Demandan más trabajo sobre educación sexual integral en las comunidades indígenas

La referente del pueblo wichi Octorina Zamora habló sobre el caso de la niña que estaba embarazada y falleció el martes 17 de agosto en el hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, luego de que muriera su bebé y en circunstancias que se investigan. Apuntó a la necesidad de profundizar las políticas de prevención, como la educación sexual integral. Además aseguró que la niña no había sido víctima de violación y pidió respeto para su familia.

Octorina Zamora, en una campaña solidaria que realizó en junio en Salta. Foto: Javier Corbalán

24/08/2021

La mujer manifestó conocer el caso y dijo que la niña que murió la semana pasada estaba en pareja y convivía con un adolescente de entre 15 y 16 años de edad. Según afirmó, los chicos “estaban de acuerdo en ser padres” y los papás de ambos estuvieron en el hospital asistiendo a la chica cuando quedó internada.

Octorina Zamora consideró que no es “normal” que una niña de 13 años tenga una pareja y pidió que haya más trabajo sobre educación sexual integral en las comunidades indígenas.

“El Ministerio de Educación debería poner más personal para llegar a los lugares más recónditos con la prédica de la ESI”, expresó y aseguró: “Para nosotros la ESI es muy importante”.

La mujer dijo que faltan más políticas de Estado acorde a la situación de los pueblos indígenas y que ellos participen en el diseño de las mismas: “Nosotros siempre somos como la colita de los programas y no nos hacen participar en la elaboración de los proyectos”. Dijo que no conoce que hayan llamado a mujeres, médicos, enfermeros o profesionales de la salud indígenas para diseñar propuestas sobre ESI.

“Muchas veces desde las iglesias evangélicas o católicas son los que más se oponen a este tipo de trabajo. Habría que buscar una manera en que se llegue más a la gente, sobre todo, a la adolescencia, ya que no hay un programa especial para el adolescente indígena”, observó y evaluó que, “dentro de los pueblos indígenas, los más desprotegidos son la niñez, la adolescencia y la ancianidad”.

“Hay que trabajar sobre eso con la gente que está en los territorios, que tiene criterio y sentido común y que conoce la situación”, advirtió.

“Nos quieren estigmatizar”

Octorina Zamora negó que el embarazo de la niña hubiera sido producto de una violación, versión que se hizo pública en las primeras horas luego del fallecimiento y que está entre las posibilidades que maneja la fiscalía.

“Todo el tiempo nos quieren estigmatizar como que somos los violadores, los abusadores… En este caso, la gente no ha entendido que, aunque no sea algo cultural, ellos eran una pareja como matrimoniada”, expresó.

Zamora cuestionó que siempre se sospeche que, si una niña wichi está embarazada, es porque un adulto abusó de ella. “El chico tiene 15 años y eso pasa en todas las culturas”, manifestó.

“Todo el tiempo angustian a la familia con acusaciones. Esta es una situación en la que no hubo violación”, señaló y lamentó que no pueden hacer el duelo tranquilos porque “están súper acosados”.

Hace 15 años, Zamora se opuso al planteo de quienes querían justificar como una cuestión cultural la violación a una niña wichi que resultó embarazada por su padrastro en 2005 en Lapacho Mocho. Aseguró que su postura sigue siendo la misma.

“En ese momento querían justificar la violación de una persona mayor -por el vínculo- como una cuestión cultural. Me opuse totalmente, por eso es ilegal. No existe en la cultura justificar eso… Es un hecho de violación. Él era el tutor, vivía con la mamá de la niña: se aprovechó de la situación para el abuso”, sostuvo.

Zamora consideró que quienes estaban a favor de este hombre querían justificar su accionar planteando que en la comunidad wichi estaba aceptado que una niña tuviera una relación con un adulto y que un hombre tuviera dos parejas a la vez: en este caso la niña y su madre. Dijo que solo buscaban que no vaya a la cárcel. “Después, machos indígenas salieron a defenderlo a él y no a la niña”, lamentó.

La mujer consideró además que la invasión que sufrieron los pueblos indígenas en cuanto a lo ideológico, cultural y territorial ha generado cambios en muchos usos y costumbres en muchas familias: “Lo que pasó con esta niña no es ajeno a que nos obligan a cambiar y a dejar de lado la costumbre”.

“Que hubo un cambio está a la vista en todos los aspectos. Si no, no estaríamos en la situación que estamos ahora”, analizó.

Atención médica

Octorina Zamora aseguró que la niña tuvo atención médica durante el embarazo por parte de los residentes del hospital de Tartagal y manifestó que ella quiso maternar: “No es que no quería ser mamá y la obligaron”.

Esta versión contradice información de fuentes de salud de la zona que, en los últimos días, confiaron que la niña que murió no había tenido asistencia por parte de agentes sanitarios ni había ingresado en el área de ginecología del hospital. Además, aseguraron que la ambulancia tardó en llegar a buscarla cuando empezó a sufrir convulsiones y que se cayó de una camilla, lo que agravó el cuadro.

“Tengo la información de que ese embarazo fue controlado por los residentes del hospital. Tuvo una atención como corresponde y lo otro que se desencadenó fue terrible”, manifestó Octorina Zamora.

“Lamentablemente se dio esto de la eclampsia, que es una situación que no se puede prever, por más control que se tenga. Eso viene a raíz de una suba de la presión de la mujer y, si es niña, se siente más y eso produjo un desenlace fatal”, agregó.

Zamora reconoció sin embargo que faltan recursos humanos en el sistema de salud pública. “Tienen gente formada y capacitada; es una cuestión de decisión política”, señaló.

Fuentes de trabajo

Octorina Zamora cuestionó un plan piloto oficial por el cual niños y niñas en riesgo nutricional reciben magdalenas con suplementos alimenticios que, según difundió el Gobierno, ayudaron a que suban de peso.

“¿A quién le consultaron sobre eso?”, se preguntó. “A nosotros nos manejan con el hambre, con la comida… Nosotros tenemos que aceptar lo que venga. No son importantes nuestras opiniones”, lamentó. Destacó además que uno de los componentes es la soja, a la que definió como “uno de los enemigos más grandes que tienen los pueblos indígenas y los criollos empobrecidos”.

La mujer mencionó que, a raíz de la soja, empezaron los desmontes. “Nos han ido corriendo, acorralando… Nos sacaron el agua, el territorio, la farmacia y la alimentación a través de la soja”.
“¿Por qué no hablan de fuentes de trabajo, de formación, de recursos humanos dentro de las comunidades? ¿Por qué no hay más apertura de trabajo para los profesionales de la salud? Queremos más trabajo, no que nos vengan a dar de comer en la boca”, planteó.

El caso de Lapacho Mocho

En 2005 un hombre de 28 años de la comunidad Lapacho Mocho fue detenido acusado de la violación de su hijastra, una chica de menos de 13 años que estaba embarazada. En su defensa se adujo que en la comunidad estaba aceptado que fuera pareja de la madre y de la hija y que era natural que la niña tuviera relaciones sexuales porque ya menstruaba. El caso se conoció porque la madre de la niña, con apoyo de una docente, lo denunció. La causa generó gran controversia y el hombre estuvo preso durante siete años.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/nota/2021-8-24-0-0-0-demandan-mas-trabajo-sobre-educacion-sexual-integral-en-las-comunidades-indigenas

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