El domingo 24 de febrero celebramos los nueve años del “campamento” en defensa de Punta Querandí, una acción colectiva que logró expulsar las máquinas de EIDICO, evitando la destrucción del territorio ancestral y sagrado de los Pueblos Originarios. El festejo tuvo tres actividades simultáneas y un acto con música y oradores. “Han sabido trabajar lo cultural hacia adentro y hacia afuera de la institución, y lo que podríamos denominar administrativo judicial. Y hoy los tenemos reconocidos en el país entero”, manifestó la periodista Mónica Carinchi.
Fotos: Leo Crovetto
El aniversario de febrero es una fecha especial para conmemorar una etapa de fortalecimiento de la lucha de Punta Querandí. Ese acontecimiento de 2010 consolidó nuestra posesión del territorio y a partir de ese momento se intensificaron las actividades y construcciones comunitarias.
A nueve años de ese hito, elegimos festejarlo con diversas actividades. Luego de compartir un almuerzo, un grupo llevó a cabo una caravana náutica por el derecho a navegar por nuestros ríos, mientras que otro participó de un taller de cestería con totora guiado por el referente qom Santiago Chara.
En paralelo, la Reserva Natural de Pilar coordinó una reforestación alrededor del Monumento a la Yaguareté. “Nuestra propuesta de cambiarle el entorno, abandonar las plantas exóticas y reforzar las plantas nativas, es para que seamos coherentes con nuestros propios principios”, explicó Graciela Capodoglio, que contó con la participación entusiasta de varias personas, entre ellas los artistas creadores de la escultura.
Punta Querandí es una comunidad indígena pluriétnica enclavada entre los barrios privados, en una zona ancestralmente habitada por querandíes, chanás y guaraníes, que hoy corre peligro de desalojo por diversos juicios iniciados por Jorge O’Reilly, presidente de la desarrolladora inmobiliaria EIDICO. Este empresario es además uno de los principales responsables de la destrucción del equilibrio ambiental en nuestra región por la construcción de barrios privados sobre miles de hectáreas de humedales, lo que dio como resultado el aumento de las inundaciones, el desplazamiento de pobladores históricos y la devastación de cementerios indígenas.
A las 5 de la tarde, comenzó el acto con el acompañamiento del conjunto de música andina y folklórica “Los Korderos” y entre sus canciones se expresaron personas y referentes de organizaciones de distintos sectores sociales que son parte del entramado del que se fortalece nuestra resistencia.
Alfredo More, referente de la Comisión de Derechos Humanos Padre Pancho Soares de Tigre, señaló: “Cada vez que vengo acá me emociona ver tanto laburo, estamos para lo que necesiten”. El militante de Don Torcuato también acercó la adhesión del bloque de concejales de Unidad Ciudadana, del cual es asesor, mientras que su compañero de la Comisión, Bruno Jelencovich, destacó que en Punta Querandí “todos los días construyen algo nuevo y es un aprendizaje de lo que es la resistencia y enfrentar a los poderosos”.
Fue el turno de Graciela Capodoglio, referente de la Reserva Natural de Pilar: “Esto es una fiesta, haber resistido 9 años aquí demuestra que merecen el éxito”. Y explicó: “Ver a Punta Querandi estable, con todas las dificultades que tienen -no somos ingenuos-, es lo que nos da ánimo a todos nosotros para seguir adelante. Cada uno tiene su propio campo de batalla en su región”, agregó Capodoglio, quien además integra la Red de Organizaciones y Vecinos de la Cuenca del Río Luján.
La referente ambientalista hizo hincapié en los desafíos que existen en la actualidad y la importancia de reunirse. “Este tipo de encuentros son más valiosos que nunca, cuando estamos corriendo riesgos aquí con unos cuantos juicios y un poquito más allá en el río Luján con los riesgos de enderezamiento y las obras que la provincia de Buenos Aires nos está amenazando”, manifestó la mujer.
A su lado Elena Los, también compañera de la Reserva de Pilar, expresó: “Hay un dicho común que es persevera y triunfarás, por eso los quiero felicitar por todos los logros y por el clima tan emotivo que se forma acá”.
