“Cada temporada estival son decenas de miles las hectáreas arrasadas por el fuego en su mayoría de incendios forestales industriales que terminan por arrasar bosque nativo y causando a su vez un enorme daño a los ecosistemas”.
Cada año hay que lamentar las graves consecuencias de propagaciones de incendios forestales, cuya mayor gravedad vivida fue el 2017 con más de 600 mil hectáreas consumidas y buena parte de bosque nativo.
En el marco de estas catástrofes intensificadas en las temporadas estivales, ciertos agentes públicos y privados siempre buscan desviar la atención sobre los problemas de fondo, eludiendo responsabilidades civiles y penales que tienen el modelo de la industria forestal y sus empresas en estos siniestros.
Un elemento no menor a considerar, es que las características de las plantaciones forestales exóticas como el pino y eucaliptus, son de especies consideradas “pirófitas”, con un alto riesgo de combustión y propagación, intensificado por la crisis hídrica y su relación con el calentamiento global.
Los eucaliptos se llaman “árboles gasolina”, porque producen un aceite altamente inflamable (…) Alta cantidad de resinas también hay en los pinos. Ambas especies en monocultivo han contribuido a la expansión de mega incendios en Chile en medio de una enorme crisis hídrica donde también son causa principal de esa consecuencia en el centro sur del País.
La premio nacional de ciencias (2010) Dra. Mary T. Kalin Arroyo, ha puesto en reiteradas ocasiones el alerta por los riesgos que generar estas especies por ser altamente inflamables.
Respecto de la inflamabilidad de las plantaciones de eucaliptos y pino, Kalin Arroyo ha señalado que es preciso recordar que, en Australia, país originario del eucalipto y donde ha habido devastadores incendios en bosques compuestos de esos árboles, los eucaliptos se llaman “árboles gasolina”, “porque producen un aceite altamente inflamable. El aceite tiene la particularidad de reprimir la actividad en el suelo necesaria para la descomposición de la hojarasca, fomentado la acumulación de una alta cantidad de material seco que eleva el volumen de material combustible”.
Resinas también hay en los pinos. “Si bien la vegetación nativa en Chile central puede quemarse, la concentración de biomasa en las plantaciones de eucaliptos y pinos es muy alta. Esta constelación de factores conlleva incendios de alta intensidad que se propagan con una alta velocidad, dificultando su control, como hemos visto en la Región de Maule y en la del Biobío”.
La científica agrega, “Ya que las condiciones climáticas predicen una combinación de temperaturas mayores y menos precipitación en la zona central, tenemos que encontrar formas inteligentes de reducir los daños sociales y biológicos de los incendios, basadas en el principio de precaución: no negar que hay un problema y poseer la capacidad de reaccionar con rapidez usando todos las herramientas predictivas”.
También da como ejemplo: “A pesar de la experiencia acumulada en Australia, en 2009 el masivo incendio bautizado Viernes Negro quemó más de 2.000 hogares, quedando focos del fuego durante un mes. Se necesita la colaboración de todos los actores en un ambiente positivo y de confianza (…) La decisión de alejar las plantaciones forestales a más distancia de Santa Olga es un buen comienzo que podría replicarse en otras partes de Chile central, sin grandes pérdidas económicas para la industria forestal”.
También señala: “La gran masa de plantaciones se ubican en la cordillera de la Costa, donde se concentra la mayor riqueza de especies de árboles nativos y diversidad filogenética del país. Allí hay árboles en peligro de extinción como el ruíl, cuyas últimas poblaciones, lamentablemente, han sido afectadas por los incendios (…) Chile central es parte de un Hotspot Mundial de Biodiversidad. “Hay responsabilidades ineludibles”, sostiene la investigadora.
Año tras año se han realizado diversas manifestaciones en diferentes localidades de Chile en protesta al actual modelo forestal que a juicio de numerosas comunidades y organizaciones, han generado graves daños a los territorios en el centro sur de Chile, como son los mega incendios forestales, crisis hídrica, empobrecimiento, desplazamiento de población y grave daños a las economías locales, exigiendo que se ponga fin al modelo, que se termine con los monocultivos de árboles y que se liquide todo tipo de subsidio y bonificación para incentivar la introducción de más especies exóticas en terrenos de zonas rurales.
Alfredo Seguel