Cerrar las centrales nucleares, quitar el enchufe al capitalismo y al Estado
DOS COSAS IMPORTANTES
Al menos se pueden deducir 2 cosas del acto de sabotaje de una turbina eléctrica en la central nuclear de Doal en el agosto 2014.* Dos cosas
importantes, que aún no hemos leído en ninguna parte.
Primero. Aunque el nuclear genera una contaminación duradera y es difícil de resolver, todavía es posible detener la producción energética de
estas centrales de muerte. La lucha contra el nuclear no solo signifi ca que
este es el origen de las catástrofes y las permanentes radiaciones, del
envenenamiento del ambiente, sino también que la misma existencia del
nuclear condiciona cada perspectiva de libertad y de auto-organización,
porqué su mantenimiento y su gestión implican necesariamente una
estructura autoritaria y viceversa, una estructura militarizada.
Segundo. Que el sistema económico y estatal actual es del todo dependiente del fl ujo continuo de electricidad, lleva a la parálisis. Fábricas, comisarías, ministerios, transportes, administraciones: todas las estructuras fundamentales de la opresión del estado y de la explotación capitalista tienen en común su dependencia de la energía. Y cuando las cosas están paradas, algo nuevo puede fi nalmente empezar a moverse.
CONTRA EL NUCLEAR
A partir de la construcción de las primeras centrales, los administradores
del existente explotan el miedo de las imprevisibles consecuencias
de una catástrofe nuclear. Lxs que viven alrededor de estas centrales
(y en Europa, en realidad son todxs) dependen de sus constructores
para protegerse de una catástrofe tecnológica. Frente a esto, frente a las
radiaciones, frente a los «derrames», son otra vez los mismos nucleocratas que han hecho posible que la catástrofe se precipite para «gestionar» la situación: con planos de evacuación, supuestas descontaminciones, tratamiento de las centrales que están fuera de uso… Estos especialistas y su estructura se vuelven indispensables.
Además, cada central nuclear produce también toneladas de residuos
radioactivos que estos especialistas sepultan tranquilamente bajo tierra
esperando que todo vaya bien. Su radioactividad ahora ya está por todas
partes (a causa de los residuos, de las radiaciones, de las «pequeñas»
fuentes como los laboratorios, los hospitales, las fábricas, las bombas de uranio empobrecido…), causando leucemias y cánceres, modifi cando las
estructuras genéticas de las plantas y de los seres vivos y contaminando el
planeta de manera irreversible.
Preguntarse por qué existe el nuclear, es entender las razones para combatirlo. Las centrales nucleares producen la energía necesaria para las tecnologías del capitalismo. Las centrales producen la energía que determinará las estrategias geo-políticas (como hacen también el petróleo y el gas), crean la competencia y la colaboración entre Estados. Producen la dependencia de las personas por sus opresores. Producen la sumisión a las jerarquías que dirigen y mantienen este mundo. Producen la paz social.
Por esto el nuclear debe ser detenido, en las centrales y en la investigación, en sus aplicaciones militares y en sus aplicaciones civiles, es un paso necesario en el camino hacia la libertad.
MIEDO
Después del sabotaje de la central Doel, los políticos han hablado mucho de la amenaza de un blak-out, de una avería de electricidad generalizada.
Escuchando sus palabras, se podría pensar que estamos llegando al crepúsculo de una horrible apocalipsis. Hay un montón de llamadas a un
«consumo responsable», pero también a mantener la calma y el orden. Para hacer frente a una posible carencia, el estado ha lanzado un plan alternativo que consiste en cortar la electricidad a las personas antes que a las ofi cinas, fábricas, comisarías, ministerios. La economía y la seguridad ante todo, como es obvio.
Si los políticos hablan de blak-out, quizás intentan asustar la población para obtener su sumisión. Hablar de una escasez eléctrica significa hacer
un trabajo de preparación mental para la construcción, pongamos, de una
nueva central nuclear. Pero nunca se pone la cuestión de porqué toda esta
producción de energía es necesaria. Sin embargo, la moderna ambición
del capital quizás se podría mesurar a través de su consumo energético.
Para dar un solo ejemplo: llevar a los ricos, eurocratas y los managers en
1h20 con un Thalys desde Bruselas hasta París necesita una cantidad de energía eléctrica equivalente al consumo de un año y medio de cinco
viviendas de Bruselas!
Entonces, vencer el miedo que el poder intenta hacer crecer en relación a un eventual blak-out no significa volver a cortocircuitar los hospitales y
las residencias como querría hacernos creer el Estado. El Estado define
cada crítica, cada acción de sabotaje contra la dependencia eléctrica, como “terrorismo”, mientras él mismo siembra el miedo, utiliza el espectro del terror que representará una herida para la normalidad, bombardea y saquea enteras regiones para asegurarse el acceso al petroleo, al gas, a las materias primas…
Debemos desenmascarar las mentiras del Estado, que sostiene que estamos todxs en el mismo barco y que por lo tanto hace falta hacer todos los esfuerzos para ocuparse de esto. Pero las cosas no están así. Por desgracia nos encontramos en su barco, y sin haberlo elegido verdaderamente nunca. Encadenadxs como esclavxs de las viejas cárceles para hacer funcionar la máquina. Alienadxs por la vida de verdad, dado que naciendo y muriendo dentro del barco, del trabajo, de la obediencia, del consumo, nuestros ojos nunca han podido contemplar el horizonte o el cielo.
