Pronunciamiento del Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política, al cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976
Nawel wapi lafken willi inaltu mew
Kuyfi mapu taiñ longko Antonio Inakayal
A 140 años del comienzo de la Campaña al Desierto, genocidio fundante del Estado argentino
Pronunciamiento del Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política, al cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976
Para la última dictadura militar y cívica fue muy importante conmemorar la Campaña al Desierto, cuyo centenario se produjo en 1979. El Ministerio del Interior, a cargo del tristemente célebre Albano Harguindeguy, encargó a la Academia Nacional de la Historia la realización de un congreso pretendidamente académico, para ensalzar la supuesta gesta que tuvo como ideólogo y ejecutor a Julio Roca, dos veces presidente de los argentinos. Ese congreso contó con el financiamiento de los gobiernos militares de Río Negro y Neuquén, más el apoyo decidido de cierta prensa regional que hoy pasa por democrática.
¿Qué homenajeó la última dictadura al homenajear la Campaña al Desierto? Incluso antes de 1879, había comenzado el traslado masivo de prisioneros rankül mapuche a Tucumán para que se desempeñaran como mano de obra esclava en los ingenios azucareros. Familias enteras cimentaron con su sufrimiento e inclusive con su vida, las grandes fortunas de la provincia de los Roca. Incluso antes de 1879, comenzó a funcionar el campo de concentración de Martín García, donde fueron alojados centenares de cautivos mapuche en condiciones de hacinamiento e insalubridad. Fuentes de la Iglesia indican cómo muchos de nuestros peñi y lamgen dejaron de existir como consecuencia de la viruela, que inclusive se llevó la vida de recién nacidos, de niños y niñas. Se desarrollaron en esa isla prácticas de exterminio, al facilitar el contagio entre los enfermos.
Pero Martín García no fue la única experiencia y las prácticas de concentración en campos continuaron incluso una vez que se dio por terminada la Conquista del Desierto, también considerada guerra al indio sin que hubiese dos ejércitos estatales en combate. Funcionaron en la actual provincia de Río Negro al menos tres campos de concentración: Valcheta, Chichinales y Choele Choel. Por el testimonio de Sayweke sabemos que 70 de sus peñi fueron encarcelados por Villegas en el fuerte que funcionaba en Choele Choel y que desde el primer día de su cautiverio, fueron sometidos a torturas diarias. Otras fuentes hablan de la muerte por inanición en Valcheta de cautivos que allí fueron conducidos, después de auténticas marchas de la muerte.
El general Villegas, cuyo homenaje a través del nombre de una calle habla muy mal de la sociedad barilochense, se ufanaba en comunicaciones hacia sus superiores, de haber provocado la “desaparición” de centenares de mapuche, al finalizar la primera Expedición al Nahuel Huapi. Sí, pu peñi y pu lamngen, compañeros y compañeras: la última dictadura no inventó nada. Fueron hombres y mujeres mapuche y gününa kuna los primeros desaparecidos que en este territorio se cobró el Terror del Estado argentino. Preguntamos a la sociedad barilochense ¿por qué razones aún se niega en diversas esferas el genocidio fundante del Estado? ¿Por qué cuesta asumir la continuidad con el proceso genocida que se inició en el siglo XIX, en articulación con un sistema capitalista colonial y patriarcal?
Bien sabido es que tropas al mando de Villegas fusilaron mapuche fugitivos que intentaban cruzar a nado los ríos Limay y Chimehuin, en diferentes episodios. Inclusive en la propia literatura militar pueden encontrarse rastros de vergüenza ante la magnitud de las masacres.
Los vencidos y vencidas fueron obligados a trasladarse a pie o en mulas hacia los centros de confinamiento. La memoria de nuestros mayores habla de asesinatos a sangre fría, de mutilaciones, de desfallecimientos por hambre y sed, de abandono de mujeres embarazadas obligadas a parir durante la marcha. Los recuerdos que están en las “historias tristes” de nuestros futrakeche encuentran respaldos en los testimonios de algunos sacerdotes que curiosamente, la Iglesia se encarga hasta hoy de silenciar. También está documentada la existencia de un campo de concentración en Carmen de Patagones, donde centenares de los nuestros sobrevivieron a la intemperie durante el invierno, hasta que no pudieron más.
Tanto en la localidad bonaerense como en Buenos Aires, Mendoza y otras ciudades de la Argentina, las familias mapuche fueron desmembradas. Niños y niñas fueron apropiados por familias acomodadas de la oligarquía, niños y niñas mapuche que enseguida perdieron su identidad, al imponérseles apellidos wingka.
