“Los indígenas siempre estuvimos en Tigre”

La Comunidad Qom Yecthakay representa a 12 familias asentadas en Ricardo Rojas, Parque San Lorenzo y Las Tunas en el Municipio de Tigre. El cacique Darío Ortiz nos comparte su historia, proyectos y preocupaciones.

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Darío Ortiz en la ceremonia de los frutos maduros en Punta Querandí (2019).

Cuando en Tigre todavía no se hablaba de pueblos originarios en tiempo presente, la primera comunidad en asomar la cabeza fue Yecthakay. Era 1999 cuando este nucleamiento qom –con base en Ricardo Rojas, Parque San Lorenzo y Las Tunas- logró reconocimiento del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) mediante la inscripción de su personería jurídica.

Con los años se harían visibles también la Comunidad Punta Querandí (pluriétnica) asentada en Dique Luján y la Comunidad Qom “Cacique Ramón Chara” en Benavidez. Según el censo nacional de 2010, casi 7000 vecinos y vecinas de Tigre se autoreconocieron descendientes o pertenecientes a pueblos originarios, de los cuales 1400 son toba (qom) y 1400 de raíz guaraní.

Las familias que integran Yecthakay comenzaron a llegar al distrito desde Chaco y Formosa hace casi setenta años. “En 1955 aparecieron los primeros pobladores que se asentaron en Tigre”, rememora Darío Ortiz, cacique desde el 2012. En las décadas siguientes más qom fueron arribando desde el norte argentino. Y en la segunda mitad de los ’90, planificaron organizarse como comunidad urbana.

“La personería jurídica se logró en 1999, con la comunidad unida peleándola. En esos tiempos nadie sabía que existían indígenas en Tigre pero nosotros siempre estuvimos”, manifiesta Darío. Con respecto al nombre, explica que “nació de un cacique que tenía poder y fuerza sobrenatural: eso significa Yecthakay”.

En su caso personal, Ortiz relata que migró en 1970 desde Las Palmas y La Leonesa, dos localidades que forman un conglomerado urbano en el Departamento Bermejo de Chaco. Luego regresó a su pago pero “en el 78 o 79 vine con mi mujer de vuelta y empezamos a tener hijos acá”.

Donato Calé, pastor de la comunidad Yecthakay. Foto: Punta Querandí.

Afectados económicamente en la actualidad por la pandemia de coronavirus, en la que “algunas de las familias pudieron seguir haciendo changas y otras no”, uno de sus proyectos es instalar un taller de gomería para reparar neumáticos aprovechando los conocimientos de un integrante de la comunidad que capacitaría a otros jóvenes en este oficio.

Con este emprendimiento darían sustento económico a cuatro familias, las cuales se dividirían por turnos las jornadas, aunque Darío Ortiz se entusiasma que si el negocio prospera podrían sumarse más integrantes de Yecthakay.

“Queremos que nos den la posibilidad de darnos todas las herramientas y las pagaremos de acuerdo a cómo podamos, para ir devolviendo el dinero”, dice el cacique. “Lo pedimos en Nación y no salió. Vamos a probar en Provincia o en el Municipio”, agrega.

Eugenio Fernández y Pablo Ortiz en Punta Querandí. Reencuentro de qom tigrenses y formoseños. Enero de 2011.

En sus inicios, la Comunidad Qom Yecthakay agrupaba a más personas pero Darío nos cuenta que muchos han regresado a Chaco y Formosa; otros se han ido alejando o se mudaron a otros distritos de Buenos Aires. En la actualidad son 12 familias distribuidas en tres barrios distintos. “Estamos dispersos, no tenemos un lugar, sino estaríamos todos juntos”, explica Ortiz.

