay que construir una alternativa a la izquierda que cierre el paso a Le Pen. Una alternativa de ruptura, anticapitalista, que verdaderamente dé respuesta a las necesidades obreras y populares.
Tanto si la extrema derecha consigue la mayoría absoluta y hay un gobierno de cohabitación con Macron, como si obtiene sólo una mayoría que no le permita formar gobierno, estas elecciones no cerrarán la crisis en Francia. Será imprescindible volver a las movilizaciones en defensa de salarios y pensiones, contra las leyes de migración, en defensa de los sectores públicos, en defensa del pueblo palestino. Y –como señala la última declaración de los partidos europeos de la UIT-CI (Estado Español, Portugal, Italia y Turquía)-, avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas para “construir una alternativa anticapitalista al servicio de las luchas, comprometida con la construcción de un sindicalismo combativo, que levante un plan económico obrero de urgencia ante la crisis y por gobiernos de los y las trabajadoras”.
.Josep Lluís del Alcázar
Miembro de la dirección de Lucha Internacionalista (LI – Estado Español ) y del Secretariado de la UIT-CI
3 julio 2024