Los trabajadores de la fábrica láctea COTAR denunciaron que se les adeuda un acumulado de 4 meses de salario promedio y que quienes adhirieron a retiros voluntarios pre jubilatorios deben sobrevivir con $8000 pesos al mes. A esto se suma que, pese a realizar los descuentos, la empresa no realiza los aportes sociales. Se abrió una instancia de diálogo en el Ministerio de Trabajo Provincial. Habrá una nueva audiencia el próximo jueves.
Como un disco que vuelve a su primera pista, COTAR retorna a escena. La Cooperativa de Tamberos de Rosario y Zona Limitada está técnicamente sosteniéndose con el financiamiento de sus propios trabajadores. Pese a que en 2017 tuvo un récord de producción, los empleados llevan dos a tres años cobrando en cuotas semanales. “La empresa decía que no podía pagar todo junto. A partir de enero de 2018 empezó a depositar ínfimas sumas que no representan ni el 50% del salario. Se formó en una bola de nieve, con una deuda de 3 a 4 meses de sueldo, más el sueldo anual complementario de diciembre de 2017 y 2018”, contó Claudio Caruso, uno de los trabajadores que el pasado viernes acudieron al Ministerio en busca de respuestas.
Pese a que en el año 2009 la bandera que recorrió la ciudad en diferentes piquetes exigía el sostenimiento de los 250 puestos de trabajo de la firma, hoy COTAR emplea 120 operarios. Según la empresa ésa reducción -que incluyó a casi todos los referentes gremiales de un sector combativo del gremio ATILRA- iba a hacer más viable a la Cooperativa. “En 2017 hubo una producción récord en larga vida, sachet, polvo y subproductos con unos 300 mil litros diarios de leche. Con esa superproducción nos preguntamos qué pasó con la plata. Porque esta falta de pago tiene 2 años, entonces al menos el año pasado debieron regularizarse los sueldos”, consideró Caruso.
El Ministerio de Trabajo de Santa Fe es una suerte de meca de los trabajadores de COTAR. Cíclicamente desde hace dos décadas pasan por sus oficinas, donde en esta ocasión los representantes de la patronal ofrecieron sostener los $5000 semanales, algo rechazado de plano por los trabajadores, dado que es eso mismo lo que generó el pedido de mediación.
La negociación pasó a un cuarto intermedio para el jueves 9 de agosto a las 10.00 horas y se convocará al Ministerio de Producción. Área con la que hay un cortocircuito pues los obreros le reclaman a su responsable, Alicia Ciciliani, la aseveración pública meses atrás de que la cuestión salarial en COTAR estaba normalizada. Por eso y para que dé precisiones del fideicomiso que se estaría tratando con la empresa, la funcionaria fue convocada al encuentro. Vale recordar que a fines del año pasado la provincia entregó un crédito de 6 millones de pesos a la Cooperativa, que supuestamente iba permitir duplicar la producción de derivados lácteos.
Según indicó el parte oficial del gobierno tras una recorrida realizada a la fábrica por funcionarios y funcionarias de primer rango, entre ellos la Intendenta Mónica Fein y la Ministra, el presidente de COTAR, Bernardo Arocena, señaló que “a través de la ADERR recibimos un crédito de 6 millones de pesos que nos permitió comprar un equipo para envasar yogur en potes que nos va a duplicar la producción. Esto será un importante impulso, ya que aunque tengamos dificultades en cuanto al capital de trabajo, estamos produciendo en buena cantidad y eso nos va a hacer crecer a partir de aumentar nuestras ventas”.
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Lista negra
Escrita a mano y prolija, la fotocopia era entregada a los y las periodistas que se acercaron a cubrir al Ministerio. Son catorce los puntos recabados por los empleados en los que detallan las faltas de la empresa. Y la mayoría son graves.
Por un lado, hay quienes tomaron el ofrecimiento de retiro voluntario y jubilación anticipada, que viven con 8000 pesos mensuales. Algunos debieron cambiar de obra social a prepaga, dado que la empresa realiza los descuentos pero no cumple con los debidos depósitos. Según constataron en AFIP, pese a realizar los descuentos, la empresa realizó pagos parciales hasta octubre de 2017 y a partir de entonces no figuran depósitos de montos de seguridad social. A los repositores no se le pagan los viáticos correspondientes y proliferan las enfermedades, accidentes y problemas de salud en los laburantes.
