“Trabajamos siempre con productos vencidos que guardamos en el cuarto de basura por si viene algún control” confiesa Pablo, empleado de un Burger King. Además agrega: “No podemos quejarnos, si vamos al sindicato de ahí llaman para dar nuestro nombre y nos despiden”. Este es el reflejo de la situación de los empleados de los servicios rápidos en Argentina, un combo que incluye comida en poco tiempo; salarios muy bajos y negociados entre los dueños y el sindicato de pasteleros.
En el año 2014 todos los empleados de McDonald’s, Mostaza, Subway y Burger King pasaron de un día para el otro a pertenecer al sindicato de trabajadores pasteleros. Un acuerdo entre Luis Hlebowicz, titular del gremio, y Carlos Tomada, en ese entonces Ministro de Trabajo de Cristina Kirchner. De esta manera, 17000 empleados pasaron a ser “pasteleros” a cambio de no tener ningún delegado en las cadenas nombradas.
El gremio de pasteleros tiene 37000 empleados y servicios rápidos es la rama más grande pero la peor remunerada. “Los chicos que recién empiezan ganan 6 mil pesos trabajando 6 días a las semana y en los momentos en que la empresa quiere” asegura Eliana, empleada de un McDonald’s. Al mismo tiempo este tipo de empresas son las de mayor ganancia, por ejemplo la empresa de “la cajita feliz” ganó en el primer semestre del año 2.872 millones de dólares, un 10% más que en el mismo periodo del 2017.
“A un compañero que llevaba 10 años lo echaron por quejarse en el sindicato por el maltrato recibido” confirma Pablo al mismo tiempo que asegura que “hoy en día no existe el pago de horas extras, no hay horas de estudio y en los recibos de sueldo faltan horas de las que nadie se hace cargo”. Al mismo tiempo los superiores se burlan de su “amistad” con la conducción del sindicato: “Andá a quejarte si querés, total le pagamos nosotros, acá los sindicalistas no duran”
“Casi nadie sabe que existe el sindicato o que no hay delegados” asevera Elvys, empleado de un Burger, además agrega que la apuesta es a “que te canses y renuncies, no te echan”. Al mismo tiempo esto convive con muchos jóvenes que no tienen la “posibilidad de cansarse” porque están hace muchos años y han formado sus familias, entonces obligados, soportan el maltrato de superiores: “este lunes tengo que pintar el techo porque viene una inversionista; en general hago tareas de mantenimiento por la misma plata, no me puedo quejar ante nadie” confiesa un empleado de McDonald’s.
Por hechos como estos, la Fundación por la Paz y el Cambio Climático, cuyo objeto social son los “servicios para la regulación de las actividades sanitarias, educativas, culturales, y restantes servicios sociales” intervino por los trabajadores de los servicios rápidos. Entre otras cosas, presentó ante la justicia una denuncia por “fraude laboral” de parte del entonces ministro de Trabajo, Carlos Tomada, a quien se lo acusa de un oscuro entramado con la cadena internacional de comidas rápidas. Es necesario aclarar que la misma no prosperó y la situación no cambió.
El 27 y 28 de este mes los empleados de los servicios rápidos tienen por primera vez la opción de votar y elegir una opción que les permitirá contar ni más ni menos con delegados, (teniendo un sindicato de y para los trabajadores) esto sería la posibilidad de tener un compañero que los defienda y represente ante los superiores. Al mismo tiempo una opción que habilitará la pelea por condiciones de trabajo y salarios dignos, ya que el Gobierno elevó el Salario Mínimo Vital y Móvil de $10.000 a $12.500 desde junio de 2019, aproximadamente el doble de lo recibido por cualquier joven de las cadenas mencionadas.