Después tomaron la palabra los creadores del Monumento a la Yaguareté. “Para nosotros fue un honor hacerlo, la lucha de Punta Querandí simboliza que hay esperanzas todavía”, compartió Alejandra Monteverde, mientras que José Luis Gómez destacó la propuesta de reforestación: “Lo que de cuidar todo su entorno con plantas autóctonas nos parece una idea excelente”.
Presente en cada una de las actividades de Punta Querandí, el artesano wichí Roberto Díaz, vecino de San Fernando desde hace casi tres décadas, logra transmitir la importancia sagrada de nuestro espacio. “Sentimos la energía de este lugar y uno vuelve a su casa de otra manera, mas renovado, como decir ‘me voy al campo'”. Entre las actividades que tuvieron lugar más temprano, ‘el wichí’ hizo una observación sobre los recorridos en canoa por el Canal Villanueva: “El morocho molesta cuando empieza a navegar y no tendría que ser así, no tendría que estar perseguido”, advirtió.
TESTIGOS DE UNA INVASIÓN
Las violentas transformaciones en la localidad despertaron reclamos desde hace más de 20 años y no ha sido Punta Querandí la pionera en alzar la voz, muchos otros vecinos han preexistido a nuestra resistencia. El último empujón de este proceso surgió en febrero cuando de manera autoconvocada se formó una asamblea en defensa de los humedales y contra los barrios privados en la localidad de Dique Luján, que cada quince días hace escuchar sus reclamos con cortes parciales en la ruta de acceso a Villa La Ñata, frente a la sede del Automóvil Club Argentino (ACA).
Guillermo Lopez Galán, profesor de música y de huerta, miembro de esta asamblea, contó: “Hace 32 que vivo en La Ñata, tuve la suerte de conocer como era este lugar antes de la invasión y eso me genera una nostalgia y una mezcla de sensaciones”. También remarcó que “hay mucha gente que piensa como nosotros, no estamos solos, de a momentos se bajan los brazos y siempre de alguna manera se levanta la antorcha y se tira para adelante”.
La chispa que despertó este nuevo movimiento fueron los últimos avasallamientos de la construcción del barrio privado Santa Ana en el territorio conocido como La Bellaca. “Estas empresas EIDICO y CyE están tomando nuestro pueblo, ellos tienen más poder pero entendemos que si nos juntamos con otros grupos que también pelean por sus lugares, unidos podemos hacer algo”, explicó Araceli López, vecina de la calle Isla Verde. “En La Ñata no hay orillas para la gente común, no hay bajada de botes, estamos abandonados. Ahora nos están tapando zanjones fluviales, canales, nos están levantando paredones de tierra”, relató.
Su compañero de vida, Maximiliano Ubarguren, nacido en la localidad y gran conocedor de su historia y pasado reciente, agregó: “Hace 15 años pasaba por acá a caballo, anduve mucho por estos campos y conozco La Bellaca. Para lo que necesiten siempre vamos a estar y a poner fuerza. Lo que queremos es resguardar los pocos humedales que quedan y apoyarnos entre todos. Unirnos más”.
Continuando con los miembros de la asamblea de La Ñata, Fernando Poggi fue enérgico en afirmar: “Tenemos que saber dónde vivimos: vivimos en el pantano y está buenísimo. Vivimos en el humedal, lleno de bichos, de plantas”. Y advirtió que la amenaza es latente: “Está llegando al río Luján la continuación de esto (el Complejo Villa Nueva de EIDICO) y va a hacer que La Ñata desaparezca inundación tras inundación. Además, los vecinos ahora tenemos que ser empleados domésticos o de jardinería en los barrios privados o trabajar en negro en las guarderías (náuticas)”. Un mal desarrollo económico ya que “no nos vemos beneficiados, porque no queda la plata en el pueblo para darnos calidad de vida” y puso como ejemplo que “muchos vecinos no tienen agua potable”.
“No nos queremos rendir”, dijo Poggi con optimismo y expresó: “Punta Querandí es una clara muestra de que podemos generar otras cosas si se es paciente, si se mueve con inteligencia, si nos reunimos, si nos dejamos enseñar”.
