Por ANRed | El barrio La Cumbre se vistió de gala el pasado viernes 16 para el primer casamiento de una pareja de mujeres travestis de Sudamérica. Shirley Georgina Torrey Carpio y su compañera Luciana López contrajeron matrimonio y pusieron en primer plano su apuesta al amor como forma de resistencia ante la violencia con la que se las criminaliza y discrimina. Además, el festejo fue por partida doble: el mismo día le dieron la libertad a Shirley después de 3 años y medio de prisión domiciliaria.
“Luego de la ausencia histórica de nuestros derechos civiles por parte del Estado y la violencia con que la sociedad nos criminaliza y discrimina, nosotras volvemos a apostar al amor”, decían en la convocatoria pública que hicieron para su casamiento Shirley Georgina Torrey Carpio y su compañera Luciana López, celebrado el pasado viernes por la mañana en el barrio de La Cumbre, en La Plata.
Hicieron historia. Se trata de la primera pareja de travestis en contraer matrimonio en todo sudamérica. “Para la envidia y la bronca de muchxs”, dijeron, sabiendo la mera expresión de su fecilidad es una afrenta ante la persecución que la comunidad trans y travesti sufre desde hace varios años en la ciudad, especialmente quienes trabajan en la zona roja.
El festejo del viernes tuvo además otro condimento: “Acabo de conseguir la libertad después de 3 años y medio, ¡así que doble festejo!”, contó Shirley a ANRed minutos después de haber celebrado el casamiento.
“Recibí mucho apoyo de muchas personas. Es un logro para todas nosotras, la comunidad trans acá en Argentina. Tenemos la oportunidad de concluir nuestro sueño. Primero con la identidad de género y después con la unicón civil, el matrimonio”, remarcó y agregó: “No sabíamos que éramos la primera pareja de trans que se casaban. Más emoción aún”.
A su vez, la descendiente de una antigua familia peruana recalcó: “Les digo a las chicas que no tengan miedo de declarar su amor libremente, porque todos tenemos derecho a la felicidad. Es importante darnos la oportunidad para alcanzar nuestras metas”.
Por otro lado, también se refirió a la situación que viven a diario la sintegrantes de la comunidad trans y travesti: “Todavía somos perseguidas por la policía, nos ponen en el estereotipo de que somos vendedoras de droga y no es así. Muchas de nosotras nos dedicamos a muchas otras cosas. Yo estudio, mi compañera trabaja en una cooperativa de peluquería. Es así, poco a poco iremos cambiando la imágen que tiene la sociedad sobre las travestis”.