Soberanía alimentaria y ambiental fue el tema central de un nuevo encuentro realizado en el marco del décimo aniversario de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT).
Durante la tarde del martes 17, en la casa central de las cooperativas, se dieron cita militantes, productores, funcionarios y público en general para charlar sobre un tema de gran relevancia para la Argentina. Guillermo “Corcho” Martini, de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO), Beatriz Domingorena, secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Municipio de Florencio Varela, ex Subsecretaria de ambiente de la Nación; Luis Coria de la Red Nacional de Cartoneros y Raúl Ibáñez de la Federación Argentina de Cooperativas Apícolas y Agropecuarias Ltda (FACAAL), fueron quienes expusieron en esta oportunidad.
Quien dio la bienvenida y arrojó los primeros disparadores para la discusión fue Raul Ibáñez, que destacó la importancia de saber de qué se habla cuando se dice soberanía alimentaria. “Estamos hablando de dónde está colocado el poder político que tiene el pueblo. El problema en Argentina es que cuando se comenzó a conformar el Estado, hubo dos tendencias muy claras. Una que pretendía mirar hacia afuera, pensando en ser solamente abastecedores de materias primas para el mundo, y otra que planteaba crecer y mirar hacia adentro. Desde allí tenemos un gran problema con la soberanía”.
Continuando con esta línea argumentativa, Martini hizo hincapié en la fuerte relación que tienen los proyectos políticos que cada país tiene en relación a la producción de bienes, la distribución de estos y la decisión sobre qué es lo que se hace con los recursos. En este punto, hizo una diferencia entre dos conceptos: seguridad alimentaria y soberanía alimentaria. “Seguridad alimentaria es lo que nos quieren meter en la cabeza los que tienen intereses concretos en decidir qué producimos nosotros y qué hacemos en función de negocios y mercados internacionales. El modelo en el que somos subsidiarios de los países centrales y estamos metidos en el mundo a producir lo que ellos necesitan como materia prima, para agregarle valor, para producir, generar empleo y después vendérnoslo más caro que es lo que quiere hacer este gobierno”.
“Es mucho más complejo que decir estamos metidos en el marco de un comercio internacional que trae divisas para que nosotros vivamos. Hay seres humanos del otro lado que tienen derecho a consumir equilibradamente lo que se produce en Argentina, productos sanos, en condiciones dignas, y con acceso libre a la posibilidad de comer. Eso es soberanía alimentaria”, destacó haciendo referencia a la situación actual en la que el gobierno nacional ha puesto al país nuevamente. “Hoy nos quieren asignar un papel determinado: quieren que seamos exclusivamente productores de productos primarios sin valor agregado y con empleo para 20 millones de habitantes. Los otros 25 millones que se jodan, que pidan, que se las arreglen”, ironizó.
Concentración y monopolización de mercado
Otro punto que se debatió fuertemente fue el gran nivel de concentración sobre la producción de alimentos y las cadenas de formadores de precios que actualmente se está dando en el país, llegando a la conclusión de que son muy pocas las empresas que hoy controlan el 90% de los productos que se consumen a diario en la mesa de los y las argentinas. “Esto provoca que la posición dominante de esas empresas que están manejando el grueso de la oferta alimentaria, hagan desaparecer a los pequeños productores, que no tienen posibilidad de producir inclusive tampoco tienen inserción en un mercado deprimido ya que el consumo interno es lo principal. Entonces, ponen en la góndola y hacen lo que quieren. Un claro ejemplo está en la leche: hoy tenemos la segunda leche más cara del mundo, la primera es de Australia, la segunda somos nosotros”, destacó Martini.
“Hablar de soberanía alimentaria en este contexto no solamente nos lleva a reflexionar sobre el avance de la frontera agropecuaria, sobre las restricciones y las destrucciones a lo que tiene que ver con la agricultura y la ganadería familiar sino también nos obliga a ponernos en contexto y a visualizar el escenario que hoy tenemos, que es de un Estado totalmente ausente y excluyente de las economías locales, que vulnera a los sectores de economía regional, que va a contra mano en lo que tiene que ver con la generación y distribución del alimento, y la libertad para poder generar esa cadena productiva”, coincidió Beatriz Domingorena.
Inseguridad alimentaria y también ambiental
El objetivo número uno es ganar dinero y no se importa cuál sea el costo o las consecuencias de esto. Esta situación se puede ver claramente con los 12 millones de hectáreas de bosques que han sido desmontadas en la Argentina cuando comenzó a emerger el modelo agrosojero de siembra directa, hace unos 30 años aproximadamente. Y aquí las consecuencias, por ejemplo: las inundaciones. Un dato a tener en cuenta es que una hectárea de bosque puede absorber 200 mm de agua por hora, en comparación con un cultivo de soja, que solamente tiene capacidad para absorber 30 mm. “Cuando vienen lluvias importantes, están sobrando 170 mm y eso va parar a los barrios más pobres, a los bajos, donde viven los productores y las familias más pobres”, afirmaron.
Otro dato de color para tener presente a la hora de la discusión, fue que en la actualidad en el territorio nacional no existe ningún tipo de control sobre el uso del medio ambiente. Se trata de algo que no ocurre en ninguna otra parte de mundo ya que la tierra y el trabajo humano son considerados un bien social, son los únicos recursos que producen riquezas. “Hay que saber bien quiénes son los dueños de la tierra. Hoy están parados sobre los recursos porque le pertenecen a las multinacionales. Son 5 vivos los que negocian todo el alimento”, enfatizó Luis Coria, de la Red Nacional de Cartoneros.
En este punto, también se destacó la relación que existe entre el medio ambiente y la deuda externa contraída con el FMI. “El ciclo anterior de endeudamiento en Argentina, terminó con la desnacionalización de la mayoría de las empresas del estado. Ahora estamos en otro ciclo, ya no vienen más por las empresas nacionales porque no tenemos más, salvo aerolíneas. Ahora vienen por los recursos naturales, porque cuando no podamos pagar los 300mil millones de dólares que debemos, hay clausulas en los acuerdos, que dicen que vamos a pagar con recursos naturales. Hablamos de petróleo, litio, el acuífero guaraní”, expuso Martini.
Continuar con este camino
Tras un largo intercambio, algunas fueron las conclusiones esbozadas que sentaron un precedente para continuar trabajando en esta línea, sintetizando de alguna manera diferentes posturas y escenarios que atraviesan los sectores productivos minoritarios en nuestro país. En primer lugar, la necesidad de frenar este brutal proceso de concentración, extranjerización y saqueo de los bienes sociales. Para ello, la importancia que tiene la organización y la participación en unidad de los sectores.
Por el otro, avanzar con propuestas concretas de orden legislativo para resguardar de alguna manera el trabajo que se viene realizando desde la economía social y solidaria. En el caso de la Red Nacional de Cartoneros, por ejemplo, se presentará una ley nacional de envases descartables “para que se regule el trabajo de los compañeros cartoneros en todo el país, que seamos reconocidos como trabajadores y que sea tripartito: gobierno, empresas, nosotros”, destacó Coria.
Fuente: http://www.cnct.org.ar/la-relacion-entre-modelo-productivo-y-medio-ambiente-es-directa