Por María Eugenia Ludueña y Ana Fornaro – Agencia Presentes | Varón trans y compañero de militancia de su hermana Diana, celebra la histórica sentencia que condenó a su asesino con el agravante del odio a la identidad de género. “Es una lucha ganada, un derecho más.”
Hay palabras que cambian la historia: “El Tribunal, por mayoría, resuelve condenar a Gabriel David Marino por ser coautor del delito de homicidio calificado por odio a la identidad de género” de Amancay Diana Sacayán. El veredicto por el travesticidio de la defensora de Derechos Humanos, asesinada el 11 de octubre de 2015, incluyó el agravante por violencia de género. Lo leyó el presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Correccional N° 4, Adolfo Calvete, ante una sala repleta de activistas y de familiares. Afuera, en el sexto piso de los Tribunales porteños –copado de travestis, activistas, banderas LGBT– se festejó con gritos y puños en alto. Adentro, con aullidos y llantos. Say Sacayán, el menor de lxs 17 hermanxs y una de las personas que más trabajó para llegar a ese momento, esperó el veredicto de la mano de Nora Cortiñas y mirando fijo dos estampitas: una de Diana y otra del Gauchito Gil. Después, Say abrazó a Darío Arias, de la Comisión de Justicia por Diana Sacayán. Fue un alivio, también un dolor, y una victoria colectiva.
La sentencia –los fundamentos se conocerán el 6 de julio– confirmó lo que la Comisión ya había dicho ante la Justicia y en la calle. Lo que repitió la querella familiar representada por la abogada Luciana Sánchez, otra pieza crucial para esta sentencia. Lo que Diana tenía claro: las matan por ser travestis.
En este juicio, que empezó el 12 de marzo, varias cosas ocurrieron por primera vez. Una: que la palabra travesticidio se escriba en los expedientes. La mayoría de las víctimas travestis y trans no acceden a la Justicia, y cuando rara vez lo hacen, las causas no se juzgan en esos términos identitarios.
Say, 39 años, varón trans, fue compañero de militancia de Diana y testigo de su crecimiento. Juntxs crearon el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL). “Diana era revolucionaria en todo lo que se metía. Antes de ser una militante, ya denunciaba a la policía. Nos organizábamos entre nosotres.” Say cargaba con ese peso: hacer justicia por una activista inmensa, su hermana.
“La sentencia tiene impactos importantes. Por un lado, el simbólico: pensar en las compañeras travestis que no han tenido justicia. En cierta forma es conmemorarlas y homenajearlas. Ahora tenemos un antecedente jurídico donde pararnos ante otros casos. También tiene un impacto para la estigmatización y la criminalización que existen sobre las compañeras, esto de cómo se llega a la Justicia y cómo ésta empieza a tratarlas.”
Apenas escuchó el veredicto, Say sintió un poco de alivio. “Era lo que Diana se merecía. Ella hubiera estado orgullosa. Está orgullosa. Sentí que fue como devolverle un poco de lo que nos ha dejado.”
Voces travestis y trans
El modo en que la Justicia abordó el asesinato de Diana incluyó prácticas que nunca antes se habían utilizado. Desde el primer minuto se investigó la escena del crimen –la habitación del departamento de Flores donde vivía– con la participación de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres y personas LGBTIQ+. Su titular, Mariela Labozzetta, garantizó el cumplimiento de protocolos y esto hizo posible en gran medida obtener pruebas de calidad y en cantidad. Otra marca fueron las voces de amigas y compañeras de militancia de la víctima (contenidas por el equipo de la Dirección General de Orientación, Acompañamiento y Protección a las Víctimas). Y la de la activista muxe y antropóloga Amaranta Gómez Regalado. A pedido de la querella, viajó desde México para declarar como testigo experta. Por primera vez, las voces travestis y trans eran escuchadas del otro lado del banquillo de lxs acusadxs.
“Uno de los logros del juicio –reafirma Say– fue que las personas travestis y trans pudieran contar ante la Justicia la estructura de la violencia que viven a diario. Diana, en vida, hizo justamente ese aporte: pensar las miradas y lugares donde se pone a las personas travestis y trans. Un impacto de la sentencia es visibilizar lo que sucede con la Justicia. En general, las cosas se tratan a puertas cerradas, y quizás desde afuera se decían cosas que no quedaban asentadas en los expedientes. Así es como la Justicia actúa impunemente en toda su historia. Hoy podemos decir: esto sucedió con Diana, esto sucede con las compañeras travestis y trans. La justicia pudo tener una respuesta. Es una lucha ganada y, aunque estemos hablando de una muerte, un derecho más.”
–En el alegato de la fiscalía, Labozetta (por la UFEM) y Ariel Yapur (por la Fiscalía N° 5) destacaron el trabajo conjunto con la Comisión de Justicia por Diana. ¿Qué aprendiste en el camino?
–Que aunque es muy difícil creer en las instituciones, hay lugares donde sí se puede trabajar bien. Habernos encontrado con el Ministerio Público y con Labozzetta nos devolvió un poco de esperanza por lo que esto puede generar en el colectivo, de poder creer y saber que también podemos ser parte de la Justicia desde un trabajo responsable y coherente. Terminé el secundario no hace mucho, y pensaba que el único rol de las instituciones ha sido formarnos y no precisamente incluyéndonos.