Entonces, si el poder dice que es “terrorista” querer hacer hundir el barco, es justo porqué quiere conservar su poder sobre lxs esclavxs encadenadxs. Entonces, te toca a ti elegir entre permanecer encadenadx
toda una vida o liberarte arriesgándote incluso a nadar solx; te toca a ti elegir entre la sumisión y la revuelta, entre la obediencia y la dignidad.
SABOTAJE Y PARALISIS DE LA ECONOMÍA
¿Qué es el capitalismo? La cuestión es compleja y puede explicarse de
mil maneras diferentes, de las que aquí distinguiremos tres aspectos fundamentales.
Antes de todo, hay el modo capitalista de producción, la producción de
mercancías. La producción se realiza a través de estructuras (la fábrica, el
laboratorio, las máquinas…) y la mano de obra, es decir, las personas que
las sostienen (obreros, empleados, trabajadores asalariados…). El capitalista obtiene beneficios invirtiendo en las estructuras y explotando la
mano de obra (es decir, pagándoles menos de lo que producen realmente
en términos de valor capitalista). Aquí lo importante es que la producción
sea dependiente de la obediencia de la mano de obra, porque si esta última no quiere trabajar, la maquina no gira; y que esta producción también sea dependiente de las estructuras, porqué una fábrica fuera de uso no puede producir nada más.
Y luego, hay un modo capitalista de intercambio, es decir el consumo,
el comercio, la circulación de las mercancías. Por esto el capital debe
generar mercados para vender los productos, y crear necesidades; debe
hacer circular el dinero a través de los bancos, las inversiones, porqué un euro invertido aquí no genera el mismo rendimiento que un euro invertido allí; y sobre todo, lo que aquí nos interesa más en particular, necesita infraestructuras para realizar esta circulación. Líneas ferroviarias y puertos para enviar las mercancías, redes de comunicación para organizar
el intercambio y la circulación, redes eléctricas para hacer girar todo esto. El capitalismo es por lo tanto dependiente de flujos continuos, tanto materiales mercancías, mano de obra, materia prima, energía) como inmateriales (informaciones, datos, resultados de la investigación…).
En fin, existe la reproducción de la relación social capitalista, y es quizás el centro de toda la cuestión. Las relaciones sociales establecen el rol y el comportamiento de cada unx en esta sociedad: tanto del rico como del pobre, del capitalista como del asalariado, del policía como del preso. Pero estas relaciones no son «ideológicas», porqué se realizan en un espacio concreto. El pobre tiene su lugar en una chabola, el rico en su finca. La cárcel, con sus celdas, los muros y el alambre espinado, encierra los individuos y crea así los roles de presx y de guardia.
Esta reproducción de las relaciones sociales hoy coincide casi completamente con la continuidad de la normalidad; en otras palabras,
mientras que la rueda siga girando cada día del mismo modo, el poder no debe temer que se pongan en discusión los roles que nos impone.
Esta rueda se puede sabotear. Se le puede provocar un cortocircuito.
Si el conjunto del control, de la explotación, de la opresión dependen
considerablemente de la energía, es lógico que todas las pequeñas infraestructuras repartidas por el territorio llamen la atención a lxs rebeldes: centralitas eléctricas, cables subterráneos, transformadores, cables de fibra óptica, relés de teléfonos portátiles… Estas estructuras son tan umerosas y están tan diseminadas que el poder nunca podrá protegerlas todas eficazmente de gestos de revuelta, de sabotajes extendidos y repetidos.
Aún que la práctica del sabotaje no puede transformar sola la relación
social capitalista y autoritaria, es cierto que, mientras que la máquina siga girando, no se puede esperar ningún cuestionamiento del existente.
La omnipresencia del dominio exige una primera ruptura en el curso normal de las cosas, porque es solo gracias a esta ruptura que podemos
esperar tener un momento nuestro, un momento para reflexionar sobre donde nos encontramos y para imaginar otro mundo. Es extraño pero de algún modo hay como la intuición de que se verá más claramente en la oscuridad…
Fuente: Hors Service, n.46 octubre 2014, por Finimondo
*A principios de agosto 2014 el reactor de la central de Doel4 se detuvo. Lo ha detenido un sabotaje que tiene que ver con la turbina de vapor en la parte no-nuclear de la central. 65000 litros de aceite de la turbina han bajado hacia un deposito subterráneo destinado a recuperar el aceite en caso de incendio. Por la falta de lubrificante la turbina se ha sobre calentado y se ha parado automáticamente. El bloqueo de esta central puede provocar en el inminente invierno un black-out en Bélgica y en los pueblos de alrededor.
*Lectura extraída de la Revista Anarquista Ecologista Fenrir 5