Pero eso no es todo. En una síntesis del descontrol total, en marzo la empresa suspendió a 23 trabajadores por 14 días y pretendió prorrogarla por dos semanas. “Pero gracias a que los propios trabajadores decidieron aportar 3500 pesos por tres meses de sus sueldos, esos trabajadores fueron reincorporados”, cuenta el punteo. Es decir, los propios trabajadores por solidaridad pagaron con sus sueldos achicados el retorno de sus compañeros para que no pierdan el trabajo. Como premio, las autoridades de COTAR quisieron acortar la deuda de marzo a junio de este año entregando bonos de supermercado.
Larga historia
Es difícil sintetizar la extensa crónica de conflictos internos en la fábrica local. Si se reduce el mapa a la última década, se pueden indicar algunos hitos. El acuerdo con Sancor que supo ser su controlante, llevándola casi a la quiebra; la intervención y auditoría judicial; el cierre progresivo de las fábricas del interior de la provincia, siendo la última el remate de Totoras en 2010; el despido de delegados y referentes de hecho de los trabajadores; deudas millonarias con proveedoras de servicios; entre otras.
Hablar de COTAR, también, es hablar de ATILRA, el gremio lácteo dirigido hace 15 años por Héctor Ponce: el primer escudero que firmó la flexibilización del convenio colectivo de trabajo con el macrismo. Y hablar de ATILRA en Rosario es remitirse a una de las escenas más nefastas del patoterismo sindical. El 3 de diciembre de 2008, cuando Ponce y una larga marcha uniformada de 900 personas desembarcó en Rosario, se dio un funesto ataque a la entonces Seccional Rosario. Ésta estaba integrada por todos los referentes expulsados del sindicato y despedidos de diversas empresas posteriormente. Luego, esa seccional reconocida por su combativismo, fue intervenida y disuelta por la conducción nacional.
Entonces, hubo desguace, gremio interesado en sacar del medio a quienes no le respondían y empresas dispuestas a ayudarlos en expulsarlos del sector. Y como el mejor sindicato (para las patronales) es el que no existe, no se fueron con eufemismos y disolvieron la Seccional Rosario.
No obstante, en esta ocasión, el gremio reclamó varias veces a las autoridades de COTAR el pago. Pero como se quedaron sólo con las respuestas negativas, los trabajadores definieron ir por la suya al Ministerio a pedir un diálogo formal.
“No es que no nos hayan representado, pero la gente se ha ido cansando porque se endeuda. Nosotros pagamos con intereses pero no cobramos con intereses. Nos autoconvocamos para pelear por nuestros derechos”, sintetizó Caruso. “Queremos tener una charla con la empresa para que cara a cara nos diga cómo estamos parados y llegar a un arreglo por los salarios. A consecuencia de esto, cada día que llegamos a casa nos preguntan por novedades y siempre tenemos la misma respuesta. La intriga, el nerviosismo y la angustia la transmitimos a nuestra casa. Lo único que queremos es sostener las fuentes de trabajo y nuestro salario”, contó angustiado quien afirmó que “en 12 años de antigüedad me alcanzan los dedos de una mano para contar los meses que cobramos en tiempo y forma”.
Panorama
La realidad de las empresas lácteas se repite en otras firmas. Tal es el caso de Verónica, que se encuentra trabajando al 60% de su capacidad productiva. Dado que ‘el negocio’ es hoy la leche en polvo, la firma que constituyó su poder en la elaboración de quesos, está abandonando ese flanco. Si la definición fuera porque lleva al crecimiento financiero, no se explica es por qué sus empleados cobran en tres veces.
Los trabajadores de Verónica, contaron que como parte del acuerdo de flexibilización del Convenio 2/88 suscripto por ATILRA Nacional, los obreros lácteos deben aceptar la polifuncionalidad que se exige no sólo dentro de los establecimientos, sino incluso trasladándose a trabajar a otras localidades donde la firma tiene fábricas. Además, claro está, esa suscripción a la baja de derechos alteró el poder adquisitivo del salario con la anulación de algunos ítems. Y Verónica también viene retrasando los aportes sociales, lo que deja en una vulnerabilidad importante a los trabajadores.
Concomitantemente, la realidad de los pueblos del interior de la cuenca lechera es el cierre de muchas pequeñas empresas que cerraron sus puertas, como Magnasco y Chateaubriand, cuyos obreros encararon largos meses de lucha hasta que ya no se pudo más. Con una Sancor que ya no es la gran cooperativa argentina en escena, en medio de una crisis importante en el sector y a nivel general y un sindicato que parece sostener una coherencia histórica en dialogar con las patronales sin respuestas, el panorama huele a leche cortada.