SUEÑO TRUNCO

El reclamo de tierras para agruparse fue durante muchos años el principal reclamo de Yecthakay. Con este objetivo llevaron adelante varias gestiones, como la que efectuaron en 2010 ante el Municipio cuando era intendente Sergio Massa. “Para que podamos recuperar nuestra identidad y transmitir la riqueza de nuestra cultura milenaria a nuestros hijos y nietos, necesitamos vivir juntos en un espacio común. Necesitamos la construcción de viviendas, un salón comunitario de usos múltiples, sala de primeros auxilios, taller, biblioteca, comedor, iglesia y campo de deportes”, dice la nota.

Uno de los pedidos formales al ex intendente Sergio Massa.

Los qom tenían en mente un espacio ideal: 4 hectáreas descampadas entre el barrio Parque San Lorenzo y el arroyo Darragueira (que divide con Ricardo Rojas). En esa zona residía la mayoría de las personas de Yecthakay, en terrenos donde vivían hasta cinco familias en construcciones precarias. Desde el gobierno les dijeron que era imposible porque allí se planeaba construir una escuela, pero algunos años después los predios se lotearon para sectores de mejores recursos.

Según las autoridades de Yecthakay, la opción ofrecida por la Intendencia fue en la Isla, pero tampoco prosperó esa posibilidad. Y con los años, el sueño de un territorio colectivo se fue desvaneciendo.

Los terrenos pedidos por Yecthakay para agruparse comunitariamente. Un sueño que no prosperó. Foto: Nicolás Solo / Indymedia (archivo 2010)

La pérdida del idioma es otra preocupación, porque si bien “casi todas las cabecillas de familias lo hablan”, dice Darío Ortiz, las nuevas generaciones lo van perdiendo. “Muchos se niegan, tienen vergüenza de ser descendiente de qom”. El cacique se anima a dar un número: “El 10% de los chicos tal vez entiende algo, pero no lo saben hablar”.

Con objetivo de revitalizar la lengua qomlaqtaq, durante la anterior gestión tuvieron conversaciones con el INAI y el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas, pero “no hubo acuerdo con el gobierno para tener un subsidio para la persona que enseñe el idioma, para que pueda sostener a su familia”, señala Darío.

La falta de un espacio colectivo repercute en la pérdida identitaria. “Como no hay un salón comunitario no se puede aprender el idioma, si tuviéramos un territorio como en la Comunidad Qom de Derqui (Pilar) se podría hacer un colegio bilingüe”, explica Ortiz.

CRÍMENES IMPUNES

Eugenio Fernández en una conferencia de prensa en Tigre por diversos casos impunes. Febrero de 2015. Foto: Nicolás Wolkowicz.

Hace media década atrás, Yecthakay tuvo mucha visibilidad a raíz de los asesinatos de Micaela (en 2013) y Nancy (en 2014), nieta e hija de uno de sus líderes y ex cacique, Eugenio Fernández. Durante esos años hubo manifestaciones, denuncias y repercusiones periodísticas. Ambos casos, relacionados a una trama de narcotráfico, trata de mujeres y complicidad policial, se encuentran impunes. Quien se identifica como responsable del crimen de Micaela (de 14 años) se encuentra preso por venta de drogas. Para los familiares, lo ocurrido con Nancy está directamente vinculado con su lucha por esclarecer la muerte de su hija.

Eugenio Fernández falleció en 2017 sin obtener justicia. Antes de su lamentable pérdida, se encargó de repetir: tanto dolor se hubiese evitado si triunfaba el sueño de un territorio comunitario.

Donato Calé, pastor de Yecthakay, durante el acto de colocación de nombre a la Escuela Especial para Adultos 714 de Ricardo Rojas. Año 2015. Foto: Punta Querandí.

Darío Ortiz junto al cacique de la Comunidad Qom de Benavidez, Santiago Chara. Año: 2015. Foto: Punta Querandí.

Eugenio Fernández y Darío Ortiz en el festejo por el tercer aniversario del acampe de Punta Querandí. Febrero de 2013. Foto: Andrea Juárez.

Eugenio Fernández y Pablo Ortiz en la casa de Donato Calé, en 2011. Foto: Punta Querandí.

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