La ruptura de una de las represas de la minera causó la muerte de 179 personas.
Hace un mes, el 25 de enero, los habitantes de la ciudad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, fueron víctimas de una de las tragedias socioambientales más grandes del mundo. La ruptura de la represa perteneciente a la minera Vale, en el Córrego do Feijão, causó la muerte de 179 personas. Trabajadores, madres, padres, hijos e hijas, soterrados bajo el lodo tóxico, víctimas de un crimen protagonizado una vez más por la mayor minera de Brasil. Otras 131 personas todavía están desaparecidas.
Así como los afectados en el municipio de Mariana (Minas Gerais), víctimas de la ruptura de la represa de Fundão, perteneciente a la empresa conjunta Samarco [copropiedad de la Vale y BHP Billiton], hace tres años, la ausencia de informaciones, el duelo y la ira ahora forman parte del cotidiano de los habitantes de Brumadinho, que denuncian, entre tantas voces, que la Vale es responsable por el desastre. Hoy, 30 días después del crimen, muchas personas aún conviven con el sufrimiento de no poder enterrar a sus familiares.
La dimensión de esta tragedia anunciada, resultado de un modelo minero predatorio de la Vale y otras mineras que explotan los territorios nacionales, también es ambiental. No hay ninguna posibilidad de existir vida en el río Paraopeba o en sus márgenes. Sus aguas claras, después del crimen de la Vale, se convirtieron en un mar de lodo tóxico.
Más de 700 represas son consideradas en “alto riesgo” en Brasil y otras 45 tienen sus estructuras dañadas. ¿Cuántas tragedias como las de Brumadinho y Mariana podrían ser evitadas? ¿Hasta cuándo las personas aún serán víctimas de ese modelo minero que privilegia el lucro en detrimento de todas las formas de vida?
25 de enero:
La represa de la minera Vale se rompe en Brumadinho, en la Mina Córrego do Feijão, vertiendo 13 millones de metros cúbicos de relaves en el rio Paraopeba.
26 de enero:
El crimen ambiental tiene repercusión internacional. El primero conteo de la tragedia informa 34 muertes, con 8 cuerpos identificados, 23 heridos y más de 250 desaparecidos.
Los equipos de rescate reciben profesionales de otras regiones, como Rio de Janeiro, Espírito Santo e Uberaba, además de de integrantes de la Fuerza Nacional.
El Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) impuso una multa a la Vale en el valor de US$ 66 millones por la ruptura de la represa.
27 de enero:
La Justicia minera autoriza bloquear los recursos de la Vale en aproximadamente US$ 3.000 millones como indemnización por daños.
Una delegación israelí con cerca de 130 soldados llega a Brumadinho con sonares inteligentes y drones, además de perros policiales. Después de cinco días, volvieron a su país, todavía cuando estaban realizando las búsquedas.
29 de enero:
Un documento de la Agencia Nacional de Aguas (ANA), divulgado en noviembre de 2017, adquiere notoriedad y revela que 723 represas en Brasil son clasificadas como “en alto riesgo”en Brasil. Otras 45 tienen las estructuras dañadas.
El Movimiento de Afectados por Represas (MAB por sus siglas en portugués) lanza una campaña con el intuito de recaudar fondos para fortalecer la organización de los afectados en la región.
Familiares de desaparecidos en Brumadinho denuncian que no sonó la alarma que debería alertar sobre la ruptura de la represa. Los habitantes lamentan la ausencia de informaciones sobre las búsquedas.