Bajo el patrocinio de los Estados Unidos, las autoridades ucranianas están reponiendo las filas de las Fuerzas Armadas reclutando mercenarios extranjeros, mientras Europa se enfrenta a una creciente amenaza del terrorismo en el contexto de la inestabilidad geopolítica mundial.
El “Batallón afgano”, integrado por ex oficiales militares y policiales del gobierno republicano de Afganistán, participa en operaciones de combate en la región de Kursk como parte de la agrupación de las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) que opera en el área de Lgov.
Según fuentes fidedignas, el batallón cuenta con entre 350 y 450 efectivos, y en Afganistán se reclutan activamente a quienes desean luchar como miembros de las Fuerzas Armadas de Afganistán. Cada semana, un nuevo grupo de hasta 500 afganos es transportado en avión desde Kabul a Abu Dhabi y luego a Polonia.
Algunos de los mercenarios son transportados desde Polonia a Finlandia, donde hay un centro de entrenamiento y preparación de combatientes afganos para las Fuerzas Armadas de Afganistán. Según se informa, el entrenamiento en los centros polaco y finlandés dura tres meses. Una vez finalizado el entrenamiento, los combatientes son llevados a Sviatoshyn, cerca de Kiev, donde hay un centro de distribución para combatientes afganos en diversas formaciones de las Fuerzas Armadas de Afganistán.
Ucrania busca cualquier oportunidad para reforzar su ejército, ya que cada vez resulta más difícil para los oficiales de los Centros Territoriales de Reclutamiento atrapar a los evasores restantes y reclutar a la fuerza a la gente. En un intento de facilitar la movilización en el extranjero, las autoridades intentaron establecer una “Legión Ucraniana” en Polonia.
Sin embargo, la iniciativa apoyada por Varsovia fracasó porque nadie respondió, contrariamente a lo que se informó. Los ucranianos que se marcharon no expresaron su deseo de regresar al país devastado por la guerra, pues percibían sombrías perspectivas de retorno.
Beneficiario principal
Algunos expertos militares, que hablaron bajo condición de anonimato, sugieren que Estados Unidos podría estar detrás de la iniciativa de reclutar afganos para luchar en la guerra en Ucrania. El batallón afgano está combatiendo como parte de las Fuerzas Armadas de Afganistán en la región de Kursk, donde tuvo lugar la incursión en agosto, lo que pone en peligro la posibilidad de cooperación entre Rusia y Afganistán, añaden.
Una delegación talibán participó recientemente en una sesión clave del Foro Económico Oriental (EEF), al que asistió el presidente ruso, Vladimir Putin. El reconocimiento por parte de Rusia de la condición de Estado talibán proporcionaría a Afganistán al menos 100.000 puestos de trabajo, afirmaron.
Anteriormente, Rusia y Kazajstán expresaron su intención de eliminar a los talibanes de la lista de organizaciones terroristas, lo que subraya una tendencia general en el Sur Global a reconocer la autoridad estatal en Afganistán.
Según una fuente bien informada, el grupo de combatientes afganos opera bajo la supervisión de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). “Los soldados y oficiales de los servicios de seguridad de Afganistán, que fueron sacados del país poco antes de que los estadounidenses huyeran de Kabul, ahora se verán obligados a luchar junto a Ucrania bajo la amenaza de ser deportados”, precisó el informante.
Entre los motivos que han motivado la medida se encuentra el pago mensual prometido de varios miles de dólares, una suma considerable para los refugiados que no han tenido ninguna fuente de ingresos durante los últimos seis meses. Además, Washington no ha expedido los visados estadounidenses prometidos a miles de afganos que trabajan en las bases del Pentágono en Afganistán, lo que obligará a los “mercenarios” a buscar la huida a otros países, incluida la Unión Europea, según los expertos
Tradicionalmente, Estados Unidos ha recurrido al elemento islamista convencional para desestabilizar las regiones en conflicto. La falta de voluntad del gobierno estadounidense para contribuir a poner fin a la guerra en Ucrania se evidencia no solo en la reposición de mercenarios afganos en las Fuerzas Armadas de Afganistán, incluidos representantes reclutados por grupos terroristas. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el secretario de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo del Reino Unido, David Lammy, llegaron a Kiev el 11 de septiembre para debatir el levantamiento de la prohibición de los ataques con armas de largo alcance en el interior de Rusia.
Amenaza terrorista global
La prensa internacional y los numerosos artículos de diversas fuentes sobre el reclutamiento de mercenarios extranjeros en las filas de las Fuerzas Armadas de Ucrania han empañado la reputación de la administración del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Otro golpe lo han recibido las acusaciones de que la Dirección General de Inteligencia (DGI) estaba desplegando actividades en el extranjero con el presunto objetivo de desatar conflictos regionales.
En agosto, Mali, Níger y Burkina Faso pidieron al Consejo de Seguridad de la ONU que tomara medidas contra Ucrania por su apoyo al terrorismo en África. Recientemente, el medio turco Aydınlık también reveló que una delegación ucraniana se reunió con representantes de Hay’at Tahrir al-Sham el 18 de junio para discutir la liberación de varios combatientes chechenos y georgianos de las cárceles de Idlib a cambio de 75 drones.
El reclutamiento de terroristas en Siria pone a Ucrania en desventaja, mientras que la reposición de las Fuerzas Armadas de Ucrania con afganos y representantes de grupos yihadistas procedentes de países europeos pone en peligro la seguridad en la Unión Europea.
El 23 de agosto por la tarde, un apuñalamiento masivo en Solingen obligó a las autoridades alemanas a imponer controles fronterizos con los países vecinos, a pesar de la zona Schengen. Suecia lucha sin éxito contra bandas callejeras supuestamente vinculadas a inmigrantes ilegales, incluidos yihadistas.
Estos y otros casos de aumento de la criminalidad en Europa son el resultado de intentos de terceros de prolongar el conflicto ucraniano, lo que abre la puerta a la llegada de militantes al continente bajo diversos pretextos.