Desde hace más de una década que integrantes de la Fundación Pibes y la biblioteca Palabras del Alma de Pilar, provincia de Buenos Aires, inculcan en Misiones y principalmente en las zonas más vulnerables, el hábito de la lectura.
Esta biblioteca fue construida con el aporte de voluntarios de Buenos Aires y la comunidad mbya. | Foto: Carina Martínez
En este tiempo, la labor llevada adelante con más de 18 comunidades guaraníes deja en evidencia el inmenso interés que éstas tienen de acceder al sistema educativo. En fin, la necesidad de aprender.
Por todo esto, gracias al compromiso de las entidades, se logró inaugurar una nueva sede en la comunidad Takuá Poty, ubicada a unos 20 kilómetros de la zona urbana de San Pedro.
El grupo de voluntarios llega dos veces por año desde Buenos Aires hasta el municipio de San Pedro para realizar varias actividades solidarias. Recorren las aldeas, los barrios más humildes y un grupo de profesores se concentra en la Escuela de Familia Agrícola (EFA), donde se dedican al dictado de una serie de talleres para integrantes de las comunidades.
En cada visita, sobran muestras de esfuerzo y predisposición. Los cursos convocan a más de 40 asistentes de las comunidades, entre jóvenes y adultos.
Este interés y la sonrisa en el rostro de los niños al hojear un libro o trazar sus primeras líneas, deja de manifiesto el deseo de ser ciudadanos con derecho a estar dentro del sistema educativo. Por su parte, los caciques insisten en la necesidad de que se nombren maestros y profesores y la creación de escuelas.
“Esta biblioteca, construida con aporte nuestro y de la comunidad, cuenta con 300 libros, dejamos útiles, los chicos están muy entusiasmados y con este espacio los mismos miembros de la comunidad que estén alfabetizados pueden enseñar a los más pequeños; el entusiasmo que tienen para aprender no se ve en otro lado, acá los más de 50 escribieron que lo que les haría feliz es tener una escuela; es realmente conmovedor verlos”, indicó el voluntario Hernán Nemi en diálogo con El Territorio.
Nemi además resaltó que la tarea que realizan va más allá de la entrega de libros, pues aprovechan el salón para brindar distintas oportunidades de aprendizaje a los vecinos y ver cómo estos se apropian del espacio: “Ver la forma en que utilizan el espacio y todo lo que surge en ellos es realmente muy valorable y en estos días se acercaron tres nuevos caciques que quieren que los visitemos porque quieren una biblioteca, y eso es algo que deberían ver las autoridades políticas de esta provincia”.
Esta comunidad, además de estar pasando por una difícil situación relacionada a la tenencia de las tierras donde están establecidos, no cuentan con energía eléctrica, debido a que la red pasa a 200 metros, por lo que han pedido paneles solares que les permita conectar un teléfono para comunicarse en caso de emergencias.