El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, inició el año de sesiones ordinarias de la legislatura con una reivindicación y reafirmación de su política represiva. A continuación repasaremos algunos de sus dichos.
En su discurso, Cornejo nunca negó su voluntad de ser garante del disciplinamiento social para garantizar el negocio de los empresarios y el ajuste que necesitan en pos de sus ganancias. Su obsesión por el orden fue una constante que repitió como un mantra de su gobierno.
El conjunto de medidas de su gestión buscó mejorar la capacidad de acción del aparato represivo, tanto en sus facultades para detener gente en los barrios, como también para brindar protección a los uniformados que “cumplen su deber”, es decir, asesinar por la espalda y no tener consecuencias. Recordemos, allá por el 2016, las felicitaciones vía twitter de Cornejo al asesino del pibe Jhonatan Herrera Poblete, en Las Heras.
Felicito al policía que cumplió su deber y puso fin a la acción criminal de quien atentó contra la vida de civiles y efectivos en Las Heras.
— Gobernador A.Cornejo (@DifusionCornejo) February 4, 2016
Las reformas del código de faltas y del código penal tienen como consecuencia la supresión de derechos y garantías, el aumento de la población carcelaria, y de los márgenes de acción para la “discrecionalidad policial”. También se destinaron grandes cantidades de dinero a reforzar el poder de fuego con aumento en armas, patrulleros y tecnología, militarizando aún más la provincia, naturalizando la presencia y la acción criminal de la policía. Esta decisión de aumentar el presupuesto no se reflejó en áreas de salud y educación, sino todo lo contrario. La realidad de estas instituciones lo muestra a diario.
En este marco, el gobernador se jactó de no contar con policías imputados por gatillo fácil, aludiendo con esta afirmación que la policía no asesino a nadie. Nada más fuera de la realidad. Desde que Cambia Mendoza asumió la gobernación en 2015, sumamos a nuestro Archivo de personas asesinadas por el estado unas 36 muertes en las modalidades de gatillo fácil y en lugares de detención.
Si no existen policías imputados en su gestión es porque ostentan el consenso social en materia de represión cotidiana, reforzado por los medios de comunicación, que con el discurso represivo que se instala por medio de la excusa de la “inseguridad” naturalizan y justifican el asesinato de los pibes pobres. Esta es la política clasista que deriva en una densa y compleja trama de encubrimientos e impunidades, que llena de pobres las cárceles y que gestiona una red de criminalidad en donde la policía es un actor necesario.
Es evidente la centralidad que tomó la política represiva, buscando atacar a los sectores más golpeados por la crisis actual. Cornejo está dejando un gran piso en materia represiva para que la futura gestión pueda desempeñar de manera más eficaz las políticas de ajuste y reformas que aún faltan.
Es así que la lucha antirrepresiva en la provincia se torna más necesaria y urgente. Por eso desde CORREPI decimos:
¡A LAS CALLES CONTRA LA REPRESION!