–Al principio de la causa, la fiscalía planteó la figura de femicidio, y la Comisión enseguida exigió travesticidio.
–Claro. Diana venía trabajando hacía años sobre la problemática de cómo mueren las personas travestis y trans, las características de esas muertes y la violencia estructural. Sabíamos que no podía ser de otra forma. La fiscalía lo entendió y así elevó la causa a juicio.
–¿Qué impacto político puede tener esta sentencia?
–Aunque aún no conocemos los fundamentos, se admite que existe una violencia estructural. El promedio de vida de las personas travestis y trans es 35 años. Es urgente modificar eso. Se está reconociendo que en cierta forma hay una responsabilidad del Estado por esas muertes evitables. Algo que permitiría modificar esa situación es el cupo laboral travesti-trans. Es un camino que Diana nos dejó marcado.
–¿Qué pasa con el cupo?
–Algunxs diputadxs ya nos acercaron propuestas de proyectos.En mayo conformamos un Frente Nacional por la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans. Es irónico, porque un mes antes de que la asesinaran se sancionó la ley en la provincia de Buenos Aires. Ella la creó y después no pudo militarla físicamente, pero la ley se fue haciendo camino por la necesidad que tienen las compañeras de que salga. Organizaciones y políticos han comprendido de qué se trata esta lucha y se consiguieron algunos puestos de trabajo, más allá de que Vidal no haya firmado la ley en Buenos Aires (donde sigue sin aplicarse). Y ahora hay que empezar a crear todo lo que hace falta. Estadísticas, por ejemplo. Casi no hay datos oficiales de muertes de travestis y trans.
#FueUnTravesticidio
En la casa de Gregorio de Laferrere donde sigue viviendo Say, un altarcito recuerda a Diana: una foto sonriente junto al pedido de Justicia, y el flyer que acompañó el juicio con la certeza que la Justicia confirmó: #FueUnTravesticidio. Una vela, unas flores rojas, una bandera de los pueblos originarios con su rostro, un cartel con la rima triste: Sacayán Kosteki Santillán. Una copa del vino preferido que Say le sirvió el día de la sentencia. En otra postal del altar, sus palabras: “Cuando yo me vaya sé que en algunas conciencias habré dejado la humilde enseñanza de la resistencia trava, sudaca, originaria.”
–¿Cuál sería el principal legado de Diana?
–Las estrategias políticas. Yo soy más anarco. Ella también era anarquista, hicimos un camino juntes. Pero ella entendió que tenía que seguir una carrera política. Diana me sentaba y me decía: “Mirá, Sasha, podemos vivir de la libertad y la anarquía, pero necesitamos conseguir derechos.” Nos peleamos cuando ella salió publicamente a amar a Cristina. Discutimos ese día. Pero me dijo: “Sasha, es la primera presidenta de cuya boca sale la palabra travesti. Y vos no te imaginás el significado que tiene eso.” Todos los argumentos anteriores no habían servido, pero ahí entendí. Esto me deja: pensar en las estrategias políticas.
–El mismo día de la sentencia, la Organización Mundial de la Salud informó que eliminaba la transexualidad de su lista de enfermedades mentales. ¿Llega tarde?
–En nuestro caso sí, porque tenemos Ley de Identidad de Género hace seis años. Precisamente, nuestra ley dice que las personas que decidan cambiar o asumir su identidad no necesitan pasar por un médico ni lugar que certifique nada. Por eso es una de las mejores del mundo. Nunca es tarde cuando la dicha es buena, diría mi madre. Le sirve para muchos países que necesitan este argumento: que las personas trans no son enfermas. Me pongo medio místico: coincidieron esas casualidades en torno a todo lo que fue pasando con Diana. Estoy contento, hubo una conexión universal. «
El jueves 28, marcha contra los crímenes de odio
El 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, las organizaciones travestis y trans convocan a participar de la tercera marcha nacional “Basta de travesticidios y transfemicidios”. En la Ciudad de Buenos Aires, el punto de encuentro será a las 18 en Plaza de Mayo, para movilizarse hacia el Congreso. “Salimos a las calles a gritar basta de travesticidios y transfemicidios,basta de crímenes de odio, de muertes evitables y de exclusión, basta de persecución a nuestras compañeras en situación de prostitución. Basta de negarnos el acceso al trabajo. Exigimos la Ley de Cupo Laboral ‘Diana Sacayán’ en todo el país. Marchamos para decir basta de condenarnos a la muerte. Para conmemorar a nuestra compañera, camarada Lohana Berkins, quien es nuestro faro en la lucha por la liberación de nuestra comunidad. Marchamos para seguir recordando a nuestras luchadoras Diana Sacayán, Pía Baudracco, Maite Amaya y todas aquellas compañeras que nos fueron arrebatadas”, dice la convocatoria.
https://www.tiempoar.com.ar/nota/el-fallo-reconoce-que-hay-una-violencia-estr…