A las luchas de la región se sumó hace pocos años la oposición a las empresas termoeléctricas ubicadas entre Matheu (Escobar) y Villa Rosa (Pilar), “instaladas ilegalmente por el gobierno de Macri”, remarcó Natalia, la siguiente en tomar el micrófono. “Hicimos un acampe durante dos meses, hacemos asambleas, cortes de ruta, es muy difícil la organización”, señaló la compañera, quien más temprano navegó por las aguas que los barrios privados quieren privatizar: “Me da mucha tristeza tanto lujo cuando hay tanta gente sin comer o que no llega a fin de mes”.
“PUNTA ES LA CASA DE TODOS”
La amenaza de un posible desalojo sobre Punta Querandí fue nuevamente planteada por una familia muy querida en la comunidad, la que conforman Jakeline Mariaca Antezana, Daniel Pérez y su beba Uma, fallecida hace un año pero con su espíritu totalmente presente en el territorio.
La mujer quechua-aymara fue clara: “Si aquí se lanza la luz roja, vienen las topadoras o pasa algo, se va a llenar (de gente), sépanlo, Punta ya es la casa de todos”, advirtió. En el mismo sentido, su compañero llamó a seguir “apoyando esta lucha y la de varias zonas que están siendo afectadas por las empresas que matan nuestra naturaleza con la que convivimos, hay que salir del facebook y militar un poco más, hay que empezar a activar”, expresó.
“VI CRECER A LA COMUNIDAD”
La ultima oradora del acto fue Mónica Carinchi, una docente y directiva escolar, también periodista del Periódico Actualidad, quien se encuentra escribiendo un libro sobre Punta Querandí con información que ha venido recopilando desde el 2010. “Llegué un día de invierno y esto estaba arrasado, a lo largo del tiempo vi crecer a la comunidad, fueron surgiendo el museo, la biblioteca, una hermosa estatua, la maloka”, relató.
“Punta Querandí creció y se sostuvo porque han sabido trabajar en dos ejes básicos: lo cultural hacia adentro y hacia afuera de la institución, y lo que podríamos denominar administrativo judicial. Y hoy los tenemos reconocidos en el país entero”, manifestó.
Para la periodista, “si bien nada puede ser una receta o un modelo a copiar textualmente, esta lucha tiene muchos puntos para que otros la puedan recrear a partir de sus propias necesidades y de sus propios territorios”.
LOCALIZACIÓN
La Comunidad Indígena Punta Querandí se encuentra entre la calle Brasil, la desembocadura del Arroyo Garín y el Canal Villanueva, en el Paraje Punta Canal, entre las localidades de Dique Luján (Tigre) y Maschwitz (Escobar), Provincia de Buenos Aires. Humedales continentales del río Luján.
Acceder a mapa: goo.gl/IzkVrT
Nos encontramos a:
– 50 km de la Ciudad de Buenos Aires
– 18 km de la estación de tren de Tigre
– 6 km de la Autopista Panamericana (Bajada Maschwitz – Boulevard Villanueva)
– 5 km de las Islas del Delta del Paraná (Canal Villanueva y río Luján)
– 1 km de la Ruta 26 y calle Brasil (Paraje Punta Canal)
TRANSPORTE PÚBLICO
– Al Paraje Punta Canal te llevan dos colectivos: el 291 (desde Escobar, Maschwitz, Dique y Benavidez) y el 720 cartel verde La Ñata (desde Tigre Centro, Rincón y Dique)
– Desde Maschwitz un remise a Punta Querandí cuesta 120$
– A Tigre centro te recomendamos ir con el tren Mitre que sale de Retiro
– A Maschwitz sugerimos ir con el 60 o 194 por Panamericana
– El tren a Maschwitz pasa pocas veces por día. Los domingos sale de Villa Ballester: 09:28 – 12:20 – 15:32. Para regresar: 15:38 – 18:38
– Desde Liniers: el 21 te acerca hasta la Ford de Pacheco.
– Desde Moreno y San Miguel: el 203 te deja en Panamericana y ruta 202.
Contacto: (011) 1544041382
movimientoendefensadelapacha@gmail.com
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Fuente: https://puntaquerandi.com/2019/02/28/ver-a-punta-querandi-estable-nos-da-animo-para-seguir-adelante/