Pu peñi, pu lamngen, gente: hablamos de desaparecidos, de torturas, de campos de concentración, de traslados, de asesinatos, de apropiación de niños y niñas, del borramiento de identidades… Hablamos del genocidio que significó la Campaña del Desierto, fuente de inspiración para la última dictadura militar, también genocida.
Pero el que sufrió el pueblo mapuche nunca terminó. No sólo no se juzgó nunca a ningún comandante, general o coronel. Todavía el Estado les brinda su homenaje a través de monumentos, nombres de calles y escuelas, imágenes en billetes y museos. El sometimiento colonial que desde la Campaña al Desierto sufren el pueblo mapuche y otros pueblos hermanos está vigente y se expresa todos los días, no sólo a través de las expresiones más evidentes, como la represión que se llevó la vida de nuestro peñi Rafael Nahuel Salvo, sino también a través de prácticas más sutiles, como las que implementa la Administración de Parques Nacionales con las comunidades en consonancia con los gobiernos y en acuerdo con las grandes corporaciones, sean trasnacionales o no.
Pu peñi, pu lamgen, vecinos y vecinas del municipio intercultural de Bariloche: esta ciudad es producto no tan indirecto del genocidio que venimos a denunciar y a situar como antecedente de la última dictadura. El Furilofmapu fue territorio mapuche gününa küna libre antes de la llegada de las columnas del Ejército y de aquí fueron desalojadas las familias que tenían como longko a Inakayal. En cada 24 de marzo repudiamos al golpe de Estado de 1976 y el genocidio que puso en marcha contra el pueblo argentino, pero sumamos interculturalidad a la demanda de Memoria, Verdad y Justicia, para que también se reconozca el genocidio que se cometió contra el pueblo mapuche. Reconocimiento y reparación que exigimos.
¡Cárcel a la memoria de los genocidas del pueblo mapuche!
¡Ningún crimen de lesa humanidad prescribe!
¡Taiñ futrakecheyem petu mongeleyengün!
¡Zoy epewün rupalu antü, wewayiñ!
Espacio de Articulación Mapuche y Construcción Política
Chomungen antü, 24 de marzo de 2019 pi ta wingka
Fuente: https://www.facebook.com/chilkatufe/posts/412851246144252
-Expresar su adhesión, mes de agosto, a la Conmemoración Memoria de las Víctimas
Contaminadas con Plomo-Norte argentino
Holocausto: recordar es dignidad humana. Abra Pampa-Jujuy- Pueblo contaminado, pueblo olvidado
Este mes de agosto sea la Conmemoración Memoria de las Víctimas Contaminadas con Plomo, el mayor caso hasta ahora conocido de genocidio del norte argentino. No podemos olvidarlo, porque entonces estaremos abriendo la puerta de par en par a una nueva ola de la vileza, el odio, el racismo, la xenofobia y la maldad, que está ahí, agazapada, siempre dispuesta a amenazar a la dignidad humana.
Por eso es muy importante que desde las instituciones públicas se hagan esfuerzos para mantener vivo el recuerdo y se eduque a las nuevas generaciones sobre las monstruosidades que genera la complacencia a la contaminación con plomo.
Pachamama-La injusticia dondequiera es una amenaza a la justicia en todas partes.-
El Estado Argentino marca el Genocidio más grande de América del Sur por su
criminalidad mediante una planificación estratégica y táctica, racionalidad y distribución de roles a fin de explotar y saquear los recursos naturales en el Norte Argentino, alias “Siberia Argentina”, un producto bio-social. Mediante la contaminación atmosférica, contaminación del agua y contaminación del suelo. El daño que produce el plomo es mayor cuando su absorción es lenta, casi invisible, sin signos y síntomas evidentes en la primera etapa, pero con graves consecuencias posteriores. Al hombre lo han esclavizado al trabajo en las minas, a la mujer la han prostituido, afectan a la fertilidad, a los niños lo han idiotizado. Sus ganados camélidos son reducidos a tiros de bala o destrozados por perros adiestrados; así como el agua contaminada afecta a los cultivos. No tienen un hospital para tratar la contaminación con plomo, tampoco hospital de niños ni maternidad infantil. El analfabetismo sigue estando vinculado al hambre, la pobreza y la exclusión. No tienen educación infantil ni universidad nacional. Son analfabetos, que no tienen acceso a las fuentes del conocimiento y son incapaces de producir nuevos conocimientos; como resultado de un genocidio argentino que premeditadamente olvida los principios fundamentales de vida de la Constitución Nacional, y leyes: de educación, de protección integral de los derechos del niño, niña, adolescente y familia; y otras.